• Cotizaciones
    lunes 20 de enero de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Fugaz: hambre de bibliotecas enteras

    Stevenson pudo haber imaginado una historia similar, o Melville, o Conrad; pero la vida se impuso y fue el ensayista Leys quien en definitiva registra en un libro de… 86 páginas una de las más espeluznantes historias del mar

    POR

    Lo breve, dos veces bueno. Diría más: cien veces bueno. Así los ensayos del belga Simon Leys (1935-2014), a quien pretendo recomendar como lectura. Alguna vez escribí sobre Los náufragos del Batavia(Acantilado, 2012), un librito de… 86 páginas sobre un naufragio ocurrido en 1629, en el océano Índico, cuando un barco de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales chocó contra un arrecife de corales muy cerca de Australia. Lo que sigue al naufragio es un monstruoso thriller que se desata como una serpiente venenosa que acaba de despertar: mientras el capitán del barco y un representante de la compañía intentan llegar a Java en una balsa pedorra para pedir ayuda, los cerca de 200 sobrevivientes que quedan varados en una isleta, una minúscula playa de arenas blancas, se verán sometidos a la paulatina y brutal dictadura de uno de los pasajeros, un tal Cornelisz.

    En el prólogo, Leys aclara que tenía todos los materiales para hacer un libro, pero desistió cuando alguien le ganó de mano y editó un estupendo y detallado trabajo sobre el tema. Entonces, prosigue Leys, a la mierda el libro y, en su lugar, como homenaje a los años de investigación y amor por los grandes sucesos del mar, queda este librito que, para ir rápido al hueso, es una de las grandes experiencias de lectura, lo garantizo. Con precisión informativa, sentido del ritmo y sin tentarse por un estilo novelístico que no hace falta (la realidad, una vez más, supera a cualquier ficción), Leys consigue una historia extraordinaria en el mejor sentido de Poe. Allí está todo: el mar, los imponderables naturales, los accidentes de la vida, la supervivencia, los límites y la tensión, la psicología de los sobrevivientes y, como no podía ser de otro modo, la figura recortada del psicópata que emerge y se impone. Nos guste o no, en nuestra biología, que permanentemente intentamos aplacar con reglas de paz y convivencia (a veces olvidamos que somos animales), siempre se esconde la bestia, el más carnívoro de todos, el más temible de todos.

    Stevenson pudo haber imaginado una historia similar, o Melville, o Conrad. Pero la vida se impuso y fue el ensayista Leys quien en definitiva registra en un librito de… 86 páginas una de las más espeluznantes historias del mar.

    Sigo con Leys, con la brevedad y con otros ensayos: La felicidad de los pececillos (Acantilado, 2011), esta vez de 141 páginas. Claro, son más páginas porque son más temas. Acá Leys nos arrolla con sus conocimientos de historia, arte y literatura en breves capítulos que versan sobre la creación y la cultura china (fue el primer intelectual en denunciar los crímenes de Mao), o sobre lo feo y lo disparatado, o la verdad del novelista y la mentira del editor (y viceversa), el placer de la lectura y la vulgaridad del éxito. A veces las pinceladas y las citas a otros autores son tan certeras que nos quedamos pensando un buen rato antes de leer el siguiente párrafo, como cuando manifiesta que es el miedo antes que el hambre lo que cimenta a un grupo social. O que la recompensa del arte no es el dinero, el éxito o la gloria, sino la intoxicación.

    Desgrana conceptos arduos como Dios y nos explica por qué es más fácil que semejante idea se desarrolle en un ámbito de creación artística. Lo de Leys es un poco aquello del genio en la botella: no podés creer que en tan poco espacio haya lugar para tanta inmensidad.

    Cómo no va a tener humor, lo tiene y mucho. Por ejemplo, nos recuerda la preocupación de Hitler por la salud de la gente y su recurrente advertencia sobre los peligros del tabaco. O la indignación moral de Eichmann cuando arrojó al piso Lolita, de Nabokov, y dijo: “¡Esto es repugnante!”.

    Claro, nuestro ensayista, para llegar a donde llegó también debió consumir basura. Dice al respecto: “Cuando se lee determinadas obras de sociología, de ciencias políticas o de teoría literaria, uno suscribiría con gusto esta sugerencia formulada antaño por uno de mis colegas: lo mismo que los gobiernos de determinados países superdesarrollados pagan de vez en cuando a sus campesinos para que no produzcan mantequilla o maíz, ¿no se podría subsidiar a determinados universitarios para que dejen de escribir libros?”.

    Leer a Leys genera más ganas de leer a Leys. Genera más ganas de leer a otros autores que él cita tan bien. Y mejor aún: genera ganas de leer y reflexionar con tranquilidad, algo tan necesario en este mundo de urgencia digital. Por eso, prueben con estos dos libros portátiles, que se pueden llevar en el bolsillo para las vacaciones y generan a la vuelta a casa el hambre de bibliotecas enteras.