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    Gastronomía sin fronteras

    Cocinas del mundo en Uruguay, una forma de disfrutar y aprender sobre distintas culturas a través del paladar

    Redactora de Galería

    De un tiempo a esta parte los uruguayos han ampliado su paladar. En eso coinciden todos, investigadores, chefs, productores y hasta comensales. Quizá ayudados por la globalización, que acerca a las góndolas productos de los rincones más lejanos, por la inmigración tan característica de Uruguay, que se instala con sus nuevos sabores, o por el mismo crecimiento de la industria gastronómica nacional en la que cada vez hay más opciones entre las que elegir y más chefs innovadores, que se animan a presentar platos osados o incluso desconocidos. Ávidos de experiencias, los locales se acercan a espacios de cocinas étnicas, tradicionales o fusión, para descubrir un abanico de nuevos sabores y texturas que les permitan viajar con los sentidos a otros países a través de, quizá, la expresión cultural más genuina: su gastronomía. Aquí, cinco opciones en Montevideo que vale la pena conocer.

    Cocina coreana
    Arariyo

    Local Arariyo
    Arariyo

    Arariyo

    El nombre de este familiar y cálido restaurante tiene un significado similar al de la palabra nostalgia, y esa sensación de amor a una patria hoy lejana es lo que Sofía y su hijo Martín Kim tratan de evocar a través de los sabrosos platillos coreanos que preparan en su restaurante. En 2002 los Kim llegaron a Uruguay en busca de una nueva vida. No tenían claro a qué se iban a dedicar, pero las ganas de Sofía por comenzar a cocinar platillos característicos de la cocina ancestral coreana llevaron a que ocho años después abrieran un restaurante en la zona portuaria de Montevideo. Hoy se encuentran a pocas cuadras de donde comenzaron, en un nuevo local con más espacio, y allí ofrecen platos emblemáticos de la comida coreana.

    La cocina coreana se ha ganado en los últimos años un destacado lugar en el mundo gastronómico. Los Kim lo atribuyen a la expansión de la cultura coreana en general, música, producción audiovisual, productos y, por supuesto, comida. El punto fuerte de gastronomía coreana para ellos es el mix de sabores dulces, salados, ácidos y picantes que se concentran en algunos platos.

    Duruchigui de Arariyo

    Este último elemento, el picante, trajo algunas dificultades a los Kim al principio. “Tuvimos que bajar el picante de nuestros platos porque la tolerancia de los uruguayos es muy baja”, señala Martín, y recuerda cómo al principio sentían que los uruguayos eran muy cerrados con su comida. Hoy en día, sin embargo, los ven muy dispuestos a probar sabores diferentes.

    No son el único lugar de comida coreana. Desde que comenzaron había otros. “Hoy sigue habiendo restaurantes coreanos y también están en crecimiento como nosotros”, explica Martín. Este crecimiento lleva a que sea más fácil conseguir ingredientes ahora que cuando comenzaron.

    Saeu bokeumbab de Arariyo
    Saeu bokeumbab.  Arariyo

    Saeu bokeumbab. Arariyo

    La gastronomía coreana generalmente combina una mezcla de verduras con una proteína con grasa. Por ese motivo, aunque los Kim hacen cocina tradicional coreana, tuvieron que adaptarse a las diferencias en las verduras y el sabor de la carne.

    El plato más vendido son los mandus, un tipo de pasta rellena de carne y vegetales, similar a los dumpling chinos, que es popular en el mundo entero. Pueden hervirse, cocerse al vapor o freírse. “En la carta es lo más cercano a la cocina uruguaya”, explica Martín. Las alas de pollo fritas son también muy populares y los banchan –platos con pequeñas porciones que se sirven para acompañar la comida principal– son siempre bienvenidos porque permiten probar distintos sabores e ir ampliando el paladar sin tener que comprometerse a comer todo un plato. Entre estos, el de kimchi suele ser el favorito.

    Cocina japonesa
    Sumi

    Sumi

    Erika y Mie Sumi nacieron en Uruguay pero sus padres son japoneses. “Nuestro padre vino con su familia en la década de los 60. Nuestra madre llegó a partir de un aviso de diario que invitaba a aventurarse a Sudamérica y tener de compañero a nuestro padre. Se casaron y tuvieron cuatro hijos, dos varones y dos mujeres”, cuenta Erika. Las hermanas, que siempre fueron muy cercanas a la cocina de su madre, hace 17 años abrieron Sumi, un restaurante que comenzó con sushi y hoy en día ha ampliado sus horizontes.

