Inaugurado el lunes 6 de noviembre con toda la plana mayor del gobierno, el Hospital del Cerro es otro hito que ocupa hoy las primeras planas, pero no solo por los motivos que a él le gustaría. Es un hospital H2 (puerta de emergencia, urgencia, internación y block quirúrgico) pensado para los 150.000 usuarios de este prestador en ese barrio y esa zona de Montevideo, además de ser una promesa de campaña cumplida del presidente Luis Lacalle Pou. Sin embargo, en los últimos días distintos actores cuestionaron desde su pertinencia hasta su capacidad para descomprimir al Hospital Maciel, que cuenta con CTI, tomógrafo y más especialidades médicas a 15 minutos, pasando por las dudas sobre la disponibilidad de recursos humanos. De hecho, las cirugías comenzaron este miércoles con médicos contratados al Casmu.
Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Cipriani mantuvo con Búsqueda.
—¿Cómo está funcionando hoy el Hospital del Cerro?
— Está trabajando y atendiendo pacientes. El concepto de funcionar ya arrancó al otro día. El sábado 11 comenzó a internar y el miércoles 15 comenzó a operar.
—Ese mismo lunes usted dijo que las internaciones iban a comenzar entre 10 y 15 días.
—Nos adelantamos un poco. Ese lunes fue recorrido por cientos de personas. Jamás podés comenzar a trabajar de arranque en un hospital hecho a nuevo, hay que revisar cada equipamiento, cada enchufe, no podés operar al otro día. El hospital está bien, está seguro y las internaciones comenzaron el sábado: hubo una neumonía complicada, una celulitis de partes blandas. El miércoles de mañana ya se operaron dos pacientes.
—Usted ha dicho que ya tiene 20 cargos de anestesistas y 14 de cirujanos para el Hospital del Cerro, pero ya tuvo que comprar servicios al Casmu, con el que también tiene el servicio tercerizado en el CTI de Treinta y Tres.
—Sí. Los anestesistas, que son ese número, dijeron hoy (por el miércoles) que no podían comenzar a trabajar hasta el 1 de diciembre. Yo no puedo parar la operativa. Casmu me cubre las guardias hasta ese día... Todo debe girar en torno al paciente, al paciente de ASSE le tengo que dar cirujanos. A la gente no le importa si lo opera un médico que es funcionario, si está contratado por comisión de apoyo o si es de otra institución. Y con la Sociedad de Anestesiología del Uruguay (SAU), más allá de los problemas, siempre tenemos un buen diálogo, a pesar de que ellos cuestionen si el Hospital del Cerro es importante o no. Quiero dejar claro que eso no es una decisión que a ellos les corresponda.
—¿Le molesta esa opinión?
—No, solo no les doy corte. Ellos no se pueden meter en la gestión. Para eso estamos nosotros.
Hospital del Cerro. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
—¿Qué tanto va a descomprimir el Cerro la emergencia del Maciel?
—Muchísimo. Hay gente que maneja errores conceptuales importantes. El Maciel es un H3 con alto nivel de tecnología, como el de Tacuarembó y, algo, el Pasteur. El resto de los hospitales siempre atendieron urgencias, emergencias, baleados, apuñalados, accidentados... Pero Las Piedras, al que nosotros le pusimos CTI, no tiene tomógrafo, Paysandú y Salto tampoco. Solo hay tomógrafo en Maldonado, que nosotros se lo pusimos, en Artigas y en Trinidad. Cuando llega un paciente, si es de emergencia, el cirujano tiene que operar de golpe. Si puede ser trasladado, se traslada; y de Colonia (que no tiene tomógrafo y nosotros le pusimos CTI), Maldonado o Las Piedras va al Maciel. No todos los hospitales tienen que tener todo. Si Federico Preve (asesor del Frente Amplio en temas de salud) dice que sin tomógrafo las cirugías son como en la guerra, ¡entonces ASSE siempre operó como en la guerra! Yo atribuyo esos conceptos a no saber de gestión de salud. Históricamente, el (Centro de Salud del) Cerro siempre tuvo 16 traslados por día al Maciel. Va a descongestionar, sí, no sé cuánto, pero los pacientes complicados siempre son los menos. Y hay mucha cosa que se va a poder trabajar en el Cerro ahora que se le dio un mayor nivel de resolutividad. Ya designamos a un cirujano (Rodrigo Perna) con dos nurses para coordinar entre ambos hospitales.
—También se hablaba de un hospital necesario en un lugar con “alta siniestralidad de tránsito” por la cercanía con los accesos y los “actos de violencia”. Eso salió en documentos oficiales. ¿Fue un error de comunicación, como dijo a Búsqueda el gerente general de ASSE, Eduardo Henderson?
