La lechería está en un momento productivo relativamente bueno, porque se han hecho buenas reservas, los granos tienen un precio bajo, es un buen insumo para usar, tanto el grano como los proteicos. Hoy estamos con el valor que tuvo la leche en 2013, en 2022 también tuvimos bueno valores.
Si uno lo mira en números constantes, el precio tendría que estar un poquito más arriba, pero los precios de los granos y de los proteicos están en cuenta, el clima ha venido bien, y productivamente estamos bien.
Hay muchos productores con problemas financieros, es algo de lo que se ha hablado mucho, creo que hay un tema de escala también. En Uruguay el costo de vida es muy alto, y si tenés una escala chica la vida te lleva mucho.
La situación de la industria es un problema muy importante. Cada vez quedan menos fábricas, hay menos competencia, se han cerrado muchas fábricas en los últimos ocho o 10 años. Después de los problemas con Venezuela, Pili y Calcar tuvieron inconvenientes. Indulacsa se vendió a Lactalis, pero en Cardona nunca funcionó de la manera que funcionaba antes. Además de Parmalat y Schreiber, que también cerraron.
Hay una concentración de productores cada vez mayor, son productores más grandes, que negocian su leche. Cuando no es para Conaprole normalmente estas fábricas tienen que pagar un poco más, y normalmente la competencia no está fácil.
Entonces, nos quedamos hoy con Conaprole, que es bastante grande, por encima de lo deseado –para mí– en el porcentaje de lo que capta. El resto es poco. Después está Estancias del Lago, con su leche; y Granja Pocha, que aparentemente se vendió a Lactalis también.
Quedan pocas fábricas, y creo que eso no es bueno para el sector, porque la competencia siempre hace que uno se esfuerce un poco más. Pero, por suerte, Conaprole es una cooperativa muy fuerte, que ayuda muchísimo al productor, es manejada por productores, entonces eso nos retribuye todo lo que el sector deja.
Además, tiene producción vendida para adelante, a muy buenos precios. O sea que la producción de todo el año 2025 aparentemente tendrá un buen precio. Ahora tenemos una reliquidación que se pagó en estos días. Por ese lado venimos bien.
¿Esta estructura de la industria láctea en Uruguay podría cambiar?
Me parece que nos vamos a un sistema como el de Nueva Zelanda, donde Fonterra, que es la mayor cooperativa, capta la mayor parte de la leche. En Uruguay las queserías solo manejan el mercado interno, y ahí es donde pueden competir un poco, pero nuestro mercado es pequeño, y a ninguna de esas empresas les da para exportar mucho.
Si bien acá en Tarariras (Colonia) tenemos a Maia, que exporta, Granja Pocha exporta algo también, Los Nietitos exporta dulce de leche, pero en todos los casos estamos hablando de muy pocos litros.
Recuerdo lo que era Calcar, en estos días en que se cerró, y es muy difícil o casi imposible que se pueda levantar. Calcar tenía un montón de productores chicos, algunos se fueron a Conaprole, y otros para otros lados. Pero había tres o cuatro productores grandes que tenían 15.000 o 20.000 litros de leche entre ellos, que se fueron todos juntos y se acabó la industria. No existe la industria láctea sin leche, y tiene que ser de una cuenca cercana, porque el flete también te mata.
Claldy está con poca leche en Young, ha intentado captar leche en Colonia, pero el flete es muy costoso. El 93% de la leche es agua, entonces es muy difícil. La cuenca está en el sur, y es acá donde los tambos se agrandan, en Florida, Colonia y San José.
Usted es un productor de gran escala, pero fue un productor pequeño, ¿cómo se hace para crecer?
Lo que intenté primero fue crecer horizontalmente. Tratar de captar más tierra y agrandarme con cantidad de vacas, después ir encerrando cada vez más, tratando que cada vaca produzca más individualmente. Por eso vinieron los encierros de cama caliente, y algunos ya están pensando en free stall (sistema estabulado permanente).
Creo que nos vamos a una lechería que tiene que ser de un tamaño cada vez mayor. Cuando empecé, hace 45 años, se hablaba de un tambo de 100 vacas como un tambo grande; y hoy un tambo de 100 vacas es pequeño. Manejado muy bien puede dar buenos resultados, pero son muy pocos los que lo pueden hacer. Hoy tenés que tener 300 o 400 vacas para tener un tambo importante, y de ahí para arriba.
