Las cifras de la Organización Internacional del Trabajo correspondientes a 2024 muestran que, a escala mundial, uno de cada cinco jóvenes de 15 a 19 años no estudia ni trabaja. El indicador se duplica en el corte etario de entre 20 y 24 años.
Un estudio hecho por la Universidad de la República junto con otras universidades y el Banco Mundial encontró que esta política de primera experiencia laboral formal con subsidio del Estado favorece más a los varones que a las mujeres
Las cifras de la Organización Internacional del Trabajo correspondientes a 2024 muestran que, a escala mundial, uno de cada cinco jóvenes de 15 a 19 años no estudia ni trabaja. El indicador se duplica en el corte etario de entre 20 y 24 años.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa idea de que la primera experiencia laboral marca la trayectoria futura de los jóvenes se repitió varias veces el lunes 6 durante el lanzamiento de la 14ª edición del programa Yo Estudio y Trabajo, que contó con la presencia en el estrado de la vicepresidenta de la República y de cuatro ministros. En esa línea, la Dirección Nacional de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), que lo coordina, se interesó por investigar si después de 10 años de haber pasado por el programa, instaurado en 2012, los jóvenes tienen desempeños distintos a quienes se anotaron pero no participaron del programa.
En el marco del evento de lanzamiento, y con datos de más de 90.000 jóvenes, se presentó un informe elaborado en conjunto por la Universidad de la República (Udelar), la Universidad Bocconi (Italia), la Universidad de Tilburg (Países Bajos) y el Banco Mundial. La investigación concluye que los participantes del programa, siete años después, percibieron en promedio un aumento del 11% en sus ingresos por el trabajo formal, con un efecto en el salario mensual de un 6% superior.
Yo Estudio y Trabajo busca dar una primera experiencia laboral formal a personas de entre 16 y 20 años que estén inscriptas en estudios formales o informales o que los estén cursando. Si bien en un inicio se aplicó exclusivamente en el sector público y en las personas públicas no estatales, en 2024 se amplió a empresas privadas que adhieran al programa (que se benefician de un subsidio del 80% de las retribuciones mensuales del joven que constituyan materia gravada para la seguridad social o del 100% si la persona tiene discapacidades). Según datos oficiales, más de 9.000 jóvenes participaron en este programa desde su lanzamiento.
En el caso de los jóvenes varones, la brecha de resultados es aún mayor que para el promedio de los participantes totales y superior al de las mujeres. Esto “no habla tanto del programa, sino de cuestiones más intrínsecas” del mercado de trabajo y “las desigualdades de género a las que se enfrentan” ellas, observó Noemí Katzkowicz, investigadora del Instituto de Economía de la Udelar, al presentar las conclusiones en el evento del lunes.
Las diferencias entre quienes participaron y quienes no lo hicieron también se intensifican en función de la vulnerabilidad socioeconómica de los hogares de los jóvenes. Respecto a los años de educación, los investigadores incluso encontraron que existe un aumento de alrededor de 1,5 puntos porcentuales de matriculación en educación media después de siete años de haber terminado el programa.
Si bien hay aumento de inserción de esos jóvenes en sectores “más parecidos” a los que tuvieron en su primera experiencia laboral gracias a Yo Estudio y Trabajo, existe también una transferencia entre sectores de actividad. Es decir, las habilidades adquiridas también permiten una movilidad para insertarse en un segundo trabajo.
El programa redunda en “mayores beneficios” que sus “costos efectivos” intrínsecos, según el estudio. Para la edición de este año, el plazo para inscribirse será del próximo miércoles 15 al 22 de octubre, y el sorteo de los cupos se realizará el lunes 27.