El 28 de febrero de 2020 fue un día “doloroso” para Benjamín Liberoff. El por entonces ministro de Turismo fue hasta la sede en el puerto de Montevideo para la despedida. Habían pasado 15 años desde que Héctor Lescano lo citó a tomar un café en la Plaza del Entrevero y le ofreció ser su asesor en una cartera que, en aquel momento, también se encargaba de Deportes. Allí luego ocuparía la dirección de Turismo y la subsecretaría.
Liberoff recuerda que, durante la transición con el gobierno de Jorge Batlle, un “alto jerarca” de la administración colorada de ese momento le hizo un comentario sobre la estructura del ministerio: “Con el 20% de los funcionarios se hace el trabajo, el resto, si no viene, no afecta”. En los 15 años que estuvo en la cartera pudo comprobar que eso “no era así” y aseguró que los resultados que obtuvieron fueron pese a no llegar a los 200 trabajadores en 2005 ni a 180 en 2020.
El Mintur se creó en 1986 para “cubrir espacios requeridos por acuerdos políticos” y no porque se asumiera “la importancia” que el sector tiene en el país. Sus funcionarios fueron incorporados por una distribución de organismos que se fueron achicando, como AFE y Pluna, y por pases en comisión de otras reparticiones. Cuando el Frente Amplio llegó al poder, recordó Liberoff, la cartera tenía un “tamaño reducido” y carecía de “estudios, encuestas, evaluaciones cualitativas respecto a los mercados priorizados para el país”.
Cuando hay un cambio de gobierno, suelen llevarse a cabo reuniones con organismos internacionales para discutir la futura asistencia al país. En 2005, Enrique Iglesias era todavía presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y disertó en uno de estos eventos. Cuando terminó su discurso, Liberoff fue junto con el ministro designado de Turismo, Héctor Lescano, y le consultaron por qué Uruguay nunca tuvo un programa-préstamo para el desarrollo del turismo. “Porque Uruguay nunca lo solicitó”, fue la respuesta de Iglesias. A partir de ese momento, las autoridades todavía no asumidas se pusieron en campaña para lograr uno.
En su libro, Liberoff recuerda que del gobierno de Jorge Batlle se heredaron algunas deudas que no habían sido informadas. Uruguay estuvo cerca de perder el voto en la ONU Turismo por una deuda que ascendía a 300.000 euros. Luego se llegó a un acuerdo para saldarla.
Había “deudas considerables” que significaban una “realidad compleja” también en el rubro de marketing y promoción. El 50% de los créditos estaba “comprometido” y los “principales acreedores” eran el Grupo Clarín y Tenfield. Sí había un “stock de materiales impresos”, que fue utilizado en las ferias internacionales y dio una “ventana de tiempo” para avanzar.
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Héctor Lescano, Liliam Kechichian y Benjamín Liberoff
Presidencia
La llegada de la izquierda al poder generaba “dudas” en el sector turístico porque existía el “preconcepto” de que “el turismo no le importaba”. Sin embargo, defiende Liberoff, el gobierno buscó formas para que el sector privado tuviera un “rol de mayor participación e inclusión en la gestión de la política turística”. Lescano promovió una dinámica de “encuentros regulares” con la Cámara de Turismo y otras gremiales, y su sucesora, Liliam Kechichian, siguió buscando el “diálogo permanente y respetuoso”, aunque no siempre se colmaron “las expectativas de las partes”.
Renuncia obligada y despidos
En el libro, Liberoff recordó cuando fue director de Turismo del gobierno municipal de Tabaré Vázquez (1990-1995). Ocupó el cargo hasta agosto de 1992, cuando renunció “por haber cometido errores personales de carácter administrativo”. Hubo una investigación en torno a ese episodio y luego un archivo de la causa en la Justicia. “Ello no exime de responsabilidades políticas y administrativas, las cuales asumí”, escribió.
El primer viceministro de Turismo en el Frente Amplio fue Alberto Prandi. Liberoff recuerda que el operador inmobiliario “fue removido de su cargo” por parte del presidente Vázquez. “El episodio sucedió por desencuentros relacionados con el área de Deportes del ministerio”, aseguró. El desenlace derivó en la designación de Kechichian como viceministra; hasta entonces era la presidenta de la Comisión de Turismo en Diputados. “La salida de un compañero siempre deja un ‘sabor amargo’, duele, incluso hoy que ha transcurrido un tiempo prudencial”, expresa Liberoff.
