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Los técnicos de la Unión Europea y el Mercosur se reunieron esta semana por primera vez en cuatro años. La nueva etapa de negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) estaba en la agenda desde hacía meses, y era considerada un hito importante para la Cancillería uruguaya. Pero antes de que se concretara el encuentro, los países fundadores del Mercosur debieron superar un escollo diplomático: Venezuela había transmitido a los europeos que ejercía la presidencia pro témpore del bloque sudamericano y le correspondía hacer de interlocutor.
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La movida no cayó bien en los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, porque era incluir ruido en un canal de diálogo que ha llevado mucho trabajo reabrir. “Venezuela le dijo a Europa lo que le dice a todo el mundo, que ellos ejercen la presidencia”, pero por suerte “los europeos tienen muy claro quiénes son sus interlocutores”, dijo una de las fuentes del gobierno consultadas por Búsqueda.
Además, recordaron los informantes, por decisión propia Venezuela nunca fue parte de las negociaciones Mercosur-Unión Europea, una instancia que para el gobierno uruguayo es “clave”.
La semana pasada, a su vez, los fundadores acordaron el “marco jurídico” para tomar decisiones sin Venezuela. Ese dato llegó a la Comisión Europea, organismo encargado de discutir los acuerdos comerciales, añadieron los informantes.
Superado ese escollo, el martes 11 comenzó la segunda etapa de la negociación entre los bloques, en Bruselas, después de que en mayo intercambiaran ofertas. Es la primera reunión formal de los equipos técnicos en cuatro años.
Las ofertas de mayo fueron insatisfactorias para ambas partes. El Mercosur, en particular, criticó que los europeos no incluyeran el etanol y la carne entre los bienes a desgravar, algo que consideran condición necesaria para que el proceso avance.
La ronda de negociaciones actual culminará el viernes y se espera que el próximo diálogo sea durante el primer semestre del 2017.
En el gobierno uruguayo la expectativa es moderada porque saben que hay países de la Unión Europea que están en desacuerdo con un TLC. Algo similar ocurre ahora con el tratado que pretende firmar el bloque con Canadá, cuya ratificación por el Parlamento Europeo está en duda.
“Ilegal”.
Las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea son lideradas por Uruguay después del enfrentamiento que tuvieron los socios fundadores por la situación de Venezuela.
Argentina, Brasil y Paraguay consideraban que el gobierno de Nicolás Maduro no debía asumir la presidencia del bloque en julio pasado, mientras que Uruguay creía que sí. La negociaciones fueron duras hasta que el 13 de setiembre los países fundadores adoptaron una resolución en la que dejaron casi sin poder de decisión a los venezolanos.
El gobierno de Maduro fue muy crítico con el camino seguido por los cuatro fundadores. Uno de los últimos en sumarse a la diatriba fue el representante permanente de Venezuela ante el Mercosur y Aladi, José Félix Rivas Alvarado. En una columna publicada a fines de setiembre —replicada en la edición del viernes 7 en el semanario comunista “El Popular”—, el diplomático sostuvo que “todo” lo que han hecho hasta ahora Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay es “ilegal” porque no hay en “todo el marco jurídico” del Mercosur “ni un solo argumento que sustente esta emboscada”.
Según Rivas, los fundadores hicieron una “repartición del mundo” y resolvieron que “el Relacionamiento Externo del Mercosur fue trozado como un pastel”. Y agregó: “Se procedió a convocar reuniones con la Unión Europea, con la Alianza del Pacífico y con otros bloques de integración y Estados, ignorando a la PPT venezolana, a quien le corresponde su coordinación. Esta conducta al margen, pareciera que le da la razón a la tesis que afirma que, detrás de esta flexibilización de facto, subyace convertir al Mercosur en una plataforma de aterrizaje de los Tratados de Libre Comercio”.
“La declaración conjunta dictada recientemente, como corolario de una cadena de ilicitudes, pasará a la historia de la integración regional como uno de los atentados más letales contra los principios de la integración y de la democracia”, concluyó.