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    “Pobres criaturas”: la descarada película que tomó por sorpresa a los Oscar

    El aclamado director griego Yorgos Lanthimos ha sido reconocido por su capacidad para combinar el drama, comedia y hasta el horror de manera surrealista. Sus películas exploran la alienación, la violencia y las relaciones humanas de una sociedad moderna, y sobre todo dura, y lo hacen con humor negro, violencia y tensión, jugando siempre con la idea, y la posibilidad, de lo real. Los suyos son mundos que suelen sentirse familiares y extraños a la vez. Son, usualmente, deliciosamente crueles.

    Nacido en Atenas, Lanthimos tuvo un ascenso meteórico en su carrera. Se inició dirigiendo videos de baile, publicidades y hasta obras de teatro. Luego se consolidó como una de las figuras más prominentes del Weird wave griego, movimiento cinematográfico nacido a raíz de la crisis financiera de fines de la década de 2000 que exploró sus consecuencias en la sociedad.

    Estrenó en 2005 su primera película, Kinetta, con éxito en los festivales de cine de Toronto y Berlín. Desde entonces, ha ganado numerosos premios, participado en importantes festivales y conquistando a un gran número de cinéfilos que hoy se declaran fans de su trabajo.

    Su penúltima película, La favorita, protagonizada por Olivia Colman, Emma Stone y Rachel Weisz, recibió 10 nominaciones a los Premios Oscar 2019, incluyendo Mejor película, Mejor director, doble Mejor actriz de reparto (Stone y Weisz), y Mejor actriz principal, que Colman finalmente ganó.

    Su nueva película, Pobres criaturas, también con Emma Stone, repite aquel nivel de clamor. Actualmente, en cartel en salas uruguayas, se ubica como una de las dos películas más nominadas a los Oscar de 2024. Con 11 nominaciones, está a solo dos premios de distancia de la principal favorita, la taquillera Oppenheimer.

    Aunque el éxito y el crecimiento en audiencia ha llegado para Lanthimos, no ha sido sin un costo. Este director, antes celebrado por su transgresión y por mostrar una cara absurda de la realidad, parece haber perdido en Pobres criaturas su mordacidad. Su característico enfoque en la crítica social se ve reemplazado por una lectura más amplia, aunque menos profunda. Si antes su cine se caracterizaba por su nebulosidad y capacidad de crear situaciones inquietantes, ahora prima lo literal y lo explicativo, casi que sin dejar espacio para la interpretación. La “extrañeza” del griego que antes resultaba tan atractiva e impactante, parece haberse transformado en otra cosa. ¿Es ese cúmulo de nominaciones al Oscar una señal de que ha perdido su esencia?

    De la página a la pantalla

    La película adapta el libro homónimo de Alasdair Gray, un reconocido escritor, poeta y artista escocés fallecido el 29 de diciembre de 2019. En su sitio, la editorial Anagrama describe la novela como “una increíble historia de amores verdaderos y atrevidos experimentos científicos”, con una trama que “nos lleva desde el quirófano de un excéntrico científico de Glasgow a los barrios bajos de Alejandría y los burdeles de París”.

    Lanthimos quedó fascinado por la novela de Gray. Se vio cautivado por su complejidad visual, su humor y la construcción de sus peculiares personajes. Su entusiasmo lo llevó a contactar a Gray y visitarlo en Glasgow, su ciudad natal. Allí, recorrieron lugares relevantes para la novela, un gesto que Andrew Gray, hijo del escritor, calificaría luego como un acto “crucial” para el inicio del proceso de adaptación. La dedicación de Lanthimos al conversar con Gray evidenció su compromiso con el proyecto, lo que finalmente dio luz verde a la película.

    La actriz Emma Stone y el director Yorgos Lanthimos durante la filmación de la película Pobres criaturas. Foto: 20th Century Studios

    En 2017, durante el rodaje de La favorita, el director le propuso a Stone interpretar a la protagonista, Bella Baxter. Aunque el libro está narrado desde los puntos de vista de varios personajes, Lanthimos y su guionista, Tony McNamara, decidieron darle el pleno protagonismo a Bella en el guion. A principios de 2020, invitó a Stone a unirse al proyecto no solo para interpretar el papel principal, sino también como productora. Ella aceptó ambos roles.

    Pobres criaturas es la reinterpretación de Frankenstein, del monstruo que toma ahora la forma de una mujer. Su verdadera monstruosidad reside en las parejas sentimentales con las que se irá topando y entablando vínculos. La película narra la transformación y evolución de Bella tras ser resucitada por el Dr. Godwin Baxter, un científico obsesionado con los límites de la vida y lo natural.

