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    “Inaugurar muchas obras” y “rendir cuentas” en el año electoral asegurará el triunfo oficialista

    El ministro de Transporte asegura que la construcción de la primera autopista dará impulso a otras, mientras estudia iniciativas privadas para descongestionar el ingreso oeste a Montevideo

    El ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero, tiene previsto ser uno de los integrantes del gabinete que más tarde abandone el cargo para hacer campaña electoral. Aunque coordinará la campaña de la inminente candidatura de Álvaro Delgado, el dirigente de Aire Fresco considera que todavía hay “cosas pendientes” en su gestión. Augura que el próximo será, además de electoral, un año de inauguraciones de obras.

    Falero sostiene que los cortes de cinta que se acumularán en 2024 no responden a una estrategia política, sino a que el gobierno empezó “un año y medio tarde” por culpa de la pandemia. Y el gobierno sacará provecho de la situación. El ministro opina que el oficialismo podrá mostrar resultados y obtener un triunfo holgado en las elecciones.

    El ministro defiende la “calidad” de las obras de los Contratos de Diseño, Construcción, Rehabilitación y Financiamiento (Cremaf) –una alternativa más “eficiente” que el modelo de PPP utilizado por el Frente Amplio–, pese al incremento del endeudamiento.

    Para el próximo período, Falero espera dejar pronta una iniciativa privada para que un tren de pasajeros ingrese por el este a Montevideo y otra –que aún no fue aprobada– que descongestione a través de una “vía rápida” el tránsito que llega desde el oeste.

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista que el ministro Transporte y Obras Públicas mantuvo con Búsqueda.

    —¿Cómo se imagina este año y medio que resta de gobierno? ¿Se va a poder separar la gestión de la campaña electoral?

    —Parte de la militancia y de los candidatos de la coalición van a transmitir a la ciudadanía el resultado de la gestión, que se está viendo y se va a ver más en profundidad el año que viene porque finalizarán muchas obras. Más allá de que el gobierno va a seguir haciendo lo que se comprometió, creo que la campaña va a utilizar los resultados de esta primera experiencia de gobierno de coalición.

    —¿Este año va a ser de ejecución o pueden aparecer cosas nuevas?

    —No. Tuvimos un año y algo casi perdidos que llevó a que las definiciones se dieran más tarde de lo que habíamos planificado. Se van a juntar una serie de concreciones en plena campaña electoral. Puede ser un tema que la oposición tome como planificado y no lo fue.

    —Es una polémica que se ve a lo lejos: inaugurar obras en el medio de la campaña.

    —Sí, vamos a inaugurar muchas obras. Es así. No hay forma de poder llevar adelante un programa de gobierno tan ambicioso con un retraso en la ejecución como el que se dio por la pandemia.

    —Las inversiones en obras se van a pagar principalmente en el próximo período. ¿Ese endeudamiento no puede ser una carga como la que ustedes denunciaron que recibieron del Frente Amplio?

    —No, porque creo que se ha cumplido con la regla fiscal. Lo otro es que las obras que se están construyendo son de mayor calidad. Si bien va a tener que pagar, no va a tener que rehacerlas como pasó con nosotros.

    —El financiamiento de muchas de las obras queda por fuera de la regla fiscal.

    —Lo que queda por fuera son las PPP que ya venían comprometidas. No hemos utilizado esa herramienta sino creado una nueva, el Cremaf, que logró bajar el 50% de los costos por una menor burocracia en el trámite administrativo y además tiene una mayor avidez del sistema financiero.

    —Dando por válido el argumento de la calidad, ¿no existe igualmente un riesgo de endeudamiento alto para los próximos gobiernos?

    —El endeudamiento es el mismo que arrastramos. De la misma forma que ya estamos pagando…

    —Pero se suma…

    —No se suma nada nuevo.

    —Los nuevos Cremaf.

    —Los Cremaf. Pero estoy hablando... Por ejemplo, las PPP viales que estaban licitadas en el período anterior fueron por US$ 3.000 millones. El ferrocarril va a andar cerca de los US$ 2.000 millones. Estoy incorporando solamente los US$ 900 millones del Cremaf si uno mira US$ 5.000 millones contra US$ 900 millones.

