Febrero comenzó de forma inusual en el sistema educativo. A poco más de un mes de que empiece a bajar la teoría de la llamada transformación educativa a las aulas, el equipo de Planificación Educativa de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) apura el calendario de actividades formativas. Una es la apertura de nuevos cursos de capacitación, planificación y evaluación para los educadores, en paralelo a la difusión de una guía de actuación orientativa. Otra es la creación de figuras de apoyo para los planteles de profesores y directores de educación media, además de la convocatoria a cinco salas o reuniones docentes para evaluar el curso de la reforma a lo largo de 2023.
Consciente de que el tiempo apremia y descontando el rechazo de gran parte de los colectivos docentes y gremios de estudiantes, la principal responsable de esa planificación, Adriana Aristimuño, confía en concretar tanto los cambios curriculares como la forma de enseñar y evaluar desde los primeros años escolares y liceales a partir de marzo. En tanto, la ANEP define el diseño del resto de los tramos de la nueva Educación Básica Integrada (EBI) que se pondrán en marcha a partir de 2024.
“El tiempo siempre es tirano y sobre todo cuando se quiere hacer algo tan complejo y se tiene que lidiar con una estructura burocrática importante. Ahí es donde se hace escaso el tiempo”, dijo Aristimuño
En su opinión, la formación es un aspecto “clave” para lograr éxito en los cambios planteados. Entre ellos destacó las modificaciones en el plan de estudios, el régimen de evaluación, los perfiles de tramo, el sistema de repetición, la didáctica, las estrategias y el trabajo en aula y fuera de ella.
Hasta ahora, la única formación que recibieron los docentes activos —maestros y profesores— fue un curso masivo que se habilitó a fines de octubre en línea, a través de plataforma Ceibal, con una duración de 30 horas autogestionadas, que planteó aspectos introductorios a la transformación curricular.
Entre los docentes incluidos en los tramos que inician la reforma en 2023, el 83% de los maestros y un 60% de profesores de liceo y de UTU realizaron este curso, esto abarca a entre 35.000 y 38.000 educadores, según los reportes regulares de Ceibal solicitados por Búsqueda, cerrados al 31 de enero.
En educación inicial y primaria hicieron los cursos 8.320 maestros de un total de 10.010 habilitados, en los niveles de 3, 4 y 5 años de inicial, y en primer y segundo grado de escuela que comprende la reforma en este curso lectivo. En secundaria, mientras tanto, participaron 6.634 de los 10.904 profesores que en 2022 estaban en los grados que inician la transformación en 2023, los grados 7, 8 y 9 del nuevo plan. Un porcentaje similar (61,2%) se registró en UTU, con 3.804 de 6.218 profesores activos; además de otros tantos profesionales —adscriptos, preparadores y personal del sector público y privado— que se apuntaron a la capacitación.
Desde el lunes 30 está disponible en la misma modalidad un segundo curso que da continuidad al primero. Habrá luego una tercera instancia de capacitación previo al inicio de las clases para darle “mayor profundidad y aterrizaje” al trabajo en el aula, dijo Aristimuño. La capacitación estará “enfocada en el abordaje de metodologías activas a aplicar en un programa que prioriza las competencias” y disponible para inspectores como nuevo curso online masivo abierto, profundizando en el anterior MOOC (acrónimo en inglés de Massive Online Open Courses).
A partir de este mes los educadores también podrán acceder a un primer curso de planificación y evaluación basado en la transformación educativa, que a su vez tendrá un segundo nivel a partir de julio. Según la autoridad, “despejará esa pregunta que todo el mundo se hace y que es muy legítima: ‘¿Qué pasará con este nuevo plan y este programa por competencias que plantea unos logros, unos perfiles de tramo y unos contenidos?’. Y más concretamente: ‘¿Cómo hago para enfocar mi trabajo de aula a partir de marzo?’”.
