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    La Iglesia católica crea una comisión para mejorar la prevención del abuso sexual

    La decisión fue tomada por los obispos de Uruguay para actualizar directrices elaboradas en 2016 y coordinar cursos de capacitación en ambientes eclesiales

    En un nuevo paso para abordar uno de los desafíos más complejos de la Iglesia católica a nivel mundial, la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) resolvió crear una comisión encargada de profundizar en la prevención de abusos sexuales dentro de la institución.

    La decisión se tomó en noviembre durante el encuentro anual de todos los obispos del país y se rubricó el 11 de diciembre mediante un decreto firmado por Arturo Fajardo, obispo de Salto y presidente del consejo permanente de la CEU. El decreto señala la necesidad de “establecer una cultura en relación con el cuidado y la prevención de abusos” en las distintas comunidades eclesiales, como parroquias, colegios, obras sociales y otros centros de atención.

    Denominada Comisión Nacional para la Prevención de Abusos, Protección de Menores y Adultos Vulnerables y Promoción de una Cultura del Cuidado, tendrá como objetivos actualizar una guía de prevención de abusos elaborada en 2016; coordinar, dar seguimiento y avalar cursos de capacitación y sensibilización dentro de la Iglesia, ofrecer asesoramiento en la materia a autoridades eclesiales y orientar las políticas de la CEU de ayuda a las víctimas.

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    Los obispos durante su reunión en Florida en noviembre

    Los obispos durante su reunión en Florida en noviembre

    La comisión trabajará de 2025 a 2028 y estará formada por los curas Leonardo Risso y Daví Aparecido de Miranda, la psicóloga Susana González, la licenciada en Comunicación María José Pastorino Zaffaroni y Caren Machado, licenciada en Enfermería con una especialidad en Salud Mental y Psiquiatría. Daví es especialista en Derecho Canónico y Risso hizo un diplomado en Salvaguardia en la Pontificia Universidad Gregoriana. El presidente será Heriberto Bodeant, secretario de la CEU y obispo de Canelones.

    La Iglesia católica ya tenía en Uruguay una comisión para la prevención de abusos, pero estaba enfocada en menores y dependía del Departamento de Educación Católica de la Conferencia Episcopal. La nueva estructura intentará modernizarse en prácticas y conceptos, elaborará su propio estatuto —pendiente luego de revisión y aprobación por los obispos— y abarcará una mayor cantidad de posibles víctimas.

    Su creación terminó de definirse del 6 al 12 de noviembre en Florida, cuando se reunió la asamblea plenaria de la CEU, integrada por los obispos de las nueve diócesis del país y los obispos eméritos de algunas de ellas. Allí, las autoridades católicas analizaron un programa que incluye la creación de centros de escucha y atención para las víctimas de abuso, así como la actualización de la guía de prevención. Del encuentro participaron los obispos de Canelones, Florida, Maldonado-Punta del Este-Minas, Melo, Mercedes, Salto, San José de Mayo y Tacuarembó, y el arzobispo de Montevideo, el cardenal Daniel Sturla. Todos ellos integran la Conferencia Episcopal del Uruguay, una institución de carácter permanente que ejerce funciones pastorales respecto de los fieles y promueve iniciativas para las diócesis del país.

    Trabajo interdisciplinar en la Iglesia católica

    En 2016, los obispos de Uruguay publicaron la carta “Perdón y compromiso”, en la que se disculparon por los abusos cometidos por clérigos contra menores de edad y pusieron a disposición un número telefónico para la recepción de denuncias en todo el país. Las autoridades eclesiales encomendaron entonces al Departamento de Educación Católica que trabajara en la materia y preparara una guía para la protección de menores.

    “Queremos que sea un instrumento conocido y puesto en práctica por todos los clérigos, miembros de la vida consagrada y agentes pastorales de nuestras comunidades, instituciones educativas y obras sociales, renovando así nuestro compromiso para que en los espacios eclesiales no sean vulnerados los derechos de los más indefensos”, indica la introducción a la guía, firmada entonces por Fajardo, Sturla y Milton Tróccoli, obispo de la diócesis Maldonado-Punta del Este-Minas.

    El documento ofrece una definición del abuso sexual; sus etapas; el marco legal en el país; los indicadores físicos, conductuales y actitudinales que pueden dar las víctimas; las consecuencias del abuso sobre la víctima; el perfil del agresor sexual y criterios orientadores para el relacionamiento cotidiano de miembros de la Iglesia con niños, niñas y adolescentes.

    Indica, por ejemplo, que todos los niños, niñas y adolescentes deben ser tratados con igual respeto, evitando cualquier forma de favoritismo o discriminación. También que el castigo físico y/o psicológico, en cualquiera de sus formas, es inadmisible en toda circunstancia, y que no es aceptable el uso de sobrenombres, motes, adjetivos y conductas que humillen o ridiculicen. Añade, además, que la narración de chistes o historias de naturaleza sexual, para diversión, deben ser eliminados de la cultura comunitaria, ya que los temas relacionados con la sexualidad deben ser abordados con naturalidad y respeto. Por último, afirma que las entrevistas personales (diálogos formativos, acompañamiento espiritual y confesiones) se deben realizar en lugares que permitan la visibilidad por parte de terceras personas: en espacios abiertos, en lugares cerrados con la puerta abierta o con puerta de vidrio transparente.

    “Parece claro que en todas aquellas instituciones donde una diócesis o una congregación ostente la posición de ‘garante’ respecto de las personas que se encuentren ocasionalmente bajo su cuidado, el responsable quedará en situación de denunciar aquellos hechos de abuso sexual de los que se tenga fundada sospecha o conocimiento y cuyas posibles víctimas estén sujetas a su custodia o cuidado. Esta obligación deriva de su carácter de ‘garante’, por el cual ha contraído la obligación de evitar que acaezca toda conducta dañosa bajo riesgo de que, de no hacerlo, se la considere como responsable de esa misma conducta”, sostiene la guía.

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    La nueva comisión contra abusos de la Iglesia católica tendrá seis integrantes

    La nueva comisión contra abusos de la Iglesia católica tendrá seis integrantes

    Los obispos entendieron que ahora era necesario impulsar aquel esfuerzo inicial y decretaron la creación de una comisión, entre otras cosas debido a la conveniencia de “contar con profesionales cristianos que realicen un trabajo interdisciplinar” desde distintas áreas relativas a la prevención de abusos, como salud, derecho, psicología, medicina y comunicación.

    En 2022, la Iglesia ya había avanzado en el tema con la invitación a Uruguay del sacerdote mexicano Daniel Portillo para dictar una conferencia sobre la crisis de los abusos en la institución. La charla fue organizada por la Comisión Nacional del Clero, dependiente de la CEU y presidida por Tróccoli. “Cuando se nombran personas para servicios claves a nivel pastoral hay que preguntarse si sus relaciones son simétricas. Un síntoma que podemos identificar es cuando se dan relaciones asimétricas: si el sacerdote únicamente se relaciona con menores de edad o si el catequista o coordinador de monaguillos no tiene amigas o amigos de su edad... eso nos dice que algo no huele bien”, advirtió Portillo en la conferencia, brindada en la Universidad Católica.