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    Resultado económico de la cría sería de US$ 47/ha, 133% superior al obtenido en la sequía, estimó Apeo

    El consultor Diego Varalla destacó la incorporación de tecnología en los últimos 50 años en Uruguay, que permitió aumentar el número de vacas entoradas por hectárea, el porcentaje de marcación y los pesos de los rodeos

    Redactor Agro de Búsqueda

    El resultado económico estimado para los sistemas criadores de Uruguay en 2023-2024 sería de US$ 47 por hectárea, según la consultora Apeo. Hubo un incremento de 130% comparado con los US$ 20 por hectárea del año pasado. En 2021-2022, cuando hubo precios altos por los ganados, el resultado fue de US$ 104 por hectárea (ver cuadro).

    El consultor Diego Varalla, director de Apeo, participó del XXII Taller de diagnósticos de gestación vacuna, organizado por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), en Treinta y Tres (ver página 3), donde analizó los resultados físicos y económicos de la cría. Su presentación consideró a un sistema criador tipo, con 80% de preñez, vaquillonas entoradas a los 2 años de edad y 150 kilos de destete.

    Varalla comentó a Agro de Búsqueda que en el resultado económico de las empresas criadoras en 2023-2024 influyó el peso de los terneros, que se incrementó 20% frente al año anterior, gracias al “muy buen verano”. Mientras que el precio de la categoría aumentó 10% con respecto al otoño pasado.

    “Cuando multiplicamos peso por precio, vemos un incremento muy significativo del valor por ternero, que aumenta el producto bruto de las empresas; pero por otro lado nacieron menos terneros, que son producto de la preñez del verano 2022-2023”, señaló.

    Varalla indicó que se generó más producto bruto por peso y por precio, menos producto bruto por cantidad de terneros, y a su vez los sistemas criadores tuvieron menos costos este año, porque “el verano fue espectacular” y se utilizaron menos raciones de destete precoz y suplementos.

    Según Apeo, el producto bruto pasó de US$ 131 a US$ 151 por hectárea, mejoró 15%; y los costos bajaron de US$ 111 a US$ 104 por hectárea.

    Cuadro APEO.jpg

    Pero además del resultado operativo, que es el resultado de capital, señaló que hay un resultado por tenencia, que equivale a la valorización del activo que está sobre la tierra, en este caso la hacienda.

    El consultor evaluó el peso de los ganados desde 1976 y lo multiplicó por el precio de cada año. Las vacas de cría, las vacas de invernada, las vaquillonas, terneros y terneras del rodeo uruguayo –sin considerar a los novillos– valen unos US$ 4.500 millones, cifra que se incrementó US$ 180.000 por año, que equivale a una tasa del 7% anual. “Esto se explica por un aumento del número de cabezas, porque van aumentando los pesos de los ganados, y porque se va valorizando el producto”, dijo.

    Varalla explicó que el resultado económico de la cría se determina en función de las tecnologías adoptadas. Sostuvo que hay un mejor resultado económico si se preñan más vacas y si se recrían mejor las terneras para entorar hembras más jóvenes. “Siempre vale la pena preñar y recriar bien, a no preñar y tener más vacas de invernada para vender”, aseguró.

    Vacas entoradas

    El director de Apeo indicó que la variable más determinante de los sistemas criadores en Uruguay es el número de vacas entoradas por hectárea. “A más vacas entoradas por hectárea hay un mejor resultado económico, siempre y cuando no afectemos los resultados de preñez, peso al destete y edad al primer entore”, explicó.

    A propósito, destacó que Uruguay ha venido aumentando de manera significativa su número de vacas entoradas por hectárea. Señaló que entre 1976 y 1990 se entoraban 0,20 vacas por hectárea en el país; de 1990 a 2010 eran 0,28; y de 2010 a la actualidad la cría se estabilizó en una meseta de 0,34.

    Sostuvo que ese incremento responde al aumento de las vacas de cría, y a la disminución del área de campo natural y de campo natural mejorado, que es el recurso donde se desarrolla la cría.

    “Un sistema criador duro y puro, eficiente, entora al menos 0,55 vacas por hectárea, es decir que se puede seguir mejorando”, afirmó. Y planteó que “una de las cosas que hay que hacer es mejorar la eficiencia de la recría y la invernada de machos y hembras”, porque “hay muchos novillos que todavía se siguen pastoreando a campo natural”.

    Agregó que, en la medida que siga aumentando el área de pasturas y mejorando la eficiencia en la tasa de extracción en las fases de recría a invernada bajará la edad de faena, y habrá menos cabezas de recría e invernada en campo natural. “Eso le va a generar más espacio a la cría para crecer y vamos a tener más vacas entoradas por hectárea”, sostuvo.

    Precio de la vaca

    La segunda variable que determina el resultado de la cría es el valor de la vaca gorda o de invernada. “Desde 1990 a la actualidad Uruguay aumentó mucho el peso de la vaca. Según INAC (Instituto Nacional de Carnes), en 1990 una vaca gorda pesaba 400 kilos y hoy pesa 465 kilos. Eso responde a un mayor producto bruto de los sistemas criadores”, señaló.

    Explicó que “el 65% de los kilos que vende una empresa criadora son de vacas”. Por lo tanto, las variaciones de precio y peso de ese 65% se van a reflejar mucho en el resultado económico de la cría, más que el ternero, que representa el 35% de los kilos de una canasta vendedora de una empresa criadora.

