Para la producción agrícola uruguaya, un año que empezó mal —por la caída del volumen cosechado de soja, que fue el mínimo histórico con 1.214 kilos por hectárea— podría tener un buen final.
Para la producción agrícola uruguaya, un año que empezó mal —por la caída del volumen cosechado de soja, que fue el mínimo histórico con 1.214 kilos por hectárea— podría tener un buen final.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas expectativas positivas vienen por el lado de los cultivos de trigo y de cebada, que muestran un estado alentador y un potencial que puede estar cercano a un nuevo récord en cuanto a la cantidad de kilos de grano a cosechar entre noviembre y diciembre, según técnicos y productores del sector.
Eso podría llegar a compensar, aunque sea en parte, las pérdidas que dejó el bajón sojero. Es algo que hay que valorar en su justa medida, ya que la soja es el principal cultivo de Uruguay, con algo más de un millón de hectáreas, y la siembra de invierno, entre trigo y cebada, ocupa 460.000 hectáreas.
Los trigales se distribuyen en campos de los departamentos de Colonia (24%), Soriano (23%), Paysandú (18%), Río Negro (11%) y San José (10%), entre otros.
“Estoy muy contento con el estado de los cultivos, tanto de cebada como de trigo, que hasta el momento han tenido pocas limitantes para que puedan expresar su potencial”, dijo a Búsqueda el presidente de la Asociación Rural de Soriano, Jorge Andrés Rodríguez. Acotó que las plantaciones de colza “están muy lindas y con un buen desarrollo, como hacía tiempo no sucedía”. El área sembrada de colza creció en los últimos años y en 2018 llegó a 53.000 hectáreas.
Respecto a factores climáticos, ese productor indicó que hubo algunos “problemas puntuales con ciertas heladas” en la zona de Mercedes y otras localidades cercanas. En los próximos 15 días se define el resultado final de la cosecha de esos cultivos, por lo que los productores esperan que no se registren fenómenos bruscos del clima que puedan determinar algún problema inesperado.
Como un “efecto rebote” de lo que fue el desastre de la cosecha de soja, las empresas “les pusieron todas las fichas a los cultivos de invierno, se acabó la semilla de trigo y se sembró toda el área de cebada”, destacó Rodríguez.
Para algunos empresarios, más que el aporte para reducir las pérdidas económicas de la producción de soja eso puede tener un envión anímico.
Valoraron que hubo un impulso “importante” de la ganadería en esta zafra porque los productores “le encontraron la vuelta” para apostar fuerte a la sinergia entre granos y vacunos.
“Venimos preparados para un récord, nos podemos arrimar a los 4.000 kilos”, vaticinó el técnico y asesor privado Esteban Hoffman el viernes 19 en Radio Rural, en alusión a los cultivos de trigo y cebada.
Sobre el cultivo de cebada, el gerente agronómico de Maltería Uruguay, Diego Caponi, comentó a Búsqueda que “el potencial que se ve y la biomasa generada apunta a los 4.000 kilos y a más también”.
En chacras ubicadas “en el litoral sur hay cultivos que están para dar 5.000 y hasta 6.000 kilos” por hectárea, señaló.
Dijo que “esos 4.000 kilos por hectárea podrían haberse alcanzado si no se hubiese dado la situación de vaneo en espigas”.
Eso se refiere a la “mortandad de los granos de polen que genera una esterilidad en las flores”, derivada de un “pico de temperatura” alta en el momento de la floración, explicó. Hacia fines de setiembre en el litoral norte se registró una temperatura de 31 grados centígrados, planteó el técnico basándose en datos meteorológicos de la Estación Experimental Mario Cassinoni de la Facultad de Agronomía, ubicada en Paysandú.
Consideró que al observar un cultivo “con la biomasa, las hojas y las espigas uno tiende a pensar que puede llegar a dar 4.000 kilos, pero al contar la cantidad de granos por espiga se puede comprobar que no todos los granos crecieron, algunos quedaron vanos”.
Maltería Uruguay pertenece a la empresa multinacional Ambev y abarca un área de siembra de 109.000 hectáreas de cebada.
La estimación de cosecha de esa empresa es de 3.200 kilos por hectárea, lo que es un “promedio alto”, considerando que el año anterior el rendimiento “no llegó a los 2.500 kilos”, dijo.
El mejor año fue 2015, cuando los productores cosecharon 3.700 kilos por hectárea en las chacras vinculadas a esa firma. Los registros de Diea muestran que en ese año el promedio nacional fue de 3.840 kilos, que sobre una superficie sembrada de 93.000 hectáreas resultó en un volumen de producción de 355.000 toneladas.
En cuanto al resultado para el productor en 2018, Caponi señaló que “si los potenciales de rendimiento se consolidan en zonas del litoral sur, con 3.200 a 3.500 kilos llegan a un punto de inflexión bueno”.
Hasta el momento la empresa fijó el precio para unas 126.000 toneladas de cebada a US$ 206 por tonelada. Ese valor “es atractivo porque el año pasado fue de US$ 172”, un 21% inferior, opinó Caponi y acotó que “el productor tiene la opción de seguir fijando buenos precios”.
Desde el punto de vista de la generación local de cebada, para el gerente agronómico de Ambev “hoy el negocio cambió”.
“Somos mucho más competitivos, porque buscábamos la autosuficiencia que se logró a partir de 2016 y continuó en los años siguientes”, valoró. Eso implica contar con el volumen necesario de cebada para operar las dos plantas de la empresa, que están en Paysandú y en Nueva Palmira, y no tener que importar ese grano de Argentina y de Europa.
“Hoy la cebada uruguaya es muy competitiva inclusive en precio respecto a la argentina y a la europea”, advirtió.
Una decena de productores de gran escala, con más de 1.000 hectáreas, trabajan directamente con esa maltería además de distribuidores de cebada y cooperativas, que en total representan unos 700 agricultores que siembran para esa compañía.
La producción de cebada se concentra en los departamentos de Soriano (30%), Colonia (24%), Paysandú (17%) y el resto se reparte en Flores y Río Negro, entre otros de menor participación, según datos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea).
Las exportaciones de cebada de Maltería Uruguay tienen como destino en 60% a Brasil y 40% a otros mercados como Paraguay, Bolivia y países de Centroamérica.
Con el objetivo de cubrir el abastecimiento del mercado local esa firma destina unas 12.000 toneladas de malta que comprenden 15% de su producción total.
Los cambios en los hábitos de consumo favorecieron a la producción de cebada, debido al incremento en la demanda de cervezas en el mercado local. La venta de cervezas presupuestada por la firma Fábricas Nacionales de Cerveza (Ambev) está en 1.060.000 hectolitros para 2018, lo que es un volumen “prácticamente igual” en comparación a los años recientes, comentó Caponi.