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    ASSE realiza 10 auditorías y varias investigaciones de la gestión pasada; hay cosas que se hicieron “demasiado mal”

    Álvaro Danza dice que la “sobredimensión” por su actividad privada “desgasta” a la política, “cansa” a la ciudadanía y “desalienta” a que técnicos opten por la función pública; destaca mejora en acceso a medicamentos y reducción de listas de espera, mientras enfrenta el desafío de que el prestador no vuelva a endeudarse y sea más “autosuficiente”

    Aunque la oposición piense otra cosa, para el gobierno el tema está laudado: Álvaro Danza seguirá siendo el presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). La larga interpelación a la ministra de Salud, Cristina Lustemberg, del lunes 24 a cargo del diputado independiente Gerardo Sotelo, que terminó sin consecuencias, es considerada por el oficialismo como el capítulo final de una historia que comenzó en agosto, cuando se hizo público que el jerarca trabajaba en tres mutualistas, lo que disparó una polémica sobre la eventual colisión con el artículo 200 de la Constitución.

    “Es un tema que amerita dos miradas”, dice Danza al día siguiente de la interpelación. Tiene el cansancio pintado en el rostro. Desde hacía semanas se sumaban informes jurídicos sobre su situación, hasta que el directorio de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep) emitió por mayoría un dictamen el 6 de noviembre que descartó incompatibilidades. A continuación, renunció a sus trabajos en el sector privado, la Asociación Española, Médica Uruguaya y CAMS de Soriano, “para dar un salto de ética”. Sobre lo que dejará de percibir en esas tres mutualistas (unos $ 400.000 mensuales), fue conciso: “Lo vamos a revertir con algunos ajustes familiares”.

    El dictamen de la Jutep no frenó a la oposición, que prosiguió adelante con la instancia parlamentaria. Que esta no haya arrojado resultados tampoco frenará las críticas blancas (sobre todo), coloradas e independientes, sabe. “Espero seguir teniendo entereza”, dice el jerarca.

    Danza asegura sentir que tiene respaldo “jurídico, político e institucional” del gobierno. No se arrepiente de cómo actuó en todo ese proceso, defiende la gestión realizada hasta el momento, anuncia que el organismo lleva 10 auditorías y varias investigaciones administrativas en lo que va de este año sobre la situación financiera heredada y que él seguirá al frente del mayor prestador de salud del país, con aproximadamente 1,5 millones de usuarios, “mientras dé el corazón”.

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista que sostuvo con Búsqueda.

    —¿Cómo vivió la interpelación a la ministra Lustemberg?

    —Fue una jornada extensa. Se habló mucho de cosas jurídicas y políticas. Creo que dimos, a través de la ministra, todas las explicaciones necesarias y posibles a nuestro alcance. Tratamos de señalar que el centro de nuestras preocupaciones es la gestión de ASSE y de dejar en claro que actuamos con absoluta transparencia, ética, con apego a las normas y que seguimos todas las vías institucionales posibles: un informe propio (del estudio Delpiazzo), el informe jurídico del Ministerio de Salud Pública (MSP), el informe de la Jutep, la comparecencia al Parlamento. Tenemos la tranquilidad de haber participado de todas las instancias institucionales existentes con absoluta transparencia. Dimos la cara como corresponde a cualquier servidor público.

    —Luego del pronunciamiento que esperaban todos, el de la Jutep, el 6 de noviembre, ¿por qué renunció a la actividad privada si ese parecía el aval definitivo a su favor?

