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    Sexo, amigos y el problema de la vivienda

    Cerca de la quinta parte de los hogares en nuestro país son inquilinos; un par de índices inspirados en dos series de la TV noventosa dan una idea de qué tan asequible es Montevideo y sus barrios para alquilar

    Algo más de la mitad de los hogares uruguayos son propietarios u “ocupantes con permiso” de la vivienda que habitan, según encuestas del Instituto Nacional de Estadística (INE). A su vez, son unos 270.400 —aproximadamente la quinta parte— los que alquilan. Cuando se miran los datos por niveles de ingreso de la población —divididos en cinco “quintiles”—, los hogares más “pobres” son los que están expuestos a formas de tenencia de la vivienda más inestables.

    Esta entrega de Detrás de los números trata sobre algunos de estos problemas habitacionales y analiza el costo de los alquileres a partir de un par de índices inspirados en dos exitosas series de la televisión estadounidense de los años noventa. Soy Ismael Grau, editor de Economía en Búsqueda y autor de esta newsletter.

    “El de los nuevos hogares”

    De los censos hechos en Uruguay surge que —en promedio— nuestros hogares se han ido reduciendo en tamaño: el número de integrantes cayó de 5,7 en 1908 a menos de cuatro personas a mediados del siglo pasado, y por debajo de tres en el entorno de los años 2000. En 2023 eran 2,5 (y en Montevideo, menos). Al mismo tiempo, ese último censo mostró que prácticamente una de cada tres personas vivía sola y que una proporción similar, también creciente, eran núcleos bipersonales. Son configuraciones asociadas a la menor fecundidad, a la mayor esperanza de vida, al aumento de los divorcios o separaciones y a los cambios en los arreglos de convivencia.

    Los constructores e inmobiliarios van corriendo de atrás estas tendencias demográficas y una demanda que busca viviendas con menos dormitorios.

    “El de los índices”

    The Economist publica desde hace años el índice Carrie Bradshaw, que mide para un centenar de ciudades de Estados Unidos si son o no asequibles para alquilar por una persona que viva sola (como la neoyorquina protagonista de la serie televisiva Sex and the City).

    La revista informó en setiembre que 41 ciudades eran inasequibles, ya que tenían índices por debajo de 1. The Economist marcó como novedad que el sur estadounidense se había encarecido y que, por ejemplo, Houston y Dallas habían dejado de ser asequibles para quien es inquilino único.

    El valor del índice se calcula comparando el salario que una persona necesita como mínimo para no gastar más del 30% en el alquiler de un apartamento (porque expertos entienden que ese porcentaje es lo razonable para poder solventar los otros rubros) con el salario promedio en la ciudad respectiva. Dividiendo este último monto por el primero se llega al índice o puntaje Bradshaw: un valor superior a 1 quiere decir que la ciudad es asequible para un hogar unipersonal.

    En junio, el alquiler promedio en Montevideo informado por el INE con base en los contratos vigentes era de $ 21.528. El ingreso que precisaría una persona sola para que ese alquiler no sobrepase el 30% de su ingreso total era de $ 71.760.

    Para seguir con la misma fuente de datos, tomé del INE el ingreso —que puede ser salarial, por pasividades u otros— promedio per cápita de un hogar montevideano, que en junio era de $ 40.681. De dividir ese monto entre los $ 71.760 surge un índice de 0,57; eso quiere decir que Montevideo era inasequible para una persona que alquila sola.

    “El de los roommates

    Basándome en la metodología de la revista británica, calculé un “índice Friends”, que toma en cuenta ese hogar promedio de Montevideo con una integración de dos personas (y fracción) —como los personajes de Mónica y Rachel, que compartían apartamento, al igual que Joey y Chandler—, según el censo más reciente.

    Considerando el ingreso medio per cápita por hogar estimado por el INE (los $ 40.681 que ya mencioné) y multiplicado por dos —asumiendo que ambos, sean un par de amigos/as, familiares o una pareja, perciben cada uno ese monto—, nuestra capital se torna asequible para alquilar juntos (porque no supera el 30% del ingreso), con un índice de 1,13.

