El problema en el país no es el número de médicos. En densidad de profesionales, Uruguay está en segundo lugar en la región, dijo a Búsqueda Fernanda Nozar, presidenta de la regional Montevideo del Colegio Médico del Uruguay (CMU). Sin embargo, sí es un problema su distribución en el territorio y también lo es el desfasaje entre oferta y demanda de algunas especialidades, sobre todo mirando a futuro la atención para los niños.
En el área metropolitana, básicamente Montevideo y Canelones, hay tres veces más concentración de médicos que en el resto del país. Esta inequidad también se refleja en las especialidades. Para 2030, se estima que la oferta de anestesistas, oftalmólogos, traumatólogos, otorrinolaringólogos, pediatras, endocrinólogos, fisiatras, intensivistas pediátricos e imagenólogos superará la demanda de estos especialistas. Entre los dermatólogos habrá un equilibrio entre oferta y demanda.
La distribución y las necesidades sobre las distintas especialidades médicas fueron el punto central de un coloquio organizado por la regional Montevideo del CMU este miércoles 20 de noviembre. Ese pronóstico es producto de un ratio entre la oferta (médicos especialistas trabajando en prestadores públicos y privados medidos en horas de trabajo, considerando ingresos y egresos al mercado de trabajo) y la demanda (cantidad de especialistas cada 10.000 habitantes). Si ese ratio es 1, hay un equilibrio. Si es superior, hay más especialistas de lo requerido.
Por el contrario, la demanda superará en 2030 la oferta de especialistas en cirugía general, cirugía pediátrica, cirugía plástica, cirugía torácica, cirugía vascular, ginecotocología, neurocirugía, urología, medicina familiar y comunitaria, alergología, cardiología, gastroenterología, geriatría, hematología, infectología, intensivistas de adultos, internistas, nefrólogos, neumólogos, neonatólogos, neurólogos, neuropediatras, oncólogos, psiquiatras, psiquiatras pediátricos, reumatólogos, laboratoristas y hemoterapeutas.
En resumen, 28 de 38 especialidades relevadas no tendrán suficientes recursos humanos para atender la demanda de la población para 2030, según una consultoría —una “herramienta colaborativa”, al decir de Nozar— realizada entre la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Ministerio de Salud Pública (MSP).
“La estimación de brechas de especialistas muestra que, considerando exclusivamente los factores demográficos y de inserción laboral, de mantenerse los niveles de formación actuales, algunas especialidades presentan una tendencia decreciente en el mediano plazo. Esto permite tener un escenario de mínima de las especialidades a priorizar, al que luego con una mirada más abarcativa se pueden agregar otras”, se indica en el informe.
Especialidades anexas
En diálogo con Búsqueda, Nozar destacó la paradoja de que hay más pediatras de los que la demanda de atención requiere, al mismo tiempo de que hay déficit en las especialidades “no anexas pero conjuntas” a la pediatría.
En la proyección a 2030 el ratio en pediatría es de 1,20, uno de los mayores en el desglose de especialidades, pero la cirugía pediátrica no llega a 0,40, la psiquiatría pediátrica ronda el 0,70 (un guarismo muy parecido al de psiquiatría en adultos, pese al promovido acento gubernamental en la salud mental), igual que la neonatología. La neuropediatría no alcanza al punto de equilibrio y la medicina intensiva pediátrica apenas lo supera.
Por fuera de ese estudio, Nozar también señala un déficit en la endocrinología y gastroenterología pediátricas.
“Si bien cada vez hay menos nacimientos, hay que invertir en cuidar a los pocos recién nacidos que tenemos. Bajar el número de pediatras es un razonamiento lineal que no es correcto. Sin embargo, no hay suficientes psiquiatras infantiles. Y en esa y en otras especialidades que trabajan conjuntamente con la pediatría, la proyección nos da un déficit de acuerdo con la oferta y la demanda. Eso genera un impacto en la salud de los niños y, por consiguiente, en los futuros adultos del país y en el país”, dijo Nozar.
La ejecutiva del CMU apuntó especialmente a la psiquiatría infantil y a la neurología pediátrica. Por un lado, juega el énfasis puesto en salud mental; por otro, “si bien hay menos nacimientos, al estar más desarrollada la obstetricia, la mortalidad infantil decreció notoriamente, lo que ha generado más necesidades”, indicó.
En el caso de la cirugía, donde la pediátrica es, por lejos, la que presenta el menor ratio en esa proyección, la realidad se da de bruces con lo ideal. “En teoría, un cirujano de adultos no está habilitado para operar a un niño, pero en algunos lugares del país no hay más remedio que apelar a ellos”, expresó Nozar.
La implementación, a fines de 2022, de la prueba única de residencias, examen anual que apunta a la distribución de cargos de residencia y posgrados en las distintas especialidades (cuya última edición está siendo investigada por una eventual filtración previa), fue ideada para tratar de mejorar los déficit en ellas, indicó Nozar.
Distribución e incentivos
En lo referido a la distribución territorial, en la presentación del informe —al que asistieron representantes del MSP, la OPS y la Facultad de Medicina— se indicó que las políticas para su implementación requieren de “abordajes multidisciplinarios y multisectoriales” y que los incentivos salariales para la radicación “no siempre han mostrado ser efectivos”. También se añadió que, en Uruguay, en general “las estrategias de retención tienden a mostrar mejores resultados que las de radicación, aunque tienen que ir acompañadas de otras políticas salariales y no salariales”.
El informe arrojó el esperable resultado de que la región sur (Montevideo y Canelones) cuenta con una mayor densidad de médicos “en prácticamente todas las especialidades”, que, en “algunos casos específicos”, se explica por la concentración sobre todo en la capital de los centros de referencia.
Si bien en pediatría hay una distribución acorde, en las especialidades “conjuntas”, como psiquiatría pediátrica, intensiva pediátrica, cirugía pediátrica o neuropediatría, la diferencia es sumamente marcada en detrimento de los departamentos del interior, sobre todo los de la región oeste (Colonia, Río Negro, Soriano, Durazno, Flores, Florida y San José).
Los incentivos económicos, por sí solos, no han resultado efectivos para la distribución de médicos en el interior. Nozar expresó que hay dos determinantes para la radicación de profesionales: la residencia familiar y el lugar donde completaron su formación. “El 80% de los ginecólogos se quedan a trabajar ahí donde culminaron sus estudios”, indicó la presidenta de la regional Montevideo del CMU, profesora agregada de la cátedra de Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
Uno de los objetivos de este estudio fue también detectar las necesidades regionales. Por caso, ejemplificó la médica, si en el norte hay una población mayoritariamente masculina con prevalencia de la tercera edad, no sería tan necesaria una mayor radicación de ginecólogos. Otra realidad a medir, agregó, es “el impacto de la migración de profesionales a Uruguay”, la mayoría de los cuales no tienen título revalidado, sino habilitación provisoria del MSP. “Hoy, poco más del 10% de los neurocirujanos son extranjeros”, indicó.