    —La situación fue cambiando. El problema de las eventuales incompatibilidades se fue sobredimensionando. Por un lado, quedó claro que no hay tales incompatibilidades; entonces, como la Jutep dice que no las hay, quisimos hacer un salto de ética, de transparencia y de servicio público para trabajar plenamente en ASSE con absoluto compromiso, sin ningún tipo de cuestionamientos ni ruidos. Esa fue un poco la idea; redoblar la apuesta si se quiere. Pienso que hubo de alguna manera una magnificación, un escarnio público, que ya era inconveniente. Pero no inconveniente para Álvaro Danza, que también lo era; era inconveniente sobre todo para ASSE y para el trabajo en ASSE, que es el centro de nuestra preocupación. Para hacer eso, su presidente, sus gerentes y demás no pueden estar permanentemente en cuestionamiento, sino libres, sin tener que estar permanentemente respondiendo una cosa y otra.

    —Además del pronunciamiento final de la Jutep, existe un informe jurídico de ese organismo que sí hablaba de incompatibilidades en su situación. Lo habrá leído, ¿qué reflexión le merece?

    —Es un informe respetable, atendible, como tantos informes profesionales. Evidentemente, este es un tema que amerita dos miradas. Si miramos la resolución del Parlamento de ayer (por el lunes 24), una moción tuvo 48 votos, otra 46, otra 16 y otra 2. No hay una única biblioteca para analizar este tema. Nosotros seguimos la institucional y eso nos da las garantías del debido proceso.

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    —¿Se puede concluir que lo político estuvo por encima de lo jurídico? El informe jurídico iba en un sentido y el pronunciamiento de los directores de la Jutep fue otro.

    —No. Yo creo que hay un análisis técnico, jurídico y también uno político-institucional que mira diversos insumos. El insumo de la sala de abogados de la Jutep —en realidad, en lo que yo pude ver, hay una única firma de una abogada— es una mirada del tema. Esa mirada no es ni mejor ni peor que la de Juan o la de Pedro. Es un insumo más, entre otras cuestiones a considerar para tomar una decisión y asesorar.

    —Y el respaldo del gobierno ¿es más político que jurídico?

    —Creo que es jurídico, político e institucional. Y que es un gran respaldo a la gestión que venimos haciendo con mucha seriedad, poniendo a la gente en el centro.

    —¿Cómo vivió este tiempo? ¿Cómo cree que todo esto cayó en la gente?

    —Me da la impresión de que genera un desgaste de la política. Para los técnicos que procedemos del ambiente profesional y académico, que queremos hacer una entrega por el sector público y la función pública, es desalentador. Es como decir: “estas son las reglas acá, cuidado, no es para cualquiera”. No está ni mal ni bien…. Mi perspectiva es que estas cosas a los ciudadanos comunes los cansa y que provoca que se diga que se habla mucho de cosas políticas y poco de aquello que realmente necesita la gente: medicamentos, acceso a especialistas, a ambulancias, a tomografías… Al sistema político como tal no lo conocía. Siento que en la interpelación hubo agresividad, virulencia. Son los códigos que algunos tienen, con los que han llegado legítimamente a sus cargos.

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    —¿Cree entonces que la situación que se le dio a usted puede desalentar a otros profesionales o académicos a pasar a la función pública?

    —Sinceramente, sí. Lo veo con mis amigos, con mis colegas, desde mi grupo cercano. En esos grupos hay gente supercompetente, que podría estar en cargos públicos. Pero si algo generó esto fueron anticuerpos.

    En la conferencia del 6 de noviembre, dijo que no se había imaginado el hostigamiento recibido. ¿Se arrepiente de haber dado este paso?

    —Capaz que no tanto. Pero la verdad es que no me imaginé que se fuera a sobredimensionar de esa manera y se perdieran algunos límites razonables. Si ustedes escuchan la interpelación, se insistió en algunas cosas incorrectas, imprecisas, y que en realidad bastaba con preguntármelas y listo. Por ejemplo, si fui consultante o no de la Española…

    —Gerardo Sotelo dijo que usted solo era consultante en CAMS.

    —Si él me hubiera pedido la información, yo se la daba. Quiero ser honesto, él fue muy respetuoso en su intervención. Es incorrecto que cualquier paciente pudiera tener hora conmigo. Eso requería pase.