    —Llegaron al gobierno y dijeron que estaban topeados por la “herencia”, pero había que hacer obras igual y decidieron ir por otro mecanismo de endeudamiento. Pero en los hechos, sube y el próximo que venga si quiere hacer otro tipo de obras, va a tener que buscar mecanismos novedosos de financiación.

    —Está bien, pero ya hemos pagado parte del endeudamiento inicial. Pagamos compromisos anteriores en todo este período que no nos permitió bajar (el endeudamiento), pero sí hacer la inversión que se necesita. En el próximo período va a suceder lo mismo. Quizás va a haber que seguir invirtiendo en otro Cremaf para avanzar porque ahora no podemos resolver todo. Quedan obras necesarias para hacer como consecuencia de dos cosas: el aumento del parque automotor y de la producción, que se multiplicó por cinco en los últimos 20 años y sin incrementos en los kilómetros de ruta.

    —¿Es necesaria una autopista en Uruguay como la que anunció semanas atrás?

    —Sí, porque el espacio que tenemos en la Interbalnearia no nos permite mejorar la conectividad. No hay solo sobrecarga durante la temporada sino también en todo el año. El espacio que tenemos para una vía más es muy limitado y agregar una senda nos implicaría eliminar calzadas de servicios que hoy existen. La Interbalnearia se transformó en una zona muy urbana, casi una avenida. Eso no nos permite seguir trabajando sobre la misma ruta, por eso se buscó una opción para que los que van a Solís en adelante tengan una opción rápida para utilizar la doble vía de la 8 y 9 que estamos haciendo. Entonces, redistribuimos la carga.

    —¿En otras zonas identifican un problema similar que amerite otra autopista?

    —Comenzar con una autopista en Uruguay va a llevar a que se siga trabajando. Quizás esa autopista que hoy termina en la 8, mañana puede terminar en la 9. Pero en principio son 22 kilómetros que propongo como para generar un acostumbramiento de una construcción diferente a la tradicional. Si funciona como pensamos que va a funcionar, pienso que es algo que llega al Uruguay para seguirse dando en el futuro, implementando otros tramos; podrá ser ese o hacia la zona metropolitana oeste.

    —Usted decía que hay que adaptar el sistema al crecimiento del parque automotor. Hay otros países que buscan reducir el uso del auto. ¿No es un modelo a seguir?

    —Para eso hay que dotar de servicios y alguna propuesta tenemos, como la iniciativa privada del tren-tram. Si le brindás al trabajador un servicio eficiente y rápido, no tengas duda de que es la única forma de que puede dejar el auto.

    —¿La comunicación con la Intendencia de Montevideo fue la mejor al analizar este proyecto?

    —Lo mismo que tenemos nosotros lo tienen las intendencias.

    —¿Cuándo se enteró la intendencia?

    —Por lo que me dijeron las empresas, le comentaron que lo iban a presentar al Poder Ejecutivo. Lo estudiamos durante un año y cuando tuvimos el informe técnico lo enviamos a Presidencia aprobado para la firma.

    ¿En ese estudio de un año no hubo contacto con la intendencia?

    —No. Lo estudiamos con los datos que tenemos del boleto. No sé si la intendencia por su lado lo estudió. La (aceptación de la) iniciativa privada lo que hace es mirar lo macro y decir que esto puede tener andamiento.

    —La intendencia presentó el proyecto de la ciclovía, que no son opuestos pero coincidirían en un tramo.

    —Pueden suceder dos cosas. Si el tren se concreta, habrá que reubicar la ciclovía; o de lo contrario, la intendencia dentro de este espacio de trabajo podrá proponer un trazado distinto para ese tramo del tren.

    —¿No era más fácil trabajarlo juntos?

    —Estamos trabajando juntos.

    —¿Tienen buen vínculo con la intendencia?

    —Sí, venimos trabajando con el ingreso del Ferrocarril Central prácticamente en forma semanal. Este tema no lo hemos trabajando porque no tenemos más que el proyecto original, que tiene números que darían a entender que se equilibraría lo que hace la inversión con respecto al repago. A partir de ahí viene la etapa en la que estamos ahora.

    En este período hubo situaciones que evidencian que hubo diferencias: la iniciativa privada de una “isla” en Punta Gorda, en los trazados del Ferrocarril Central, la ciclovía, la suspensión de la licitación de la Ruta 102. ¿Es realmente bueno el vínculo?

