Tras un tenso Congreso Nacional, Cabildo Abierto confirmó este domingo 28 la fórmula presidencial Guido Manini Ríos-Lorena Quintana.
La nueva compañera de fórmula de Manini Ríos, electa este domingo por amplia mayoría en el Congreso de Cabildo Abierto, aspira a encabezar un “Ministerio de Familia y Desarrollo Social”
Tras un tenso Congreso Nacional, Cabildo Abierto confirmó este domingo 28 la fórmula presidencial Guido Manini Ríos-Lorena Quintana.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHoras después de su aclamación como candidata a vice por una amplia mayoría (338 votos entre 470 convencionales), Quintana es todo entusiasmo en su primera entrevista como candidata a vicepresidenta por Cabildo Abierto con Búsqueda.
Médica de familia y comunitaria, especializada en adicciones y políticas de drogas, la doctora dice incursionar en la política para proteger los “valores cristianos”, ahuyentándolos de lo que considera males contemporáneos, como la agenda de derechos y la llamada “ideología de género”.
“Detesto que las mujeres tengan que decidir si abortan por un tema económico”, dice como opositora a la interrupción voluntaria del embarazo, y reclama al Estado que responda a las necesidades de las madres ante estos casos.
Quintana, de 47 años, dirige el Programa de Adolescencia y Juventud del Ministerio de Salud Pública (MSP), donde se vinculó con el exministro Daniel Salinas. Hasta ahora lideró el Encuentro Nacional Cristiano, un sector que hizo alianza con la Columna Lealtad y Unidad, del senador Guillermo Domenech, y juntos acumularon casi el 50% de los votos cabildantes en las elecciones internas de junio.
Su designación, propuesta por Manini Ríos, no conformó a todo el partido, que, además de votar dividido, protagonizó el domingo 28 en su congreso en el Club Atlético Welcome discusiones subidas de tono y agresiones verbales cruzadas entre sus agrupaciones.
Una botella de plástico fue arrojada desde la tribuna donde se ubicaron militantes del Espacio de los Pueblos Libres, sector crítico de la dirección encabezado por Eduardo Radaelli, que promovía como vice a la expresidenta del Inisa, Rosanna de Olivera, única contendiente, que obtuvo 121 votos. Mientras el senador Domenech arengaba a sus adherentes al grito de “Manini presidente”.
“Son hechos esperables”, despeja Quintana, y dice que ahora prefiere concentrarse en sus temas de campaña, principalmente en las adicciones, asunto sobre el cual Cabildo Abierto propone declarar el estado de emergencia nacional.
Lo que sigue es un resumen de la entrevista con Búsqueda.
—¿Qué significa para usted integrar la fórmula presidencial con Manini Ríos para competir en las generales de octubre?
—Es un honor. Primero, que Guido haya propuesto mi nombre y, después, que una gran mayoría del partido Cabildo Abierto se haya unido para que yo esté en la fórmula con Guido. Y es un desafío muy grande. Vengo de la asistencia (médica), más allá de que en los últimos años estuve trabajando en gestión, pero no desde el lugar de una política. Creo que tengo mucho para aprender, mucho para estudiar, y espero estar a la altura. Voy a hacer mi mayor esfuerzo para cumplir con este desafío y lograr el objetivo de Cabildo Abierto: que Guido Manini Ríos sea el presidente de la República.
—¿Cuándo y por qué la convocó Manini para formar dupla?
—Manini me llamó a su despacho dos días después de las elecciones (del domingo 30 de junio). En esa reunión me dijo que yo era uno de los nombres posibles para vice. Y me explicó que las prioridades de Cabildo Abierto iban a ser especialmente dos temas: seguridad y adicciones; más otros, deuda y familia. Entonces él entendía que yo podía ser la elegida en una fórmula complementaria, porque trabajo en adicciones y familia desde hace mucho tiempo. Y él, por supuesto, viene trabajando la parte de seguridad y deuda, y tiene toda la capacidad y experiencia en eso. Y entonces él entiende que nos complementamos para trabajar por Cabildo Abierto.
—Su elección estuvo precedida de resistencias internas. ¿Esperaba esta reacción por parte de correligionarios?
—Sí, son hechos esperables. No soy nueva en Cabildo Abierto, porque vengo desde antes de que estuviera Salinas en el MSP. En lo que sí soy nueva es en esto de formar una agrupación propia, porque hasta ahora no había estado en ese rol. Pero al dirigir una agrupación era esperable que, como otras corrientes, queríamos que la persona que esté en la fórmula sea de nuestra propia agrupación. Y lo que hoy me sucede, luego de la ratificación del congreso, es como un sentimiento encontrado, porque sin duda que dejo de ser la referente del Encuentro Nacional Cristiano y ahora paso a ser la candidata a vice de Cabildo Abierto. Este es un cambio enorme que tendré que aprender a vivirlo e iré por ese camino.
