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Ludicon Fest nació también desde la preocupación por el excesivo uso de pantallas y tecnología que afecta a todas las edades, por eso su lema invita a “conectar”, pero a conectar con los demás. “Los juegos son una herramienta ideal para combatir eso, estar sentado frente a frente, cara a cara, compartir, socializar, divertirse y aprender”, dijo el organizador del festival.
Jugar para no envejecer
Lejos de lo que se puede pensar por estas latitudes, los juegos de mesa no son solo para niños. Si bien de niños aprendemos jugando, a medida que vamos creciendo renegamos de los juegos bajo el entendido de que son para el público infantil. “Jugar de grande está mal visto, pensamos que tenemos que estar ocupados en otras cosas”, opinó Zacheo, al tiempo que destacó que con los años, en la vejez, los juegos de mesa vuelven a ser un recurso atractivo para pasar el rato, socializar y activar las neuronas.
Julián Pombo, desarrollador de juegos uruguayo, recordó a Galería una frase popular que dice: “No dejamos de jugar porque envejecemos, sino que envejecemos porque dejamos de jugar”.
Una de las principales características de los juegos modernos es la cantidad de habilidades blandas que ayudan a desarrollar, tanto en niños como en adultos, desde planificación y toma de decisiones hasta memoria, tolerancia a la frustración, fortalecimiento de vínculos y trabajo en equipo, entre tantas otras. “Hoy todas esas habilidades son fundamentales en el ámbitoempresarial y también personal. A medida que vas jugando, te das cuenta de que generás un montón de habilidades que luego podés aplicar en tu día a día, tanto en tu trabajo como en el estudio o en tu casa”, señaló el organizador de Ludicon Fest, que tiene más de 450 juegos de mesa.
De hecho, desde su otro emprendimiento, Mentes en Juego, que fundó en 2019, Zacheo trabaja con empresas y organizaciones que buscan mejorar el liderazgo, la comunicación, la toma de decisiones o cualquier otro aspecto en su personal. A través de los juegos de mesa, desarrolla y potencia las habilidades requeridas. “Los adultos juegan como niños y a través del juego aprenden a escucharse, a entender lo que es el trabajo en equipo y que sin él no se logra el objetivo. También los ayuda a ver en qué cosas son buenos y en qué cosas no tanto. Lo bueno es que nadie se enoja, nadie queda pegado. Son como niños”.
En las intervenciones que realizan en las organizaciones suelen hacer un paralelismo entre el juego de mesa y la empresa. “En el juego tenés un tablero, unas fichas, determinadas reglas y un objetivo. Cuando trabajás en una empresa es igual. Tenés que cumplir ciertas reglas, te ponen metas a alcanzar, tenés que sortear determinados obstáculos, tenés presión y tiempos. El tema es la actitud con que cada uno asume los desafíos y para nosotros es importante que la actitud sea lúdica, porque cuando vos jugás los anclajes son mucho más fuertes y uno aprende sin darse cuenta”.
De estas virtudes de los juegos de mesa se benefician también los adultos mayores. Mentes en Juego tiene una pata sociocultural, a través de la cual se organizan clubes de niños y de adultos. En estos últimos, muchos de los participantes son adultos mayores. Zacheo manifestó que cuando estos descubren los juegos de mesa modernos no dejan de pedir juegos cada vez más difíciles y agradecen la oportunidad, ya que además de establecer vínculos de amistad se dan cuenta de que ejercitan la memoria y la capacidad de razonamiento. Incluso, está científicamente comprobado que en adultos mayores la resolución de desafíos ayuda a regenerar las neuronas. Y cada juego es un desafío distinto. En este sentido, los juegos de mesa pueden ser a la cabeza lo mismo que el ejercicio físico al cuerpo: la fortalece.
Para seguir jugando y aprendiendo
“No jugamos para aprender, aprendemos porque jugamos” es uno de los lemas de Mente en Juego, que da cuenta de la rapidez con la que aprenden los niños. Ellos juegan y el aprendizaje parece que viniera solo. Pero no solo esto, los juegos son una herramienta muy poderosa para que el niño desarrolle habilidades fundamentales para la vida, como el cálculo mental, la percepción visual, el pensamiento lateral, la tolerancia a la frustración, el relacionamiento con los demás y la paciencia. Zacheo comprueba esto día a día en su trabajo en escuelas, colegios y centros educativos, lo que constituye la pata educativa de Mentes en Juego: ayudan a organizar y pensar ludotecas, hacen talleres para docentes y padres, trabajan en family days, en jornadas de integración, entre otras actividades.
