El parlamentario europeo, integrante del Partido Obrero Socialista de Luxemburgo, visitó Montevideo la semana pasada para participar en la Cumbre Parlamentaria de Comisiones del Futuro. Allí, aprovechó para describir la experiencia del bloque en la regulación de la inteligencia artificial (IA), que incluye medidas para limitar su uso en áreas de seguridad, un tema que el gobierno uruguayo explora.
—Tenemos que trabajar juntos, tenemos que cooperar y tener un análisis común de los riesgos, porque algunas crisis son globales, y para crisis globales es bueno tener respuestas globales. El mensaje es, también, que no hay que tener miedo y sacar algo positivo de todo esto. Queremos colaborar especialmente con América Latina porque tenemos ideas afines. Pero además porque hay democracias en riesgo, y esos países que creen que los derechos humanos son importantes deben trabajar juntos. Hay amenazas para las democracias, y cuando hablamos de futuro tenemos que ver esos riesgos y enfrentarlos juntos.
—¿En dónde ve esos peligros?
—La situación geopolítica ha cambiado mucho en las últimas décadas y estamos viviendo muchas crisis. Ya no estamos en un mundo bipolar, sino que es multipolar. Pienso que América Latina y los países de la UE pueden jugar un papel importante en defender los valores que no son respetados en todos lados. Tenemos terreno en común para trabajar juntos.
—Brasil es un gran jugador en América Latina y su presidente, Luis Inácio Lula da Silva, está impulsando una discusión del sistema multilateral.
—Usted hace referencia a la última cumbre del Brics y la decisión de expandirse. Cada país tiene derecho de elegir qué camino seguir y no queremos imponer nada. Por supuesto que Brasil es un gran jugador y, a veces, demasiado dominante en el espacio latinoamericano, me parece. Preferiría que Brasil ejerciera un liderazgo en Latinoamérica, pero a veces actúa como dominante. Esa es mi opinión personal y no estoy defendiendo la posición de la UE. En la relación bilateral entre América Latina y la UE, creo que Brasil es una parte importante y no veo que nos esté dividiendo. Hay un interés común de que la UE y los países latinoamericanos trabajen juntos.
—Usted hablaba sobre las amenazas a la democracia. La UE aprobó recientemente una normativa sobre inteligencia artificial. ¿Cuáles son sus características?
—La comisión presentó un borrador y ahora estamos en una discusión trilateral, entre la comisión, los Estados miembros y el Parlamento para ver si podemos aprobarlo este año.
—¿Por qué es tan importante?
—Porque el público está preocupado. ChatGPT generó conciencia del tema y la gente hace preguntas, está insegura. Entonces, es importante que lo regulemos. En la UE queremos que la inteligencia artificial sea segura, que tenga trazabilidad, que no discrimine, que sea amigable con el ambiente. Queremos crear una tecnología que sea neutral, sin prejuicios. Además, queremos acordar una definición común de la IA. Nuestro acercamiento al tema es categorizar los riesgos de la IA; empieza con el riesgo inaceptable, después, con riesgo alto, con riesgo limitado. Y también incluimos la IA generativa. Los riesgos inaceptables son esos sistemas considerados que son una amenaza para la población y serán prohibidos.
—¿Cómo cuáles?
—Manipulación cognitivo-conductual de personas o grupos específicos vulnerables, juguetes de actividad de voz que alientan conductas peligrosas en los niños, puntuación social, clasificar a las personas por sus conductas, identificación biométrica en tiempo real o posterior, policiamiento, etc. El Parlamento también agregó el reconocimiento facial en el espacio público en tiempo real y es algo que esperamos que se mantenga en el proyecto. No queremos reconocimiento facial en el espacio público. También queremos prohibir el uso de inteligencia artificial para el policiamiento predictivo o reconocimiento facial en áreas sensibles como fronteras, seguridad y educación.
—Algunas de las cosas que menciona ya se aplican en algunos lugares, como el policiamiento.
