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Montevideo, una ciudad en peligro de extinción

La ciudad y el tiempo, la exposición del Centro de Fotografía de Montevideo, contrapone el Montevideo actual y el de comienzos del siglo XX, dejando en evidencia la escasa consideración que se le otorga al patrimonio y el consecuente peligro de la pérdida de la memoria colectiva

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“Las ciudades mueren de tres maneras: por un cataclismo natural, por una invasión extranjera que la destruye o porque sus habitantes pierden la memoria y dejan de conocerla”. Esta frase tomada del libro Si Venecia muere, del autor italiano Salvatore Settis, es una de las tantas que dan un hilo narrativo a la exposición La ciudad y el tiempo de la fotogalería a cielo abierto del Centro de Fotografía (CdF), ubicada en el Parque Rodó.

La muestra, que se pensó en el marco de los 300 años de Montevideo­, pone en evidencia los cambios arquitectónicos y urbanísticos que se han dado en la ciudad durante el siglo XX, contraponiendo imágenes de Montevideo antiguo y actual. Para ello, el CdF trabajó con el arquitecto Alfredo­ Ghierra, que, dada su trayectoria en patrimonio, realizó el trabajo curatorial, seleccionando las imágenes de Montevideo antiguo. Por su parte, los fotógrafos del CdF se encargaron de tomar las fotos actualizadas de los mismos espacios, desde el mismo punto y con igual enfoque que hace un siglo atrás.

En su obra Si Venecia muere, Settis expone y denuncia cómo la pérdida de la parte humana e histórica de las ciudades conlleva irremediablemente la pérdida de la propia identidad, fenómeno que Ghierra sostiene está ocurriendo en Montevideo.

Un paseo por la exposición no deja a nadie indiferente. Descubrir la plaza Varela de la década de 1920, con pasto, flores y bancos para pasar la tarde, y compararla con la estructura de cemento que la acoge hoy inquieta. La misma conmoción produce observar la majestuosidad renacentista del Palacio Jackson en 1916, ubicado en la esquina de 18 de Julio y Paraguay­, para luego, en cuestión de segundos, mirar la imagen que le sigue y caer en la cruda realidad de que esa construcción ya no existe. Y no existe desde 1979, cuando se demolió para construir la Torre Libertad, un edificio sin estética, pensado para oficinas y cubierto de marquesinas en la planta baja. También perturba tomar conciencia de lo que era a principios de 1900 el edificio neoclásico del Palace­ Hotel, en la esquina de Martí y Benito Blanco, demolido en 1974, y constatar que actualmente su predio lo ocupan varios locales comerciales de pobre construcción. Y esto es solo un mínimo pantallazo del recorrido por las más de 80 imágenes que componen la exposición.

Memoria colectiva en peligro

“Las ciudades son territorios del cambio. Algunas lo gestionan de manera concéntrica, preservando sus distintas edades en una trama que permite visitarlas, haciendo un viaje en el espacio y en el tiempo; otras hacen borrón y cuenta nueva, construyendo sobre la desaparición de lo anterior. Montevideo pertenece a este segundo grupo”, expresa Ghierra en la presentación de la exposición. Cuando la ciudad va perdiendo el sentido para sus habitantes y estos empiezan a desconocerla, se avecina “la forma más insidiosa y menos evidente de morir”, la pérdida de memoria, de la que tanto habla Settis y que para el arquitecto uruguayo es la forma “más común” de morir de las ciudades. Una forma de morir que no solo hace referencia a la memoria colectiva, sino también a la memoria individual.

“Es lo que pasa cuando, de un día para el otro, uno se percata de que aquella casa que uno siempre miraba porque le parecía hermosa, la están tirando abajo­. Esa propiedad privada tiene también una parte tuya, que se va. Es algo muy intangible”, señala en diálogo con Galería.

Es esa sensación de desasosiego —bastante común en Montevideo— la que le permite advertir al arquitecto un tímido cambio en la mentalidad del uruguayo, con respecto a décadas anteriores. “La gente empieza a ver que si le tiran abajo la ciudad y todo lo que conoce, de buenas a primeras surge otra ciudad. Te sentís un poco perdido y con la sensación de no tener la más mínima injerencia en cómo luce la ciudad en la que vivís”. Más allá de esto, advierte que en Montevideo todavía hay mucho para “preservar”. “Hay mucho para querer, porque también se trata de eso, de querer. Tenemos que sentir un aprecio. Hoy no escuchás a nadie diciendo: ‘Qué lindo vivir en una casa de 100 años’. Lo que se escucha es: ‘Qué lindo vivir en un apartamento nuevo, con amenities’”.

