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Priorizar a la infancia en Uruguay: un asunto de Estado
La pobreza de las familias con niños y adolescentes, la violencia, la imposibilidad de vivir en ambientes familiares protectores, la desvinculación escolar, la necesidad de acceso a una salud integral y nutrición de calidad y los efectos del cambio climático constituyen para Unicef las principales privaciones que experimentan niños y adolescentes en Uruguay
Este 20 de noviembre celebramos 35 años de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia. Para Unicef, este aniversario es un recordatorio de lo que el mundo ha avanzado en garantizar los derechos de la infancia y la adolescencia. Es también un hito que nos interpela sobre los desafíos aún pendientes para asegurar a todas las niñas y a todos los niños la oportunidad de desarrollarse y vivir plenamente.
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Desde que Uruguay ratificó la CDN en 1990, el país ha alcanzado importantes logros para la infancia y la adolescencia. Entre ellos están las políticas integrales de primera infancia y la universalización de la educación de los niños de 4 y 5 años, la reducción significativa de la mortalidad infantil y las tasas de embarazo adolescente, así como la atención de salud y vacunación para todos los niños. El establecimiento de un sistema de detección y atención de la violencia, el acceso a las tecnologías para el aprendizaje y, más recientemente, nuevas respuestas para mejorar la salud mental y el bienestar emocional de los adolescentes son sin duda logros ejemplares del país. Los resultados alcanzados demuestran que, en Uruguay, la voluntad y la determinación política, las inversiones estratégicas y el esfuerzo de la sociedad en su conjunto tienen el poder de mejorar las vidas de niños y niñas. Así, Uruguay es un referente para muchas naciones latinoamericanas en políticas sociales que impactan en la infancia y sus familias.
Sin embargo, el país enfrenta una importante paradoja: pese a la inversión y la alta cobertura en políticas sociales de primer orden (como la educación y la salud), el país aún no logra cambiar las trayectorias de las familias más vulnerables y miles de niños, niñas y adolescentes aún viven con sus derechos vulnerados. Incluso, la reducción en números absolutos y relativos de la población infantil y el incremento del gasto público social per cápita en la infancia y la adolescencia durante la última década tampoco han sido suficientes para incidir en ese sentido. El reto principal podría resumirse así: las familias y los niños más vulnerables en Uruguay son identificados y apoyados por los servicios y las políticas existentes. El Estado invierte en ellos. Sin embargo, este apoyo es insuficiente y no se articula de manera adecuada para cambiar la realidad de estos niños y sus familias. Basta ver los datos de pobreza, que reflejan que, más allá de las variaciones en números absolutos, desde hace casi tres décadas la pobreza infantil sigue siendo el doble que la pobreza general en el país.
Para Unicef, el contexto de elecciones nacionales brinda la oportunidad de poner a la infancia y la adolescencia como prioridades. Creemos que es imprescindible definir metas ambiciosas, identificar aquellas políticas que habrá que continuar y aquellas que habrá que transformar. No solo porque cumplir y proteger los derechos de niños y niñas es obligación de todos, sino porque alcanzar estos derechos hará de la sociedad uruguaya una sociedad más justa, más sostenible, más resiliente y competitiva.
Hacer de las políticas para la infancia una estrategia prioritaria para el país requiere, en muchos casos, más inversión financiera del Estado, pero no solo eso. Fundamentalmente, exige poner a las familias con niños, niñas y adolescentes como prioridad en todas las políticas públicas, por ejemplo, en las políticas de vivienda, educación, trabajo, salud y protección. Priorizar el acompañamiento de las familias más vulnerables exigirá, asimismo, mejor articulación, coordinación y mayor foco en resultados. También se requiere contar con políticas activas para contrarrestar las prácticas sociales y la cultura que minimizan e incluso ocultan los retos y las privaciones que enfrentan los niños y las niñas.
Con este motivo, durante los últimos meses Unicef se reunió con los candidatos presidenciales para compartirles cuáles considera que son los seis principales desafíos para la infancia en Uruguay, cuyo abordaje es necesario para romper con esta paradoja y colocar a niños, niñas y adolescentes en el centro de la agenda de las políticas públicas sociales. Además de presentar evidencia sobre la urgencia de estos desafíos, también compartimos líneas de acción que podrían desarrollarse para fortalecer o modificar las políticas destinadas a niños, niñas y adolescentes y sus familias.
La pobreza de las familias con niños y adolescentes, la violencia, la imposibilidad de vivir en ambientes familiares protectores, la desvinculación escolar, la necesidad de acceso a una salud integral y nutrición de calidad y los efectos del cambio climático constituyen para Unicef las principales privaciones que experimentan niños y adolescentes en Uruguay. En muchos casos, están estrechamente interrelacionadas, algunas son consecuencias de otras y, en su conjunto, generan una espiral de exclusión que condiciona la vida de miles de niños y el futuro de toda la sociedad.
En el marco de un nuevo aniversario de la convención y en una semana donde el país define su futuro para los próximos cinco años, que los dos candidatos a la presidencia hayan recibido a Unicef es una señal en favor de los derechos de la infancia y de la necesidad de darles un lugar de jerarquía en las políticas sociales, en las políticas de Estado. Creemos firmemente que, de priorizarse los ejes sugeridos, los niños y sus familias tendrán oportunidades estructurales y la sociedad uruguaya estará mejor posicionada para enfrentar los retos sociales y económicos que deparan los años venideros. Unicef seguirá comprometido en apoyar al Estado y a la sociedad para lograrlo. Es el momento de poner a la infancia como prioridad.
* Francisco Benavides es representante de Unicef en Uruguay