La ANEP tiene previstos otros “ciclos de desarrollo profesional” virtuales y presenciales, algunos de ellos gestionados por los propios centros educativos, también proyectados previo al comienzo de las clases. Todas estas instancias tienen carácter obligatorio, incluso la iniciada en 2022, aunque las autoridades no fijaron sanciones aún.
Por otra parte, el Codicen aprobó la realización de cinco salas o reuniones de docentes y directores pagas como espacios de seguimiento de la reforma a lo largo de 2023, coordinados por equipos profesionales, con una guía de implementación, un plan de acción y diagnóstico en cada sala. La primera se realizará el 18 de marzo y la segunda el 27 de mayo.
La guía, elaborada por ANEP y subida a la plataforma digital, ya disponible en todos los centros, será “el instrumento de referencia más importante a trabajar en febrero” para apoyar a los equipos directivos de los centros educativos en la implementación de la reforma en Inicial y Primaria, Secundaria y UTU. Establece que, bajo responsabilidad de la dirección, cada centro educativo deberá elaborar un plan de implementación y seguimiento de la transformación curricular antes de que inicie el año lectivo.
“Ahí es donde comienza a ponerse en juego lo que tantas veces se ha dicho que es la autonomía del centro educativo”, apuntó Aristimuño.
Las nuevas figuras y el modelo chileno
En febrero también habrá una instancia de capacitación para inspectores de escuela y mentores, este último es un cargo especialmente creado para la educación media para el que hubo una convocatoria abierta realizada el año pasado. La nueva figura cumplirá tareas de acompañamiento del proceso de implementación de la transformación educativa en liceos y centros de UTU.
A través de un llamado público fueron seleccionados hasta esta semana un total de 88 profesionales —entre más de 300 docentes, exdirectores e inspectores inscriptos— para cumplir el rol de apoyo a directores y docentes en cada centro educativo, que en Secundaria serán unos 400 locales.
Los mentores elegirán entre una carga horaria de 20, 30 o 40 horas semanales. La cantidad de centros asignados a cada uno dependerá de la carga horaria que elijan, entre cuatro y seis locales, para garantizar al menos una visita semanal a cada institución. El perfil de los mentores incluye “experiencia en conducción de equipos y trayectoria en territorio”, para cumplir una tarea similar a la de los inspectores de zona de Primaria, que totalizan unos 240 profesionales desplegados en el país. Recibirán una capacitación de 100 horas y los seleccionados deberán renunciar a sus horas docentes o de inspección para dedicarse a este rol durante el 2023. La formación de los mentores inicia el próximo martes 7 y terminará el 3 de marzo.
El miércoles 1°, el Codicen recibió la lista inicial de 88 mentores, que llegará al centenar.
De unas 4.000 horas disponibles ya “prácticamente 3.000 han sido elegidas”. De momento, se cubrió el 100% de las vacantes para mentores en cinco departamentos, que son Artigas, Colonia, Flores, Maldonado y Cerro Largo; otros completaron más del 75%, Rivera, San José y Lavalleja; y algunos el 60% o más, como Treinta y Tres, Canelones, Soriano, Rocha y Tacuarembó. Montevideo está cubierto en un 55% y ahora habrá un llamado abreviado para reforzar el área metropolitana y completar el acompañamiento en todo el país.
En esta instancia de “aterrizaje de la transformación” participará el consultor y académico chileno Gonzalo Muñoz Stuardo, quien lideró un proceso similar en el gobierno de Michelle Bachelet. Especializado en el seguimiento y gestión de distintos procesos de transformación educativa, el especialista trabajará durante la próxima semana en Uruguay como referente técnico del equipo coordinador de la reforma. Este equipo, liderado por una inspectora de carrera del sistema, e integrado por dos delegados designados por las autoridades de primaria, dos de secundaria y otros dos de UTU, además de técnicos del Codicen de la Unidad de Desarrollo Curricular, se reunirá semanalmente a partir de febrero y cada 15 días durante todo el 2023.
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