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Avenida 18 de Julio, esquina Paraguay. Al fondo, Palacio Jackson. Ano 1916. Autor: Fotografos municipales, Centro de Fotografia

Avenida 18 de Julio, esquina Paraguay. Al fondo, Palacio Jackson. Ano 1916.

Autor: Fotografos municipales, Centro de Fotografia

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Avenida 18 de Julio y calle Paraguay. 6 de setiembre de 2023. Autor: Luis Alonso, Centro de Fotografia

Avenida 18 de Julio y calle Paraguay. 6 de setiembre de 2023. Autor: Luis Alonso, Centro de Fotografia

No en vano, en otro pasaje de la presentación de la exposición, el arquitecto sostiene que hasta la mitad del siglo XX Montevideo supo “amalgamar todos los estilos de manera armónica, adicionando lo nuevo en medio de lo que había, en un diálogo mediado por la buena factura de lo que se construía, más allá de preferencias estéticas”. Sin embargo, a partir de los años 70, “en una situación que se mantiene prácticamente incambiada hasta hoy”, la arquitectura se volvió más especulativa y la protección de la arquitectura del pasado, discrecional. “Ganó la idea de que lo nuevo, solo por serlo, es mejor”.

Montevideo, ciudad turística

“Somos un eslabón en la cadena de la historia y las ciudades representan mejor que ningún artefacto humano ese devenir del tiempo. La memoria arquitectónica debe ser considerada como un elemento vivo para asegurar la mayor riqueza posible de nuestro presente”, señala otro de los tantos textos de la exposición que interpelan al espectador. Precisamente, la interpelación es uno de los propósitos de la muestra, que en el parque Rodó solo le quedan unos días, hasta el 16 de setiembre, para luego exhibirse en la fotogalería del Prado, desde el 16 de noviembre hasta el 17 de febrero de 2025. “Lo que proponemos en el CdF es buscar interpelarnos desde distintos lugares y problematizar algunas situaciones para reflexionar” sobre nuestras identidades, territorios y memorias, señaló a Galería Victoria Ismach, coordinadora de Curadurías del CdF.

En el caso de La ciudad y el tiempo, plantea dimensionar el paso de los años y detectar qué cosas cambiaron, cómo, por qué y quiénes tomaron esas decisiones. “Más allá de tomar una posición de si está bien o si está mal, lo interesante es tomar conciencia de cómo se transforman las ciudades, quiénes las transforman y con qué intenciones”.

Para dicha exposición, Ghierra y los fotógrafos del CdF trabajaron con los dos archivos que gestiona el centro: el Fondo Municipal Histórico o Grupos de Series Históricas (archivo histórico) y el Fondo Municipal Contemporáneo (archivo contemporáneo). Del archivo histórico, compuesto por más de 30.000 imágenes, se seleccionaron las fotografías de Montevideo de principios del siglo XX. Para eso, se tuvieron en cuenta dos criterios básicos: por un lado, mostrar lugares de los distintos barrios de Montevideo que existían por entonces y, por otro, exhibir lugares que hoy sean irreconocibles, otros en los que haya quedado algún ancla de referencia y algunos que hayan permanecido iguales a pesar del paso del tiempo.

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Chalet del Peruano. Esquina de Bulevar Espana y la calle Luis de la Torre. Reproduccion de copia fotográfica. Anos 1922-1923. Autor: Fotografos municipales, Centro de Fotografia

Chalet del Peruano. Esquina de Bulevar Espana y la calle Luis de la Torre. Reproduccion de copia

fotográfica. Anos 1922-1923. Autor: Fotografos municipales, Centro de Fotografia

Bulevar España y Luis de la Torre, 2024.jpg
Bulevar Espana y calle Luis de la Torre. 10 de mayo de 2024. Autor: Luis Alonso, Centro de Fotografia

Bulevar Espana y calle Luis de la Torre. 10 de mayo de 2024. Autor: Luis Alonso, Centro de Fotografia

A su vez, Ghierra advirtió que para ser justos con la muestra se deben hacer algunas consideraciones, como que las fotos de principios del siglo XX se exponen en blanco y negro y las actuales a color. También se debe tener en cuenta que las imágenes de Montevideo antiguo fueron hechas en un momento en que el gobierno nacional y municipal querían posicionar a la ciudad como punto turístico. Por eso las fotos están tan cuidadas. “No es solo que dé la sensación de que la ciudad hoy es un poco más descuidada que en el pasado, es también que esas fotos fueron hechas con un criterio de propaganda para el turismo, entonces prácticamente no hay gente y está todo impoluto”. Era la época batllista­, en la que el presidente José Batlle y Ordóñez, inspirado en los países europeos, impulsó el embellecimiento de la ciudad, creando los grandes parques y las principales avenidas.

