Sobre el proyectado 1% del Producto Bruto Interno (PBI) para volcar en Ciencia, aspiración del gobierno entrante, el rector interino valoró que sería “un muy buen comienzo” y también “un gran paso para Uruguay”.
En otro órden, Mombrú entiende que “no suma” comparar los egresos de las universidades privadas con los de la Udelar — que dan 57,8% de egresos en privadas y 20,7% en la pública, según datos difundió el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) en su informe anual— por tener características y dimensiones disímiles, y porque no son datos actualizados ni toman en cuenta los registros únicos de la Udelar, cuyo egreso, dijo, está “en el orden del 40%”.
El nuevo rector cultiva un perfil bajo, calmo y tranquilo, y ese es el acento que busca imprimirle a su gestión para darle continuidad y cierre a este rectorado, en una institución que concentra el 80% de la oferta terciaria universitaria, con unos 160.000 estudiantes y 10.000 docentes en todo el país.
Sigue un resumen de la entrevista de Mombrú con Búsqueda en su despacho de la avenida 18 de Julio.
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Álvaro Mombrú en la rectoría de la Udelar el viernes 3 de enero
Javier Calvelo / adhocFOTOS
—Usted proviene de la Química, cuyo aporte al país fue muy reconocido durante la crisis sanitaria por el Covid-19. ¿Qué pasó después? Hubo una visibilidad de la ciencia en distintas áreas que luego pareció apagarse.
—Sí, eso fue muy notorio. La población lo pudo ver. Basta recordar lo que era la expectativa de las personas en marzo del 2020: las incógnitas, la incertidumbre de qué iba a ser de nosotros en cuanto a recuperar o no la vida de forma normal. Realmente ahí fue la mejor cartelera de exposición para esta área de la ciencia. Lo que aconteció con la pandemia fue algo muy virtuoso a los ojos de la población, pero… nos corresponde a nosotros insistir en la importancia que tiene la investigación científica, no solo en esa área, que fue la estelar en aquella época.
—Pasada la pandemia, ¿por qué ese aporte luego no tuvo su correlato con una inversión pública más contundente en el área? Uruguay invierte en ciencia y tecnología un 0,49% de su PBI, una cifra menor que la de América Latina, que es de 0,64%, y la de Europa, que es de un 2%.
—Las demandas son muchas. A veces hay distintos grados de urgencia y emergencia, y uno entiende que realmente se deben tomar otras decisiones. Lo nuestro quizás no se ve como algo de emergencia, excepto cuando ocurrió la pandemia. Pero la ciencia es de importancia estratégica para el país.
—El futuro ministro José Carlos Mahía dijo a Búsqueda que la intención es “llegar o aproximarse” al 6% del PBI para Educación, más el 1% a Ciencia. ¿Esto qué implica?
—Eso sería un muy buen comienzo. En estos temas, uno también tiene que compararse con el entorno regional y mundial, y un 1% es un gran paso para Uruguay. Sería algo muy importante. No olvidemos que esta es un área donde, si uno no invierte, va perdiendo competitividad en la producción de conocimiento original y de impacto; a la larga eso tiene sus costos. Entonces, es un gran paso para después seguir fijándose objetivos.
—Pasando a su interinato, ¿cómo y cuándo se enteró de la salida de Arim del rectorado? ¿Le sorprendió?
—Sí, yo no tenía ningún dato. Lo primero que hizo el rector Arim fue consultar a nivel jurídico, a ver si era factible, y conmigo, a ver si estaba dispuesto a seguir adelante con esto. Le di el okey enseguida. Me alegré mucho por él y por la Udelar también, porque revela que nuestros cuadros académicos, docentes, están a la altura de ser convocados para integrar un gobierno. Y me alegré por el país, porque se lleva a un técnico de primera línea.
—Ahora, más allá del reconocimiento profesional y político, se trató de una salida abrupta, que provocó cierto “vértigo” institucional, según reconoció el propio Arim en su último CDC.
