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    Europa, el sitio imposible para los entrenadores uruguayos

    Solo cuatro técnicos duraron más de 40 partidos en las últimas dos décadas

    La designación en mayo de Marcelo Bielsa al mando de la selección uruguaya generó molestia en varios directores técnicos locales: “Si contratan a alguien del exterior es porque piensan que los entrenadores uruguayos no tienen la capacidad suficiente y esto sí que no lo voy a permitir. No veo por qué hay que buscar un técnico que sea de afuera y no de nuestro país”, afirmó en aquel momento Jorge Fossati, quien dirigió a Uruguay de 2004 a 2005, en radio Carve Deportiva. En una línea similar se manifestaron otros dos de los entrenadores más exitosos del país: Martín Lasarte y Gerardo Pelusso. “No me gusta que venga un técnico extranjero a dirigir a la selección. Hubiera preferido un entrenador compatriota. Creo que hay dos o tres colegas que merecían la oportunidad”, afirmó Lasarte también a Carve Deportiva.

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    Las reacciones despertaron un debate sobre si efectivamente había entrenadores uruguayos al nivel de Bielsa. El argentino dirigió a su selección, a la selección de Chile, en dos Mundiales y en las ligas de España, Inglaterra y Francia, entre otras. También fue contratado por la Lazio para dirigir en la liga de Italia, pero por decisión personal abandonó el club a los dos días. ¿Hay un entrenador uruguayo con esa trayectoria? La respuesta es no.

    Un monitoreo realizado por Búsqueda analizó desde el año 2000 a hoy la carrera de los entrenadores uruguayos en todo el mundo: la tendencia, como sucede con la mayoría de los técnicos sudamericanos, muestra que muy pocos alcanzaron a dirigir selecciones nacionales campeonas del mundo o instituciones de primera división de Alemania, España, Francia, Inglaterra e Italia, las cinco competencias más importantes de Europa. Fueron nueve técnicos en 24 años, de los que solo cuatro llegaron a tener al menos 40 partidos a su cargo, el número promedio aproximado que un club europeo disputa a lo largo de una temporada, que incluye liga, copa y torneo internacional.

    La primera división de Alemania nunca la dirigió un uruguayo. En Italia uno, Diego López, quien desde 2013 tuvo pasajes en Brescia, Cagliari y Palermo. En Inglaterra, Gustavo Poyet estuvo al frente de Sunderland de 2013 a 2015 por 75 partidos. En Francia Poyet dirigió brevemente a Girondins de Burdeos (2018) y Pablo Correa estuvo en Nancy por casi 300 partidos de 2005 a 2011 y por corto plazo en Évian (2012). España es donde más uruguayos entrenaron en el siglo XXI: Víctor Espárrago dirigió 41 partidos en Cádiz (2005-2006) y Lasarte 40 en Real Sociedad (2010 a 2011), Diego Alonso 14 partidos en Sevilla (2023), Poyet 11 en Betis (2016), Paulo Pezzolano 11 en Valladolid (2023), Marcelo Romero 10 en Málaga (2017) y por ahora Alexander Medina cuatro en Granada.

    Entre los nueve nombres hay uno que se repite como el uruguayo más destacado en Europa: con 56 años Gustavo Poyet trabajó en España, Francia e Inglaterra. Actualmente está en la selección de Grecia, de tercer orden en el continente. También lideró clubes de China y Chile. Poyet tiene una característica particular: como futbolista emigró joven a Europa, hizo toda su carrera ahí y nunca volvió a Uruguay ni para jugar ni para dirigir. Habla inglés a la perfección y mantiene una web personal donde comparte detalles de su carrera, entrevistas, análisis de futbolistas y métodos de entrenamiento. Ariel Longo, presidente de la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol (AUDEF), contrasta estos rasgos para fundamentar la escasa presencia de técnicos uruguayos en Europa.

