—¿Qué busca la UE de la COP28 y qué espera de Uruguay?
—La COP28 es algo muy importante para la UE y tendría que serlo para todo el mundo, porque marca un momento crucial para la acción climática mundial. Se está cerrando la ventana de acción que tenemos para tomar medidas concretas para cumplir con los objetivos que nos propusimos en el Acuerdo de París de 2015 y la COP28 es el momento en que calculamos dónde estamos exactamente como mundo en el cumplimiento de los objetivos —que estamos bastante mal— y lo que hay que hacer para corregir este camino.
Nosotros somos campeones en la lucha contra el cambio climático a nivel mundial, cumplimos con los objetivos desde 1990 y hasta 2030 vamos a reducir los gases de efecto invernadero en un 55%. Y creo que vamos a cumplir aún más, y para el 2050 vamos a ser completamente neutros desde el punto de vista climático. Ahora bien, sabemos que en la UE y sus países no tenemos la mayoría de las emisiones a nivel global, esas provienen de las grandes potencias que no están cumpliendo como nosotros.
—La UE quiere impulsar el cumplimiento del Acuerdo de París y obligar a que algunos países reduzcan sus emisiones. La discusión de este tema reaviva reclamos de países que piden una compensación de aquellos, como los europeos, que aportaron más a las emisiones durante décadas...
—Pensamos y estamos convencidos de que la solidaridad es fundamental para el cambio climático; todos tenemos que redoblar esfuerzos y buscar dinero a través de políticas públicas o del sector privado. Ahora bien, vamos a ayudar sobre todo a los países menos desarrollados y a los small island developing states, porque son los más expuestos a sus efectos. Pero también ayudar a que los grandes emisores de CO2 tomen su responsabilidad. Entiendo que Europa y Estados Unidos tuvieron un proceso de industrialización anterior, ¿pero hasta cuándo van a utilizar este argumento para decir que tienen que pagar más? Hemos reducido nuestras emisiones desde 1990 y en el resto del mundo aumentaron 60%, entonces estamos a niveles muy distintos.
El otro camino que vamos a enseñar a quien quiera seguirlo es la movilización de los recursos. A través de varias iniciativas del Banco Europeo de Inversiones, logramos involucrar capital privado en el desarrollo. Es muy importante porque es utilizar el fondo público para apalancar dinero del sector privado que termina yendo directamente en favor de la lucha contra el cambio climático y el medio ambiente. Son políticas públicas y vemos que Uruguay ya las sigue.
—¿Qué espera Europa de la contraparte uruguaya?
—A la COP28 Uruguay va con una delegación muy importante, con tres ministros y un subsecretario, y eso es una señal muy fuerte. En el mundo hay negacionistas climáticos, que dicen que siempre hubo sequía e inundaciones. Pero un informe científico publicado justo antes de la COP27 muestra que estos fenómenos se volvieron más frecuentes y más intensos en las últimas décadas y que eso es causado por el aumento de la temperatura del planeta. Por eso hay que cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de limitar a 1,5 ese aumento.
—La Comisión Europea impulsará durante la COP28 la firma de una declaración para que los países se comprometan a triplicar la tasa mundial de despliegue de renovables hasta 2030. ¿Cree que la iniciativa logrará ser aceptada?
—Hay muchas cosas que propusimos hace 10 o 20 años y que no se aceptaron de inmediato. Lo importante es ser coherentes y nosotros vamos a serlo. Las renovables son un tema, sabemos perfectamente que en Europa no tenemos la cantidad de renovables (suficiente) y, sin embargo, todo eso fue acelerado por la invasión rusa a Ucrania el año pasado, en la que algunos países tenían una dependencia fuerte del gas ruso.
—¿Uruguay también se adherirá a esa meta para triplicar los objetivos?
—Presentamos (la propuesta) a las autoridades uruguayas, pero no tenemos por el momento un compromiso firme.
—La UE tiene interés en colaborar y las empresas europeas quieren participar de la construcción de plantas de hidrógeno verde en el país. ¿Cuál es el futuro que ustedes le ven a este proceso y cuál es la vía para fortalecerlo?
—El hidrógeno verde es un producto de futuro, no del presente, en el sentido de que ahora no puedes ir al mercado y comprarlo. Pero para llegar a ser el producto del futuro hay que recorrer todo un camino: las plantas, buscar inversiones y certificaciones. Y este camino es largo. Hay países que ya lo están haciendo, como Uruguay con su estrategia sobre hidrógeno verde presentada el año pasado. Entonces hay que tener de un lado al sector privado, por ejemplo europeo, un compromiso para comprar lo que se va a producir dentro de unos años; y, por otro, tiene que haber un compromiso de garantizar esta producción con todas las políticas públicas necesarias para que eso suceda. Es algo complejo, es un desafío para todos. La UE con sus Estados miembros están muy interesados en facilitar que sus empresas, como la alemana Enertrag, hagan acuerdos y contratos para comprar hidrógeno verde en el futuro. Son negocios absolutamente privados que no pueden suceder si no hay una política pública que acompañe.
—¿Uruguay puede lograr ser un exportador de energía verde e hidrógeno verde a Europa?
