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    Acuerdo Mercosur-UE, más allá de las obviedades

    No hemos entrado al paraíso. Hay una oposición fuerte en Europa, y aquí tal vez como parte de un envión de conflictividad sindical también hay una insólita oposición del PIT-CNT a algo que crea empleo, mejora salarios y se demoró años para incorporar normas climáticas

    En primer lugar, vayamos a lo obvio. Tenemos más cuota y pagaremos menos aranceles. Ganancia directa. Lo que ya se exportaba paga menos peaje o ninguno. Productos que no era viable comerciar pasarán a tener viabilidad.

    Aunque sea de impacto a mediano plazo, la carne que se produzca a partir de los terneros de esta zafra puede ya contar con un marco comercial más libre de 2026 en adelante. Tener un cupo con bajo arancel en la Unión Europea (UE) que no está limitado a producción exclusivamente pastoril genera un impulso similar al que en su momento creó el cupo 481. En el mercado que paga más caro los cortes de carne, la puerta de entrada se ensancha por tres o cuatro veces.

    Todavía queda por resolver cómo se reparten las 99.000 toneladas en el Mercosur, pero el volumen que sea significará más que duplicar la actual Hilton. Si se cruzan los avatares del Parlamento Europeo, la intensificación ganadera tendrá un impulso adicional. Y hay casos similares en otros rubros. A partir de esto, a mi entender, llegan consecuencias no tan directas y muchísimo más importantes.

    Por un lado, esto avala la lógica del maíz con riego y de la agricultura cerealera en sinergia con los sistemas ganaderos. La demanda por maíz y otros granos se verá incrementada. Riego es más productividad, mejor balance de carbono y adaptación al riesgo creciente de sequías.

    Para la agricultura arrocera también es un acuerdo trascendente. Puede amortiguar la caída de precios del arroz que inevitablemente se produce a partir del regreso de India al mercado internacional este año. Y cambiar más profundamente la lógica de la industria, que puede llegar con productos gourmet directo al consumidor europeo.

    Mientras el sur de Europa se queda sin agua, el arroz uruguayo tendrá el levantamiento de aranceles al arroz elaborado, una barrera muy alta en el presente, que determina que la mayor parte de las ventas se realicen con arroz cargo, de industria a industria. Entrarían 60.000 toneladas sin arancel a Europa, y sin tope de elaboración.

    Uruguay en los dos sistemas puede mostrar los máximos estándares, tanto de mínimo de emisiones como de máxima biodiversidad, conviviendo con la producción de alimentos. La lógica de desarrollar nichos de alto valor tendrá más vigencia que nunca.

    El trabajo que INIA viene realizando en los aspectos ambientales, que en estos días permitieron concretar la llegada de nuevos equipos para la medición de emisiones de metano en arroz, son fundamentales.

    Hay que avanzar en mediciones propias, para que no nos endilguen emisiones que no cometemos y para acentuar el liderazgo que tenemos en la provisión de servicios ecosistémicos y en la confiabilidad de la información que acompaña a los productos. El sector arrocero ya ha logrado que la UE vaya a ser el destino principal de las exportaciones por facturación, cuando pocos años atrás dependíamos de los avatares de Irak e Irán. Se puede ganar en precio, pero además en estabilidad.

    Tanto en carne, en arroz y en los demás productos, el mantra a remarcar es “más productividad, menos metano, más biodiversidad”. Y apostar sin dudar a ser la vanguardia en el mundo entero, en esos tres vectores.

    Esto también abarca a ese conjunto de oleaginosas destinadas en parte a la alimentación y en parte a sustituir los combustibles fósiles. Ya se exporta colza, carinata y camelina para Europa, tal vez en un futuro vuelva a exportarse girasol. Este segmento nuevo, y que ya en esta zafra de invierno fue el de mejor margen, tiene trazabilidad y un potencial reforzado.