    “Va principalmente en la idiosincrasia nuestra. De repente el entrenador uruguayo no cambia la estrategia ni la manera de pensar que usa acá y en las ligas de América, donde le va muy bien. Eso le juega en contra para ser contratado en países desarrollados. Hubo, sí, técnicos uruguayos campeones en España y en Italia, pero era otra época y eran personas diferentes, ya arraigadas en esos lugares, casi locales. Es distinto caer de golpe que al inicio de una carrera. Para el entrenador uruguayo hoy Europa es bastante difícil, como no lo fue antes, cuando los europeos se necesitaban formar en el fútbol y el uruguayo iba a enseñar. Hoy en Europa ya está todo formado y construido”, explicó Longo. Entre otros personajes se refirió a Raffaele Sansone, un centrocampista nacido en Montevideo, quien de Peñarol se fue a Bologna de Italia, donde se transformó en símbolo como futbolista y entrenador de 1931 a 1951.

    Pablo Correa, el técnico uruguayo que más encuentros dirigió en Europa desde el año 2000, recorrió un camino parecido al de Poyet y al que apunta Longo. Jugó diez años en clubes locales antes de partir en 1995 al Nancy de Francia. Allí se retiró del fútbol cinco años después y a los meses se sumó al cuerpo técnico del plantel principal. En 2002 fue nombrado entrenador, ascendió al equipo a Primera División y lo dirigió en esa competencia por seis años. Víctor Espárrago y Martín Lasarte, los otros dos uruguayos que lograron llegar al menos a los 40 partidos en un club europeo, tuvieron una trayectoria algo distinta: ambos dirigieron en el país y luego marcharon a España. La carrera de Lasarte lo llevó a retornar y dirigir en distintas partes del mundo, mientras Espárrago quedó radicado como técnico en España.

    En la actualidad solo hay un entrenador uruguayo en la elite europea. Es Alexander Medina, quien con 45 años pasó por Nacional, Talleres de Córdoba (Argentina), Inter de Porto Alegre (Brasil) y Vélez Sarsfield (Argentina), del cual se desvinculó en febrero. Pese a tener ofertas de clubes de la región, Medina eligió invertir tiempo y dinero en Europa: viajó con su cuerpo técnico para observar entrenamientos de colegas y gestionar entrevistas y presentaciones con managers y dirigentes. Una de esas reuniones dio fruto. Al director deportivo del Granada, Matteo Tognozzi, le interesó su propuesta y el club lo contrató el 27 de noviembre para evitar el descenso a Segunda División. De cuatro partidos, por ahora perdió tres y empató uno.

    Medina también había impresionado al consejo ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), que en diciembre de 2021 realizó una ronda de entrevistas para elegir al sustituto de Óscar Washington Tabárez en la selección uruguaya. Discurso ensayado, videoanálisis editado de Uruguay sobre los rivales, parámetros de rendimiento basados en bancos de datos sobre futbolistas y un proyecto deportivo diseñado con guiños a modelos de administración de empresas son algunas de las herramientas en las que Medina ha trabajado para promocionarse.

    El puesto en la selección finalmente no recayó en él, sino en Diego Alonso, quien clasificó a Uruguay al Mundial con cuatro triunfos en los últimos cuatro partidos de las Eliminatorias. En Catar 2022 la selección fue eliminada en primera ronda y Alonso, cesado. En octubre lo contrató el Sevilla, seguramente la designación más importante en lo que va del siglo para un entrenador uruguayo en Europa: Sevilla está acostumbrado a ser protagonista en la poderosa Liga de España y ganó siete de las últimas 18 Europa League -incluida la última-, la segunda competencia más importante del continente detrás de la Champions League.

    Pero dos meses después Alonso fue destituido con la peor estadística en la historia para un técnico del Sevilla: 14 partidos, siete derrotas, cinco empates y dos victorias, ambas contra equipos amateurs por la Copa del Rey. “Desubicado es un adjetivo que fácilmente se le podría colocar al estado actual de Diego Alonso”, escribió a fines de noviembre el periodista Nacho Pérez en una columna de opinión deportiva del diario ABC. Días después su colega Candela Vázquez intentaba, en el mismo diario, poner paños fríos a los reclamos de los hinchas: “Cuando la crítica se convierte en bullying, lo constructivo muta a lo destructivo”.