    Además de recordar los sabores de su madre, Mie vivió seis años en Japón y ambas hermanas cursaron becas gastronómicas en ese país, de sushi, de kamaboko (pasta de pescado cocida), entre otras cosas. Gracias a eso y los viajes, hoy comparten el sabor tradicional de la cultura japonesa desde su restaurante.

    “La introducción de la comida japonesa en Uruguay se dio a través del sushi, que estuvo de moda en Argentina, luego fue furor en Punta del Este y lentamente ingresó en Montevideo, impulsado por los turistas brasileños y argentinos, que ya lo comían de forma habitual”, explica Erika. Para ella los puntos fuertes de esta gastronomía son la utilización de muchas verduras y mucho pescado fresco y mariscos, ya que Japón está compuesto de islas y su principal proveedor es el mar.

    Sumi

    “La comida japonesa no tiene extremos y es bastante equilibrada: no es muy picante, no es muy dulce ni muy salada”, asegura Erika. “Al ser gustos suaves y frescos, la gente tomó como dieta comer sushi, y eso hizo que crecieran los proveedores de productos japoneses (algas, vino de arroz, vinagre de arroz, arroz japonés, salsa de soja, etc.), por lo que ahora tenemos más ingredientes para hacer platos japoneses”, agrega.

    A pesar de esta apertura, hay platos que no pueden hacer por falta de ingredientes. “Mi madre cultivaba muchos ingredientes o los elaboraba de forma casera, por ejemplo la pasta miso (concentrado de poroto de soja salado y fermentado), que se usa para una sopa típica japonesa”, recuerda Erica. Las hermanas explican que lo que no se consigue aquí lo compran en la frontera, ya que tanto Argentina como Brasil, por una cuestión poblacional y de cantidad de inmigrantes asiáticos, tienen mayor variedad.

    Sumi
    Sumi

    Sumi

    “Nuestros platos no están adaptados al paladar uruguayo sino que están adaptados a los ingredientes disponibles”, explica Erika. ”Al inicio nuestro fuerte fue el delivery de sushi, hoy el sushi quedó como un clásico y en estos últimos años se pusieron de moda algunas comidas calientes, como el ramen (sopa de fideos) y el katsudon (milanesa de cerdo con huevo y cebolla agridulce en un colchón de arroz)”.

    Con una comunidad japonesa muy reducida, el objetivo fue siempre llegar al público uruguayo. Tienen clientes de todas las edades y eso las sorprende. Los más jóvenes vienen tentados de probar los platos que ven en el manga o animé. Entre los japoneses que suelen visitarlas está el personal de la Embajada de Japón y los embajadores. “Por suerte han quedado muy contentos con los que probaron porque los acerca a la comida de su hogar”, concluye Erika.

    Cocina rusa
    Bulka

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    En el corazón de Punta Carretas, Natasha Zaytsev y su familia abrieron Bulka, un acogedor café donde los sabores auténticos de Rusia se encuentran con la calidez uruguaya. “Vinimos a Uruguay hace casi dos años porque nos encantan América Latina, sus tradiciones y su gente”, explica Natasha. La facilidad del proceso de documentación, la estabilidad económica, el idioma y el clima también fueron decisivos en la elección de un nuevo hogar. “Está muy lejos de Rusia pero, por el momento, eso no nos molesta mucho”, asegura Natasha, que siempre quiso vivir en otro país, aprender otro idioma y dar esa posibilidad a sus hijos.

    Torta Medovik de Bulka Café
    Torta Medovik. Bulka Café

    Torta Medovik. Bulka Café

    A pesar de no tener experiencia en el mundo de la gastronomía –tanto Natasha como su esposo, Alexey, venían del mundo corporativo– siempre habían coqueteado con la idea de abrir un lugar con comida sabrosa que les diera la posibilidad de hacer algunos eventos. Además, ambos compartían el gusto por la buena comida y el buen café. “En Moscú hay muchas cafeterías de especialidad, y queríamos traer esa calidad y variedad a aquí”, explica Natasha. Hace un año y tres meses ese sueño se volvió realidad, cuando abrieron las puertas del Bulka, café de especialidad, un lugar donde los uruguayos pueden descubrir los sabores de la gastronomía rusa.

    Natasha Zaytsev de Bulka
    Natasha Zaytsev de Bulka

    Natasha Zaytsev de Bulka

    “Mejor que nuestro café y postres, eres solo tú”, es el lema que guía a Natasha y su equipo. En Bulka, además de café, se sirven variedad de postres rusos y algunas preparaciones saladas, como las piroghok (empanaditas rusas) y los blinis (tortitas de levadura de origen eslavo).

