“No tiene mucho sentido imponer declaraciones que no se pueden sostener en la práctica”, dice la presidenta de la Comisión de Género y Feminismo, Patricia González, quien valora que el tema esté en la mesa de discusión
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl Frente Amplio aprobó en 2016 un documento que incluía a sus “valores compartidos” que la organización es antirracista y antipatriarcal. Ahora, varios militantes quieren que la coalición de izquierda dé un paso más y se defina “feminista”. La propuesta parece lejos de recoger consensos.
La idea tomó un poco de vuelo durante el Primer Encuentro Nacional de Feminismos del Frente Amplio, que tuvo lugar el sábado 29 y el domingo 30 de julio, cuando lo planteó la representante de La Comité Jenny Segovia. El tema también estuvo en la discusión de varias de las 30 mesas de debate, según informó la diaria.
Para la presidenta de la Comisión de Género y Feminismo del Frente Amplio, Patricia González, la discusión sobre declarar “feminista” a la fuerza política no es una prioridad. Resolverlo ahora sería casi una imposición en la interna, dice, y agrega que ni siquiera tiene claro que sea bueno que el partido adopte esa definición.
Las organizadoras del encuentro nacional se reunirán mañana para empezar a elaborar una síntesis de la discusión del fin de semana y presentar un documento a la Mesa Política que pueda servir de aporte a la elaboración del programa de gobierno.
A continuación, un resumen de la entrevista que González mantuvo con Búsqueda.
—¿Cuál fue el objetivo del encuentro organizado el fin de semana?
—Parte del objetivo que nos habíamos propuesto era poder juntarnos a discutir sobre el vínculo tenso que tienen la izquierda y el feminismo, asumiéndolo de esa manera. No haciendo de cuenta que el feminismo es de izquierda y punto, ni que la izquierda es feminista y punto. Partimos de que había discusiones para dar y que tenía que haber ciertas condiciones para darlas. La idea era encontrarse, que viniera gente de todo el país. Eso era importante. Esto no es un tema solo de las montevideanas intelectuales de clase media que están dando la discusión. Había gente de Tambores, de Casupá, de Tranqueras.
—¿Cuál es la tensión entre el feminismo y la izquierda?
—Tiene que ver con la acción política, cómo te contemplan las maternidades, las jornadas laborales, la militancia. En la forma de hacer política día a día, en el feminismo se milita de una forma, y en el partido, de otra. Eso es así. Esto te lo podría decir una mujer de cualquier partido: hay menos contemplación sobre las realidades de las mujeres para poder sostenerse adentro de un partido político. Esa es una cuestión de forma. Pero también hay una cuestión de contenido. Es la histórica discusión sobre la contradicción principal. Si lo importante es la contradicción capital-trabajo y es una contradicción que puede explicar todas las otras desigualdades que existen, o si hay otras desigualdades que se explican por sí solas y que van de la mano. Un planteo que hacen gran parte de las feministas de izquierda es que hay un modelo de acumulación capitalista y la constitución del modelo capitalista tiene un buen lugar en el modelo patriarcal. Entonces, son modelos que vienen de la mano. De la misma manera que la acumulación capitalista se basa en el tráfico de personas, ¿no?, sin el racismo y la colonia, vos no podés explicar la acumulación de capital europea sobre América Latina. Entonces, en vez de mirar todo eso por separado, complejicemos la mirada. Y entendamos también cómo lo ven las personas que están en esos lugares. Una cosa es que yo te lo cuente y otra cosa es que la compañera, la coordinadora de asentamientos, te explique cómo vive una mujer negra que tiene muchos hijos adentro de un asentamiento. Entonces no hablás de la pobreza como una otra cosa, escuchás a las personas desde su acumulación y desde su construcción política.
—Una de las cosas que se planteó el fin de semana es que el Frente Amplio se defina como una fuerza política feminista. ¿Está madura la discusión dentro del partido para llegar a esa definición?
—Creo que para tener la conversación, sí. La declaración de antipatriarcal y antirracista, la incorporación de eso en el estatuto hace poco, también contempló esta discusión. Somos antioligárquicos y antiimperialistas, entonces somos antipatriarcales y antirracistas en igual proporción. Creo que esa discusión está más integrada. Después, si el Frente tiene que ser o no feminista es una discusión abiertísima dentro del Frente. Es una discusión abierta también entre las compañeras. Porque a veces se hace una lectura de que los compañeros no estarían de acuerdo con ciertas cosas, pero me parece que tampoco hay un acuerdo entre las compañeras de que lo que se necesita es declararse feminista o no declararse feminista. ¿Qué sería declararte feminista? Decir “bueno, a partir de hoy…”, ¿qué? Yo quiero discutir más eso, cuáles son los límites, cuáles son las agendas y cómo vamos a militar convencidas.