    Más importante que la magnitud de las variaciones arancelarias, tener un acuerdo de libre comercio, en el que las condicionantes ambientales pesan fuerte, ilumina la evidencia de que somos el país más destacado en estas cualidades en la región y los que mejor lo medimos.

    El año 2025 va a ser de expectativa para monitorear la magnitud que puede tener la oposición a este acto de (acotada) liberación comercial. Si el 2026 es de concreciones, conviene estar preparados. Empieza la carrera para acelerar la producción y optimizar la valorización de cada tonelada de alimentos y textiles que podamos exportar.

    La idiosincrasia europea también valoriza al campo natural y al monte nativo, a los paisajes preservados, abre la posibilidad de un turismo rural calificado, que también suma para revalorizar a nuestra ganadería.

    Tenemos seguramente la carne, los granos, la leche con mejor balance de gases de la región. Tenemos la ausencia de deforestación como una obviedad de nuestra condición pastoril, y la mejor trazabilidad de la región para demostrarlo. Y somos el único país con una plataforma de medición ya elaborada. Nuestros atributos cuadran como llaves en la cerradura del consumidor europeo. Tenemos en la capacidad de verificación una ventaja competitiva complementaria, y nuevamente con una ventaja apreciable respecto a los demás integrantes del Mercosur y, por qué no, del mundo entero.

    La economía, como todo sistema evolutivo, construye sobre la base de la innovación y la competencia. Superar las barreras comerciales es una innovación legal que puede desatar otras. Luego, a competir sanamente entre vecinos. Una propuesta de declarar al campo natural de interés nacional dando todas las garantías a la propiedad privada, estableciendo un sistema de incentivos que reconozca los servicios ecosistémicos volverá seguramente a la agenda ganadera.

    Para interactuar en alimentos con la UE siendo libres de deforestación por definición, si logramos mantener más del 50% de pastizales nativos guardianes del carbono en suelo, son atributos excelentes, únicos e inigualables por los competidores. Es el momento de aprovechar al máximo una ventaja indescontable a escala mundial en cuanto a servicios ecosistémicos agregados. Es lo que pide también el público de Canadá, Corea del Sur, Japón y que en cinco años pedirá China.

    La investigación en bajar las emisiones de metano como las que lleva adelante INIA con la Sociedad de Criadores Hereford del Uruguay también se revaloriza y marca un camino a escalar. Corrales acelerando procesos de engorde también son parte de la estrategia de minimización de metano, a la que se suman las pasturas con taninos, la suplementación específica para bajar emisiones que también aumenta la eficiencia.

    La posibilidad que abre la inserción de alimentos y textiles hace sinergia con industrias aparentemente alejadas, como el software y el cine. En software precisamos un batallón de nerds puestos a pensar cómo medir molecularmente y en tiempo real la captura de carbono de los suelos, sea con sensores, con arduinos o con inteligencia artificial de interpretación de imágenes.

    Una película que muestre de Batoví­ al Valle del Lunarejo puede hacer mucho más por nuestra ganadería que cualquier publicidad.

    Volvamos a lo estrictamente productivo. Medición y comprobación. La trazabilidad se convertirá en una red cada vez más profusa que abarca ya no solo a los vacunos y a algunas oleaginosas. Sumará más aspectos de la ganadería y la agricultura: la lana certificada, la producción agrícola que minimiza la huella de carbono, la miel.

    No hemos entrado al paraíso. Hay una oposición fuerte en Europa, y aquí tal vez como parte de un envión de conflictividad sindical también hay una insólita oposición del PIT-CNT a algo que crea empleo, mejora salarios y se demoró años para incorporar normas climáticas.

    La lógica de la valorización probablemente enfrentará la competencia a bajos precios, derivada de un Brasil donde la moneda no para de desvalorizarse. Surgirán otros problemas.

    Pero podemos celebrar en este final de año el mayor logro de política exterior en mucho tiempo y esperar activamente, como aprovechar las oportunidades implícitas y acelerar la generación de competitividad a través de los nuevos atributos que este siglo ha instalado.