    “En Rusia tomamos mucho café y queríamos compartir esas tradiciones aquí”, explica Natasha. Trabajan café de especialidad y ofrecen bebidas como el raf café, una especialidad rusa hecha con un shot de espresso, leche, crema de leche, azúcar y sabores como vainilla o cítricos.

    raf cafe de Bulka
    Raf café. Bulka

    Raf café. Bulka

    “Nuestros postres no son tan dulces como los uruguayos”, comenta Natasha. “Utilizamos ricota, pasas de uva y crema pastelera, que es distinta a la uruguaya. No usamos dulce de leche, excepto en algunas galletitas de miel para quienes lo piden”.

    piroghok, empanadas rusas de Bulka
    Piroghok, empanadas rusas. Bulka

    Piroghok, empanadas rusas. Bulka

    Bulka es un punto de encuentro importante para la comunidad rusa, que ha crecido mucho en los últimos años. Organizan clubes de libros para rusos y clases de español, entre otras cosas. Sin embargo, está abierto para todos los uruguayos a los que les gustan los postres y el buen café. “Tenemos más uruguayos que rusos entre nuestros clientes,” asegura Natasha, que tiene grandes planes para el futuro. “Queremos ampliar nuestra carta con más productos rusos y, quizás, abrir un lugar más grande”, asegura.

    Cocina mexicana
    Sabores de México

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    Gentileza Embajada de México en Uruguay

    Gentileza Embajada de México en Uruguay

    Soraya Herrera llegó a Uruguay desde México hace 30 años con la intención de poner un criadero de ñandúes junto con su esposo, negocio que no prosperó. Frente a este revés, ambos se emplearon en empresas tradicionales hasta que la crisis económica del cambio de siglo los llevó a reconsiderar sus opciones. Fue entonces cuando Soraya decidió convertir su pasión por la cocina en un negocio: así nació Sabores de México.

    El mayor desafío de Soraya fue adaptar la comida mexicana a los gustos de los uruguayos, quienes tenían poco conocimiento y cierta resistencia hacia los sabores mexicanos, especialmente el picante. “Cuando llegué, lo único de maíz que se comía aquí era el choclo en sopa y la polenta. Uruguay no es un país de maíz como lo son otras culturas latinoamericanas,” explica Soraya.

    Soraya Herrera
    Soraya Herrera. Gentileza Embajada de México en Uruguay

    Soraya Herrera. Gentileza Embajada de México en Uruguay

    La introducción de la tortilla fue un proceso lento, cuenta. La empresa Bimbo jugó un papel clave al introducir las “rapiditas”, evitando llamarlas tortillas para no asustar a los uruguayos que tienen la idea de que todo lo mexicano es picante. “Fue una estrategia inteligente. Si lo doblas, es un sándwich doblado; si lo enrollas, es un sándwich enrollado. Esto ayudó a que la gente aceptara el concepto de un relleno dentro de una tortilla”, comenta Soraya.

    Con el tiempo, la aceptación de los sabores mexicanos fue creciendo. La llegada de productos como los nachos y la harina nixtamalizada de Venezuela permitió a Soraya hacer tortillas de maíz, algo que antes era impensable.

    Al principio, ofrecía tortillas de harina de trigo porque las de maíz no se las comían. “Hoy, las tortillas de maíz son bien aceptadas”, relata Soraya. Los tacos, en particular, han ganado una enorme popularidad. “Definitivamente, lo que más pide el uruguayo son tacos, especialmente los de carne y los que llevan queso”.

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    Gentileza Embajada de México en Uruguay

    Gentileza Embajada de México en Uruguay

    Soraya ha tenido que educar a los clientes de su servicio de catering y steed food sobre la verdadera naturaleza de la comida mexicana, explicando que no toda es picante. “Mi cocina es tradicional mexicana. No adapto los platos, simplemente escojo los que no son picantes y ofrezco salsas aparte para aquellos que deseen un poco de picante,” afirma. El público uruguayo ha evolucionado y ahora acepta mejor los sabores mexicanos auténticos.

    El éxito de Sabores de México también se debe a su presencia en ferias gastronómicas, donde Soraya utiliza un food truck para llevar sus platos a un público más amplio. “Nos permite estar en contacto directo con la gente, y eso ha sido fundamental para el crecimiento del negocio”, comenta.

    La comunidad mexicana en Uruguay ha crecido, y con ella, la demanda de comida auténtica. “Somos alrededor de 500 mexicanos en Uruguay, muchos de los cuales extrañan los sabores de casa”, explica Soraya. Sabores de México no solo atiende al público uruguayo sino que también ofrece un pedacito de hogar para los mexicanos residentes en el país.