—Como política usted buscó representar “los valores cristianos”; es pentecostal. ¿Cuál diría que es su perfil religioso?
—No le diría si tengo un perfil determinado. Yo creo en Dios. Soy una creyente en Dios. Sí. Creo que siento tener una relación con Dios. Pero de ahí a los hombres... no. Creo que todas las instituciones de las que forman parte los seres humanos tienen errores (ríe); por la naturaleza del ser humano. Entonces, yo creo en Dios.
—¿Y cómo baja ese discurso creyente al llano político? Ha dicho a Búsqueda que se ve como una luchadora contra la “cristianofobia”, “profamilia”, embarcada en “la defensa de la vida desde la concepción” y en oposición a lo que considera “la cultura de la muerte”.
—Es tal cual. ¡Yo sí defiendo la vida! Y entiendo que tendríamos que pensar cuáles son las causas por las cuales las mujeres deciden el aborto. Y si la causa es económica, el Estado debería cubrir esa necesidad. Por otro lado, muchas parejas no pueden tener hijos y cuán felices serían si lo lograran adoptando. Por eso trabajaría en prevenir el embarazo. Hay un estudio oficial de los comportamientos reproductivos, de cuando una ya no puede tener hijos, que muestra que la mayoría de los uruguayos hubieran querido tener más hijos. Y dentro de las razones dice que es por la situación económica; porque hay que pagar guarderías, cuidados y demás. Por eso no es que yo sea anti…, que diga que detesto el aborto. Yo detesto que las mujeres tengan que decidir si abortan por un tema económico. Yo quisiera que el Estado atendiera las verdaderas necesidades. ¿Por qué no generar que la mujer tenga todas las herramientas y necesidades cubiertas para no tener que decidir abortar?
—No se considera entonces como una “ferviente antiaborto”.
—Tengo pacientes que abortaron y me aman porque soy su médico y las acompañé en el proceso. Tampoco es que yo sea una retrógrada que no entienda que la gente vive ciertas situaciones. Si me preguntás qué haría yo, Lorena, haría que la mujer nunca tenga que decidir por una situación económica. Haría que la madre recibiera el cuidado, la alimentación, quizás la posibilidad de estudiar mientras está embarazada y luego retomar el trabajo, que el Estado pueda cubrir todo eso. Vivimos en un país con una muy baja tasa de natalidad: apenas algo más de un hijo por mujer. Gana el país si la mujer tiene lo necesario para decidir de verdad no abortar. Y por otro lado, si lo da en adopción, también gana el país porque sin duda que hay una pareja que está sufriendo por no poder tener hijos.
—La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo despenalizó los abortos hasta las 12 semanas de gestación, por voluntad de la mujer, y no exige que el embarazo sea producto de una violación. ¿Qué cambios le haría?
—Yo defiendo la vida y estoy en contra de la cultura de la muerte que tiene nuestro país. Creo que las mujeres saben que lo que abortan es un hijo, por más que han querido mostrarlo de otra manera, como aquello de que es “tu cuerpo, tu derecho, tu decisión”. ¡No es solo tu cuerpo, es otra vida! Y el primer derecho inherente del ser humano es el de vivir. Yo creo en eso. Hay que ver lo que pasan las gurisas y las no tan gurisas. Las cifras del ministerio hablan de 30 por día.
—¿Plantea derogar la ley?
—Manini dijo que él no va a plantear derogar la ley, pero que Cabildo buscará resolver este problema: dándoles apoyo a las madres que lo necesiten, planteando la adopción desde el vientre materno para quien realmente no lo quiera tener. Buscaremos otras opciones. Pero él no planteó derogar la ley.
—¿Y usted?
—Si a mí me pregunta, hay una cantidad de leyes que me gustaría derogar... Pero también entiendo que uno tiene que ir hacia lo posible, y si uno mira el escenario, hoy creo que solo Cabildo Abierto levanta esta bandera. Ningún otro partido de la coalición ni de la izquierda se lo plantearía, por lo que no sería posible. Hay muchas ideas que se estuvieron trabajando para promover la natalidad. Que en ciertos casos no tengan que pagar IRPF, desde el segundo o tercer hijo. También está la figura del padrinazgo. Tengo muchos pacientes adultos mayores que no tienen hijos y quizás podrían estar ayudando a un niño por lo menos en el tema escolar, haciéndose cargo de la educación. Y todo esto sigue fomentando la familia.
—Familia es, de hecho, la palabra que más repite en sus apariciones públicas como institución a proteger. ¿Por qué?
—Sí, porque hay como una cultura de “no quiero tener hijos”. Y también hay como una cosa del individualismo y la soledad. Ya no convivimos como aquellas familias que nos juntábamos todos los domingos a comer o a tomar mate y todos sabían los problemas de todos. Tengo un hijo de 21 años… Sin duda las tecnologías tienen algo que ver en eso. Entonces creo que se debe volver a poner de relieve la importancia de la familia como institución a defender.
