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La industria nacional seguirá con “competencia intensa” de mercaderías argentinas
La directora Nacional de Industrias, Susana Pecoy, entiende que, si las reformas del gobierno de Javier Milei son exitosas, en el mediano o largo plazo, la economía argentina se recompondría y volvería a ser un destino comercial “clave” para Uruguay
La directora Nacional de Industrias, Susana Pecoy. Foto: Nicolás Garrido
En todo el año pasado, la producción industrial creció 2,5% respecto al 2022 —sin considerar la refinación de petróleo—, de acuerdo al Índice de Volumen Físico divulgado el miércoles 14 por el Instituto Nacional de Estadística. Esperanzada al ver el crecimiento “gradual” que se viene dando, a pesar del “escenario desafiante” que debió enfrentar en los últimos años, la directora Nacional de Industrias, Susana Pecoy, señaló que el gobierno apuesta a que el sector se “replantee” e incorpore tecnologías novedosas para lograr mejoras en la productividad y competitividad dadas las nuevas pautas de consumo y mercados.
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En el corto plazo, prevé que Argentina continuará compitiendo con productos industriales baratos. Pero en un horizonte más prolongado, estimó que, si el gobierno de Javier Milei logra concretar las reformas anunciadas, la economía de ese país se recompondría y se reactivaría como un socio comercial “clave” para la industria uruguaya.
Lo que sigue es una síntesis de las respuestas sobre la situación sectorial que Pecoy dio a Búsqueda por escrito.
—En 2023 el desvío del consumo hacia Argentina y también el impacto de la sequía afectó la producción. ¿Cuán resiliente fue el sector y qué espera para este año?
—El desplazamiento de consumo hacia Argentina es real y ha sido duro. Se dio en sectores muy puntuales de la industria, pero con gran importancia en el litoral del país, donde se han implementado medidas de apoyo.
Además de la industria de alimentos, que desde ya hace mucho tiempo enfrenta la competencia de Argentina, la industria de vinos fue una de las afectadas por el desvío de consumo y también por la sequía (la producción fue 33% inferior a años anteriores). No obstante, tenemos un empresariado muy resiliente que sigue apostando a crecer y a nuevas propuestas de valor, como el desarrollo del enoturismo, también se está abriendo la posibilidad de producir vino sin alcohol y hay un proyecto en conjunto de sostenibilidad de las bodegas.
Hay que tener en cuenta que la situación argentina no es reciente; venimos de un proceso prolongado que en cierta medida obligó a los industriales a ser menos dependientes de ese mercado. En cuanto al escenario de corto y mediano plazo, se espera que Argentina siga teniendo productos industriales baratos y que sigamos viendo una competencia intensa.
—Argentina sigue siendo un mercado relevante para muchas industrias. ¿Piensa que las medidas anunciadas por el gobierno de Javier Milei mejorarán el posicionamiento de la industria uruguaya?
—Estamos muy esperanzados en que así sea. Hay que ser muy cautos en el análisis, existe mucha incertidumbre sobre qué medidas se van a poder aplicar y cuáles no. El análisis hay que hacerlo a nivel de sector, porque depende del bien de exportación y cuál sea el mercado final, o si es parte de una cadena de valor.
La devaluación de la moneda y búsqueda de convergencia entre el mercado de cambios oficial y el blue afecta a aquellas industrias que le exportan a Argentina en general, pero principalmente a aquellas que compiten con bienes locales. Esto se debe a que el costo de adquisición para los importadores argentinos se duplicó en dos meses, mientras que los bienes locales no directamente.
La implementación de retenciones a las exportaciones no agropecuarias contrarresta la mejora que iba a tener Argentina en terceros mercados, siendo una medida favorable a las empresas uruguayas que compiten con ellos en la región y el mundo. Pero, por otro lado, reduce el precio de estos mismos bienes en el mercado argentino, por lo que intensifica la competencia de aquellos sectores que le exportan a Argentina como destino final.
También se incrementó el Impuesto País de 7% a 17,5%, pero con exoneración a las compras de insumos de las industrias exportadoras. Este aumento se traduce en una suba del dólar para los importadores argentinos, encareciendo los productos importados para consumo local y afectando a algunas empresas uruguayas. Pero la exoneración para las industrias exportadoras implica la quita de un impuesto para los sectores que son parte de una cadena regional como el automotriz, que le vende autopartes a la industria exportadora argentina.
La eliminación del sistema de licencias de importación es algo que podría verse como netamente favorable; abaratará los costos de transacción y facilitará el ingreso al mercado argentino para las nuevas empresas exportadoras que no hayan tenido las herramientas y la experiencia para colocar sus productos. Sin embargo, hay que manejar las expectativas con cautela por el sistema y período de pagos. Se han mantenido conversaciones y estamos esperanzados en una pronta normalización.
Por último, si las reformas son exitosas en un mediano o largo plazo esperamos ver a Argentina como un país estable, con sus cuentas macroeconómicas saneadas, una inflación cercana al dígito y un mercado interno recompuesto. Esto sería favorable para Uruguay, ya que se reactivaría un socio comercial históricamente clave para la industria nacional.
—En lo local, ¿qué resultado tuvo la mejora del margen de preferencia y reserva de mercado en las compras públicas?
—Esa herramienta ha mejorado la demanda y por tanto la escala de producción.
En el sector calzado, desde que se implementó el régimen se presentaron seis solicitudes, compitiendo en cinco licitaciones diferentes, todas en 2022. Del total, la empresa solicitante fue adjudicataria en cuatro de las cinco licitaciones. Se destaca una licitación al Ministerio del Interior por más de 71.000 pares de botas.
En vestimenta, entre 2021 y 2023 cinco empresas presentaron 39 solicitudes de amparo al régimen, correspondientes a 34 licitaciones. Como resultado, se fomentaron más de $ 4 millones en compras a la industria nacional y aún hay varias convocatorias sin adjudicación total. El instrumento es cada vez más utilizado: en 2022 fueron 13 las solicitudes de acogida, mientras que en 2023 lo hicieron en 21 ocasiones.
—¿Qué nivel de actividad proyecta para 2024?
—Estamos esperanzados al ver el crecimiento que se viene dando de manera gradual. Es un tiempo con importantes desafíos, hay cambios a nivel de organización de mercados, cambios en pautas de consumo, que obligan —y dan la oportunidad— a que la industria se replantee. Apostamos a que incorporen nuevas tecnologías para lograr mejoras en la productividad, en su competitividad. Somos auspiciosos al ver que existen inversores industriales que apuestan por nuestro país para comenzar negocios; esto se debe al set de beneficios a la inversión que ofrecemos, las capacidades existentes y la reputación país con la que contamos.