    El Dr. Baxter, interpretado por Willem Dafoe, lejos de ser un ser repulsivo, se presenta como un hombre afable, de un rostro peculiar bajo un llamativo maquillaje que acentúa su deformidad. Esta dualidad entre la apariencia y la bondad es solo una de las múltiples subversiones que la película propondrá.

    Con un cuerpo adulto, pero una mente infantil y dificultades para hablar y caminar, Bella posee una rápida capacidad de aprendizaje y evolución. Su hambre por conocer el mundo choca con la reclusión impuesta por el Dr. Baxter, apodado “God”, en un chato juego de palabras. Bella vive, entonces, confinada en una mansión victoriana, en un ambiente lúgubre que refleja las atrocidades que se esconden bajo la sombra de su dueño, padre y opresor por igual.

    Todo cambia cuando el abogado Duncan Wedderburn, un bufonesco y lascivo Mark Ruffalo, le ofrece una aventura por el mundo. Este viaje se convierte en el catalizador para la exploración del crecimiento personal de Bella, una peculiar protagonista que se enfrenta a la crudeza del mundo y a la oportunidad de explorar su sexualidad sin dejarse condicionar por las expectativas sociales.

    Bella, honesta, frontal y entrañablemente picada, no tiene vergüenza. No la conoce. Es un receptáculo de toda la nueva experiencia que la rodea, que vive con una intensidad y libertad envidiables. Sus desventuras son, como la película busca remarcar una y otra vez, cada vez con menor efectividad, un punto de entretenimiento para nosotros, los espectadores, tan cómodos y poco libres desde nuestras butacas.

    La película se divide en capítulos de un atractivo narrativo desigual. Bella pasa de estar atrapada en casa a viajar a Lisboa en un viaje “romántico” con su amante, para luego conocer Alejandría y enfrentarse a un mundo horrible en el que Lanthimos emite una deshumanización de la pobreza francamente repudiable y que no vale la pena reproducir. Más tarde, se explora en París su sexualidad mediante la prostitución, una decisión que ha dividido al público que ha puesto a la película bajo una lupa feminista.

    Bella es el personaje que nunca ha sido reprimido y que disfruta del sexo sin ningún tipo de culpa. Uno de los principales recursos de comedia de la película será interrumpir una escena para dar paso al sexo desenfrenado de Bella y sus amantes. Aunque se encontrará de frente con la explotación y hasta con situaciones de abuso, su falta de comprensión emocional parece protegerla de todo trauma posible, haciendo que la película revierta lo más oscuro en una alegría disonante y por momentos difícil de comprender como ejemplos de resiliencia y superación.

    La escritora y filósofa argentina Tamara Tenembaum compartió en una columna para El diarioAR, titulada El año de la muñeca, una reflexión sobre los temas en común entre esta película, Barbie y Priscila.

    Tenembau describe cómo el amor, el sexo y la vida en general de esas películas parecen disfrutarse al mostrarse como experiencias amparadas solo como nuevas, una idea que califica “haragana” y “más masculina”. En Priscilla y en Pobres criaturas, sobre todo, sostiene que “queda claro que estas figuras de ojos bien abiertos son un elemento clave de la fantasía masculina sobre la femineidad, mucho más que un elemento clave de la identidad femenina”.

    La película de Lanthimos trabaja con dos temas centrales: la alienación y la integración de la mujer. Por un lado, se describe la alienación que experimenta Bella desde su nacimiento, al ser aislada y sentir una profunda desconexión de la realidad que la rodea. Sin embargo, también se explora su despertar a nuevas experiencias y perspectivas a través de su relación con otros personajes y sus propias vivencias. Si bien ambos temas se desarrollan de forma individual, no se logran fusionar de manera completamente coherente.

    A pesar de meterse con el género, el poder y la identidad, la película opta por provocaciones superficiales y un humor repetitivo que logra el máximo cansancio en el último tramo, cuando un personaje interpretado por Christopher Abbot (quien se apodera un rato de la trama con su ínfima participación) aparece para revelar el verdadero origen de Bella antes de que el Dr. Baxter comenzará sus experimentos con ella.

    Lanthimos era conocido por su estilo único y provocador, que desafiaba ciertas convenciones del cine. Sin embargo, a medida que ha ganado reconocimiento internacional, su estilo parece volcarse hacia una propuesta más popular y menos arriesgada que lo aleja enteramente de sus raíces creativas. Está apuntando a un éxito comercial más amplio y lo ha logrado. Los Oscar en los que volverá a participar a todo trapo son prueba de ello, así como su película, que deja una sensación de desilusión.

    Vida Cultural
    2024-02-14T23:03:00