—No digo error, pero sí es una estigmatización.
—Señalada en documentos oficiales…
—Bueno, bien. Pero este es un hospital H2 que permite internar pacientes médicos y quirúrgicos. Es obvio que es el primer lugar a ir en un vuelco en la ruta o un herido de bala. Va a salvar más de una vida. Y si requiere CTI, será trasladado. Ahí habrá cuatro ambulancias de forma continua.
—Más allá de este presente con el Casmu, ¿se solucionará para el Cerro el tema de los anestesistas y cirujanos?
—Sí. Al principio no se nos presentaban a los llamados. Manejamos la posibilidad de traer anestesistas argentinos. Nos reunimos con la SAU, ellos tenían una serie de reclamos de carácter funcional, como dónde guardar el auto en una guardia de 24 horas... Son cosas que se fueron solucionando.
—Lo que usted dice es que había un resquemor de los médicos en ir a trabajar al Cerro.
—Había un resquemor pero se solucionó. Este es un hospital que consta con mucha seguridad, una gerencia y un inspector general que aportó el Ministerio del Interior, cámaras de vigilancia y estacionamiento nocturno. Luego sí se anotaron, ya hay. Los cirujanos también están. El problema acá era económico.
—Quieren equiparar lo que ganan los anestesistas.
—Exacto. Pero tenemos 45 hospitales y no le podés dar más a un hijo que a otros. Yo no cuestiono si tienen que ganar lo mismo, pero no lo podemos financiar. Llegamos a un arreglo el viernes 10. Vamos a tener tres cargos que van a trabajar de forma transversal, van a pasar todos los días visita, y el resto son médicos de guardia.
—¿No va a ser necesario trasladar ningún recurso de otra unidad ejecutora? Eso es algo que han manejado algunos médicos. Lo dijo el director del Maciel, Gerardo Eguren.
—No, ni funcionarios ni equipamientos. No se va a tapar un lado y a destapar otro. Lo que pasó puntualmente en el Maciel es que hubo un llamado a concurso para el Cerro y tres trabajadores de ahí (una nurse de block, un auxiliar y una nutricionista que viven en ese barrio) optaron por el traslado. ¡Pero las vacantes están abiertas en el Maciel, pueden ser ocupadas cuando la dirección (del Maciel) quiera! Tampoco movemos insumos, ni una lamparita.
—Voy a otro tema central de su gestión. ¿Cuál es la situación del convenio marco para dar transparencia al tema de traslados en ambulancia en todo el país?
—Está en curso. Me interesa tener ambulancias cerca de donde viven los pacientes y a buen precio. No tengo idea si hay anotados, sé que hubo muchísimas consultas (N. de R.: 55 consultas y siete prórrogas, la apertura será el 27 de noviembre). Nosotros queremos arreglar el tema de los traslados porque a SAME 105 lo usamos más para los pacientes a domicilio. Los traslados los tercerizamos porque son más rápidos y más baratos.
—Este fue el camino escogido luego de que se otorgaran dos licitaciones a ITHG observadas por el Tribunal de Cuentas. Ese vínculo ha provocado mucho ruido. Para empezar, ¿el vínculo de ASSE es con ITHG o con Solidar? Hay confusión ahí.
—Es con ITHG y comenzó en 2021. En pandemia no había ambulancias en plaza, se pedían y no había. El Sindicato Médico del Uruguay (SMU) había denunciado en la Junasa (Junta Nacional de Salud) las demoras de los traslados de ASSE. Hubo un paciente fallecido, justamente, en el Cerro. Ahí se nos presentó ITHG para brindarnos el servicio. Queríamos un servicio de ambulancia a la orden, concepto que diseñó (el director de SAME 105) José Antonio Rodríguez. ITHG ofreció eso y eso fue lo que pasó. Ha tenido una actuación desde entonces totalmente normal.
—¿Pero entiende que todo lo que la rodea genera suspicacias? Es una empresa nueva, desconocida, originalmente dedicada a los servicios portuarios, sin autorización del Ministerio de Salud Pública (MSP), que figuraba una dirección de una distribuidora en el Cerrito de la Victoria y una verdulería en la Ciudad Vieja, que tenía una administradora cuyo domicilio era una vivienda de Mevir en Tambores, Paysandú …
— Cuando leí eso me pareció lo mismo. Nosotros tenemos otra visión totalmente distinta. Es una empresa que la presentó (su administrador José) Lima. Está montado en un centro logístico que impresiona, con una base para más de 100 ambulancias, más de 100 médicos, un local enorme. El gerente general, Henderson, la fue a ver, yo no.