—Usted menciona las definiciones de antirracista y antipatriarcal que incorporó el Frente Amplio a sus estatutos. Eso implica definirse por lo que no se es y no por lo que sí. Decir que el Frente Amplio es feminista sería distinto.
—Esa es una discusión abierta. Al estatuto le agregamos dos artículos de principios y valores generales que incorporan la lucha contra la violencia, la lucha por la igualdad, la paz. Hay un montón de conceptualización en esa discusión. Hay una primera discusión que tiene que ver con eso, con cómo incorporamos principios y valores que nos sean comunes, más allá de que vengamos de familias distintas, tengamos historias distintas y tengamos condiciones distintas. En parte la convivencia es eso, es asumir que tenemos concepciones diferentes, somos diferentes y tenemos posiciones diferentes ante las cosas y que eso hace que las discusiones sean más ricas. No sé si lo que tenemos que hacer es definirnos cada vez más. No sé si tenemos que considerar que el partido tiene que ser feminista, no lo tengo claro. No lo tengo saldado. O por lo menos no creo que sea el meollo de la discusión. Es personal. Es lo que yo pienso, no es una síntesis del encuentro. El hecho de que esté puesto sobre la mesa como parte de la discusión es mucho más valioso que si lo logramos hacer o no, porque te permite hacer reflexiones que por ahí no harías de otra manera.
—¿Cree entonces que el Frente Amplio no debe definirse como feminista?
—Creo que no es el meollo de la discusión.
—¿Pero sería un desenlace deseable o no de esa discusión?
—No sé. Si es solo eso, me parece que no. Si es solo una declaración, es poco. Tenemos una agenda con 30 temas surgidos de la discusión del fin de semana: cómo incorporás la educación sexual integral, cómo incorporás la paridad, cómo incorporás la paridad sobre las listas, cómo discutís la paternidad, cómo discutís la matriz de protección. Si el resultado de todo es una declaración, me parece poco, se queda corto. Si en realidad lo que nosotros proponemos es tener la discusión y el debate, me encanta. Me dispongo mucho más a discutir, porque en ese discutir uno piensa y procesa y llega a otras conclusiones nuevas. Construir colectivamente es eso; no tiene mucho sentido imponer declaraciones que no se pueden sostener en la práctica o que la gente no puede defender.
—¿El Frente Amplio no podría defender esa definición si hoy se declara feminista?
—¿El Frente es quién? Porque creo que mucha gente sí, pero otra no.
—Si el Frente Amplio agrega a su estatuto que además de antipatriarcal es feminista, ¿sería bueno?
—Si eso fue parte de un proceso político en el que todos lo discutimos y nos convencimos, me encanta. Ese día me voy a sentir que estamos en la gloria. Pero me parece que ahora estamos en un proceso de discusión. Hoy es imponerlo. No porque crea que hay una gran resistencia, sino porque creo que no tenemos síntesis sobre eso. Pero la discusión está sobre la mesa. Bienvenida la discusión. Podés declararte feminista con un mal proceso y que eso sea un mal resultado, o podés declararte feminista con un proceso maravilloso y que sea un resultado alentador. Depende mucho de los procesos y del trabajo político que se haga.
—¿Tendrían que ponerse de acuerdo en qué es feminismo? ¿O está clara la definición?
—Creo que sobre los feminismos tenemos que discutir. Creo que estuvo puesto arriba de la mesa en el encuentro que tiene que haber una propuesta transfeminista. Por supuesto que nosotros no queremos construir un feminismo trans excluyente. Está sobre la mesa que no queremos construir un feminismo blanco, liberal, hegemónico; tampoco un feminismo abolicionista. ¿Quiere decir que ninguna persona que piense otra cosa puede integrarse a ningún espacio? Bueno, no. Quiere decir que en principio queremos construir una línea hegemónica que vaya en ese sentido. Porque son discusiones todavía abiertas. Hay personas abolicionistas (del trabajo sexual) que quieren votar al Frente Amplio.