Fue por esa época también, en 1915, al finalizar el último gobierno de Batlle y Ordóñez, que el gobierno departamental de Montevideo, encabezado por Francisco Ghigliani­, creó el laboratorio fotográfico municipal dentro de la Oficina de Propaganda e Informaciones. Sus fotógrafos fueron los pioneros del archivo histórico que hoy tutela el CdF, que actualmente­ depende­ de la Intendencia de Montevideo. Por entonces, los lineamientos de trabajo eran realizar el registro fotográfico de las actividades de la intendencia, de las transformaciones de la ciudad y de las acciones y lugares que pudieran posicionar a Montevideo como ciudad moderna y turística.

Al respecto, Ismach subrayó que en aquel entonces se elaboró mucho material con este propósito, el cual se repartía entre los cónsules, los diplomáticos y los empresarios que viajaban. “No se trataba de algo que pasaba aisladamente. En Brasil y Argentina se dieron fenómenos muy parecidos, que buscaban demostrar la evolución de la ciudad en la época del modernismo”.

Pero el turismo no era el único motivo que impulsaba al municipio a registrar en imágenes los cambios en la ciudad. También se buscaba dejar documentadas la realidad y las transformaciones con una mirada de futuro, para que a través de los siglos otros pudieran interpretar y saber cómo era la ciudad. Hoy el CdF continúa con la misma línea de trabajo. “Es importante dimensionar la importancia del archivo fotográfico para poder pensar no solo en el pasado, sino también en el futuro. Para poder proyectar y pensar qué decisiones tomar con respecto a las ciudades que habitamos”, expresó Ismach.

Sin política de Estado

“En la ciudad, pasado y presente deben mantener un diálogo respetuoso, que mejore la calidad de vida sin destruir los mensajes que vienen de la historia. Para que una ciudad esté viva, la memoria y lo nuevo tienen que ir de la mano”, expresa otro de los textos conductores de la muestra, el cual sintetiza una de las cuestiones que más preocupan a Ghierra. “Montevideo es todavía una ciudad viva. Lo que pasa es que no podemos dar nada por seguro porque la tendencia es a perder la memoria a pasos agigantados. Tenemos lo más difícil que puede tener una ciudad (construcciones antiguas), no lo perdamos. No le erremos al bizcochazo: una cosa es modernizar y otra es destruir lo que había”.

El arquitecto advirtió que en Montevideo hay un montón de edificios de 1800 que tienen grado patrimonial nulo o muy bajo, lo que deja en evidencia el nivel de descuido y lo “poco que creemos en el valor que tiene nuestra ciudad”.

Palace Hotel, Montevideo, 1900.jpg
Palace Hotel. Esquina de las calles Marti y Benito Blanco. Reproduccion de copia fotográfica. Ano 1900 (aprox.). Autor: Fotografos municipales, Centro de Fotografia

Palace Hotel. Esquina de las calles Marti y Benito Blanco. Reproduccion de copia fotográfica. Ano 1900 (aprox.). Autor: Fotografos municipales,

Centro de Fotografia

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Esquina de las calles Marti y Benito Blanco. 2 de mayo de 2024. Autor: Luis Alonso, Centro de Fotografia

Esquina de las calles Marti y Benito Blanco. 2 de mayo de 2024. Autor: Luis Alonso, Centro de Fotografia

En este sentido, lamentó que la preservación del patrimonio no esté en la agenda de ningún partido político. “Para tener una ciudad cuidada, necesitás cierta legislación. Tenés que ayudar a la gente a cuidar su casa, mediante exenciones tributarias fuertes, no como las que hay ahora, que son muy livianas y solo para algunas construcciones. Tiene que ser algo más global. Tiene que ser un tema de Estado”. No menor es el hecho de que hoy tampoco existen líneas de crédito para este fin. Así, la única opción que persiste es la demolición, con su consecuente impacto en el ambiente (la industria de la construcción es una de las más contaminantes) y la ciudad. Otorgar facilidades para la restauración es la única forma de que esta deje de ser considerada “un lujo”, accesible solamente para aquellos con cierto nivel económico.

Porque no se puede olvidar que las ciudades no solo se construyen de piedras y cemento. También se construyen con el tiempo y es importante preservar y seguir este hilo. “Todo se puede hacer con armonía, todo puede convivir porque las ciudades amalgaman el tiempo”, dijo Ghierra. Solo tenemos que dejarlas vivir.