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    Javier Milei, el desmesurado, controversial y ridiculizado ganador de las PASO argentinas

    Les ganó a los aparatos kirchneristas y macristas y puso proa a octubre

    Da rating. El 26 de julio de 2016 el gran público en Argentina conoció a un economista desmelenado, de expresión desencajada, con ojos celestes desorbitadamente abiertos y muy ampuloso al gesticular. Ocupaba una silla que había quedado vacante en el late show devenido programa político Animales sueltos, del canal América TV. Se trataba de Javier Milei, economista, docente universitario y escritor, cuya furia le brotó teatralmente por los poros cuando el conductor, Alejandro Fantino, mostró un ejemplar de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes, teórico muy apreciado entre socialdemócratas y en la izquierda no marxista en general. Lo trató de “basura” y “panfleto dedicado a la corporación política”, que a su vez transformaba a la gente en “esclavos tributarios”. Todavía no hablaba de “casta”.

    Su verborragia, que aún no era tan rica en insultos o descalificaciones como lo sería luego, no terminó ahí. A Alfonso Prat-Gay, entonces ministro de Hacienda del gobierno de Mauricio Macri, lo calificó de “keynesiano” y “perverso”. Macri era “peor” que keynesiano: era “desarrollista”, lo que tiene “bases marxistas”.

    “El liberalismo es el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo”, dijo como declaración de principios, imponiéndose gestualmente —y por no dejar hablar— a los demás participantes de la mesa. A su criterio, “nadie” había sido “liberal en serio” en Argentina, y eso incluía a técnicos muy embanderados con esa corriente, como Álvaro Alsogaray, Domingo Cavallo o —el más dudoso— José Martínez de Hoz. Fantino le contó una vez a LN+ que Milei elevó el rating de Animales Sueltos de 2,5 puntos a 7. “Lo ven los de Intratables (también de ese canal), lo empiezan a llevar al programa y de 5 los llevó a 9”, agregó. En rigor no fue el debut televisivo de la persona (en 2015 Milei había sido invitado a Hora clave, el periodístico de Mariano Grondona), pero sí del personaje.

    Este cultor de la desmesura, que saltó de los medios a la política, diputado desde 2021, cuando se unió a la casta que dice odiar, fue el gran ganador de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) celebradas el domingo 13 en Argentina. En ellas, el postulante más a la derecha se convirtió en el candidato a la presidencia más votado de todos los que se presentaron, con el 30,04% del total (7,11 millones). Ninguna de las encuestadoras le daba más de 20%. Y ninguno de sus rivales para octubre, Sergio Massa y Patricia Bullrich, ganadores de las internas del kirchnerismo y el macrismo, respectivamente, parece haberse recuperado del impacto.

    La caricatura

    Da risa. O daba. Milei cumplía todos o casi todos los requisitos de una caricatura no solo por su aspecto físico, con una melena peinada “por Eolo”, como él ha dicho. A los 52 años (nació en Buenos Aires el 22 de octubre de 1970) es soltero, no tiene hijos y de su vida privada se conoce más bien poco: que tuvo una novia cantante (Daniela, ex Las Primas), que fue usuario de Tinder, que se considera experto en sexo tántrico, que dejó de permitir que entraran mujeres a su casa, que cortó el vínculo con sus padres y que de asumir la presidencia la primera dama sería su hermana Karina, a quien llama “el jefe” y con quien tiene una relación muy estrecha.

    En su discurso del domingo 13 agradeció a sus “hijos de cuatro patas”, en referencia a sus mastines ingleses Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas. Sobre el primero de ellos, fallecido en 2017, el único que no tiene nombre de economista, su biografía no autorizada, El loco (Juan Luis González, 2023), revela que aún es contactado por el político a través de una médium perruna llamada Celia. Fue arquero en las inferiores de Chacarita Juniors y cantante de rock en una banda llamada Everest, que tocaba covers de los Rolling Stones. En febrero de 2019 se disfrazó como un superhéroe libertario en un evento otaku. En sus actos políticos (donde popularizó su grito de guerra “Viva la libertad, carajo”) solía irrumpir a los saltos con Panic Show, de La Renga, banda a la que no le hizo ninguna gracia la utilización de su canción. Demasiado.

    Todos esto movió a sus detractores, de izquierda, centro y (menos) derecha a ridiculizarlo, además de cuestionar sus ideas políticas de por sí controvertidas. Él y sus seguidores eran “fachos”, “ignorantes” y “virgos” (la mayoría de su electorado es varón, menor de 30 años, de estratos socioculturales medios y mediobajos y desencantado de la política, la anatematizada casta). Los antecedentes en las elecciones provinciales de este año en La Rioja, Misiones y Jujuy, donde la actuación de los candidatos respaldados por Milei y su partido La Libertad Avanza fueron muy magros, vaticinaban que las burlas seguirían.

    Pero Milei, que no tenía rival en su interna, acabó ganando en 16 de los 24 distritos electorales. Les sacó casi dos puntos porcentuales a los dos candidatos sumados de Juntos por el Cambio (Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta) y casi tres a los dos de Unión por la Patria (Massa y Juan Grabois). Y muy pocos, sobre todo en estos últimos, quedaron con ganas de reír.

    El libertario

    Da miedo. Esto empezó a sentir (y publicar en redes) mucha gente tras el resultado. Eso piensan muchos. De golpe, como pasó con Donald Trump en Estados Unidos (EE.UU.) en 2016 y con Jair Bolsonaro en Brasil en 2018, un hombre a cuya diestra solo podría haber una pared parece estar a un paso de llegar al poder. Y, ya sin ganas de reír, vuelven a mirar su ideario.