—Algunos países tienen sus propias legislaciones, pero creo que ningún país importante de la UE lo aplica. Vemos que sucede en China y los riesgos que eso implica y por eso no lo queremos.
—¿Puede funcionar una legislación de este tipo cuando las corporaciones que manejan el tema están situadas en otros países?
—Estamos protegiendo a 500 millones de europeos.
—¿Pero pueden protegerlos por completo?
—Es también una cuestión de la seguridad de los productos, pero la idea también es que otros sigan nuestro camino. Cuando regulamos los datos, fuimos el estándar que otros países siguieron. Esperamos que esto sea también el caso en IA, pero nuestro objetivo es proteger a nuestros ciudadanos. Somos fuertes porque todavía tenemos este mercado fuerte. Y si quieres exportar a la UE, desde ese punto de vista tenemos la capacidad de ejercer fuerza. Con la regulación de los datos no obligamos a nadie, pero otros países vieron que nuestra solución era buena y la siguieron. No vamos a estar diciendo qué tienen que hacer, sino que queremos mostrar un ejemplo positivo de regulación sin detener el progreso. El futuro, por supuesto, no puede detenerse y no decimos que deba detenerse, es que tenemos que reconocer los riesgos y analizar qué es aceptable y qué no. No queremos venir a aleccionar a nadie, es que consideramos que hay un riesgo y queremos debatir.
—¿No hay un riesgo de bloquear el avance tecnológico?
—Esta legislación también ve los beneficios de la inteligencia artificial. Esta ley no es solo sobre prohibir, sino que reconoce que puede ser muy beneficiosa en muchos aspectos, como la salud, el medioambiente. Lo que queremos es que los productos que se hagan sean seguros.
—Para Uruguay, al tope de la agenda con la UE se encuentra el largamente negociado acuerdo de libre comercio con el Mercosur. En 2019, más de 20 años después de que comenzaran las conversaciones, se firmó un documento, pero el proceso se trancó. ¿Qué expectativas tiene?
—El acuerdo fue hecho en 2019 y después Europa bloqueó el asunto, en parte por Bolsonaro. Después se presentó al Mercosur el documento complementario y todavía estamos esperando una respuesta del bloque en su conjunto. Por supuesto que hemos creado otra legislación desde el 2019 que puede impactar un poco en lo acordado entonces. Desde el lado de Europa, no tengo dudas de que el Parlamento va a ratificarlo, aunque en algunos Estados miembros puede haber discusión. Soy miembro de la comisión que discute la modernización del acuerdo con Chile y ahí estamos avanzando muy rápido. Agregamos un capítulo de sustentabilidad y otro de equidad de género, es un acuerdo muy moderno. Es muy importante todo esto para tener a la sociedad civil sumada al esfuerzo, hay que asegurarse de considerar otros aspectos como el cambio climático. No es comercio y nada más, sino que hay otros aspectos. En el Parlamento hay expectativa de que avancemos rápido con el Mercosur, la presidencia de España ayuda en ese sentido. Esperamos que haya un empuje, pero queda camino por recorrer. Creo que sería bueno para su país que tengamos este acuerdo firmado pronto.
—Si les pregunta a las autoridades de Uruguay, firmarían mañana.
—Lo sé, lo sé.
—¿La pelota está en la cancha del Mercosur?
—La pelota está en Brasil.
—Pero Brasil ya dijo que no está de acuerdo con lo que planteó la UE.
—Pero entonces pueden hacer una contrapropuesta sobre la que podamos negociar. Ofrecimos algo, se supone que después obtenemos una reacción y a partir de ahí buscamos un punto en común. Así es como negociamos. No es suficiente decir que no estás contento con algo, tienes que decir qué quieres cambiar y así podemos negociar. Este es un acuerdo que traerá beneficios para las dos partes. La mayoría del Parlamento Europeo quiere que se apruebe.