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José Mujica y Héctor Lescano
Presidencia
En el segundo gobierno del Frente Amplio se dio una situación “totalmente inesperada”. Fue cuando el entonces presidente, José Mujica, resolvió cambiar la dirección del ministerio y cesó a Lescano. “Entiendo que fue un error la decisión, contradictoria con lo que venía materializando parte del equipo”, cuestionó el exjerarca. “Los números son harto elocuentes, al igual que los avances logrados en el relacionamiento con los diversos actores del sector”, añade.
Cuando Mujica le comunicó la decisión, Lescano les informó a Kechichian, al entonces director de Secretaría, Antonio Carámbula, y a Liberoff. Ellos tres le propusieron renunciar a sus respectivos cargos, pero el ministro despedido les pidió que continuaran. “Seguramente los planteos que realizó Lescano sobre la realidad que se vivía en el fútbol profesional y la necesidad de transparencia que reclamó molestaron a más de uno en ese sector y resultaron un factor de peso en las decisiones”, especuló Liberoff. Para el autor, la actitud de Lescano “mitigó daños” y “posibilitó una continuidad de política”.
Un largo vuelo de Berlín a Miami
La gestión le permitió a este exjerarca “avanzar en el conocimiento de la ‘lógica burocrática’” del funcionamiento del Estado, las “dificultades” que existen y las “velocidades de ejecución” de los distintos programas. La tarea de los secretarios de Estado está cargada de procedimientos administrativos que, según Liberoff, generan “retrasos” e “ineficiencias” y llevan a “desaprovechar oportunidades de diverso tipo”.
“Esa burocracia no siempre resulta eficiente en el uso de los dineros públicos y requiere ajustes, cada vez más rápidos en función de los cambios que las nuevas tecnologías imponen en la gestión, incluso para hacer más transparente la propia administración”, opina. Liberoff argumenta esta visión con un ejemplo. Por “problemas de salud” de Lescano, él debió viajar de forma seguida a Berlín y a Miami para participar de ferias del sector. El precio del pasaje “más bajo” Montevideo-Berlín-Miami-Montevideo era de US$ 3.800, un valor que intentó reducir. Averiguó cuánto costaba un “boleto triangular” que implicaba volar a Nueva York, luego a Londres y desde allí a Berlín en una low cost, para regresar por Miami. La respuesta fue US$ 1.540.
El exjerarca eligió esta opción, pero la rendición de cuentas de la misión no fue aceptada por los organismos de control: no había motivo que explicara por qué estuvo en Nueva York y Londres. Liberoff tuvo que pagar un monto adicional.
La “burocracia” estatal tampoco permite elegir las mejores opciones. Los precios de los pasajes de avión, por ejemplo, se ajustan en tiempo real. Pero el procedimiento para comprarlos implica solicitar precios y terminan desajustados. “Siempre se tenían problemas ‘burocráticos’ a la hora de efectuar los pagos a las agencias y luego rendir cuentas de la misión al exterior. Siempre hay un desfasaje y se termina pagando más caro”, señala.
Críticas al gobierno
Cuando el Frente Amplio perdió las elecciones de 2019, el presidente Vázquez les pidió a los ministros que elaboraran documentos para encabezar la transición. Esos escritos sirvieron como una suerte de balance del último gobierno de la izquierda, un período que no estuvo “exento de debilidades o errores”. “Seguramente las cosas se pudieron hacer mejor o de forma más flexible”, escribió Liberoff, como una suerte de autocrítica. De todas maneras, destaca que en este período hubo un “crecimiento significativo” del número de visitantes que recibió Uruguay.
En el libro, destaca el “fortalecimiento y desarrollo” que hubo durante los gobiernos frenteamplistas del área de estadísticas del ministerio. El ahora senador suplente considera que el gobierno actual destrozó el trabajo que se hizo durante 30 años en esta área y en el libro se explaya en este punto.
Tras la pandemia, el Mintur reanudó las entrevistas presenciales en los puntos de ingresos y egresos del país, pero mantuvo el formato que se utilizaba antes “con menos rubros informados”. Algunos valores incluso reflejan “alguna inconsistencia”, asegura Liberoff, quien sostiene que ya comentó esta crítica a las autoridades. El número de uruguayos no residentes, por ejemplo, se dispara en comparación al registro histórico y no hay “elementos objetivos que lo justifiquen”. “Podría generar un sesgo en la información presentada”, señala. “Los sectores privados recurrieron a la consultora Ceres (Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social) para tener la información que históricamente proporcionó el Mintur”, expresa.
También hay cuestionamientos a las actuales autoridades. “No es intelectualmente honesto plantear inexactitudes o desmontar lo avanzado por mero cálculo político”, afirmó.