Todavía en recuperación de una enfermedad pulmonar que lo tiene alejado de su banca en el Senado desde el inicio del 2020, Danilo Astori redujo al mínimo las salidas e interacciones cara a cara. Pero la reclusión no implicó abandonar la política.
Todavía en recuperación de una enfermedad pulmonar que lo tiene alejado de su banca en el Senado desde el inicio del 2020, Danilo Astori redujo al mínimo las salidas e interacciones cara a cara. Pero la reclusión no implicó abandonar la política.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl exvicepresidente y exministro de Economía dice que tiene en el horizonte varias peleas para dar. Sabe que la reforma de la seguridad social provocará un debate interno en el Frente Amplio y aspira a que sus posturas, más moderadas que la de sectores como el Partido Comunista, sean adoptadas por el resto. Y si no sucede, la disidencia no será el camino: se “encuadrará” en lo que resuelva la mayoría.
La política de alianzas en el Frente Amplio también demandará su atención. Astori trabaja en la reconstrucción del espacio seregnista dentro de la coalición, aunque cree que es demasiado pronto para hablar de temas electorales. De hecho, dijo que no está resuelto si tendrán candidato propio o acompañarán a Yamandú Orsi o Carolina Cosse, figuras ya instaladas.
Esas peleas tienen como telón de fondo una situación económica que le preocupa. El gobierno, según Astori, tiene una concepción liberal que fomenta la acumulación de riqueza por parte de unos pocos, mientras que aumenta la exclusión.
“Derrame de la riqueza nunca hubo en el Uruguay”, subraya.
A continuación, un resumen de la entrevista telefónica que Astori mantuvo Búsqueda.
—En una entrevista con En perspectiva usted dijo: “Mientras que hay un pequeño grupo de la población que está recibiendo riquezas y ganancias muy importantes, hay una inmensa mayoría que la está pasando muy mal”. ¿Qué hizo o dejó de hacer el gobierno para que ese sea el desenlace según su lectura?
—Creo que la visión del gobierno supone una actuación que tiende a la no inclusión, o a la negación de la inclusión, por proponer una política económica que concentra mucho los ingresos en una parte reducida de la población. Si lo ponemos en números, los números son muy claros. Por un lado, si acumulamos el crecimiento que hubo el año pasado a partir del efecto rebote del 2020, que tuvo una caída muy importante, y luego agregamos las proyecciones de crecimiento que ha hecho el gobierno para todo el período, llegamos a casi un 9%. Repito: son estimaciones del gobierno, proyecciones del gobierno y los datos que conocemos del 2020 y 2021. Y ese porcentaje de crecimiento, dadas las buenas actuaciones que han tenido las agroindustrias en el mercado internacional, con precios excepcionales, significa una riqueza acumulada de unos US$ 5.000 millones aproximadamente. Y eso hay que compararlo con la meta de mantener el salario real que ha puesto también el gobierno. Si nosotros comparamos una acumulación de riqueza de unos US$ 5.000 millones —algo más incluso—, con el mantenimiento de los salarios reales durante el período, vemos que hay una enorme diferencia entre lo que podría ser una política inclusiva y lo que es una política de concentración del ingreso y de la riqueza.
Que conste que no estoy acusando al gobierno de hacer esto a propósito, esto es, con un objetivo buscado; simplemente tenemos un gobierno con una visión que significa, entre otras cosas, darle una preponderancia especial al sector privado. El presidente lo dijo casi al principio de su mandato, cuando identificaba a quienes lideran el proceso económico y de crecimiento del país, él los llamó los malla oro, se estaba refiriendo a quienes, precisamente, han concentrado el ingreso y las posibilidades de acumular riqueza. A eso conduce el tipo de visión que tiene el gobierno, con la cual discrepamos totalmente, y que es apoyada en una concepción liberal, por supuesto. Es una concepción liberal que conduce a la falta de derrame. Derrame de la riqueza nunca hubo en el Uruguay. Y yo diría que en el mundo es muy raro encontrar opciones en que el derrame de la riqueza que se concentra favorezca a los que están peor ubicados en cuanto a la distribución del ingreso y la riqueza.
—¿Le parece que es un gobierno liberal, siendo una coalición diversa?
