Así, los principales líderes de la oposición que aspiran a ser candidatos a presidente en 2014 intensificaron su pugna por transformarse en la contracara del gobierno y de un presidente que, pese a varios problemas, mantiene un alto porcentaje de aprobación de la ciudadanía. En paralelo, ya se comenzó a advertir un “ajuste” o “viraje” del posicionamiento de Larrañaga, que pasó de una “oposición constructiva” a una gradual “toma de distancia” respecto de José Mujica, en la medida de que no puede quedarse “de brazos cruzados” ante las escasas respuestas del Poder Ejecutivo a temas en los que impulsó acuerdos, coincidieron los politólogos Adolfo Garcé, Daniel Chasquetti y Eduardo Bottinelli, consultados por Búsqueda.
En tanto, Garcé opinó que la entrega de firmas “precipitó el cambio de estrategia de Larrañaga, de la cooperación con Mujica y el discurso de la oposición constructiva a una mayor distancia respecto al gobierno y al Frente Amplio”.
En las últimas semanas, Larrañaga intensificó sus críticas al gobierno, tanto mediante la red social Twitter como en los medios de comunicación. El lunes 21, el líder de Alianza Nacional quitó su respaldo al ministro del Interior, Eduardo Bonomi. Es que en momentos en que la seguridad es de los temas que más preocupan a la opinión pública, el senador aseguró que la realidad cambió y que “ahora Bonomi es el responsable de una mala gestión”, según publicó “Últimas Noticias”.
En enero, Larrañaga había dicho al presidente Mujica que Bonomi era “el mejor ministro del Interior del Frente Amplio”, algo que le valió críticas dentro y fuera del Partido Nacional.
Según dijeron a Búsqueda fuentes de su sector, la estrategia de “tender puentes” sigue vigente, pero ante el incumplimiento del gobierno en los temas en los que impulsó acuerdos, por ejemplo la educación, debe “rever” algunos aspectos.
Bottinelli aseguró que “Larrañaga quedó bien posicionado en la opinión pública al ser el referente de la oposición frente al gobierno”, pero “en la mayoría de los apoyos que dio al gobierno no obtuvo la respuesta que esperaba, por acción u omisión del gobierno” y por lo tanto “no puede quedar de brazos cruzados si el gobierno no responde a lo que él esperaba”.
“El cambio producido en los últimos tiempos puede deberse a dos temas: el primero es el cansancio de Larrañaga con el gobierno; el segundo, marcar su perfil desde la oposición, buscando remarcar su papel de diálogo, pero en un perfil más hacia el centro del espectro político”, consideró.
Las fuentes de Alianza Nacional indicaron que perciben que la estrategia de Bordaberry es “pegarle todo el tiempo a Larrañaga” y “encorsetarlo en la izquierda” para “monopolizar el espacio de oposición”, pero que mantienen la “certeza” de que existe un “electorado de centro” que será fundamental para tener éxito en las próximas elecciones.
“Todo al mismo tiempo”.
La idea de que Bordaberry se transformara en el último tiempo en un “personaje gravitante” de la política nacional es compartida, según las consultas realizadas.
El líder colorado ha aprendido a utilizar a su favor “los medios electrónicos” para desde allí impulsar propuestas, posicionarse y hasta ocuparse de otras tiendas políticas. Un ejemplo se produjo la semana pasada, cuando primero en la red social Twitter y luego en una entrevista con “El País” afirmó que prefiere a Mónica Xavier para ganar la presidencia del Frente Amplio.
Chasquetti opinó que la estrategia del líder colorado está centrada en “ser el otro, que el diálogo sea de dos, que los demás no existan”. “En la medida en que la gente lo empiece a percibir como el único, lo va a transformar en el desafiante natural. Esto en definitiva es resolver la interna del bloque tradicional en favor de él. Pero no creo que tenga una intención decidida de llevarlo a la derecha, porque en realidad no todas las opiniones de Bordaberry son de derecha”, apuntó.