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Ludicon Fest recibió a unas 1.500 personas de todas las edades, desde niños a personas mayores
En esta cruzada por la promoción y revalorización del juego y las actividades lúdicas se encuentra también Ana Fischer, una argentina residente en Uruguay que, preocupada por el uso abusivo de pantallas en los niños, puso en marcha el proyecto Crianza Cibersegura. En diálogo con Galería, Fischer, quien expuso sobre su experiencia en Ludicon Fest, señaló que su proyecto nació de la necesidad de trabajar sobre el neurodesarrollo y el bienestar infantil. “Ahí entra la promoción del juego y del vínculo, también la ayuda para los adultos. Antes teníamos la vereda para que los niños jugaran y la familia era más extendida; ahora somos papá y mamá, solos en un apartamento y vivimos en un mundo lleno de pantallas”.
A diferencia de la tecnología, los juegos de mesa y las actividades lúdicas permiten jugar con todos los sentidos y establecer un ritmo y un tiempo acordes a la fisiología del niño. “El que juega es el niño y el que está conectando sus redes neuronales es el niño. Con las pantallas, el que juega no es el niño, el que pone el tiempo no es el niño, el que experimenta no es el niño”, subrayó. A su vez, con el juego, el niño aprende empatía y a regularse, también a medir sus fuerzas, esperar su turno, a perder, frustrarse y relacionarse con los demás. “Estas cosas, que son imprescindibles para su maduración, las pantallas no me lo dan. Al contrario, las pantallas hacen que el niño esté en estado de hiperalerta y no pueda, por ejemplo, entrar en relación segura con otros o aprender”.
Fischer, quien ayuda a los padres y tutores a detectar el uso problemático de pantallas en los niños, señaló que el principal síntoma es la pérdida de interés en cualquier tipo de juego. “Van a la plaza, a andar en bicicleta, juegan a un juego de mesa con la familia, pero el niño quiere la pantalla para conectarse. Está todo el día pendiente de la hora en que le toca jugar con ellas y no hay otro tema que no sea ese. Esas son señales de que hay que hacer detox”.
El uso excesivo de pantallas daña directamente el neurodesarrollo de los niños, ya que su naturaleza hiperestimulante hace que el cerebro y los distintos sistemas biológicos se desorganicen, dejando al sistema nervioso en modo de alerta permanente. Por eso, los niños que tienen alta exposición a las pantallas suelen presentar problemas en el desarrollo del lenguaje, tienen escasa tolerancia a la frustración y son muy irritables.
Sin embargo, para la experta, estos no son los únicos efectos negativos de las pantallas. También hay que tener en cuenta todo lo que se pierde por pasarse horas frente a la tablet o el celular. “Baja en proporciones abismales el juego y el movimiento libre, el jugar afuera y el contacto con el sol, el compartir con la familia y guardar recuerdos, el mirar a los ojos”. A todo esto se suma el hecho de que las pantallas son un “medio pobre” en comparación con el juego, con el que el niño puede tocar, oler, usar todos sus sentidos.
Con el objetivo de facilitar a los padres actividades y juegos para sus hijos, Fischer lanzó en 2019 un e-book con más de 26 juegos antipantallas, del cual ya lleva vendidos más de 20.000 ejemplares. “La idea es recuperar actividades con las que los adultos jugábamos cuando éramos niños. Son actividades simples con cosas que tenemos en casa. Por ejemplo, la canasta del tesoro, donde podemos guardar cosas, como un cucharón, para que el niño pueda experimentar”. La botella de la calma, la masa de sal, la masa de arena, títeres, recetas de cocina son otras de las actividades que se pueden encontrar en el e-book de Crianza Cibersegura.
“Los niños saben jugar solos y no necesitan de un adulto que les enseñe a jugar. Un niño puede inventar cualquier cosa con una ramita, porque es mucho más creativo que un adulto. Lo único que necesita es salir del uso problemático de pantallas para que su cerebro encienda toda su creatividad”, dijo Fischer. Por eso, cuanto más juegue un niño, más ejercitará su cerebro y más potenciará sus habilidades. Lo mismo ocurre en los adultos, que muchas veces también vivimos para las pantallas. Sin embargo, como dijo Zacheo, cuando jugamos nos convertimos en niños. Quizás sea hora de darle más espacio a nuestro niño interior y sacarlo del adormecimiento que producen las pantallas.
Más datos sobre los juegos modernos
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Además del diseño, las temáticas variadas y los mecanismos distintos al azar de los dados y cartas que caracterizan a los juegos clásicos, según Zacheo, los juegos modernos se distinguen también por la concentración que implican. “En los juegos clásicos podías jugar en tu turno, irte y volver cuando te tocaba jugar nuevamente y no pasaba nada. En los modernos tenés que estar atento e involucrado en los movimientos del otro, si no perdés. Es como que te vas del mundo real, te abstraés y solo te preocupás por lo que está pasando en el tablero”.
Actualmente en Uruguay hay más facilidades para acceder a los juegos modernos. Incluso hay alguna tienda que se encarga específicamente de su comercialización, como es el caso de Esparta Board Games. Antes había que traerlos de Europa o Estados Unidos.
Entre los juegos modernos hay dos categorías: los juegos Euro, considerados de élite, son aquellos que implican planificar, manejar recursos y pensar estrategias, y los juegos Ameritrash, que son los de azar o de guerra.