—Claro. Pero este comentario que he hecho sobre la falta de inclusión y sobre la concentración del ingreso, al menos, por lo que se sabe, en sus grandes líneas es compartida por todos los partidos que integran la coalición del gobierno. No he visto a nadie del gobierno que salga a criticar la concentración del ingreso a que lleva esta política económica; en cambio, veo que en las líneas más conectadas con la falta de inclusión están de acuerdo todos los partidos del gobierno. Naturalmente, hay también discrepancias sobre algunos puntos en particular, pero no sobre el efecto global que produce la concentración del ingreso y la riqueza.
—¿Tenía margen el gobierno para hacer algo distinto, dada la situación económica que recibió y la pandemia que estalló casi enseguida después de que asumió?
—Es que comparten otra visión. El gobierno se inicia con un grave golpe que es la pandemia, sin duda. Desde el punto de vista de las posibilidades de conducción del país establece límites muy importantes. Justamente, respecto a ese tema, el gobierno actuó en general bien y definió una línea correcta de acción, en particular diseñando un muy buen plan de vacunación que jugó un papel importantísimo. Eso hay que reconocerlo. Pero, superado eso, no hizo nada para obtener lo contrario en materia de inclusión. Al contrario, puso en práctica una visión concentradora, sobre la cual hay una larga y rica experiencia mundial. Este tipo de visión, que llamé liberal, conduce necesariamente a una concentración importante del ingreso y la riqueza. Y eso el gobierno lo practicó por convicción, porque cree en esa visión y en ese esquema de política económica, que conduce además a un deterioro de la acción del sector público, poniendo el acento siempre en el sector privado y no atendiendo al equilibrio que debe haber entre las acciones del sector público y el privado. Podemos analizar el deterioro del servicio público desde varios puntos de vista. En salud, por ejemplo, hay insuficiencia de medicamentos por la forma en que ha sido tratada ASSE de manera presupuestal. En educación hemos tenido, durante este período de gobierno, un ausentismo escolar muy importante y una repetición que creció respecto al gobierno anterior. En vivienda ha habido compromisos que están lejos de cumplirse y hoy se trabaja con metas inferiores a las que se había comprometido el gobierno. En seguridad lo único que hace es compararse con la gestión del Frente Amplio y la verdad es que los resultados no solo no progresan, sino que hemos tenido un incremento importante de los homicidios, que resulta tan preocupante como la situación de la población carcelaria. En fin, cuando digo liberal me estoy refiriendo a una visión que concentra, no incluye —al contrario, va en el sentido contrario de la inclusión— y deteriora servicios públicos fundamentales como los que acabo de detallar.
—El Frente Amplio deberá dar una posición sobre la reforma de la seguridad social. En la entrevista con En perspectiva usted insistió en que es clave que el oficialismo se defina primero. ¿Por qué? ¿Qué le cambia al Frente Amplio?
—Porque cambia la discusión. No es lo mismo discutir con un partido que en su conjunto propone un camino o un sendero para atacar este tema tan importante que discutir con una coalición de partidos donde hay matices, y a veces un poco más de matices, que hacen que cambie el foco de la discusión. Todos tenemos que estar de acuerdo en que más que seguridad social tenemos que hablar de prevención social, porque es una parte de la seguridad social, importante pero no la única. Entonces, una cosa es discutir con estos enfoques soluciones que pueden ser iguales o distintas y otra cosa es discutirlas con una coalición de gobierno que, a su vez, tiene diferencias internas. Obliga a modificar argumentaciones y el análisis.
—Hay un anteproyecto con artículos concretos. ¿El Frente Amplio no tiene que fijar posición sobre eso?
—El Frente va a tomar posición, seguramente, cuando sepa cuál es la posición del gobierno. Lo que el presidente llevó a la sede del Frente Amplio para involucrarlo en la discusión por ahora es su opinión. Porque yo no escuché, tampoco, a partidos de la coalición de gobierno decir: “Estamos de acuerdo con este anteproyecto”. Al contrario, sigo escuchando críticas por ejemplo de Cabildo Abierto al respecto de las pensiones y jubilaciones militares. ¿Qué piensa el gobierno? ¿Lo que dice el presidente o lo que dice Manini Ríos?
—¿Sirve para algo el anteproyecto entonces?
