El estudio de Ceres planteó dos hipótesis, una consistía en seguir exportando carne a los mercados que hoy vende Uruguay, agregándole 20% a cada uno. En ese caso, la carga arancelaria sería del 21,5%, mientras que la carga actual es de 11,9%. “Ahí está el techo de cristal, o la pata que el sector tiene arriba”, señaló, porque “sabe que si produce más, vendiendo como lo hace ahora, no es competitivo, no rinde”, sostuvo.
Por lo tanto, planteó que “hay que buscar otra alternativa”, y a continuación hizo un ejercicio “un poco más optimista”, pensando en que ese 20% adicional se vendería a los mercados que hoy Uruguay tiene abiertos, completando los espacios que le quedan. “Uruguay se metería en los mercados que más van a demandar en el futuro, y venderles una parte”, explicó.
Impacto a nivel nacional
Alesina mostró el impacto que este incremento de la faena y las exportaciones tendría a nivel nacional. “Cuando hacemos este tipo de trabajos tratamos de llegarle al diputado promedio, para que haga los cambios necesarios para que esto sea posible. La motivación es a nivel nacional, porque esto sobrepasa al sector”, remarcó el economista.
Si la cadena cárnica produjera 20% más tendría un impacto directo de US$ 537 millones, un impacto indirecto de US$ 659 millones, sumando un impacto total de US$ 1.200 millones. “Esto equivale al 1,5% del producto bruto interno, con lo que el país necesita eso”, destacó. Además del impacto inducido, por gastos asociados al poder de compra de los trabajadores vinculados con la cadena.
Apuntó que los beneficios generales son de US$ 69 millones adicionales de recaudación directa al año, más U$S 7,5 millones indirectos, que representan unos US$ 150 por animal adicional faenado; y que aproximadamente 70% de los impuestos crecen con la producción. Además, se crearían 3.100 puestos de trabajo directos. “Esto no se da de un día para el otro, pero pensemos lograrlo en un objetivo de mediano plazo, de cinco años”, planteó.
Señaló que los aranceles adicionales que tendría que pagar el sector sería de unos US$ 70 millones. “¿Por qué no buscar una estrategia en conjunto para poder hacer frente a esos aranceles? Motivado en que la recaudación estatal también se incrementaría en US$ 70 millones por ese aumento de la producción”, comentó.
A continuación, señaló que para mejorar la competitividad se necesita de una estrategia de inserción, con presencia y seguimiento en los mercados. A propósito, destacó el ejemplo de Chile, que “viene trabajando muy bien desde hace décadas”. Además, propuso expandir las habilitaciones sanitarias; mejorar la colocación de subproductos; mejorar la reglamentación y el confort laboral; e incentivar las inversiones necesarias.
Motores del desarrollo
A nivel global la demanda de alimentos y proteínas de origen animal “va a seguir aumentando”, y la ganadería uruguaya “continuará desempeñando un papel clave”, sostuvo la gerente de Estrategia e Innovación del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Inés Invernizzi.
En el foro organizado por la Sociedad Criadores de Hereford del Uruguay la ejecutiva sostuvo que la demanda “constituye un factor clave de impulso para el sector”, y en tal sentido “INAC realiza significativas inversiones en acceso a mercados y en posicionamiento”, destacó.
Valoró especialmente una evolución en la trayectoria de la oferta de carne de Uruguay, que se explica principalmente por una mejora en la fase de engorde. Y apuntó que los mayores potenciales de aumento de la productividad se encuentran en la fase de cría. A propósito, consideró que “las iniciativas sectoriales deben enfocarse en fomentar estos motores del desarrollo (oferta y demanda), desde una perspectiva integral”.
La cría puede crecer 20%
La gerente de INAC mostró “estimaciones conservadores” a nivel país que señalan que la productividad de la cría tiene un potencial de crecimiento promedio del 20%, que en algunas zonas es mayor. “Esta es una buena noticia como negocio”, destacó.
Recordó que a partir de la Ley de Urgente Consideración (LUC), aprobada en la anterior legislatura, INAC puede destinar recursos a la producción, algo que antes no podía hacer. Y en tal sentido, “estamos trabajando en aspectos de calidad, de sostenibilidad, y esta administración también tiene en foco el proyecto Pro Cría”, comentó.
Prepararse para un cambio de ciclo
El coordinador ganadero de la Federación Uruguaya de Grupos Crea (Fucrea), Gonzalo Ducos, destacó el buen momento productivo y de precios de la ganadería, pero advirtió que “los ciclos son ciclos, y duran lo que duran”.
En ese ámbito presentó un cuadro que mostraba los últimos picos de precios, sus fundamentos, duración y por qué bajaron. En 2015 el precio del novillo gordo llegó a US$ 3,85 por kilo a la carne y el ciclo duró seis meses; en 2019 el precio alcanzó los US$ 4,20 y fue el que más duró, ocho meses; y en 2022 la cotización trepó a un récord de US$ 5,80 por kilo y se revirtió en cinco meses. “Ahora los precios están en ascenso, llegaron a US$ 4,75, y van cuatro meses”, indicó.
El consultor comentó que las empresas ganaderas van hacia el cierre de ejercicio capturando buenos precios, pero advirtió que el éxito de las empresas “sigue estando muy asociado al precio, salvo algunas que van a traccionar en pos de aumentar la producción de kilos de carne para estar preparadas”, porque “hoy tenemos precio, mañana no sabemos”.
Explicó que “si hoy producís 220 kilos de carne (por hectárea)”, a un costo de US$ 1, “y tenés un precio implícito de US$ 2, por cada kilo de carne que producís ganas US$ 1”. Pero insistió en que “hoy lo agarraste” a ese precio, pero “si cambia el mundo, y el novillo pasa a valer US$ 3, eso da un precio implícito de US$ 1,50, y si produzco a un costo de US$ 1, gano US$ 0,50” por kilo de carne producido, detalló. “A pesar de que se cayó el precio, sigo ganando; y si lo multiplico por 220, son US$ 110 por hectárea, eso es malo, pero al menos estoy preparado”, sostuvo.
Ducos insistió en que los ganaderos se tienen que preparar para el próximo fin de ciclo de precios altos, que no se sabe cuándo vendrá. “Romper un poco la dependencia de lo que pasa afuera con los precios, y traccionar sobre mí margen ganadero debería ser hacia donde tenemos que ir”, afirmó.
Comentó que en la mesa de asesores de Fucrea “decíamos que esto siga así, viene un otoño fenomenal, el 15 de mayo teníamos 26° C, los verdeos crecían a la tasa de primavera, las festucas están imponentes, los ganados divinos, los ganados valen, aunque el dólar vale poco”.
Pero volvió a señalar que “cuando estamos tan bien normalmente viene el susto”. “No sé de dónde va a venir. Da la sensación de que vamos a estar bien, que estos precios los tendremos hasta agosto, setiembre u octubre, después nadie sabe”, comentó.
Además, dijo que “tenemos que tener mucho cuidado con el costo de producir aumentando el área de pasturas y el patrimonio al aumentar la carga”.