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Hay “importantes brechas en las capacidades de investigación” dentro de Uruguay
El país tiene 1,84 investigadores por cada 1.000 integrantes de la población económicamente activa, menos que el promedio regional y que la OCDE, pero también presenta desigualdades internas, según un estudio
Uruguay cuenta con unos 3.300 investigadores
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Uruguay cuenta con 3.295 investigadores, lo que equivale a 1,84 por cada 1.000 integrantes de su población económicamente activa. Esa cifra ubica al país por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (2,19) y es cinco veces menor que el promedio de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos —la OCDE— (9,9), una brecha conocida. Una nueva investigación diagnostica la existencia de diferencias en las capacidades de investigación a escala subnacional, que según su autora “puedan ser igual o inclusive más importantes”.
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Según ese estudio, el 77% de los investigadores activos categorizados en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) residen en Montevideo y menos de la cuarta parte (451) se distribuyen en los restantes 18 departamentos. Esa relación se mantiene si se considera, además, a las personas con formación en doctorado culminado o en curso, lo cual, a su vez, se puede asociar a la “escasa oferta” de capacitación en los niveles más avanzados de posgrado fuera de la capital, señala Belén Baptista, consultora independiente y especialista en Políticas de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación Superior en esa investigación hecha con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.
Se basó en una sistematización, un procesamiento y un análisis de datos provenientes de la plataforma de currículum vitae CVUy, gestionada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Como limitación, que define como “relativamente acotada”, la autora aclara que en la plataforma pueden estar subrepresentados los investigadores —y en general, personas con formación de doctorado— que se desempeñan en las empresas y, más en general, en instituciones que no tienen entre sus objetivos principales la investigación. La base dispuso de información completa para las secciones “datos personales”, “formación” y “área de actuación”. En total, el estudio permitió identificar 1.071 personas categorizadas en el SNI o con formación de doctorado que residen en el interior.
“El sistema científico-tecnológico de Uruguay es el resultado de un proceso de construcción continua de capacidades que lleva ya casi cuatro décadas”, enmarca la investigadora. Sin embargo, acota, ese sistema “ha tenido un desarrollo desbalanceado” en varios niveles, incluyendo el territorial. “En efecto, más allá de algunas creaciones e iniciativas institucionales puntuales, en Uruguay ha habido históricamente una concentración de las capacidades de investigación y de las oportunidades para el desarrollo” de estas capacidades en Montevideo. “A pesar de ello, el país no cuenta con una trayectoria relevante en materia de diseño e implementación de políticas nacionales en esta área que consideren la dimensión territorial”.
En ese sentido, Baptista constata que la capital tiene cinco veces más investigadores, con respecto a su población activa, que los 18 departamentos del interior en su conjunto, “evidenciando una primera gran brecha en las capacidades de investigación” a escala subnacional en Uruguay. Esa relación se verifica tanto cuando se consideran los investigadores en un sentido estricto (categorizados en el SNI) como cuando se toma una definición más amplia, sumando además a las personas con formación de doctorado, concluido o en curso. Como referencia, compara la autora, este resultado implica que entre Montevideo y el resto del país “se reproduce exactamente la misma diferencia, en dotación de investigadores en relación con la densidad poblacional, que existe entre el promedio de países desarrollados (OCDE) y Uruguay”.
Brechas subregionales
El estudio, que su autora entregó a Búsqueda, identifica que a escala subnacional, pero considerando la regional, “existe un segundo nivel de brechas en la distribución de capacidades de investigación en términos de capital humano en el país, y que dichas brechas son tan relevantes como las que se observan entre Montevideo y el interior en forma agregada”. Marcó, en ese aspecto, que las regiones también presentan “importantes diferencias entre los departamentos que las componen cuando se considera la dotación de investigadores en relación con su población activa. En este sentido, la evidencia generada indica que la dicotomía Montevideo-interior da cuenta solo muy parcialmente de la heterogeneidad existente en el territorio uruguayo en términos de capacidades de investigación, y sugiere que los procesos de diseño de políticas en esta área deberían contemplar otras escalas territoriales” en el plano subnacional.
Tales diferencias se verifican cuando se considera la cantidad de investigadores, así como cuando se analizan sus trayectorias, aproximadas a través de los niveles de categorización en el SNI. En concreto, identificó que en los departamentos o las regiones donde hay mayor cantidad relativa de investigadores existe también una concentración de los que tienen mayor trayectoria académica. “En la medida en que la trayectoria de los investigadores incide directamente en el potencial de reproducir las capacidades de investigación en el territorio —ya sea a través de la formación de otros investigadores o de la creación de capacidades institucionales—, este resultado es consistente con una tendencia a la profundización de las brechas en las capacidades de investigación a nivel subnacional en Uruguay a lo largo del tiempo, de no mediar intervenciones” de política orientadas a la desconcentración territorial de esas capacidades.