—Lo más importante es destacar la actitud del presidente: que vaya a la sede del Frente Amplio y diga: “Esta es mi propuesta para la seguridad social de los próximos años”. Eso ya políticamente es muy importante, porque confirma que, al menos por ahora, la opinión del presidente de esta es una política de Estado que no puede estar basada en opiniones y decisiones de una parte del sistema político, sino de todo el sistema político. Espero, deseo, que esta actitud del presidente movilice a los demás partidos de la coalición en cuanto a la opinión del proyecto. A mí me sorprende que todavía no haya habido opiniones de los otros partidos de la coalición sobre el anteproyecto. Más bien he escuchado críticas, matices, sobre todo de Cabildo Abierto. Pero también está el Partido Colorado, que tiene aspectos y aproximaciones internas diversas; está el Partido Nacional, que también tiene diversas aproximaciones internas. Lo que el presidente Lacalle Pou llevó a la sede del Frente Amplio, yo calculo, es un proyecto apoyado por el herrerismo. ¿Qué piensa el resto del partido de gobierno?
—¿Hay ambiente y espacio para un acuerdo amplio en la reforma de la seguridad social?
—Tenemos la obligación de buscarlo. Pedimos ser muy conscientes de que toda transformación estructural necesita dos grandes puntos de apoyo. La previsión social, es una parte fundamental de la seguridad social, y la sostenibilidad financiera, porque los números del país en materia de población y proyecciones en este sentido, tanto en lo económico, en lo financiero y desde el punto de vista de la evolución de la población, son preocupantes. Necesitamos tener conciencia de la necesidad imperiosa de estudiar las dos sostenibilidades que acabo de mencionar. Convencernos a partir de la necesidad de esa búsqueda de que esta tiene que ser una cuestión de Estado, imprescindible para el Uruguay. Por supuesto que estoy de acuerdo con algo que tiene el proyecto que se presentó por parte del presidente: la gradualidad en cuanto a la evolución de la elaboración de la reforma y su puesta en práctica. Tiene que ser gradual por la importancia de los aspectos que están en juego. Ese es un aspecto positivo del proyecto presentado.
—¿Cree que es razonable el argumento de que hay que subir la edad mínima de jubilación?
—Ese es un ejemplo de algo que es difícil analizar y opinar sin un enfoque global, tanto de los que piensan de una manera como de los que piensan de otra.
—¿Es posible un escenario en el que usted y su sector respalden un proyecto junto con el oficialismo pese a reparos de sectores del FA?
—Voy a esperar a contribuir, si puedo, a generar esa opinión partidaria de la cual he hecho caudal en esta entrevista. Por supuesto que me encuadraré en lo que mi partido resuelva. Pero antes de eso voy a trabajar para que el partido resuelva en lo que a mí me parece más importante de esta reforma. Tiempo al tiempo, ya llegaremos a esa parte de la discusión.
—¿Cree que el FA tiene que aggiornar el funcionamiento de su estructura orgánica?
—Creo que sí. Debe tener una actualización ideológica. La realidad ha cambiado mucho y no podemos seguir hablando de una realidad que no existe. Tenemos que hablar de una realidad cambiante, con una velocidad muy grande. Por ejemplo, los temas de ciencia, educación, tecnología e innovación deben ser abordados con mucha mayor intensidad y perspectivas de largo plazo. Se necesita una reorganización o renovación orgánica, que además de incorporar los temas nuevos que el mundo impone dé oportunidad para conocer y estar cerca de las opiniones del pueblo frenteamplista, y estar cerca democráticamente de las posiciones del pueblo frenteamplista. No puede haber un alejamiento entre la estructura orgánica y los sentimientos de la gente.
—¿Y esa falta de aggiornamiento le costó al FA la última elección?
—Ha jugado un papel entre las explicaciones de los resultados de la última elección.
—¿Y en qué tema ideológico ve una falta de aggiornamiento?
—Señalé, por ejemplo, algunos temas que hemos venido ignorando hasta ahora, o dándole poca importancia. Hemos estado enfermos, no solo nosotros, sino todo el sistema político uruguayo y el Frente Amplio también, de cortoplacismo, y muchas veces dedicados enteramente a temas de corto plazo.
