Entre los precandidatos y las precandidatas que competirán en las internas de los partidos las miradas sobre el asunto de la desigualdad de género en la política son disímiles. Aunque en general coinciden en que es un tema a “mejorar”, el énfasis varía entre quienes lo ven como un problema urgente y quienes le restan importancia. También hay diferencias en cómo abordar el asunto y en la necesidad o no de tomar medidas que agilicen los cambios.
Para conocer cómo se paran frente al tema, Búsqueda consultó a los 17 postulantes que actualmente aspiran a competir en la interna de sus partidos. Les preguntó sobre su posicionamiento y cómo evalúan medidas que fomentan la igualdad en la representación política, como la paridad en la fórmula presidencial y en la integración del gabinete de gobierno y las cuotas para garantizar una mayor participación femenina en el Parlamento.
¿Paridad en la fórmula presidencial y el gabinete?
Más allá de la fecha, los precandidatos y las precandidatas expresaron su posición sobre medidas vinculadas a la igualdad en la representación política. Entre los tres precandidatos de izquierda que respondieron, todos coincidieron en que la fórmula presidencial debe ser paritaria, en línea con la decisión que adoptó el Frente Amplio.
Entre los precandidatos blancos, el asunto no genera tanta unanimidad. Delgado se mostró afín —“es lo deseable”— y Raffo dijo que “sería importante”, mientras recordó que apuesta a ganar la interna, por lo que “por primera vez en la historia” la candidata a la presidencia “podría ser mujer”. Gandini, Iafigliola y Corbran no están de acuerdo en “hacer diferencias” por género al momento de definir la fórmula.
Los colorados —que no tienen hasta ahora ninguna precandidata mujer— se dividen entre Gurméndez, Silva y Acosta y Lara, quienes no ven en el género un elemento a considerar, y Viera y Ojeda, que definieron la paridad como algo “deseable”, aunque sujeta a la definición de los sectores y al resultado de las urnas. También Mieres la definió como “deseable”. Manini Ríos dijo que la fórmula presidencial de Cabildo Abierto no tiene que ser “necesariamente” paritaria.
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En general, los consultados se mostraron a favor de buscar la paridad en el próximo gabinete de gobierno. O al menos anunciaron que apostarán a la presencia de “muchas mujeres”. Si eso se concretara, sería una novedad para Uruguay, que se ha caracterizado por la escasa presencia de mujeres ministras: desde el retorno de la democracia en 1985, el número de mujeres en el gabinete ministerial ha oscilado entre cero y cinco (el máximo número se alcanzó por única vez en el segundo período de gobierno de Tabaré Vázquez, 2015-2019).
Cosse dijo que formaría un gabinete paritario porque sería “un mensaje importante hacia la ciudadanía” y aportaría “distintas visiones y experiencias”. Orsi afirmó que trabajará en ese sentido, ya que las mujeres han sido protagonistas de su gestión en la Intendencia de Canelones. Delgado, menos enfático, dijo que hay que “tender a eso”, mientras Raffo aseguró que invitaría a su equipo “a los mejores” y que eso “implicará tener muchas ministras mujeres”. Gandini, por su parte, anunció que posiblemente presente una propuesta para asumir el “compromiso político” de integrar los gabinetes paritarios. La mayoría de los colorados también aseguraron que buscarían un equilibrio de género en un eventual gobierno (ver recuadro).
No habrá Ministerio de la Mujer
Si hubo un tema que generó unanimidad entre los precandidatos fue la posibilidad de elevar a rango de ministerio al Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), que hoy depende del Ministerio de Desarrollo Social. Países como Argentina, Colombia, España, Chile, Costa Rica y Alemania han creado ministerios enfocados en el área (aunque el del primero fue eliminado recientemente por el presidente Javier Milei). Todos descartaron esa medida con argumentos que fueron en la misma línea: la solución no pasa por la institucionalidad, sino por la prioridad que se le dé al tema. Mieres sí propuso cambiar de rango a Inmujeres, que necesita “más autonomía y recursos”, y transformarlo en un servicio descentralizado, por fuera de las jerarquías ministeriales.
Respecto a la existencia de cuotas para garantizar mayor representación femenina en el Parlamento la mayoría estuvo de acuerdo, aunque hubo menos adhesión a la idea de avanzar hacia la paridad. La normativa actual exige que al menos un tercio de los cargos electivos deben ser ocupados por mujeres al momento de la elaboración de las listas de candidatos de los partidos.
Para Cosse, todas las medidas que apunten a promover la participación de las mujeres en política “son absolutamente necesarias”. Orsi dijo que la herramienta actual “viene funcionando”, aunque “lenta”, y que “son las mujeres las que deben incidir y determinar cuál es el camino” para avanzar. Bergara se mostró favorable a ir hacia una ley de paridad.
Para Delgado, “antes de poner más cuotas hay que asegurarse de que funcionen bien” las que hay. Raffo dijo que está de acuerdo con medidas que aseguren una democracia más participativa, mientras “sean necesarias”. Viera es favorable a la “discriminación positiva” y está dispuesto a dialogar para ir a más. Silva aprueba un sistema de cuotas “como el uruguayo, que asegura un mínimo de representación”, aunque la paridad obligatoria “resultaría en un régimen demasiado rígido”.
Gurméndez dijo que respeta la normativa actual, mientras que Ojeda se manifestó de acuerdo con avanzar hacia una paridad, “en línea con la mejor tradición del Partido Colorado”. Mieres también respaldó este tipo de medidas: “Desde hace décadas he estado de acuerdo con implementar mecanismos que mejoren la representación femenina en el Parlamento”.
Ni los blancos Gandini, Iafigliola y Corbran ni el cabildante Manini Ríos están de acuerdo con las cuotas. El general retirado fue elocuente: “¿Qué hacemos con los no binarios? ¿Con los afros? ¿Con los diabéticos? ¿Vamos a dar cuotas a todos? Eso limita la libertad del ciudadano de elegir a quien le plazca”.