Queríamos eso no genere un permiso tan abierto, que de alguna manera pudiera estar controlado, porque al final termina una persona tomando las potestades de esto y es donde puede haber algún problema. La idea es lograr que sea más equilibrado y ver cómo podemos lograr cambiar la redacción o hacerlo en la reglamentación.
La separación del hogar con respecto a la producción es importante. Entendemos que se pueda tener cierta celeridad para acceder a los predios pero tenemos que buscar la manera de que quede acotado a inspecciones, que no quede al libre albedrío del funcionario. El ministro no quiere que los funcionarios sean una especie de policía sino que se los identifique como alguien que viene a ayudar, que no va a complicar al productor. La idea es lograr que sea más equilibrado.
¿Se planteó que el pequeño productor quede excluido de la obligación de contratar a un técnico para las aplicaciones de productos fitosanitarios?
Si, surgió una idea. Originalmente se pensó para las aplicaciones de menos de 50 hectáreas, que son las que están exentas de presentar el plan de uso y manejo de suelos. Una idea de Comisión Nacional de Fomento Rural sugirió que los productores de menos de 50 hectáreas cuenten con un carné de aplicador, haciendo un curso, y así pueda hacer las aplicaciones en su predio, sin tener que contratar un técnico, que le generaría más costos.
Esto hay que entenderlo con la dinámica de que somos un país exportador de alimentos y el uso de los fitosanitarios no es un tema menor. Las buenas prácticas agrícolas son fundamentales para demostrar que somos un país que producimos de manera inocua, que hacemos un buen manejo de todos los agroinsumos y este es un paso más.
No se trata de complicarle la vida a un productor, pero sí tener un manejo responsable, para evitar accidentes, que no haya problemas de intoxicación de un operario, que haya tiempos para cada producto y se respete todo eso.
Luego de las reuniones de la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM), ¿ve posible concretar el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, considerando la solicitud de Europa de nuevas certificaciones, como la de no deforestación?
El mundo va hacia una complejización de todos los procesos de producción. El que termina mandando es el consumidor, y a veces hay ciertas políticas o relatos que los diferentes gobiernos para mantener sus poblaciones contentas; se van poniendo diferentes trabas y regulaciones.
Creo que seguir indignándonos por esto no nos va a llevar a nada. Lo que hay que hacer es utilizar toda nuestra institucionalidad, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (Inia), los programas que tiene el Ministerio. Todos los trabajos que se han hecho de eficiencia de conversión de Hereford, los trabajos de la huella de carbono, de medición de emisiones de metano, de carbono neutro, secuestro de carbono, la parte de biodiversidad que se trabaja en el Ministerio de Ambiente. Uruguay está invirtiendo recursos para investigar y medir.
Como productores agropecuarios debemos apropiarnos de todo eso y ponérselo a nuestros productos. Estamos en un momento de valorizar todo lo que hacemos acá. Entendemos que el tema de la deforestación es grave para muchos países. No todos los mercados están hablando de no comprar a los países que deforestan, se van a identificar las áreas.
La Unión Europea plantea considerar todo lo deforestado desde el año 2020 en adelante. Es decir que los campos que puedan certificar que se eliminaron montes para ganar tierra agrícolas o de pastoreo antes de 2020 no van a tener problemas. El tema es la retroactividad de los últimos tres años, ahí sí pueden estar en problemas para la entrada del producto a Europa.
Estados Unidos tiene una política similar, pero hace una diferencia importante que es la deforestación legal de la ilegal. Si estás en un país que tiene una normativa ambiental que te permite deforestar, como Paraguay en los campos del Chaco, donde permite limpiar el 40% del área manteniendo un 60% de bosque nativo, con eso Estados Unidos no tiene problema.
Lo que hay que hacer es utilizar toda la información que hay a nivel público, para lograr demostrar lo que se hace en cada país y de esa manera poder seguir estando en el mercado mundial de alimentos, que es muy importante para todo el Cono Sur.
Esta región es una potencia productora de alimentos y lo va a ser de acá en adelante. Vemos que Europa está saliendo prácticamente de la producción de alimentos. Sabemos lo que pasa en Holanda, donde se está pagando a los productores para que se retiren de la producción. Se les compra el campo y utilizan los molinos de viento para la producción de energía.
Europa produjo de una manera muy intensiva durante muchísimos años, lo que ha generado problemas de contaminación, el uso intensivo del nitrógeno, contaminando napas de agua. No es el caso de nuestros países, que tienen un desarrollo agrícola mucho más corto en el tiempo, con usos menos intensivos, y eso es lo que hay que certificar.
¿Cómo hace Uruguay para diferenciarse de los vecinos sin ser políticamente incorrecto?
Brasil está con la idea de fortalecerse ante el Parlamento Europeo, de llevarle trabajos, información, mostrar cómo está produciendo. El resto de los países de la FARM nos comprometimos a acompañarlo y apoyarlo en todo lo que podamos. Un gobierno puede discutir o mejorar un arancel, pero después la que va a la negociación es la empresa privada. No es que Uruguay tenga que diferenciarse sin hacer enojar al vecino, sino que una vez que se llega a distintos acuerdos, cada empresa exportadora va a negociar sus productos de manera distinta.
¿Se está preparando información para comunicar al resto del mundo?
Mi idea es poder bajar esto a tierra pero. Los productores en lugar de estar tratando de defendernos de lo que se pueda estar haciendo, tenemos que salir de frente y decir cuáles son los compromisos ambientales, cómo los vamos a hacer y demostrarle a toda la academia internacional que Uruguay es un país exportador con un perfil de cuidado ambiental muy importante. Que la base de la economía está en el agronegocio y buscar el equilibrio entre lo ambientalmente sustentable y ser productivo, generando riqueza para el país, con trabajo y crecimiento.
