Uno de los focos de atención en ese sentido es el cultivo de soja, que es el principal rubro agrícola de Uruguay, pero también la alicaída producción ovina y la pérdida de tambos en la lechería.
En ese contexto, la directora de Opypa consideró que Uruguay tiene una “cierta cultura de aseguramiento en algunos rubros”, como “mayoritariamente en la granja y sobre algunos riegos climáticos”, pero “no la tiene sobre los más importantes que son la sequía y los excesos hídricos y sobre todo en la ganadería”. “Ahí no hay herramientas de seguro”, sostuvo.
Por ese motivo, técnicos de Opypa se dedican hace tiempo a ir “refinando posibilidades de acción de política en esto que parece que puede ser algo importante”.
Asesorar y dar soporte
La función de esa repartición ministerial es la de “contribuir al diseño, implementación y evaluación de políticas públicas” para los sectores agropecuario, agroindustrial y pesquero, con el objetivo de “generar condiciones para el desarrollo sostenible” de estos sectores.
Además, a Opypa le compete la tarea de “asesorar a las autoridades ministeriales en la formulación de políticas públicas” para los sectores agropecuario, agroindustrial y pesquero, “dar soporte a las unidades ejecutoras y articular acciones de política con las institucionalidad agropecuaria ampliada y con otros ministerios”, según el sitio web oficial del MGAP.
Indica que esta función se realiza con el objetivo de “facilitar la inversión, el desarrollo tecnológico, la innovación y las sostenibilidad ambiental de las cadenas agroindustriales”.
Otro tema destacado por Durán es la “inserción internacional”, que es “uno de los pilares estratégicos en los que el país tiene que mejorar y reforzar”, “ampliar horizontes en términos de mercados y de productos”, para ir “sofisticando la oferta” y continuar en la tarea de alcanzar el acceso a los mercados “más exigentes” y “más exóticos”.
La titular de Opypa hizo hincapié en la posibilidad de “exportar subproductos”, cuya valorización “termine haciendo rentable al conjunto de una cadena” productiva.
“Sería clave lograr la habilitación de mercados” para colocar las “garras” de los pollos u otros subproductos, y de esa manera llegar a “contribuir” a la producción avícola, mencionó a modo de ejemplo.
Al evaluar el estado actual de las políticas, su aplicación y la implementación de medidas, esta jerarca del Ministerio de Ganadería sostuvo que “falta mucho por hacer” en varios aspectos de la competitividad del agro.
Esto se vincula con un eslabón que no corresponde a la órbita del MGAP, que es la “logística”, pensando en la necesidad de “reducir los costos internos y hacerla más eficiente”, dijo.
Con el objetivo de lograr que “el costo de sacar un producto de la chacra hasta el puerto no cueste lo mismo que llevarlo del puerto hasta el mercado de destino”, advirtió.
Y sugirió que hay “políticas que son transversales y de largo aliento”, cuyos “resultados no se ven en uno o dos años”, por lo que “en cada administración requieren una mejora”.
Codo a codo
Por otra parte, la directora de esta oficina del MGAP adelantó a Agro de Búsqueda que están “trabajando codo a codo” con los ministerios de Economía, de Industria y de Ambiente para “mejorar herramientas” que ya existen, como la Ley de Inversiones, para que “los incentivos estén más direccionados a estimular la inversión en tecnología”, lo que a su vez permitiría “mejorar la productividad”.
La “clave” es que “los incentivos estén alineados y que la articulación institucional funcione”, para que “la política pública sea un potenciador” del incremento de la productividad de los sectores del agro, enfatizó.
Al respecto, en el marco de la inauguración de la cosecha de cebada, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, anunció la decisión del gobierno de “otorgar beneficios” fiscales para las inversiones agrícolas en el encalado de suelos, como parte del esquema de la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (Comap).
Durán sostuvo que el diseño de políticas tiene el propósito de ver “cómo contribuir a que el agro sea un dinamizador de la actividad económica, que es como la preocupación macro más general que tenemos en Uruguay”.
Y en ese sentido aludió al “famoso 1% a 1,4% de crecimiento económico per cápita”, que se precisa incrementar y para eso considerar al sector agropecuario, en términos generales, las cadenas agroindustriales o las redes basadas en la agroindustria, en la manera de poder contribuir, planteó.
La directora de Opypa destacó la importancia de tener en cuenta que “no es solamente crecimiento productivo y económico, sino que necesitan justamente balancear otras cosas”, como lo social y lo ambiental.
A veces lo del precio de la tierra, que “es un hecho, que el encarecimiento puede ser un factor expulsor de algunos productores que no logran la productividad suficiente como para poder pagar rentas en la tierra que sean tan altas”, advirtió.
Dijo: “lo que siempre proponemos de Opypa es trabajar con políticas públicas adecuadas, oportunas, y sobre todo sobre la base de la coordinación de las políticas públicas, no solamente con la economía, sino sobre todo articulando con los otros actores”.
Otro enfoque es analizar “cómo el agro puede seguir creciendo, pero a la vez cuidando el ambiente y cuidando los aspectos sociales”, recalcó.
Señaló que es necesario “tratar que el Estado esté presente donde tiene que estar, no esté presente donde representa una pérdida de productividad o de eficiencia”, o sea, “quitar un poco la limitación que trajo ahora básicamente el Ministerio de Economía y varias de los oficinas de la nueva administración, que plantean cómo mejorar esta micropérdidas de competitividad que hay en todas las cadenas”.
Respecto a la presión sobre los recursos naturales para producir, Durán comentó que eso “es resultado del aumento de la demanda internacional de alimentos y de fibras, y no prevemos que eso vaya a ceder o a revertirse, sino al contrario”.
“En el mundo hay poca superficie agrícola, que cada vez se ve más limitada, y la presión sobre los recursos naturales va a seguir”, dijo.