    —Con las cartas vistas, ¿hace alguna autocrítica de cómo manejó la situación?

    —Nos manejamos según las circunstancias se dieron. Primero pedí un informe, un informe exclusivamente técnico. Ni siquiera dije qué quería escuchar. Nadie lo sabía. A los abogados no les exigí determinada respuesta, no hubieran aceptado. Luego hice una declaración jurada a la Jutep, pedí un informe del sistema jurídico de la universidad que no se expidió, porque evidentemente estaría fuera del alcance de su competencia; luego esperamos la resolución de la Jutep. Transitamos los caminos institucionales. No sé si lo hubiera hecho distinto, creo que actuaría de la misma manera.

    —Quizás subestimaron las implicancias políticas y de imagen que tendría ser el presidente de ASSE y tener otros tres trabajos al mismo tiempo.

    —No creo que hayamos subestimado eso.

    —Desde hace meses, al hablarse de ASSE se habla de los trabajos de Danza, no de la gestión.

    —Creo que pusimos nuestra mejor voluntad para hacer las cosas con seriedad, con responsabilidad, con transparencia y, en definitiva, el tiempo dirá si nos equivocamos o no. Nuestra expectativa es que podamos ser juzgados por nuestra gestión centrada en la gente.

    —¿Qué logros destacaría de su gestión hasta ahora?

    —Teníamos tres preocupaciones iniciales: medicamentos, lista de espera y situación financiera. Lo primero fue tratar de reducir los medicamentos faltantes. Sigue habiendo problemas en el acceso y la distribución porque no es algo fácil de solucionar, pero estamos muchísimo mejor. Hoy podemos asegurar la reposición de más del 90% de los medicamentos en la Región Sur de ASSE, que tiene 600.000 usuarios. En el resto del país, en redes de atención primaria, donde hay un stock de entre 600 y 700 medicamentos, y en los hospitales, donde hay unos 1.200, está en el 80% el reabastecimiento. Y los que faltan los conseguimos en no más de 72 horas, ya sea de otra farmacia nuestra o comprándolo. Hoy no hay “quiebre crítico” de medicamentos en ningún lado, que es que falten 13 medicamentos o más. Cuando llegamos, había varias unidades ejecutoras con faltantes críticos. El problema no está resuelto, soy claro, pero está muy bien encaminado y se va a terminar de resolver para el año que viene.

    —Luego está lo de la lista de espera.

    —Eso tiene varias caras. Las listas de espera se generan porque hay más demanda que oferta, básicamente. Entonces hay que mejorar la demanda y mejorar la oferta. La más crítica es la lista de espera de especialistas. Hay un 25% de ausentismo, un cuarto de la gente al final no asiste. Ese lugar queda disponible y hay pila de gente esperando. Hay que gestionar la espera: recordarle a la gente que tiene el número, confirmar que venga y si no viene, asignarle ese número a otra persona. La lista de espera se redujo 15% en las 10 especialidades de mayor demanda. Todavía es un número cuantioso. Nuestro compromiso es al 31 de diciembre del 2025 tener resuelta toda la demanda en espera generada antes del 31 de diciembre de 2024. Eso atrasó un poco nuestra capacidad asistencial al 2025. También existe en salud un fenómeno bien conocido, que es la demanda inducida: si yo tengo más oferta, la gente consulta más.

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    —En lo financiero, ustedes dijeron haber recibido US$ 280 millones de deuda. ¿Cómo piensan revertir eso?

    —Nos encontramos con deudas muy fuertes. ASSE contrataba mucho afuera y creemos que debe apuntar a ser autosuficiente. Para que se hagan una idea, había US$ 40 millones de deuda con los laboratorios nacionales, US$ 30 millones con la Federación de Prestadores Médicos del Interior, y luego unos US$ 10 millones con Casmu, Círculo Católico e ITHG, cada uno. Ya tenemos reconocimientos de deuda y acuerdos de pago. El desafío es no volver a endeudarse. Eso implica gestionar muy bien lo que tenemos, que es un presupuesto cuantioso de $ 70.000 millones al año.