A juicio de Garcé, Bordaberry “se ha vuelto una figura extraordinariamente gravitante en el escenario político”. “Su estrategia es una reedición de la que tan exitosamente usó Vázquez desde 1996 hasta que ganó la elección en 2004. Se compone de dos elementos: por un lado, oposición frontal al FA, por el otro, moderación programática y búsqueda de centro. Todo al mismo tiempo”, opinó.
El politólogo agregó que “nada le permitió posicionarse más claramente como alternativa que la cuestión de la seguridad”, mientras que “la moderación programática la construye tiñendo todo lo posible al Partido Colorado de batllismo”.
“Administrativo”.
Unidad Nacional también forma parte del escenario, aunque se encuentra en una etapa diferente, en la medida en que debe seleccionar quién será su próximo candidato a la Presidencia tras el retiro del exjefe de Estado Luis Alberto Lacalle.
Chasquetti sostuvo que el proceso iniciado por ese sector del Partido Nacional —por el cual esperan definir a fin de año quién será el candidato— está siendo “muy administrativo”. “Los candidatos no se deciden, nacen, crecen. No le piden permiso a nadie. En los partidos tradicionales es claro que se gana con votos y hay que hacer apuestas. Este proceso es producto de que no hay ningún candidato que por si solo concite opinión”, argumentó.
El senador Luis Alberto Heber y la diputada Ana Lía Piñeyrúa son quienes con más decisión han anunciado que aspiran a ser candidatos. También el senador Francisco Gallinal y el diputado José Carlos Cardoso han demostrado su interés, al tiempo que el diputado Luis Lacalle Pou no descarta presentarse.
“Todavía está abierta la puerta para que surja alguien que tenga la valentía y el coraje, la ambición para salir y ser el candidato”, aseguró Chasquetti.
Bottinelli, por su parte, consideró que “Unidad Nacional debería dilucidar su interna no más allá de fin de año o comienzos del 2013, para tener un candidato que los represente desde el comienzo de la campaña electoral, que seguramente empiece tenuemente en marzo o abril del próximo año”.
“También es verdad que no es tarea sencilla encontrar el candidato que nuclee y sea apoyado por todo el sector, que a su vez no sea una figura desgastada o que se desgaste fácilmente en un año de campaña”, reflexionó.
“Agregó pimienta”.
En paralelo a esta “competencia” en la oposición, en estas semanas “condimentó” el escenario político la elección interna del Frente Amplio, que se realizará el domingo 27. Allí se definirá su nuevo presidente y también la correlación de fuerzas en el Plenario Nacional.
Según Garcé, la elección del Frente Amplio “agregó pimienta” al momento, porque “nada rinde más entre los electores frenteamplistas que confrontar con colorados y blancos”. “Algunas declaraciones fuertes de este mes (pienso en algunas de las realizadas por la senadora Lucía Topolansky) podrían explicarse en ese marco”, afirmó.
“El Frente Amplio se juega simbólicamente su capacidad de movilización, pero además se juega la composición interna de la fuerza política que dará una correlación de fuerzas para el Plenario”, explicó Bottinelli, por lo que consideró que es una instancia “bastante peligrosa para el propio Frente Amplio”. Esto “puede ser aprovechado por la oposición pero hay que ver si puede y cómo”, advirtió.
Chasquetti, por su parte, pronosticó que el resultado de la elección debería reproducir la situación de las anteriores elecciones internas. Esto significaría que la presidencia la disputen el candidato del Movimiento de Participación Popular (MPP) —el senador Ernesto Agazzi— y el apoyado por el astorismo —la senadora Mónica Xavier—. Los otros dos candidatos son Enrique Rubio (Vertiente Artiguista) y Juan Castillo (Partido Comunista).
“Si gana Xavier, daría un contrapeso al gobierno de Mujica —analizó—. Si gana Agazzi, se podrá generar una sobredimensión del poder del MPP y hasta puede ser tenido en cuenta para las decisiones que el sector tome en la próxima elección, por ejemplo de abrir una interna dentro del Frente Amplio con un candidato que compita con Tabaré Vázquez. En cambio, si gana Enrique Rubio (Vertiente Artiguista) sería una novedad, porque el polo tercerista en la elección pasada consiguió el 8% de los votos”.