Te digo una cosa, yo quiero discutir también el punitivismo feminista y si la respuesta es la cancelación; o si la respuesta es el debate, la discusión y el intento de integración y de transformación social de un feminismo del 99%. Hay posiciones distintas sobre eso. Hay quienes consideran que hay que hacer un feminismo para el 99%, donde los varones tengan un rol también activo en la discusión del feminismo, y hay quienes consideran que la discusión del feminismo es solo para las mujeres. Son posiciones con argumentos sólidos. ¿Se va a saldar eso? Creo que no. Creo que tensiona y que esas tensiones adentro permiten y habilitan movimientos.
—¿Por ejemplo?
—El tema del trabajo sexual. Si las compañeras trabajadoras sexuales, frenteamplistas, feministas, militantes del partido, de izquierda, vienen a discutir con nosotras sus discusiones de trabajo, sus condiciones de vida y por qué sienten que el Frente Amplio no las integra en esas discusiones, bueno, el posicionamiento como persona de izquierda siempre va a ser del lado de las trabajadoras, ¿no? Ahí tendríamos algunas cosas medianamente claras, aun cuando algunas pensemos en la teoría que no debería existir el trabajo sexual, o el trabajo doméstico, o el trabajo en un supermercado. Una está del lado de los trabajadores porque entiende que hay una posición contrapuesta entre el capital y el trabajo. Esos son debates que también para adentro de los feminismos de izquierda están interesantes y sobre los que tampoco tenemos una síntesis.
—¿Es posible esa síntesis?
—El viernes tenemos la primera evaluación y vamos a trabajar un primer documento de las ideas centrales que salen de las 30 mesas. Y ahí hay un tejido que es un poco más caótico de lo que se espera. Van a pasar cosas distintas, se van a tomar desde distintos lados, se van a hacer planteos distintos sobre las jerarquías de los temas. Por ejemplo, hoy estamos discutiendo si el Frente tiene que declararse feminista por la síntesis que leyeron las compañeras de La Comité de su propuesta, de su planteamiento político. Y después así va a haber movimientos y cada compañera va a hacer planteos y jerarquizar desde lugares distintos. No sé si lo que tenemos que hacer es una síntesis, pero sí de cara a la discusión del programa de gobierno queremos plantear estos temas, de cara al proceso electoral queremos discutir estas cosas. Capaz que hay que elegir y decir “bueno, cuáles son las batallas que vamos a querer dar en el proceso juntas” y después habrá muchas corrientes y movimientos que nos irán moviendo de lugar.
—¿El calendario electoral les va a marcar la necesidad de sintetizar esa discusión?
—El programa ya tiene una reflexión feminista superinteresante. De hecho, la perspectiva de género es uno de los ejes integradores de las bases programáticas. La discusión del programa empieza y seguramente el proceso que tuvimos el fin de semana va a poner sobre la mesa temas que no estuvieron cuando se redactó el borrador. La tónica es hacer aportes.
—Entonces la idea del feminismo frenteamplista es que se incorporen cosas a las bases programática.
—Creo que sí. De este primer documento que hagamos para la Mesa Política sobre nuestras preocupaciones, seguramente pasen al debate sobre el programa.
—¿Es posible que en la síntesis que hagan se sugiera que el Frente Amplio tiene que declararse feminista?
—Todo es posible.
—¿Qué haría usted en ese caso?
—Yo tengo una forma de hacer las cosas que es colectiva. Si tenemos síntesis de que ese es el camino, voy a ir con la síntesis colectiva que construyamos. A veces me preocupa en términos tácticos proponerse objetivos que son fáciles de conseguir, porque se termina ahí. Bueno, ta, somos feministas. Ya está. ¿Qué viene después? ¿Cuál es el próximo movimiento?
—¿Puede haber un candidato hombre en un partido que se define feminista?
—Hablamos antes un poco de las lógicas dentro del feminismo. Hablábamos del feminismo del 99%, del lugar que unos y otros consideramos sobre el lugar de los varones dentro del planteo del feminismo. Creo que hay un planteo de acuerdo, de síntesis, que tiene que haber más mujeres, pero no escuché que no debiera haber hombres. Si en términos estratégicos es más estratégico que encabece una mujer, o si es lo mismo que encabece un hombre o una mujer, sobre eso hay posiciones distintas. Dentro del Frente hay posiciones diferentes. Creo que son válidos todos los análisis en ese sentido.