    —Sobre la auditoría que realizaron respecto a los convenios con el Círculo Católico y Casmu. ¿Piensan hacer alguna acción judicial?

    —Estamos en etapa de auditorías. Pedimos unas 10, no todas están terminadas y buena parte de ellas han derivado en investigaciones administrativas. El MSP investiga por qué hay diferencias en los convenios con el Círculo Católico y el Casmu. Pero nosotros estamos investigando por qué aumentaron los gastos observados, por qué algunas cosas no se controlaron, como la duración de la estadía en terapia intensiva, el número de estudios que se hacían a los pacientes de terapia intensiva… No es solo el valor día cama, son los servicios y medicamentos.

    —Mencionó a ITHG, hoy UTAM. ¿ASSE la sigue contratando para traslados?

    —Sí, porque presta una parte significativa de los servicios de traslados y de asistencia domiciliaria.

    —ITHG debe haber sido la empresa más cuestionada el período pasado y, sin embargo, esta administración la sigue contratando.

    —Bueno, hay una auditoría y esa auditoría va a generar un proceso. La auditoría está pronta, la investigación administrativa no. Hay auditorías pedidas o realizadas sobre traslados, casas de la niñez, atención ambulatoria, contrataciones de camas de CTI, situaciones en Treinta y Tres, Paysandú, Florida, Maldonado…

    —¿En todas ellas encontraron elementos para iniciar investigaciones administrativas?

    —No en todas. En las de contrataciones de camas de terapia intensiva y moderados, sí encontramos algunos elementos que nos llevan a preguntarnos cómo se hicieron las cosas. No quiero adelantarme más.

    —El tema de las auditorías puede hacer pensar en una lógica de revisionismo, de tener la mirada atrás...

    —El concepto de auditoría es educativo, que no termina hasta que el equipo auditor se reúne con el de gestión. Es un concepto de mejora continua, describir procesos, encontrar cosas, mejorar cosas… Pasa que en ese proceso a veces se detectan cosas que se hicieron demasiado mal y entonces ameritan otros procedimientos administrativos.

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    —¿Por ahora no derivaron nada de esto a la Justicia?

    —De momento, no hemos hecho ninguna acción judicial.

    —¿Puede asegurar que va a estar hasta el final del período?

    —(Sonríe) No, no hay plazo. Vamos a trabajar mientras nos dé la energía, el corazón, el alma... En el momento en que eso esté apagado, tendrán que venir otros a hacer las cosas mejor.

    —Tuvo que ir a Fiscalía por una calumnia contra su hijo; a usted se le dijo “usurpador”, “violador de la Constitución” y “presidente de facto”; se le recitó el poema Poderoso caballero es don Dinero en la interpelación, ¿hasta dónde se puede seguir con esta presión?

    —Espero seguir teniendo entereza… Voy a tratar, de corazón, de devolver esos agravios con gestión. El límite es ese: el día en que caiga en ese tipo de adjetivaciones, de groserías, de guarangadas, e incluso de gritos, ese día se habrá terminado mi gestión.

    —Antecesores en su cargo también han sido centro de polémicas: Baltasar Aguilar, Susana Muñiz, Leonardo Cipriani, todos fueron cuestionados. ¿Por qué ASSE es más noticia por cosas que no tienen que ver con la atención de la gente?

    —Es una empresa muy grande, distribuida en todo el país y eso determina que los problemas se multipliquen. Es una institución que maneja mucho dinero y tiene muchísimos recursos humanos. Cuanto más grandes las instituciones y más complejas, más diversos son los problemas. Creo que el gran problema es la dimensión de ASSE y su impacto en la gente.

    —¿Es una institución más para un político que para un técnico?

