El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el incremento de aranceles, ha generado preocupación en el mercado internacional de la carne vacuna. Según el gerente general de la empresa agrícola, ganadera e industrial argentina, Inversora Juramento, Miguel de Achaval, el gran problema del mercado cárnico radica justamente en los aranceles. “Todos queremos exportar más, abrimos mercados, y después los aranceles realmente nos matan”, afirmó.
En el marco de una actividad organizada por Nutex, enfocada en la producción de carne de calidad, De Achaval afirmó que en el mercado internacional la carne “es buena y se demanda”, pero aclaró que los problemas más grandes que enfrentan no son del lado de la demanda, sino “internamente, en lo productivo y con los aranceles”.
Aseguró que el mercado “está firme”, que “Europa baja un poco, pero Estados Unidos crece”, así como también crecen Asia e Israel. “Hay mercados importantes, buenos, que están sólidos, que funcionan. Esa parte no me desvela”, expresó.
A propósito, recordó que Estados Unidos anunció una suba del 10% de los aranceles para la importación de productos, que en el caso de la carne se aplicaría tanto para la que ingresa dentro de cupo de 20.000 toneladas (que actualmente es 0%) como para la que se comercializa fuera de cuota, que pasaría de 26,4% a 36,4%.
Sobre el mercado asiático, De Achaval aseguró que allí “hay espacio para todos”. Dijo que se trata de un mercado “netamente commodity”, pero también señaló que hay un consumidor asiático que aprendió del estadounidense a “valorar la carne marmoleada, la consistencia, la uniformidad”. En ese sentido, destacó el rol clave que cumple la inversión de Estados Unidos en promoción.
“Sudamérica tiene que agradecerle a Estados Unidos, porque ellos ponen la plata en marketing en Asia, y nosotros llevamos el producto. Es una oportunidad clara que hay que saber aprovechar”, afirmó.
El ejecutivo comentó que “la demanda global está evolucionando hacia una definición de calidad. Cada día más el consumidor entiende que hay diferentes calidades y precios. Nuestro rol como proveedores es permitir que esa diferencia sea clara, para que el consumidor pueda elegir con conocimiento”, sostuvo. A su juicio, el gran error actual es “meter todo en una misma bolsa”, algo que “genera desconfianza”, advirtió. Dijo que “la gente no quiere sorpresas cuando va a comprar alimentos para su familia”.
En ese sentido, destacó la necesidad de clasificar y ordenar los cortes musculares, especialmente en Sudamérica. “Hasta que eso no ocurra, vamos a seguir ofreciendo productos sin una estructura de valor clara. Pero estamos cerca: hay impulso desde la genética, la industria y la producción”, aseguró, al tiempo que remarcó que el sistema ya está reconociendo la diferencia de calidad con precios diferenciados.
“¿Vamos a pagar por calidad? Sin duda. Australia y Estados Unidos ya lo hacen. No es que tengan mejor carne, tienen carne mejor definida. Nosotros tenemos la genética, solo falta definir”, explicó.
Sobre si debe haber un cambio de paradigma en la cadena cárnica, sostuvo que “es muy necesario”. Analizó que “seguimos con el casete viejo, de gente más grande. Siempre hablamos de Doña Rosa que iba a la carnicería. Doña Rosa murió. Hoy va otro cliente, que busca un producto sano, cuidado, con cadena de frío, bien procesado. Es otro consumidor”. A su entender, esto lleva a que cada eslabón de la cadena cuide al siguiente, sin saltearse eslabones.
Por otra parte, sostuvo que la carne bovina producida a pasto “pierde estatus frente a la producida a corral”, porque “es menos consistente”. Explicó que “si meto un animal en un sistema a corral, en 120 días sé qué calidad voy a sacar. En un sistema pastoril, no sé si la pastura estará madura, si lloverá o no. El resultado es un producto distinto”.
Y consideró que eso “no es ni bueno ni malo”, sino “diferente”, y que “la inconsistencia no se paga”. Sin embargo, la estabilidad “viene más rápido y de la mano del corral”, aseveró.
Exportación de ganado en pie
Otro punto sensible que abordó el gerente general de Inversora Juramento fue la exportación de ganado en pie, y cómo esta actividad afecta a los frigoríficos de menor escala. “Cuando la materia prima es escasa, las grandes industrias aguantan. La mediana y la chica no. Las grandes tienen subproductos, mercados internacionales, volumen. Las chicas no se pueden quedar sin materia prima”, advirtió.
Agregó que esto genera una concentración, pero no porque haya acuerdos entre grandes. “Hoy en día todos compiten por centavos. No existe eso de que se juntan y acuerdan precios. Si uno tiene que completar un contenedor, paga más y punto”, afirmó.
De Achaval valoró la presencia de representantes de frigoríficos nacionales como Pando, Las Piedras o Las Moras. “No son macro como Minerva o Marfrig, pero están creciendo y generando carne de calidad. Cuidemos a esos frigoríficos. Si Minerva compra barato por volumen, está bien, pero protejamos a los otros actores de la industria”, dijo.
En cuanto a la reciente posibilidad de importar ganado para faena, el empresario se mostró favorable. “Está perfecto. Si abrís la puerta, que sea giratoria. Uruguay ya importa carne brasileña y no pasa nada. El consumidor compra, y eso ayuda a liberar carga local para exportar”, comentó. A su entender, si la industria tiene capacidad para faenar más lo debe hacer, ya que “cuanto más faene, más derrama”, y “tarde o temprano eso vuelve a beneficiar a todos”. “Nada mejor que tener un cliente con dinero”, remarcó.
También insistió en la necesidad de aumentar los pesos de carcasa, no solo por rendimiento, sino por eficiencia industrial. “Hoy los cortes se porcionan cada vez más”, dijo. Agregó que eso es eficiencia operativa, y “es fundamental para que el frigorífico gane esos pocos puntos de rentabilidad que tiene margen de ganar”.
Por otra parte, indicó que no le ve buenas perspectivas al mercado de futuros de novillo en Uruguay, porque “sobran vendedores y faltan compradores”.
Y por último, se refirió a los cambios estructurales que atraviesa el sector agroindustrial argentino. “Estamos saliendo de un mundo inflacionario, donde todo se pierde o se esconde, hacia un mundo donde manda la eficiencia operativa. Ya no se gana por especulación, se gana por saber operar. No controlás el precio de compra ni el de venta. El costo financiero es igual para todos. Entonces, lo único que te diferencia es tu operación”, sentenció.
Antes de gerenciar Inversora Juramento, De Achaval fue director del frigorífico Swift en Argentina, y anteriormente se desempeñó en diferentes compañías vinculadas a la producción de distintas carnes, como Cactus Argentina, Carnes Pampeanas, Avex y Paladini. Inversora Juramento fue fundada en 1990 por el banquero Jorge Brito, fallecido en 2020.