    El caso de Alonso es la regla. Las dificultades para que un entrenador uruguayo sea contratado en Europa -y luego perdure en el puesto- son comunes a casi todos los entrenadores de la región, incluidos los brasileños. Una excepción es el chileno Manuel Pellegrini y, de manera general los técnicos argentinos, entre los que se encuentran Diego Simeone, Mauricio Pochettino, Héctor Cuper, Gerardo Martino, Jorge Sampaoli, Eduardo Coudet y Bielsa. Lionel Scaloni y Marcelo Gallardo son otros dos entrenadores argentinos que, aunque aún no dirigieron al máximo nivel europeo, sí han rechazado ofertas.

    “A pesar de que nos divide un río, los argentinos son diferentes. Más allá de su capacidad, ellos hacen mucho marketing, hacen mucho lobby, saben relacionarse, venderse, adaptarse. Conocen a todos, tratan a todos como fenómenos y se creen fenómenos. Nosotros somos al revés. Ellos tienen otra cosa que nosotros no la transitamos”, esgrime Longo.

    Expatriados

    La 73ª edición del Informe Mensual del Observatorio de Fútbol del Centro Internacional de Estudios del Deporte (CIES), un instituto basado en Suiza y dedicado a la investigación y educación del deporte, especialmente el fútbol, analiza las características de los entrenadores de 1.866 equipos de 126 ligas en 89 países. “Poco menos del 30% de los entrenadores nacieron en una federación distinta a la del club que dirigen. Los expatriados representan al menos la mitad de los entrenadores en 30 de las 126 ligas estudiadas. Este resultado indica que el mercado laboral de los entrenadores es tan internacional como el de los futbolistas”, dice el documento presentado en marzo de 2022.

    El informe ubica a Uruguay noveno entre los 10 países que más exportan entrenadores al mundo, por encima de Croacia y detrás de Argentina (63), España, Italia, Serbia, Alemania, Portugal, Brasil e Inglaterra. A diferencia de Europa, en América el director técnico uruguayo pisa fuerte. Al 1° de marzo de 2022 eran 18 los entrenadores uruguayos que dirigían en el extranjero: 11 en Sudamérica, cinco en América del Norte y Centroamérica, uno en Europa y uno en Asia.

    “El manejo de grupo es la característica saliente del entrenador uruguayo, por eso le van tan bien. A diferencia de Europa, donde está todo armado, en otros lados se necesita que el entrenador construya todo, y el uruguayo lo hace”, dice Longo.

    Fossati, de 71 años, ha ganado títulos en Uruguay, Ecuador, Chile y Perú, incluida una Copa Sudamericana y una Recopa Sudamericana con Liga de Quito. A fines de 2023 fue anunciado como técnico de la selección peruana. Con 62 años, Lasarte también fue campeón en Uruguay y Chile y dirigió a la selección chilena. Pelusso tiene 69 años y obtuvo torneos en Uruguay, Perú, Paraguay y Colombia, donde ganó la Copa Sudamericana con Independiente Santa Fe.

    Alonso, Pezzolano, Poyet, Nelson Acosta, Diego Aguirre, Guillermo Almada, Ever Almeida, Alfredo Arias, Julio Comesaña, Sergio Markarián, Gustavo Matosas, Pablo Repetto, Aníbal Ruiz y Robert Siboldi son otros técnicos que salieron campeones en torneos foráneos en las últimas dos décadas.

    México, en especial, se transformó en un destino habitual para los entrenadores uruguayos que se destacan en nuestro país. Jorge Bava, al frente del último campeón uruguayo, Liverpool, fue nombrado nuevo entrenador del León. Con él son cuatro los uruguayos que dirigen en el torneo Clausura de la Primera División mexicana, disputado por 18 equipos. Lo acompañarán Almada (Pachuca), Repetto (Santos) y Siboldi (Tigres).

    “A los mexicanos les gusta que les implantes nuestra garra a los equipos, que está en el ADN de todos los entrenadores uruguayos. Saben del profesionalismo y la capacidad de trabajo que tienen muchos entrenadores nuestros. Somos adaptables. Es un entrenador muy cotizado el uruguayo en varios mercados” argumentó Almada a Referí tras ganar el Apertura 2022 con Pachuca.

    Deportes
    2024-01-03T18:40:00