    —No. Yo pienso que la dirección de ASSE debería estar pensada con un perfil técnico y menos político. Uno de los grandes desafíos es profesionalizar y despolitizar ASSE, sacar ese ruido que hay en torno a ella. Y volver a poner el centro en la gente.

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    El Hospital del Cerro es una obra “valiosa y necesaria”

    Uno de los principales planes de ASSE para este período es el proyecto Puente a Puente, en la costa de Canelones, que incluye el Hospital de la Costa, que estará ubicado en Atlántida. Se cree que podrá comenzar a funcionar, al menos parcialmente, en 2028. Todo el proyecto, que incluye un fortalecimiento de la red de atención en nueve de los 16 puntos de asistencia del prestador entre los arroyos Carrasco y Solís Grande, insumirá unos US$ 40 millones.

    Pero también se buscará apuntalar proyectos ya existentes, como el Hospital del Cerro. Este lunes 1 de diciembre se inaugurará el tomógrafo en ese centro, construido durante la gestión de Luis Lacalle Pou, a quien Danza invitará. Es un reconocimiento a una obra “icónica” del período anterior y una postura muy distinta a la que el Frente Amplio, entonces oposición, tuvo cuando esta obra fue inaugurada, en 2023.

    —¿Cuál es la situación hoy del Hospital del Cerro?

    —Se está encaminando bien. Había que redimensionar su rol y pienso que se ha hecho muy bien. Ha contribuido mucho a descongestionar la lista de espera quirúrgica de cirugías ambulatorias, las que en el día te vas para tu casa. El lunes 1 de diciembre, a las 12.30, se inaugura el tomógrafo del Cerro, fundamental para las patologías traumáticas. La dirección anterior (de ASSE) está toda invitada y voy a invitar también al expresidente Luis Lacalle Pou, porque es una obra icónica del gobierno anterior, que queremos reconocer. Nosotros estamos para mirar para adelante. Con una partida nueva de $ 100 millones, desde el 1 de enero, vamos a fortalecer también al Centro Coordinado del Cerro y una mejor conexión con el Hospital Maciel.

    —Al Frente Amplio le costó reconocer el valor que podía tener el Hospital del Cerro.

    —A nosotros nos parece que es una obra valiosa, importante. Esta es nuestra mirada, la que compartimos con la ministra. Había necesidad de una obra de infraestructura en la zona, así que bienvenida sea.

    Aumento de la inversión en salud mental, hacia la “desmaniacomialización”

    Con $ 170 millones en el proyecto de Ley de Presupuesto, la mayor partida para ASSE está destinada a salud mental. Ese proyecto incluye postergar hasta 2029 el cierre de las colonias psiquiátricas, una meta originalmente pensada para este año que está por terminar.

    —Está establecido el objetivo de la desmanicomialización, que postergaron para 2029. ¿El período se va a cerrar sin manicomios?

    —Esa es la expectativa. Eso requiere un montón de cuestiones y dispositivos nuevos. En el Presupuesto, la partida de mayor aumento, $ 170 millones, es para salud mental; $ 100 millones son para dispositivos de salud mental. O sea, para hospitales de día, para casas de medio camino, para centros diurnos, etcétera. Y para fortalecer la atención comunitaria de salud mental. Es decir, para tratar de que los manicomios no sigan funcionando como tales. También es cierto que para desmanicomializar, para desinstitucionalizar, hay que generar cosas diferentes: los hospitales de día, las casas de medio camino, los centros diurnos, los centros de rehabilitación. Eso requiere que haya psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, enfermería especializada en salud mental. Y también requiere que los hospitales polivalentes tengan salas de salud mental. El Hospital de la Costa va a tener 20 camas de salud mental. Si miramos los centros departamentales del interior, casi todos tienen salas de salud mental y las estamos arreglando. Vamos a poner camas de salud mental en el (Hospital) Saint Bois, destinadas para adolescentes.