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    Presidente del Inac advierte situación “mala” y “desfavorable” de los frigoríficos, que reciben el impacto del coronavirus

    Redactor Agro de Búsqueda

    “Es una situación muy difícil para la gestión estratégica de las plantas de faena”, señaló a Búsqueda el presidente del Instituto Nacional de Carnes (Inac), Federico Stanham, en alusión al contexto de menor oferta de vacunos, de caída de la demanda de carne en China, que es el principal mercado para ese producto uruguayo, y de acumulación de años complicados para los frigoríficos por el incremento del costo de la materia prima.

    Las empresas de la industria frigorífica “van a cerrar con una situación mala y desfavorable”, adelantó el titular de ese organismo respecto a los resultados de los balances financieros del sector.

    Consultado sobre la posibilidad de que algunas empresas frigoríficas queden en el camino, Stanham consideró que “en un escenario de materia prima acotada sería un decantamiento natural, que debería ajustarse la capacidad de faena al ganado disponible”.

    “Hoy para cualquier empresario de la industria frigorífica es un gran desafío mirar hacia adelante en el 2020 y el 2021 sin considerar el impacto del coronavirus y de China”, enfatizó.

    A continuación un resumen de la entrevista.

    ¿Cuál es la situación del mercado chino, que es el principal destino de la carne uruguaya?

    —La situación actual es de incertidumbre, porque el mercado chino se está reacomodando, por dos elementos que se sumaron. Uno es el ajuste que China hace a fines de noviembre a un alza de precios más allá de lo que ese mercado estuvo dispuesto a tolerar. También hubo una concentración de volúmenes comprados y llegados a ese país por encima de lo que estaba en condiciones de absorber.

    A eso se sumó una sociedad paralizada por la problemática del coronavirus. La incertidumbre pasa por saber cuándo el mercado vuelve a ser normal.

    Está claro que bajaron los precios, los volúmenes embarcados, y que hay un volumen en viaje a China al que le va a llevar tiempo que sea absorbido por el mercado. Entonces, cuándo y de qué manera en término de precios y volumen estaremos en un mercado normal es lo que no sabemos.

    ¿El Inac tiene información concreta que indique un corte de los negocios de exportación de carne a China y que no hay nuevas compras desde ese país?

    —Compras nuevas hay porque de hecho se está embarcando carne para ese mercado.

    Si comparamos los niveles de embarques respecto a noviembre, hoy se está embarcando un 40% de eso. Pero ese mes fue pico de exportaciones. Mientras que, si lo comparamos con setiembre u octubre, entonces vemos que hoy se embarca un 60% respecto al nivel de esos meses.

    ¿Cómo impacta esa situación en los frigoríficos exportadores?

    —El monitoreo de las empresas es bastante tardío respecto a lo que pasa porque analizamos los balances e información de costos. No analizamos información de caja puntual, entonces tampoco tenemos una medida de eso.

    Pero en esto me parece importante separar las cosas. Si tomamos dos indicadores del Inac, el novillo tipo y la relación hacienda-exportación, hay realidades distintas. No quiero decir cuál es el bueno y cuál es el malo. Pero el promedio de largo plazo del novillo tipo es más o menos una relación de 75% para el valor de la hacienda y de 25% para el valor agregado industrial (que incluye costos y beneficios). A lo largo de 2018 y 2019 ese indicador fue desfavorable para la industria, entre 80% hacienda y 20% valor industrial, e incluso por debajo de 20%.

    Y relación hacienda-exportación si vemos lo que pasó con el novillo en 15 años el valor promedio es de 0,92, y desde mayo de 2018 y en todo 2019 fue todas las semanas por arriba, incluso en 1 o encima de 1. Eso quiere decir que, si el ingreso medio de exportación de carne vacuna estaba a US$ 4.000 la tonelada, entonces el precio del novillo estaba a US$ 4,20 o US$ 4,30.

    Esos dos indicadores vienen desfavorables para la industria desde hace prácticamente dos años de manera ininterrumpida.

    A lo largo del año esos dos indicadores oscilan. En la zafra, o sea terminando el verano, otoño y el principio del invierno, la relación hacienda-exportación se hace cada vez más favorable a la industria, al igual que el valor del novillo tipo, y promediando el invierno y entrando a la primavera tenemos la postzafra, donde se da a la inversa y el indicador es favorable al productor.

    Lo que está pasando en China no lo podemos medir todavía. Cuando se mida esto hay que mirarlo en ese contexto, de una situación que viene desfavorable para la industria, que no quiere decir que no lo puedan soportar por un tiempo, de hecho lo vienen soportando hasta ahora, pero no es para siempre.

    En algún momento tiene que darse que la industria tenga resultados favorables para recomponer las pérdidas y seguir invirtiendo.

    Dejando de lado el problema actual de China, ¿qué indica el monitoreo financiero del Inac, en la industria frigorífica, que cerró el balance en setiembre pasado?