Para mí el encierro, el sistema de cama caliente, funciona. Aunque es un sistema que trae otras complejidades, porque hay que manejar el sustrato, hay que manejar un triple ordeñe, que no es fácil, por los recursos humanos y por la gestión.
Pero lo veo por ahí. Cada vez tenemos que meter más vacas en las mismas hectáreas, y en esas hectáreas hay que producir cada vez más. Y la forma de producir más es con silo de maíz, con riego, encalando los suelos ácidos, tratando de que esa bosta que uno capta en la cama caliente la pueda volcar como residuo orgánico o como compost para reducir el uso de fertilizantes químicos.
En definitiva, hacer sustentable una empresa. Porque el tambo se arma para estar muchísimos años produciendo leche. No es un rubro al que se pueda entrar y salir fácilmente.
Además de leche usted produce granos y carne, ¿cómo se hace para diversificar la producción?
Toda la vida lo hice. Siempre tuve los tres rubros. Nunca tuve ovejas, porque en Colonia no me parece lo adecuado. La ganadería de cría solo se hace en campo natural, en zonas de desperdicio, o sea que es un área muy chica. Después se hace una ganadería de machos Holando, que salen de los tambos. Ahí, con la rotación entre agricultura y los tambos, para que sea sustentable el sistema de producción de granos y de pasturas, se hace la recría Holando y también algo de machos, que van a frigorífico.
Hoy, por suerte, los precios de la ganadería están volando, y eso nos está ayudando muchísimo. Y la agricultura de invierno la hacemos normalmente con los tres cultivos principales, que son cebada, trigo y canola, o algo de carinata. Se intenta hacer un tercio de cada uno, la cebada sobre todo para el consumo del ganado. Lo que se vende para afuera es la soja, el trigo –cuando la calidad funciona– y la canola.
Parte de la agricultura es una sinergia entre las dos producciones. Hay gente que hace agricultura y a ese grano después lo convierte en carne. En nuestro caso, algo lo convertimos en carne, pero la mayoría se destina a la producción de leche.
Entonces, tenemos el potencial de una producción y otra, y esos campos que no dan para ninguno de los dos rubros, es donde se hace la cría. Incluso acá en la zona tenemos una pastera cerca (Montes del Plata), y en algunas esquinas o lugares menos productivos de los campos se empezó a hacer forestación. Hay muchos productores que están forestando pequeñas partes, de 5 o 10 hectáreas. Así que los rubros en Colonia son variados y buenos, eso ayuda.
¿Cómo ve el ambiente de negocios tras el cambio de gobierno?
Creo que no se nota un cambio importante. También porque hace muy poco que el gobierno está en funciones. Imagino que estará planificando en estos primeros meses. Venimos de la experiencia del gobierno anterior, al que la pandemia le cambió todos los planes que tenía, porque la pandemia cambió al mundo.
El gobierno anterior, con la Ley de Urgente Consideración (LUC) quiso cambiar un montón de cosas, algunas se lograron y otras quedaron en el tintero, porque cambiar radicalmente al Uruguay no es fácil, tenemos tendencia a no querer cambiar demasiado las cosas.
Cuando decimos que en la región Uruguay es un país privilegiado, es porque es próspero, con gente relativamente bien educada.
No espero grandes cambios. Creo que los grandes cambios tendrían que venir a través de la educación. Se intentó hacer una reforma educativa que quedó muy en los inicios, me parece, y con un diálogo bastante cortado entre las partes. Así que no espero demasiado, pero ojalá le vaya bien al gobierno, porque lo necesitamos todos.
En el rubro agropecuario no creo que la gente esté pensando en el gobierno para hacer o no hacer un negocio. Hoy los precios de los productos, de la carne sobre todo, están muy bien. Creo que la forestación también paga buenos precios. Los granos van a rendir mucho, tendremos una muy buena zafra de verano, con precios bastante bajos.