—Sin duda.
—Y su partida generó “sentimientos encontrados” en la comunidad universitaria. Hay colectivos que se mostraron más que sorprendidos, preocupados y enseguida iniciaron conversaciones para que el CDC convoque a elecciones de rector anticipadas, en acuerdo con la Asamblea General del Claustro. ¿Cómo calibra esos movimientos internos?
—Son acciones previsibles, dentro del orden institucional y de la estabilidad democrática universitaria. De todo este proceso, lo que queda claro es la estabilidad de la institución. Y en ese marco estamos funcionando. La idea es seguir hasta el final del mandato de Arim o con una elección intermedia, que quien la gane también quedaría hasta el final de este rectorado, el 10 de octubre del 26.
—Ahora, esta salida reconfigura las condiciones internas y hay posiciones distintas. Algunos son partidarios de una elección rápida para tener un rector con legitimidad ante los actores políticos sociales externos. Y otros piensan que hay que continuar así, con su interinato hasta cerrar el periodo. ¿Cuál es su posición?
—Primero, yo soy un servidor de la universidad pública y veo legítimo que se piense cualquier alternativa. La universidad es participativa, corresponde que los órdenes puedan discutir estos temas y arribar al consenso que les parezca más adecuado. Yo estoy a las órdenes de la institución mientras me necesite y, por supuesto, voy a acatar lo que la institución resuelva.
—En estos años, Arim se ha mostrado como un rector muy activo y encima de los temas, muy presente en la agenda universitaria y mediática. ¿Qué se plantea usted?
—Yo tengo que hacer una lectura correcta de la realidad. Mientras el rector Arim fue electo por la AGC con un plan de trabajo definido, yo soy un rector interino. Mi legitimidad está prevista en la ley orgánica, pero evidentemente lo que me corresponde en este periodo es llevar adelante las políticas del rector Arim.
—Uno de los reclamos más recurridos entre los consejeros es la reforma de la ley orgánica. Arim había anunciado a Búsqueda que pretendía hacer una “operación quirúrgica” para por ejemplo darle voz y voto a servicios universitarios que desde hace demasiado tiempo no lo tienen. ¿Usted propiciará ese pendiente o no es momento de tratarlo?
—Es un tema muy importante y está pendiente desde hace tiempo. Si bien hay un consenso general de que la ley orgánica del año 58 debería modificarse, porque ya estamos en el año 2024 y hay algunas injusticias que ocurren en el marco de la propia ley, habría que estudiar si ese consenso general es visualizado igual por todos. No estoy para iniciar cosas nuevas porque no me corresponde, pero tampoco estoy para trancar situaciones que puedan darse. Si los distintos colectivos piensan que es el momento de iniciar este proceso, este servidor de la universidad no va a frenarlo.
—Udelar tiene unos 20.000 ingresos de alumnos por año, muchos son de primera generación en su familia, y unos cuantos no llegan bien preparados para el nivel superior. ¿Cómo observa este tema?
—Es un problema y no podemos mirar para el costado.
—¿Qué significa eso?
—Significa pensar que es un problema de nosotros.
—No echar las culpas a la educación media.
—No, para nada. Desde el momento que un estudiante se inscribe en la Universidad de la República es de la Udelar, y por lo tanto, es nuestro compromiso tratar que tenga el mejor aprovechamiento posible.
—En el plan de desarrollo universitario se menciona la necesidad de revisar los planes de estudio, sobre todo en los primeros años. ¿A qué se apunta?
—En el 2024 se hizo una primera convocatoria de proyectos que atienden el primer año para ver cómo podrían reforzarse los bajos niveles de aprendizaje universitario. Es la aplicación de distintas metodologías para la mejor adquisición de conocimiento de lo que se requiere al ingreso a la universidad. Hay algunas facultades que hacen pruebas de diagnóstico para consumo interno de los docentes y saber dónde pueden estar las falencias. Y se está trabajando en la trazabilidad de los estudiantes para determinar cuáles son las situaciones que ocurren a lo largo de su trayectoria en la institución y por qué se dan los casos de abandono. En un par de años tendremos información relevante.