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    Gentileza Embajada de México en Uruguay

    Gentileza Embajada de México en Uruguay

    La introducción de productos como chiles jalapeños, frijoles refritos y salsa verde por parte de importadoras ha facilitado mucho su trabajo. “Ha permitido que podamos ofrecer platos más auténticos y que el público uruguayo se aventure a probar nuevos sabores”, dice.

    Sabores de México sigue creciendo y adaptándose, llevando la riqueza de la gastronomía mexicana a cada vez más personas en Uruguay. Con un enfoque en la autenticidad, Soraya Herrera ha logrado no solo un negocio exitoso, sino también un puente cultural entre México y Uruguay.

    Cocina checa
    Che.co.ffee

    Che.co.fee

    Fundada hace siete años por los checos Ladislav Jelínek y Tomáš Navrátil, quienes habían llegado a Uruguay para estudiar español y conocer América Latina dos años antes, esta cafetería de especialidad con pastelería y comida checa se ha convertido en un punto de referencia en Ciudad Vieja.

    Se especializa en café de alta calidad, acompañándolo con una selección de platos y pastelería típica checa. Su lema, “Che.co.ffee, che.cocina,” refleja su compromiso con ofrecer una experiencia auténtica.

    Che.co.ffee

    La gastronomía checa, poco conocida en Uruguay, ha encontrado un nicho en la capital gracias a la dedicación de sus fundadores, ya que la comunidad checa en el país es muy pequeña.

    “Los checos consumimos una gran variedad de carnes: vacuna, de cerdo, pollo, cordero, conejo y carnes de bosque, como ciervo y cerdo de bosque. Nuestra comida es más contundente por el clima frío y solemos acompañar con papas, arroz, porotos y trigo sarraceno,” explica Navrátil, que estudió para ser chef en su país natal y, además, es hijo de chefs. “Durante el verano, la oferta se vuelve más ligera con pasteles de frutas como frutilla, moras, arándanos y ruibarbo”, relata.

    Al principio, el público uruguayo fue reticente a probar estos nuevos sabores. A pesar de que la comida checa no es especialmente picante, tuvieron que disminuir el grado de picante para adaptarse al gusto uruguayo. “Empezamos de a poco con la pastelería, introduciendo postres con masa hecha con levadura y rellenos de amapola molida, ricota condimentada y frutas frescas o mermeladas, según la temporada,” cuenta. “Luego fuimos sumando más cosas. Obviamente, cuando fueron probando cosas se fueron soltando y quisieron probar más y más, pero al principio era algo muy nuevo para el público”, recuerda Jelínek.

    Che.co.fee

    Uno de los grandes éxitos es el trdelník, un postre tradicional muy popular checo que cocinan en una parrilla a gas con palotes de madera diseñada por un amigo herrero. Esta delicia se convirtió en la estrella de la cafetería, especialmente en ferias gastronómicas. Se hace a partir de una masa de manteca y leche, con canela y nueces, de una forma cilíndrica y ahuecada que se baña por dentro con chocolate, crema pastelera y, a pedido de los uruguayos, dulce de leche. Tan sabrosa es la masa que muchos de los clientes la prefieren sin rellenar. Otro dulce que funciona mucho es mechový dort o musgo de bosque, un pastel similar a la carrot cake pero hecho a base de espinaca, con queso crema de limón y decorado con frutos secos.

    Entre los platos salados destaca el svíková, un estofado de carne en salsa de verduras con pan al vapor decorado con arándanos rojos, y el guláš, un estofado de carne vacuna en salsa de cebollas y pimentón dulce, a menudo acompañado de bramboráky (rosti de papas especiadas), pan de vapor o puré de papas con queso parmesano.

    Recientemente ampliaron el salón al doble de su tamaño para poder recibir más clientes. Entre semana ofrecen menú ejecutivo con opciones sencillas pero con sabor y mano checa. Los platos típicos y la pastelería se mantienen toda la semana.

    Aunque algunos ingredientes son difíciles de conseguir en Uruguay, como el apio nabo y las amapolas, la calidad de productos locales como la leche, la manteca y las carnes compensan la falta y les permiten acercar al pueblo uruguayo la esencia de la cocina checa. Todos los años los propietarios viajan a su país para actualizarse, detectar nuevas tendencias, traer ingredientes y nuevas ideas. Hace años, cuando le contaron a la madre de Navrátil lo que pensaban hacer del otro lado del mundo, ella le dijo orgullosa a su hijo “andá y mostrá”, y es lo que están haciendo. Che.co.ffee ha logrado no solo establecerse, sino también ganarse el corazón de los uruguayos, combinando la excelencia del café con la riqueza de la gastronomía checa, creando un rincón de Europa Central en pleno Montevideo.