—¿Usted no?
—No, no tengo por qué... Los recibimos acá, como recibimos también a la Cámara (de Emergencias Móviles). Incluso nos vinieron a ofrecer un sistema de helicópteros para hacer traslados aéreos, que no contratamos, pero ya te indica un nivel. Ahora nos llegó hace poco que tiene la habilitación del MSP. No hemos tenido un trato desigual con nadie, todos los pliegos de los llamados los hicimos con base en lo que la cámara consideraba pertinente. Y esas licitaciones que anulamos, que había ganado ITHG por precio, la suspendimos por observaciones del TCR.
—Habían ganado otra vez. Más alimento a la suspicacia.
—Mirá, yo lo que tengo que brindar es un servicio y hay que contratar a los que sean técnicamente correctos, tengan vehículos nuevos y me ofrezcan un precio adecuado. Y para Montevideo tienen que ser ambulancias a la orden, porque ASSE tiene muchísimo traslado. Yo lo que te puedo decir es que en plena pandemia ASSE tuvo un aumento del 800% en los traslados y pagó cinco veces menos de lo que se pagaba antes. Eso es todo auditable. ¿El origen de ITHG? No tengo ni idea. Es una empresa muy grande.
—La respuesta a un pedido de informes mostró hace poco que el 60% de hospitales de ASSE incumple el plazo de operaciones no postergables. ¿Están trabajando en esa situación?
—Cuando salió eso, hice un relevamiento y vi que había muchas cirugías marcadas como no postergables, que eran una hernia o una vesícula. Eso es un tema informático, de cada unidad, lo vamos a arreglar (con el GPR). No notamos un nivel de atraso grande.
—¿A cuánto está la deuda de ASSE con los distintos proveedores?
—En el entorno de los $ 1.200 millones. Es normal. Cuando entré era $ 1.600 millones más otra de las comisiones de apoyo, serían 2.100 millones en total. Aumentamos todos los servicios: de $ 2.700 millones a 4.500 millones la inversión en medicamentos, las camas de CTI, las tomografías un 40%, las resonancias casi un 100%, todo con el mismo gasto de funcionamiento que 2019, ajustado por IPC. Nuestro presupuesto es de $ 52.000 millones al año. Y nadie puede decir que se retaceó; se ordenó y se gestionó. Se hizo un vademécum y se compraron más medicamentos. Tenemos 20 millones de unidades que se entregan al año, antes eran 18 millones. Estamos rompiendo récords.
—Habló de 35.000 funcionarios. El senador opositor Alejandro Sánchez dijo en Canal 12, en Desayunos informales, que ASSE va a ser “el nuevo Salto Grande”, por el ingreso al Estado de más gente, sin la evaluación correspondiente.
—Es un bolazo todo eso. Es obvio que al incorporar nuevos servicios hay que aumentar personal. (N. de R.: Según números oficiales, en diciembre de 2019 ASSE tenía 34.346 funcionarios entre presupuestados, contratados por comisión de apoyo y Patronato del Psicópata; a mayo de 2023 eran 35.697. Concretamente, el aumento del “rubro cero”, los presupuestados, fue de 2.141). Para las presupuestaciones nos estamos manejando con una ley del Frente Amplio de 2017 con la que entraron tres mil y pico de los 5.000 que había pedido que ingresaran. Nosotros queremos presupuestar funcionarios, pero que tengan un perfil técnico, 18 meses de antigüedad y que trabajen de forma fija. Eso lo estamos manejando con la Federación de Funcionarios de Salud Pública, que está de acuerdo con lo que hacemos. Y no aumenta en nada el costo de ASSE porque es gente que ya está trabajando acá, solo que cobra por comisión de apoyo.
—Volviendo al Cerro, ¿ve un trasfondo político en las críticas?
—Hay sectores que no lo querían. El SMU estaba en contra. Hay un transfondo político-partidario, sí, está el por qué no lo hice yo. Eso tiene muy poco fundamento porque la salud es un continuo.
—¿Y no hubo algo de político-partidario en la inauguración? Fue justo después de que estallara la crisis política que afectó a la Cancillería y a Interior.
—No lo veo así. Era un compromiso del presidente, una promesa de campaña. El Cerro precisaba un hospital por la cantidad de usuarios que había en esa zona. Además, la fecha (de inauguración) la habíamos decidido el domingo 24 de setiembre (muestra el chat de WhatsApp). Para entonces, no había nada de (Carolina) Ache o (Francisco) Bustillo. ¡No fue un acto pensado para tapar nada!