—¿Por qué se desintegró el Frente Liber Seregni y por qué le cuesta tanto al Frente Amplio crear un espacio de ese tipo últimamente?
—Ese es uno de los aspectos críticos de nuestra estructura programática. Nos ha costado mucho poner el acento en que en realidad debemos hacer políticas para lograr transformaciones positivas de la sociedad y no simplemente la búsqueda de distinciones, cargos o jerarquías políticas. Y muchas veces esto último ha opacado lo que es la verdadera razón de la política, que es superior y trasciende las aspiraciones individuales y sectoriales. Tiene que poner al país por delante, y no hemos sabido distinguir lo importante de lo accesorio. Eso jugó un papel importante en el fracaso de algunas experiencias político-partidarias. Pero ahora hay que hacer un esfuerzo por reconocer autocríticamente que hemos caído en esas situaciones y tener la fuerza para superarlas.
— ¿Y cuándo cayeron en esas situaciones?
—No tengo un lugar preciso en el tiempo para decirlo, pero muchas veces es un proceso. Hace poco me dirigí a mis compañeros y compañeras de Asamblea Uruguay a propósito del XVI aniversario de nuestro sector y pedí que no se nos colaran en nuestras aspiraciones y discusiones los temas electorales y de búsqueda de apoyo para alcanzar determinadas jerarquías políticas. No ubico un momento en el que haya pasado eso, es siempre un proceso. Algunos dirán que es parte de la política, y yo contesto que es parte de la política pero el problema es cuando es la única parte de la política.
—Pero recientemente la diaria publicó que Convocatoria Seregnista Progresista tendrá una Asamblea Nacional el 15 de octubre y allí posiblemente se discuta el tema electoral. ¿Qué expectativa hay con ese encuentro?
—La aspiración es que, desde el punto de vista electoral y sobre la base de la afirmación de valores políticos fundamentales, Convocatoria sea un ejemplo de acumulación de fuerzas, porque para lograr la transformación de la realidad la acumulación de fuerzas es fundamental. Y una de las aspiraciones de Convocatoria es tener una presentación electoral común.
—¿Y eso implica una candidatura presidencial del sector como dijo el senador Mario Bergara?
—Por supuesto que sí, pero he insistido mucho y sigo insistiendo en que no ha llegado el momento de comenzar a poner en práctica esos acuerdos electorales de los que hablaba recién. Dediquémonos a las cosas fundamentales de la política, que es precisamente estar cerca de las aspiraciones de la gente, pensar a mediano y a largo plazo.
—¿Y aspirar a una candidatura propia implica no apoyar las dos ya instaladas, las de Carolina Cosse y Yamandú Orsi?
—No implica nada porque no hemos discutido el tema.
—¿Y esto debería definirse este año?
—No quiero hablar de plazos. Digo que tiene que quedar para más adelante. Creo que es absolutamente temprano para resolver o discutir temas como los electorales.
—¿Y en este Frente Amplio hay lugar para un sector socialdemócrata sólido? Parece que se hubiera achicado ese bloque.
—Creo que sí, porque la búsqueda tiene que ser entre el equilibrio y la unidad. Me parece que Convocatoria Seregnista aporta el equilibrio y también la unidad. Habiendo un grado de atomización tremendo en el Frente Amplio, siempre estimulado por la búsqueda de resultados electorales, es muy importante acumular fuerzas. Sumar y simplificar el despliegue de sectores, figuras, y al mismo tiempo, a través de la acumulación, ir practicando la unidad. Es mucho más fácil practicar una unidad conceptualmente firme y seria cuando hay una acumulación de fuerzas importante en un partido político. Y en el Frente hoy se necesita más acumulación y más suma para ir acortando la propuesta política y poniéndola en términos más precisos y ligados a los principios de la izquierda. No solo hay posibilidades para una acumulación de este tipo, sino que es absolutamente imprescindible.
—¿Pero esa simplificación no tendría que ser a la vez en la interna de Convocatoria, que tiene cinco o seis sectores en su interna?
—Exacto, eso también vale para nosotros. Tendríamos que hacer ese esfuerzo, sin duda. Lo que digo no es solo para los demás, para nosotros también. Será una búsqueda que tendrán que hacer mis compañeros y en la que no quiero entrometerme. Simplemente señalo la necesidad.