—El MEC difundió su anuario estadístico, a partir del cual El Observador tituló: “Universidades privadas son más eficaces que la Udelar. ¿A qué se debe?” Según el informe, mientras en las privadas se gradúan en tiempo óptimo el 57,8%, en la pública lo hacen sólo el 20,7%.
—Los números actualizados de la tasa de egreso de la Udelar no son los que han circulado. El número de egresos no cierra cuando lo solicitó el MEC sino que se le manda un número que es el que había hasta esa fecha, que se sigue actualizando y que será definitivo sobre mayo de este año. Hay un acuerdo con el MEC de ir actualizando estos microdatos. O sea que los números que figuran en el anuario del MEC fueron a la fecha de su cierre de edición, por lo que hoy ya son diferentes y en mayo, según Planeamiento, aumentarán. Por otro lado, hay tres números de ingresos de la Udelar. La universidad incluye en su sistema a quien ingresa a la universidad, a quien ingresa a un servicio universitario y a quien ingresa a una carrera. Entonces se da el fenómeno de que una misma persona se puede anotar en más de una carrera o se puede anotar en más de un servicio. El número que hay que tomar como base es el ingreso a la universidad, porque sino podemos estar duplicando ingresos para luego evaluar mal los egresos.
—¿Cuáles son las cifras oficiales de la Udelar?
—El número de ingreso a la universidad anda en el entorno de los 20.000 estudiantes por año. El ingreso a los servicios anda en el orden de los 31.000 estudiantes. Y el ingreso a las carreras ronda los 36.000. Según el ingreso único, la Udelar ha estado en los últimos años en el orden del 40% de egresos.
—Como sea, ese 40% de egreso se acerca a las privadas, aunque aún a casi 20 puntos de distancia…
—Sí. Pero son otro tipo de situaciones que hay que tomar en cuenta, que refieren a la dimensión de los números que maneja la Udelar (que es más del 80% de la oferta), y que a su vez alberga variedades muy grandes de posibilidades, de características de la población de ingreso, con casi 160.000 alumnos activos… Entonces, es muy difícil comparar ese dato. No suma comparar ambos sistemas.
—En una mesa sobre presupuesto en 2024 y en el marco de los 175 años de la Udelar, el exdirector del OPP, Isaac Alife, coincidió con el entonces rector Arim y el hoy designado ministro de Economía, Gabriel Oddone, sobre el tema de la gratuidad de la Udelar sin matrícula de ingresos, pero con “permanencia razonable” para evitar el desperdicio de fondos. ¿Coincide con esa idea?
—La Udelar cumple una función para el país que es la de permitir el acceso a la enseñanza universitaria en términos de equidad. Y esa enseñanza universitaria nos preocupa mucho, por supuesto, en la tasa de egreso y sin duda nos ocupa. Pero también parte del trabajo es la formación universitaria a quien quiera tenerla.
—En cuanto al pedido presupuestal, ¿qué implica para la universidad que el rector saliente ocupe la dirección de la OPP?
—El plan estratégico y la propuesta presupuestal fueron desarrollados por todos los colectivos de la universidad. Él lideró ese proceso. Ahora, en su nuevo cargo, él se debe a la función que tiene, y la Universidad es importante, pero es parte del país, y no corresponde pedir más allá de lo que va a poner de por sí, que es la comprensión del tema.
—No habrá que explicarle mucho…
—(Ríe) Esa sí es la ventaja, porque de primerísima mano entenderá todo, es un interlocutor inmejorable. Es una oportunidad, pero no se le puede pedir más que eso, cada uno en su rol.