    —Lo normal es que a mediados de año tenemos toda la información porque se necesitan verificar datos, a veces demoran y tenemos cierres parciales, que muchas veces no incluyen a todas las empresas porque alguna se puede atrasar.

    Pero lo que están dando las tendencias es que, efectivamente, como comentaba al principio respecto a esos dos indicadores que son una medida indirecta del resultado de las empresas, van a cerrar con una situación mala y desfavorable. El 30 de junio de 2019 las empresas en general tuvieron un ejercicio de pérdida.

    Hay frigoríficos que están parados, lo que podría indicar la decisión empresarial de parar sus actividades antes de seguir en una actividad que genera pérdidas. ¿Hay señales que pueden indicar que en los próximos meses esa situación se agudice?

    —Es muy difícil, porque cada empresa tiene una estrategia individual. Uno tiende a pensar que toda la industria frigorífica actúa de manera coordinada en todos los aspectos. Y no es así, hay competencia entre todas las empresas. Y esto uno lo dice y la gente piensa: está mintiendo el presidente de Inac.

    El relato más común es que todos los frigoríficos actúan de manera coordinada.

    Y sobre todo cuando hay situaciones complejas, como estas, es cuando se ven las estrategias individuales de las empresas respecto a varias cosas. Pero una de las más características de cualquier agroindustria se refiere a cómo se asegura de materia prima para su modelo de negocios, que le ofrezca predictibilidad en la calidad y en los precios. Las estrategias son bien distintas, algunas hacen acuerdos con corrales de engorde, con productores que terminan el ganado a pasto, otras no lo hacen así.

    Hay diferencias en el modelo exportador porque, si bien hay una alta concentración en China, se ven situaciones diferentes. Hay empresas que ante la gran demanda china decidieron derivar la carne que iba a la Unión Europea (UE), a Estados Unidos, a Rusia y a Chile. Y en ese dirigir la carne hacia China, hay empresas que mantuvieron más su posición en otros mercados.

    Hay empresas que pueden decidir parar, pero la decisión de parar significa un trauma inmenso, porque primero deben mantener los costos fijos y después se tienen que hacer cargo frente a sus clientes, lo que también incluye a sus proveedores.

    Lo que pasó es que en 2018 las empresas bancaron la zafra pensando en que la situación se iba a revertir, pero no se revirtió más. Hoy para cualquier empresario de la industria frigorífica es un gran desafío mirar hacia adelante en el 2020 y el 2021 sin considerar el impacto del coronavirus y de China, sabiendo que seguimos con una menor oferta de vacunos para faena.

    La faena bajó 5% en 2019, respecto a 2018, y es probable que baje en 2020 y que empiece a recuperarse en 2021.

    Federico Stanham

    ¿Es probable que algunas empresas del sector queden en el camino?

    —Hay una lógica de que hay una capacidad de faena ociosa en Uruguay. Y en un escenario de materia prima acotada sería un decantamiento natural, que debería ajustarse la capacidad de faena al ganado disponible.

    Hay algunos empresarios que aguantan porque dicen “esto es mi vida”, y otros dirán “ya no, tendré que invertir en otro lado”.

    Considerando las regiones del mundo con potencial para crecer en producción de carne y con perspectivas de aumento de la demanda en Asia, están en un negocio con potencial y están en un momento complicado. Entonces, piensan en tratar de permanecer lo más que se pueda, hay gente que está dispuesta a permanecer mucho tiempo perdiendo dinero, encontrando combinaciones de decisiones empresariales que a veces ganan un poco, y otras empresas que tiran la toalla y no están dispuestas a seguir.

    En ese juego estamos hoy en Uruguay. Es una situación muy difícil para la gestión estratégica de las plantas de faena, pero sabiendo que hay oportunidades.

    Entonces no es correcto pensar que si se quedan es porque están ganado plata, porque los balances están dando pérdidas. Están perdiendo dinero y están yendo contra su patrimonio para sostener esta situación.

    ¿Qué destaca de los objetivos alcanzados en Inac y qué asuntos quedaron pendientes?

    —De las cosas más importantes que no se ven, y que rinden fruto a largo plazo el haberlo logrado, destacaría el imponer al Inac una visión de abrirse mucho más a todos los centros de decisión, de gestión y de poder relacionados con la carne, para interactuar y apoyarlos más en términos de análisis de los problemas, en los recursos financieros, porque el complejo cárnico precisa una atención muy dinámica.

    Parece un sinsentido decirlo pero con el propio Ministerio de Ganadería el nivel de interacción que tiene que tener el Inac en lo político y lo técnico es altísimo.

    Sin embargo, estábamos en una situación en que no había una fuerte interacción, de confianza y de sumar esfuerzos en función de los objetivos. Eso que se logró debería ser permanente e institucionalizado.