—Como coordinadora del programa Familias Fuertes —iniciativa implementada en 2022 por el MSP junto con otras áreas del Estado, a impulso de la Organización Panamericana de la Salud— ha trabajado en la prevención del consumo de sustancias adictivas. ¿Qué resultados tuvo esta experiencia que busca replicar?
—Es el programa interestatal con mayor evidencia en prevenir, retardar la edad de inicio y evitar el consumo de sustancias adictivas en adolescentes. La mayoría de las familias que llegan tienen una gran dificultad de comunicación: ocho de cada 10 adultos nos dicen que no logran tener una comunicación efectiva y profunda con sus hijos, de saber qué piensan, qué sienten, a qué le tienen miedo, cuáles son sus sueños, qué están sintiendo ahora…, esa comunicación que necesitamos tener para acompañarlos. Y estamos hablando de gurises de entre 10 y 14 años. ¡Imaginate los de 18! Luego de pasar por el programa, el 100% logró tener esa comunicación efectiva.
—En otra charla con Búsqueda dijo: “Los malos no somos nosotros, los que defendemos la vida, la familia y la fe cristiana, aunque nos llenemos de enemigos por decir estas cosas”.
—Sí, porque te encasillan. Porque no es políticamente correcto decir estas cosas en Uruguay. Inmediatamente te dicen que somos los malos de la película. Y tampoco nos dan la posibilidad de explicar nuestra visión. Esto que ahora digo lo veo todos los días con la gente, lo veo con mis pacientes. Los problemas económicos a la hora de decidir tener familia y la soledad de la gente mayor es terrible. Hoy en día hablan del aborto como algo que no pasa nada. “Cualquier cosa voy, me hago el aborto y ta, sigo la vida”. Pero te puedo contar de pacientes que te dicen: “Mirá, este año hubiera cumplido 14…”. Hay de todo, obviamente.
—Usted también se posiciona en contra de la agenda de derechos, especialmente en contra de la liberalización de la marihuana. ¿Por qué?
—El tema marihuana fue lo que me hizo decidir a involucrarme en política en algún momento de la vida. Porque yo trabajaba con adictos todos los días, en calle, en policlínicas, en la emergencia… Antes de ingresar al MSP, en 2017, trabajé en adicciones —en una policlínica del Cerro y en otra comunitaria en Cerro Norte durante 10 años y en el programa Alero, dirigido a personas en situación de calle por consumo de sustancias adictivas—. Fui médica de guardia del Hospital Maciel, donde trabajé más de 14 años y también fui directora adjunta (propuesta por Álvaro Villar). Entonces que disminuyeran la percepción del riesgo y naturalizaran el consumo de marihuana es terrible; todo lo contrario a lo que se hizo con el tabaco. Entiendo que cuanto menos naturalizado, cuanto menos tolerancia social al consumo, cuanto mayor la percepción del riesgo, mejor: las drogas son tóxicas, te hacen daño hasta para estudiar.
—¿Qué quiere decir?
—Que un gurí de clase media o alta, donde igual papá y mamá cubren…, capaz que el derecho de ese gurí a fumarse un porro es una cosa. Pero cuando hablás de un gurí de clase baja, donde la única oportunidad que tiene de salir de la situación en que está es estudiar..., es como que se le bloquea. Y yo le hice creer como Estado que no pasaba nada, que lo venden en farmacia, que es una plantita, que consumí lo que quieras... ¡Fah! Para mí es nefasto. Ver todo eso en adicciones fue lo que más me hizo decidir volcarme a la política.
—En política de drogas, Cabildo tiene diferencias marcadas con sus socios de gobierno.
—Totalmente. La disminución de riesgos y daños del gobierno es para un extremo, no es para la base de tu política. Hay evidencia de lo que logra prevenir el consumo: fortalecer a la familia para que los gurises tengan comunicación con sus padres, que aprendan a resistir la presión de grupo, que tengan oportunidades de estudio y trabajo, que el gurí tenga un objetivo, que sea parte de un grupo sano, que haga deporte, algo artístico, recreativo, cultural. Eso es a lo que tenemos que apuntar primero. He encontrado en recorridas por el interior que el principal problema son las adicciones, también en zonas rurales, ¡en pleno campo! Allí donde parece que todavía no llegó lo que uno vive acá en Montevideo. No podemos normalizar eso.
—Usted además está en contra de la paridad política; ahora integra una fórmula paritaria y el diputado cabildante Sebastián Cal dijo que su designación se debe a esta “moda”. ¿Qué responde?
—No creo que me hayan elegido porque soy mujer. Por lo que ha dicho Guido es porque nos complementamos con estos temas.
—¿Dónde se ve en un futuro? Meses atrás dijo a Búsqueda que le gustaría encabezar el Ministerio de Desarrollo Social.
—Sí. Y me gustaría que se llamara Ministerio de Familia y Desarrollo Social, que tenga un programa de familia con todos estos aspectos que hemos hablado. Algo similar al programa de Familias Fuertes.