Planteó que eso “podrá permitir que el productor pueda hacer su análisis económico con mayor holgura, ya que en los últimos años en los cultivos de invierno venían siendo muy justos” los números del negocio.
“La seca golpeó a los cultivos de verano, ya que alteró los planes de siembra de maíz y soja, lo que llevó a detener esa labor durante dos o tres semanas, pero gracias a las recientes lluvias se retomó la implantación”, comentó.
Si bien Inciarte valoró que hay un “muy buen ánimo y el precio de los granos es excelente”, opinó que “no da el tiempo para que eso se traduzca en un incremento del área de siembra” de verano. El aumento del valor de la soja “llegó muy sobre la hora de sembrar” y la extensión de campos destinada a ese cultivo “estará en 1 millón y 1,1 millones de hectáreas”, calculó.
Algunos operadores agrícolas estiman que el área sojera podría tener un leve incremento en la actual zafra.
En los últimos días el precio de la oleaginosa se ubicó en algo más de US$ 420 por tonelada en la Bolsa de Chicago, que es el mercado de referencia para la comercialización de la soja uruguaya.
Más cómodo
En el sector agrícola se tiende a un récord en cantidad de kilos por hectárea cosechada de trigo, con resultados superiores a 4.000 este año, al igual que en cebada.
Atendiendo a los factores positivos en cuanto al precio y los ingresos generados por la cosecha de esos cereales, Inciarte advirtió que “el productor se sentirá más cómodo durante la zafra para si en caso de que tenga algún problema de protección de cultivos, de malezas, de insectos o enfermedades deba realizar alguna inversión” en agroquímicos.
Otro factor para tener en cuenta por el impacto del clima seco en los próximos meses es el tipo de problemas que aparecen en las chacras y la respuesta posible para solucionarlos.
“Cuando se trata de cultivos de soja y de insecticidas si viene un verano lluvioso hay una mayor exhuberancia foliar y suele ser más habitual la presencia de lagartas que comen las hojas”, indicó.
Señaló que “si el año que viene es más seco, eso suele ser más propicio para las plagas como los trips (pequeños insectos de hasta 1,5 milímetros de largo) o las arañuelas”.
En tanto, dijo, “si el verano es más llovedor también surgen inconvenientes con los hongos, lo que requiere la aplicación de fungicidas”.
A ese tipo de plagas se suman otras que comen el grano de soja, como es el caso de la denominada lagarta bolillera, que ataca a las chauchas del cultivo y puede comer sus bordes y hacerlas caer hasta ingresar a la chaucha y hacerle daño al grano.
“Esa es de las más peligrosas que hay en el campo uruguayo, donde generó daños importantes hasta 2017, además de requerir dosis mayores de insecticidas”, afirmó.
Alternar
Que sea un año Niña no significa que la temporada estival estará libre de lluvias, y de repente en una chacra caen 5 milímetros y a 2.000 metros caen 50 milímetros de agua. Entonces el manejo será diferente en ambos casos, dijo el entomólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires, Diego Álvarez, el martes 2 en una jornada técnica sobre el control de plagas en soja y maíz que organizó Syngenta.
Previendo un verano con menos precipitaciones que en otros años, Álvarez formuló una serie de recomendaciones para el manejo de insectos en los cultivos de soja y maíz, principalmente en las aplicaciones de agroquímicos y el rol cada vez más difícil del asesor a la hora de tomar decisiones en las chacras.
Uno de los mensajes principales de esa actividad se concentró en la importancia de rotar el uso de agroquímicos porque generalmente surgen casos de resistencias de las plagas y de las malezas.
“Estamos en el camino equivocado si se sigue usando y abusando de los mismos agroquímicos para dar solución a los problemas de plagas y malezas en la producción agrícola”, advirtió Inciarte.
En ese sentido, Syngenta promociona el uso del producto denominado Curyom Fit, basado en otras moléculas que no son diamidas, que sirven para el control de lagartas en soja y en maíz, dijo.
Mencionó también que para el combate de trips y arañuelas esa empresa ofrece los insecticidas Vertimec 8.4 y Voliam Targo. Si el cultivo tiene ataque de chinches Syngenta recomienda el insecticida denominado Engeo.
Consultado sobre la evolución del mercado de productos fitosanitarios en Uruguay, Inciarte señaló que “la mayor demanda por agroquímicos viene cuando el productor ve que hay mucha cosecha en juego, entonces hace una apuesta a proteger la producción que ya tiene generada en su chacra”.
“Hoy el productor tiene un buen precio del grano y falta ver si con el correr de los meses va a contar con un potencial de cosecha relevante”, indicó. Y acotó que “si se dan esas dos condicionantes (precio y volumen de cosecha potencial) el productor demandará productos para asegurar el ingreso”.
“El productor agrícola uruguayo no deja nada librado al azar”, reconoció. Eso quedó demostrado en la reciente cosecha de cultivos de invierno, cuando los productores no dudaron en invertir para proteger el volumen de granos a levantar de los campos.
Es que el buen precio del trigo y de la cebada, por encima de los US$ 200 la tonelada, fortalecieron la posición del empresario agrícola.
Otra situación peculiar de la zafra invernal es que “no hubo grandes focos de ramularia (enfermedad fúngica) en cebada”, comentó Inciarte. Y dijo además que “se notó que el productor apostó a buenos productos para controlar el raigrás (maleza)”.
En cuanto a herbicidas para el control de malezas ese técnico señaló que “viene dándose un crecimiento en cantidad de productos y en la calidad de los mismos, es decir que se usan más herbicidas y los que son top”.
“El productor uruguayo hace mucho más la cuenta que el argentino, tal vez porque tiene un asesoramiento agronómico importante atrás, pero es muy de hacer los números antes de tomar una decisión”, admitió.
Evaluó que “si tenés una soja a US$ 400 la tonelada al hacer los números te permite ir a productos mejores, aunque sean más caros, que si tenés un precio de US$ 320 como estaba hace un año”. “Siempre cuando el precio o la cosecha son favorables el productor ve que tiene mucho en juego, entonces está dispuesto a ir por un producto superior”, enfatizó.
En cambio, comparó que “si la cosecha viene mal, el rendimiento previsto es bajo, hay seca y el precio no conviene, entonces qué necesidad de ir a productos excelentes si en definitiva no voy a cosechar mucho”.