    ¿Cómo se comportó este índice Friends en los años recientes? El nivel máximo se dio en junio de 2024 (1,26), aunque también estuvo por debajo de 1 —el umbral de asequibilidad— durante 2020, en el contexto de la pandemia de Covid-19, cuando se deterioró el nivel de ingresos.

    Llevado a los barrios, el índice muestra que, en junio, la mayoría eran asequibles para dos personas que contribuyan, ambas, con el ingreso medio. Los que quedan fuera de alcance son Carrasco (0,49, donde el alquiler promedio rondaba los $ 50.000), Punta Gorda (0,64), Malvín (0,84), Punta Carretas (0,86) y Pocitos (0,90).

    En sus primeras temporadas, los amigos de la serie de televisión personificaban a jóvenes menores de 30 años, algunos de ellos profesionales y otros con trabajos algo inestables, como Joey, más exitoso con las mujeres que en su carrera como actor, o Rachel, moza en la cafetería Central Perk hasta que pudo emplearse en el rubro de la moda. Compartir gastos parecía necesario para varios del grupo.

    Como escribí en esta anterior entrega de la newsletter, en Uruguay, dejar la casa familiar e independizarse es complicado para los jóvenes. En 2024, la mitad de los asalariados menores de 25 años ganaba como mucho $ 25.000 (calculado por el Instituto Cuesta-Duarte por 40 horas semanales); esa cifra hace prácticamente inviable alquilar solo en casi cualquier barrio de Montevideo.

    Alquilar también es relativamente caro para los adultos mayores que viven con una pasividad modesta.

    En 2024, un jubilado del Banco de Previsión Social cobraba, en promedio, algo más de $ 35.000, según estadísticas que tomé de ese organismo. Con ese ingreso, Montevideo resultó claramente inasequible con el índice Bradshaw (alquilando una persona sola) y quedó apenas por debajo del umbral de 1 con el índice Friends (si son dos los jubilados que comparten el alquiler de la vivienda).

    “Episodio final”

    Cuestionar la metodología y el aporte analítico de este indicador es tan inútil como discutir si Friends era mejor o peor que Seinfeld. Fugaz y superficial, como la mayoría de los capítulos de ambas series, refleja, sin embargo, una realidad con poco de comedia para muchas familias y personas solas: aunque la oferta inmobiliaria ha crecido en los últimos años —en parte por el régimen de promoción de la construcción beneficiada con ventajas impositivas—, en particular en algunas zonas de Montevideo, la vivienda sigue siendo de difícil acceso para amplios sectores.

    Según un diagnóstico basado en datos del INE citados en el Plan Quinquenal de Vivienda y Hábitat 2025-2029 y publicado hace poco por el ministerio respectivo (MVOT), el quintil más bajo destina el 37,6% de su ingreso al pago de un alquiler, frente a un 18,5% que gasta en eso el quintil más alto. Además, para poder alquilar se requiere “un flujo constante de ingresos”, algo no siempre fácil para familias cuyos empleos tienen mayor inestabilidad que los de estratos socioeconómicos más favorecidos.

    En 2024, el 35% de los hogares del primer quintil eran propietarios de su vivienda, una proporción que, en los hogares más “ricos”, alcanzaba a seis de cada 10 (62%).

    En ese sentido, el MVOT afirma que el acceso al crédito para comprar casa o apartamento es “desigual” tanto en su volumen (8.200 hogares del primer quintil declaró estar pagando una cuota, frente a 31.600 del quinto) como por la capacidad de afrontar esos pagos (con relación al ingreso, la cuota representaba un 20,2% y 15,5%, respectivamente). Agrega que, debido a su capacidad de ahorro limitada o las condiciones exigidas en los programas gubernamentales y por los bancos para prestar, también a los hogares de ingresos medios se les cierran puertas para ser propietarios.

    Termino con una recomendación de lectura de Búsqueda: esta columna del politólogo Adolfo Fito Garcé en la que plantea que a nuestra dirigencia política actual le sobra deseo por hacer carrera, y eso está muy bien, pero le falta ambición para pensar en grande y tener coraje.

    Ya sabés que podés escribirme comentarios, críticas o sugerencias a [email protected] y te leo con gusto.

    ¡Buena semana!

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