¿Qué opina sobre la admisión temporaria para la importación de lana?
Se está estudiando por qué se generó este gran stock de lana. Dicen que gran parte lo tiene la industria, pero gran parte lo tienen los productores. ¿Qué pasó en el mercado de la lana uruguaya que se generó este embudo con la lana? Sabemos que el mercado internacional se enfrió, que China cambió su demanda, pero estamos estudiando si dentro de nuestro país no hemos generado condiciones que estén perjudicando a los productores uruguayos.
A partir de un estudio del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) estamos sacando nuestras conclusiones y en breve las haremos públicas. Es un tema grave, un tema importante. No queremos perjudicar a la cadena lanera, queremos que el sector siga pujante, tanto en la producción como en la industria, pero queremos ver si realmente los productores uruguayos están en las mismas condiciones de competitividad que las lanas que vienen en admisión temporaria. De no ser así, ver qué podemos hacer.
¿Cómo analiza el atraso cambiario?
Está golpeando fuerte mes a mes al productor ganadero, golpeándolo cada vez que tiene que ir a cambiar su producción para pagar cuentas. Realmente es muy fuerte, se nota todos los días. Cuando vas a la verdulería, a pagar los sueldos, los aguinaldos, las cosas de tu casa para poder vivir. Se nota los costos en dólares.
Y a esto se le suma un año de bajísima producción. La sequía que nos pegó a todos nos golpeó de diferente manera. El golpe agrícola ya ocurrió. Estamos en carrera para ver si con los cultivos de invierno se puede mejorar la posición de los agricultores y esperar una buena zafra de verano. Pero el productor ganadero ya tuvo su primera repercusión en la producción, tanto de cría como de invernada. Las terneradas se vendieron bastante más livianas que otros años; las invernadas se cortaron en su ciclo de producción, se atrasaron por falta de pasto. Es decir que hay una caída importante de producción en kilos de carne por hectárea.
A eso se le agregan los temas de precios, que siempre están. Estamos con peores precios que otros años, hubo una baja importante en el precio del ganado gordo, que se ha notado, hay poco ganado.
Se suma la menor producción, la baja de los precios y del dólar, es una tríada compleja, que la están sintiendo las empresas agropecuarias y que las ganaderas las van a seguir sintiendo por lo menos un año o dos para adelante. Con menos parición, recría y menos productos para vender y para reponer el rodeo.
¿Esperaba que este atraso cambiario ocurriera considerando la cercanía de este gobierno con el sector agropecuario?
Entendemos que la prioridad fue bajar la inflación. A eso hay que agregarle que el año pasado una gran cantidad de flujo de dólares ingresó al país, ya sea de bienes como exportación de servicios. Uruguay está teniendo una inversión extranjera enorme y favorable, eso es positivo y siempre la buscamos, porque entendemos que es beneficioso para el país. Pero eso está haciendo que a nivel del sector productivo se esté sintiendo y tenemos que trabajar en las otras reformas para buscar mayor competitividad.
¿Qué ha hecho el campo para revertir la mala imagen que tiene en la ciudad?
Sobre esto hay varias aristas. Hay un tema hasta histórico, que es casi parte de nuestro ADN. Desde el punto de vista político, los partidos tradicionales se identificaban un poco más con uno y otro. Hoy los núcleos urbanos más importantes tienden a votar a grupos de izquierda y los partidos tradicionales ganan en los departamentos considerados más chicos o menos poblados. No sé si el campo ha hecho algo mal. Recuerdo que en el Congreso de la Federación Rural, el expresidente de la gremial, Martín Uría, dijo que los productores rurales no tenemos la culpa de todos los males y el presidente (Luis) Lacalle Pou contestó que había una mayoría silenciosa, que no entendía al campo así.
A veces podemos ver que las redes sociales son un mundo, pero son un mundo muy pequeño, donde parece haber cierta tendencia a decir una cosa pero en realidad no es a nivel general o global. Creo que el interior del país entiende perfectamente al sector rural y su importancia. Allí saben que cuando al sector agropecuario le va bien eso repercute en su calidad vida, en su salario, en sus oportunidades de trabajo; es el 50% de la población.
Puede ser que la ciudad de Montevideo esté un poco más de espaldas al sector agropecuario, pero entiendo también que hasta no hace mucho tiempo mucha de esa gente de Montevideo era emigrante y entendía también al sector, entendía la ruralidad. Te hablaban de dónde venían, donde se habían criado, que les gustaba comer un cordero, andar a caballo.
Creo que a veces pensamos que existe esa diferencia, pero no es lo que realmente pasa. Entiendo que quien no sabe es como el que no ve. El que no sabe la importancia de una ayuda para el sector no puede apreciar la magnitud que eso significa, porque lo mismo puede pasar para cualquier persona del sector agropecuario que no entienda la dinámica de una industria. Hay un desconocimiento. Y por otro lado, la pandemia generó una revalorización del espacio abierto.
¿Los políticos son responsables de profundizar estas diferencias?
No lo sé. Creo que hay mucho desconocimiento de los temas por parte del sector político y de la realidad agropecuaria. El sector agropecuario tiene que generar más políticos. Los políticos son la representación de la sociedad, y nosotros somos la mitad de la población de Uruguay. Tal vez nosotros mismos tengamos que estar más presentes en la actividad política del país, poder llevar nuestros intereses, nuestras ideas y que sean bien recibidas.
Agro
2023-08-08T17:55:00
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