—Claro que sí, y lo va a ser. Producir a futuro hidrógeno verde ya es una política de Estado y Europa es el mercado natural. En nuestra iniciativa Global Gateway el hidrógeno verde es probablemente el proyecto de cooperación principal que vamos a tener con Uruguay en los próximos años.
—Algunos expertos piensan que es una gran contradicción el hecho de que la COP, que este año tendrá entre sus puntos centrales la transformación energética, se celebre en uno de los países que más combustible fósil produce, como son los Emiratos Árabes Unidos. ¿Qué piensa al respecto?
—Es que hubiese sido impensable hace 10 o 20 años, pero hasta un país como los Emiratos ahora entiende perfectamente la necesidad de cambiar las fuentes de energía, de adaptarse. Vemos que las cosas están cambiando y me parece una señal muy positiva que está dando los Emiratos de tomar este camino. Lo que se va a decidir en la COP28 es llegar a un “pique” de combustibles fósiles, porque siguen aumentando, pero se quiere llegar a un punto de no retorno, un punto tras el cual no habrá aumento a nivel global de los combustibles fósiles, sino solo una reducción.

—En los últimos días la BBC informó que el gobierno de Emiratos Árabes tiene previsto aprovechar la COP para mantener reuniones bilaterales que le permitan cerrar negocios vinculados a los combustibles fósiles. ¿No es cuando menos contradictorio? ¿No tiñe una reunión de este tipo?
—Desde la UE estamos teniendo buena colaboración con el presidente de la COP28, enfocándonos en los grandes temas del encuentro, que son adaptación, mitigación y financiación de la lucha contra el cambio climático. El resto puede o no ocurrir, eso lo leí también en los medios, pero no impacta en nuestra colaboración con la presidencia en los grandes objetivos.
—Entiendo que a nivel diplomático estas son cosas que hay que contemplar, pero también hay un relato hacia afuera que parece un poco teñido por intereses de países petroleros.
—Los países petroleros se están comprometiendo a reducir los combustibles fósiles y están descubriendo en los últimos años las ventajas de pasar a energías renovables y de ser campeones en energía renovable también en el futuro. Claramente puede haber negocios de ese tipo, pero la dirección y los mensajes que nos están dando los países del golfo son de mayor interés para la lucha contra el cambio climático de lo que era antes. No es la primera vez que países de la zona organizan una COP.
—¿Hay una disociación entre lo que se discute en la COP con lo que viven los ciudadanos, que pueden no ver el beneficio directo asociado a lo que se les pide, ya sea usar menos el auto o pagar más por la energía? ¿Esto despierta resistencias?
—Claramente, esa es la dificultad mayor que encontramos todos en la lucha contra el cambio climático: la relación que tiene mi comportamiento individual con los efectos que pueden ocurrir a escala global. La suma de comportamientos individuales produce un efecto sobre todo. Pasa lo mismo a nivel de Estados. Hay Estados que no emiten o emiten muy poco, como Uruguay, pero igual es importante que den una señal, como está dando, de contribuir a la lucha contra el cambio climático, justamente porque entiende que cuantos más somos más podemos convencer a los grandes emisores de cambiar su comportamiento.
—Hoy hablaba de la importancia de la solidaridad. Es difícil imaginar a la solidaridad como el principal motor que mueva las decisiones en la COP. ¿No son clave los incentivos económicos o de otro tipo?
—Todos los que hacen cooperación a nivel mundial lo hacen sobre todo por solidaridad. El interés que tienen los países en la cooperación es que el resto del mundo se desarrolle, porque todos sufrimos si hay una desigualdad creciente entre países. Y en cuanto a cambio climático, la solidaridad con unos países significa al mismo tiempo mejorar las condiciones de vida para todo el mundo. El vínculo no es inmediato, pero lo vemos así porque sabemos que hay que empezar a ayudar. Hay otros incentivos y depende también de la concientización de la opinión pública. En Europa los jóvenes te dicen “no te compro un auto si no es eléctrico o hibrido” y eso es un incentivo que le da al mercado, porque si la gente empieza a exigir estas cosas, los productores y hasta las ayudas de los subsidios de Estado van a ir en la misma dirección. Entonces, sí, la solidaridad unos la ven como desarrollo global, otros necesitan incentivos económicos. Pero al final es la única manera de proceder, que cada uno financie este enorme gap que hay para luchar contra el cambio climático, si no vamos a perder todos. No sé si soy pesimista, estamos atrasados como mundo, pero no completamente perdidos. Podemos cumplir globalmente con los objetivos que nos dimos en el Acuerdo de París del 2015.
—La COP se producirá en momentos en que la UE y el Mercosur están intentando cerrar las negociaciones de un acuerdo comercial, en las que el tema ambiental es una de las áreas en la que más insisten los europeos. ¿Qué expectativas tiene de que lleguen a buen puerto?
—Es un tema muy relacionado, porque la UE propuso en marzo a los países del Mercosur un protocolo adicional enteramente basado en la sostenibilidad, que no es para lograr ventajas porque no hay pedidos de cuotas, mejoras de aranceles o acceso al mercado. Es un compromiso más fuerte de las dos partes respecto al medioambiente. Es un tema importantísimo y que la UE no ve como algo a lo que pueda renunciar en las discusiones que estamos teniendo.
Ciencia, Salud y Ambiente
2023-11-29T20:57:00
2023-11-29T20:57:00