Todos esperábamos una soja a por lo menos US$ 400 por tonelada, pero no estamos llegando, y difícilmente en zafra se llegue a ese precio, aunque hay mucha variabilidad con las medidas del gobierno de Donald Trump, que son muy imprevisibles.
Pero no creo que los productores estén pensando en que ahora, como el gobierno es del Frente Amplio, van a dejar de hacer negocios. Al menos nosotros, internamente, no lo sentimos así. Tal vez desde afuera se vea distinto.
Uno va a las sociedades fomento, a las cooperativas, a Prolesa, a las barracas, a diferentes reuniones, y nadie está diciendo que va a cambiar o esperar por el nuevo gobierno. Al contrario, todos pensamos en seguir invirtiendo, si podemos. De la plata que va a dejar esta zafra de verano, seguramente muchísima vaya a pagar cuentas anteriores.
No nos olvidemos que todavía tenemos los problemas de la seca. Hay mucha gente con deudas atrasadas, de hace un año o un año y medio. Recuerdo que en la seca me preguntaban cómo se arreglaba el tema financiero, y solamente se arregla con tiempo, y ese tiempo es el que está transcurriendo ahora. Y seguramente nos lleve más de una zafra o dos, porque no todo se arregla.
Pero la verdad es que si queda un campo libre hay 10 interesados en arrendarlo. Si vas a un remate de herramientas hay gente comprando.
Este golpe tan grande de los fondos ganaderos, que fueron una catástrofe para la gente, para los inversores, sin embargo la carne vale mucho, se está exportando todo. El ganado está empezando a faltar, hay frigoríficos que llegaron a precios de US$ 4,50 o US$ 4,60 (por kilo de novillo a la carne) y no saben dónde va a parar esto. Llega un momento en que todo tiene un equilibrio.
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El productor Darío Jorcín analizó que el futuro de la lechería será “con tambos cada vez más grandes”
¿Cómo afecta el valor del dólar?
En los últimos días se quedó. Siempre en la oposición se habla del atraso cambiario y de las soluciones, pero cuando se llega al gobierno todo sigue igual, porque tenemos un déficit fiscal importante, porque la inflación no queremos que se escape, y si se dispara el dólar puede acarrear inflación.
Uruguay está muy dolarizado. Cualquier persona, mis hijos, mis sobrinos, el vecino, todos hablamos en dólares, y por eso se considera que es bueno que el dólar no tenga grandes saltos, por eso todo gobernante intenta mantenerlo, o que las variaciones sean pequeñas.
¿Cree que es bueno o malo que no haya grandes cambios con el nuevo gobierno?
Tengo 65 años y seguramente no tenga la misma visión que alguien de 28 años. Cuando era joven quería más cambios, de mayor calidad y que los saltos fueran más grandes, o pasos más rápidos. Hoy, a los 65 años, creo que la estabilidad es buena. Es bueno ir despacito y constante.
Soy un afortunado de la vida. No me creo nada especial, pero sí creo que soy afortunado, porque tengo una buena vida, salud y una familia integrada. Por eso creo que es bueno que haya cierta estabilidad.
Por supuesto que el país tiene unos desafíos enormes, una población avejentada, también tenemos problemas en educación, temas sociales, de gente que no puede integrarse a la sociedad como uno la ve, y esos problemas sociales te pegan, más aquí o más allá. Todos estos son desafíos enormes para el Uruguay, a los que hay que hincarle mucho el diente. Creo que este gobierno le presta mucha atención a ese tipo de cosas.
En el aspecto productivo, los productores hemos dado muchísimas pruebas de que sabemos producir, que cada vez producimos más. Lo vemos en el arroz, que tiene excelente productividad y de excelente calidad. En la carne también. En la lechería tenemos productos muy buenos.
Al productor hay que dejarlo trabajar. No correrlo con demasiadas regulaciones, sino que tengamos regulaciones eficientes. Tenemos suficientes pruebas de que podemos salir adelante.
Pero hay un tema social atrás, esto no se hace individualmente. Y es el gobierno el responsable de que socialmente no nos caigamos, porque tenemos una sociedad que no es la misma que en la década de 1950, como dicen nuestros mayores, cuando estábamos un poco mejor. Así que se debe poner hincapié en la educación y en la sociedad. Me parece que eso es lo más importante.