    —Para mí, ha sido un vínculo correcto, desde la jerarquía –tengo un muy buen relacionamiento con la intendenta– y desde lo técnico. Obviamente, quizás los tiempos de estudio no sean los mismos para uno y para otro. Eso puede ser un problema que haya ocasionado estos pequeños matices que se avizoran como distanciamiento. Si uno lo mira en un contexto general, no lo hay. Lo de la isla, la intendencia dijo que no y no salió. Nosotros no podemos guardarnos una iniciativa privada y no trasladar el paso siguiente, que es el paso que estamos dando ahora. El tren-tram podría ser otra cosa: podría haberlo guardado y proponerlo como plataforma electoral para la próxima instancia en la coalición. Creo que tengo que hacer lo que hice.

    —¿Hay otras propuestas similares?

    —Otra de las propuestas que se van a dar a no muy largo plazo (quizás antes de terminar este período) es una vía rápida en el acceso por Ruta 5, donde hay empresas que proponen una solución más ágil generando un ingreso más directo.

    —¿Cuál sería el trazado?

    —Desde Las Piedras hasta la Ruta 1. Ahí sí tenemos el ancho. Estamos buscando una alternativa estructural de vía rápida sin dejar de lado la conectividad local. No es una autopista a la que no puedas ingresar: se va a poder ingresar, pero en menos lugares. Desde la 1 hasta la rambla, hay otra iniciativa privada que estamos estudiando y que puede mejorar. Hay un espacio y nos quedan posibilidades de hacer intercambiadores a desnivel, como el viaducto. Se puede extender estas soluciones a otros puntos conflictivos. Ahora vamos a licitar un intercambiador a desnivel en el cruce con el Comcar y el otro cantado es en el Cerro, que tiene que tener un cruce a desnivel que no afecte lo local.

    —¿Son varias iniciativas privadas o una sola que incluye a todas las obras?

    —No, varias. La de la 5 es una. La empresa que tiene la concesión del peaje de Mendoza es la que está proponiendo esta iniciativa hasta la 1. Se financiaría con más tiempo de concesión en el peaje, lo mismo que la autopista.

    Si todo sale como lo planea, se descongestionaría el acceso este y el oeste.

    —El este y oeste. Y se descongestionaría más una vez que hagamos la rotonda en Santiago Vázquez, porque la idea es conectarlo con la perimetral.

    —¿Va a seguir en el cargo hasta el final del período?

    —Lo estoy analizando. Voy a estar más tiempo en el cargo que otros ministros porque entiendo que hay una cantidad de cosas pendientes que no las puedo dejar por el momento, lo hemos hablado con el presidente. Y si me requiere mayor exigencia en la propia campaña, lo analizaré, o pediré una licencia, o veremos. En este momento no estoy pensando en renunciar. No es incompatible mi cargo con la campaña, en la medida que no se me exija mucho de parte de la campaña, puedo seguir ayudando al presidente.

    —¿Va a ser el jefe de campaña de la eventual candidatura de Álvaro Delgado?

    —Estoy haciendo una coordinación de Aire Fresco, su dirigencia. Me está ayudando mucho Martín Lema y otros compañeros. La coordinación la estoy manejando con referentes por región, algunos intendentes o diputados, para que sea un equipo de coordinadores. Las dos caras visibles de Aire Fresco eran el presidente y Álvaro, a mí me pidieron que coordinara.

    —Lacalle Pou era una figura cuyo peso centralizaba la campaña. ¿Para una candidatura como la de Delgado hay que variar de estrategia?

    —No. Creo que se da algo similar. Lacalle Pou fue quien inició el proyecto Aire Fresco con Álvaro Delgado. Cuando a Lacalle Pou se le confiere la responsabilidad de liderar a más sectores a través de Todos, que incluía a Aire Fresco, Todos, el Espacio 40, eso llevó a que tuviera que dejar Aire Fresco y que pasara a ser el que liderara a varios sectores. Hoy se está dando algo similar. Quien lideró Aire Fresco en la elección pasada fue Álvaro Delgado, porque el candidato a la presidencia (Lacalle Pou) tenía que sobrevolar entre todos los sectores. Hoy Álvaro Delgado pasa a ser —si se confirma en el congreso de Aire Fresco de noviembre— nuestro candidato, que lo ofrecemos también a otros sectores. Ya hay algún sector que lo ha tomado como un candidato propio.