    Muchas de sus ideas ya eran conocidas desde que persiguió, con éxito, una banca de diputados en 2021. Aunque su oposición a la legalización del aborto es muy conocida, no tiene problemas con el matrimonio igualitario, la identidad de género o la legalización de las drogas. “¿Querés percibirte como un puma? Ningún problema, mientras vos pagues la cuenta”, “Si vos te querés suicidar, ese es tu problema”, dijo en sus momentos de liberalismo in extremis. Fue más allá y habló de regular la venta de órganos. “Hay 7.500 personas esperando trasplantes, sufriendo. Algo no está funcionando bien. Lo que propongo es buscar mecanismos de mercado para resolver este problema”, dijo en mayo en una entrevista en el Canal TN. En algún momento llegó a defender públicamente la venta de niños, pero en junio del año pasado se desdijo. También está a favor de quitar restricciones a la compra y venta de armas. En un país acosado por la inseguridad, esto fue muy bien recibido por cierta parte de la población.

    Sus propuestas electorales incluyeron dolarizar la economía y “dinamitar”, así, sin eufemismos, al Banco Central. Por supuesto, todo cepo al dólar, limitación a la cantidad de moneda americana que un argentino puede comprar, sería también pulverizado. Para reducir el gasto, quiere bajar de 18 a ocho la cantidad de ministerios. Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ciencia, Tecnología e Innovación, Cultura, Desarrollo Social, Desarrollo Territorial y Hábitat, Educación, Mujeres, Género y Diversidad, Salud, Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Transporte y Turismo y Deportes volarían por los aires. Solo quedarían Economía, Justicia, Interior, Seguridad, Defensa, Infraestructura, Relaciones Exteriores y una nueva entidad llamada Capital Humano, que englobaría Educación, Desarrollo Social y Salud.

    En un perfil que Pablo Stefanoni escribió para la revista Anfibia en marzo de 2021, Milei, un admirador de la ultraliberal escuela económica austríaca, se definió como “anarcocapitalista a largo plazo y minarquista de corto”. Traducido, lo que quiere es que el Estado se reduzca primero a lo mínimo, a ofrecer seguridad y administrar justicia; en una segunda etapa, ni a eso. No solo quiere al Estado fuera de la salud, la educación y cualquier tipo de asistencia social: en esa semblanza afirmó que prefería tratar con la mafia antes que con el Estado. Frases del tipo “donde hay una necesidad hay un derecho” le rechinan tanto como la teoría de Keynes. También ataca “esa aberración de la justicia social”, ya que se “traduce en déficit fiscal”. En un país donde la pobreza llega casi al 40% de la población y la inflación interanual está en el 113%, sorprende que haya sorprendidos con que estas ideas no cuajen.

    Distintos analistas lo han puesto en la misma acera que Trump y Bolsonaro, abanderados mundiales del “populismo de derecha”, concepto más amable que la “extrema derecha” en la que otros lo sitúan sin eufemismos. Como ambos, Milei es un completo negacionista del cambio climático. Pero Trump tuvo, al final de todo, al Partido Republicano, el Grand Old Party de EE.UU., detrás suyo. En cambio, los cinco principales partidos integrantes de La Libertad Avanza no llegan a los 200.000 afiliados (solo los peronistas son 3,2 millones, y los radicales, 1,8 millones). Trump es un magnate sin relieve académico; Milei tiene dos maestrías, un doctorado honoris causa y ha sido autor y coautor de 11 libros (en algunos de los cuales fue acusado de plagio), además de estar muy lejos de ser un multimillonario.

    Bolsonaro, distante de ser un outsider, fue diputado casi 20 años en Brasil. Y si el expresidente brasileño, cuyo principal respaldo era el Ejército, fue un defensor de la dictadura militar de su país, Milei no se ha pronunciado públicamente al respecto. Sí lo ha hecho en cambio su compañera de fórmula, Victoria Villarroel. Ella es la fundadora del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), defensora de los militares acusados por delitos de lesa humanidad en la dictadura argentina y simpatizante del partido español de ultraderecha Vox.

    Futuro inmediato

    ¿Le da para ganar? Estos días lo muestran con viento en la camiseta, con tono triunfalista y con capacidad para generar más momentos surreales. El lunes 14 un agradecido Milei fue al programa La cosa en sí, que Alejandro Fantino conduce en Radio Neura Media, quien se mostró muy emocionado por su presencia. El economista le regaló al “padre de la criatura” —así lo llamó— el manuscrito de su discurso del día anterior.

    Los distintos analistas y sus rivales no se ponen de acuerdo. El inesperado éxito del domingo es un espaldarazo, pero al mismo tiempo repiten sus debilidades: que no tiene un sustento orgánico atrás, que no tiene capacidad de diálogo, que sus ideas son inaplicables, que el teorema de Baglini (por el exdiputado radical Ricardo Baglini, que indica que la irresponsabilidad de los enunciados es inversamente proporcional a la capacidad de llegar al poder) no falla… De hecho, el martes 15 en Crónica TV ya habló de cambios “graduales” y planes sociales que no se eliminarán de un saque.

    “No vine a guiar corderos, ¡vine a despertar leones!”, bramó Milei en agosto de 2021 cuando lanzó su candidatura a diputado. Dos años después, muchos otros esperan que el susto despierte mamados. Y que no sea tarde.