    —Delgado es secretario de la Presidencia y lo apoyan, entre otros, los ministros de Industria, Transporte, Desarrollo Social. ¿Es el candidato más oficialista dentro del oficialismo?

    —Es un candidato natural de nuestro sector que está siendo visualizado igual por otros sectores. Y otros que no, porque uno de los sectores con mayor estructura como es el Herrerismo entendió conveniente proponer una candidata diferente. Cosa que me parece muy bien. Y hay otros sectores que estuvieron con (Jorge) Larrañaga, que tienen una impronta wilsonista que la quieren hacer propia, que tienen como referente a Gandini. Veo tres candidatos muy buenos, con una oferta electoral para la ciudadanía que puede seducir y mucho.

    —¿Le parece que será competitiva?

    —Digo que sí. En principio es una interna en la que Laura (Raffo) tiene el apoyo del Herrerismo, parte de Alianza Nacional, parte del Movimiento Nacional de Rocha; Álvaro va a tener a Aire Fresco, que es quien lo va a proponer, y a pesar de que no está confirmada su candidatura ya tiene un respaldo de parte de Alianza, que es D-Centro. Faltan algunos para tomar decisiones: el Espacio 40, Mejor País, está el espacio de Beatriz Argimón y el de Sartori.

    —En Uruguay suele decirse que el delfín no gana las elecciones. ¿Hay un riesgo asociado a ser el delfín del gobierno?

    —Creo que no. Cuando al delfín lo imponen como candidato posiblemente le vaya mal, pero no es lo que se dio en esta ocasión. A tal punto no se dio que el Herrerismo, que es una pata importante, marca una candidatura propia. No hay delfín en este caso. Lo que sí hay es una visión dentro de algunos sectores que ya estamos visualizando a Álvaro como una figura relevante en el gobierno, que entendemos que es la persona más conveniente para dar continuidad de un proceso que, a nuestro entender, más allá de los tropiezos que hemos tenido ha sido muy exitoso.

    —Las encuestas dan al Frente Amplio bien posicionado, con intención de voto iguales o mejores a los periodos electorales en los que ganó las elecciones, mientras que el oficialismo sumado queda segundo. ¿A qué atribuye que la oposición esté tan bien en las encuestas?

    —Por lo que te decía al comienzo, creo que este partido en este año y siete meses de gobierno que quedan va a mostrar lo que no ha podido mostrar hasta ahora como consecuencia de que arrancamos tarde. Percibo que va a ser una elección que va a superar la elección pasada con respecto al Frente Amplio.

    —¿En octubre?

    —Entre toda la coalición estoy convencido de que vamos a tener una mejor votación y más aún en noviembre. Porque en noviembre, hay que recordar que si uno mira las encuestas, el Frente Amplio estaba mucho más atrás que la coalición y casi termina ganando.

    —¿Qué fue? ¿el “efecto Cabildo”?

    —No, el efecto de finalización del período de un gobierno, cuando uno rinde cuentas. Esto recién empieza. Nosotros vamos a rendir cuentas recién el año que viene, con las dificultades que tuvimos de no poder arrancar a tiempo. Va a ser muy importante que la gente entienda el esfuerzo que ha hecho este gobierno por sacar al país adelante en los peores momentos que nos ha tocado transitar.

    —Varios dirigentes blancos e integrantes del gobierno dicen que esta es la “peor versión” del Frente Amplio. ¿Comparte?

    —Es una versión sin liderazgo concreto. En otros períodos, de Vázquez y Mujica, había un liderazgo fuerte y hoy no lo hay. Eso, quizás, pueda entenderse que es la peor versión y pueda ser catalogado así. Creo que le falta liderazgo a tal punto que creo que van a transitar una interna compleja.

    —Para ser una versión tan mala, no les está yendo mal en las encuestas. Pareciera que han logrado conectar algo. ¿Por qué?

    —Cuando no hay liderazgos fuertes, genera muchas veces que la división en una mirada integral sume más. Cuando se resuelvan los candidatos, eso puede cambiar.

    Contratapa
    2023-10-12T01:17:00