    Pero Varalla advirtió que no es bueno tener vacas de gran tamaño, porque eso afectaría la cantidad de vacas por hectárea. “Si nos vamos a frames (tamaños) muy grandes, con pesos de carcasa muy altos, seguramente nuestras vacas de cría también serán muy grandes, tendremos menos vacas entoradas por hectárea y eso va a repercutir en el resultado económico”, detalló.

    Marcación de terneros

    Entre el diagnóstico de gestación y la marcación se pierde entre 10% y 12% de los terneros. La marcación es la tercera variable de sensibilidad en el resultado de la cría.

    Varalla indicó que en los últimos 50 años hubo una primera etapa con mucha variabilidad en el resultado de marcación, con ciclos donde en un año se marcó mucho y en el otro se marcó poco. Esos ciclos se rompieron en 1995 y las tasas de preñez y de marcación empezaron a subir de manera constante hasta 2010. La marcación de 2010 fue producto de la sequía de 2008-2009, y desde 2010 hasta la actualidad hubo una meseta de 67% en promedio.

    También destacó que es importante considerar que se establecieron mínimos de marcación, que también fueron subiendo. De 1976 a 1995 el mínimo fue 50%; de 1995 a 2010 fue 58%; y desde 2010 hasta la actualidad el mínimo se ubicó 64%.

    Precio del ternero

    La cuarta variable del ranking es el precio del ternero. Varalla destacó que en Uruguay existe una transferencia de precios “casi perfecta”, en referencia a la correlación entre el valor de la tonelada de carne bovina exportada y el precio del novillo gordo; entre el novillo gordo y el ternero; y también entre el precio de la vaca y la ternera.

    “En el largo plazo eso funciona, aunque en el corto plazo puede haber alteraciones”, dijo. Reconoció que en el precio del ternero también influye la demanda de la exportación de ganado en pie, que en ciertos años puede hacer que los terneros se paguen por encima de las relaciones de precios.

    Sobre lo ocurrido en este ejercicio, analizó que el año pasado “tuvimos unas praderas y verdeos exuberantes”, que hicieron que aumente la demanda de ganado y eso elevó el precio del ternero. “Puede haber coyunturas internas que rompan la correlación, pero en el mediano y largo plazo sigue operando esa transferencia de precios”, dijo.

    El consultor consideró que el ganadero “tiene que tener un foco de mediano y largo plazo”. Sostuvo que la ganadería “no es un negocio para armar y desarmar rápidamente, o para entrar y salir en períodos cortos de tiempo, porque las coyunturas pueden hacer que estemos en desequilibrios de precios y eso lo torna muy riesgoso”. Pero “si uno tiene el recaudo de mirar el negocio a mediano y largo plazo, es un negocio extremadamente seguro, considerando esas transferencias de precios”, afirmó.

    Sistemas más eficientes

    Varalla señaló que un sistema de ciclo completo tradicional de Uruguay vende novillos de 3 o 4 años, engordados a campo natural, pero las relaciones de precios muestran que “las invernadas de novillos de 4 años tienen menor resultado económico que la cría con entore a los 2 años y 150 kilos de destete”, remarcó.

    Por lo tanto, “lo que marca la lógica del stock uruguayo es que las vacas de cría suplanten a esa invernada ineficiente, de novillos viejos, porque es mejor negocio ser criador que un invernador ineficiente”, sostuvo.

    Agregó que el resultado económico de la cría está al nivel de una invernada de novillos de 3 años. “Para hacer una invernada menor a 3 años necesitas pasturas, y ahí la cría ya no compite. En otros años esto no era así, pero las relaciones de precios actuales marcan que dentro del campo natural la cría bien hecha tiene mejor retorno económico que las invernadas ineficientes”, explicó el consultor.

    En resumen, Varalla describió que en los últimos 50 años el número de vacas de cría aumentó, el área de campo natural bajó y en consecuencia el número de vacas entoradas por hectárea aumentó. A su vez, el porcentaje de marcación creció, se estabilizó y además subieron los mínimos. También aumentaron los pesos de los rodeos y de la vaca gorda. Y todo esto responde a una mayor adopción de tecnología.

    “Vemos que hay un montón de indicadores positivos de la cría en los últimos 50 años en Uruguay, que vienen ocurriendo sistemáticamente, a un paso lento; capaz que año a año no lo percibimos, pero en el cúmulo de años vemos que ha evolucionado”, destacó.

    Desafíos de la cría

    Por último, Varalla enumeró los desafíos que tiene la cría. Analizó que en 50 años bajó el área de campo natural porque aumentó el área forestada, de verdeos y praderas y de cultivos de secano. El área forestal llegó a 1 millón de hectáreas, y el consultor señaló que con 25 metros cúbicos de producción forestal, a US$ 25 el metro cúbico pago al productor, se genera un producto bruto y un margen superior al de la cría. Por lo tanto, consideró que “tiene cierta lógica que las empresas y los productores hayan decidido incorporar 1 millón de hectáreas de árboles a sus sistemas de producción”.

    Por otra parte, el área de praderas y verdeos pasó en 50 años de 500.000 a 2 millones de hectáreas, porque “los negocios de recría e invernada en pasturas son muy superiores al de la cría a campo natural”.

    Y en cultivos de secano se pasó de 200.000 hectáreas a 1,3 millones de hectáreas. “Un negocio agrícola con una intensidad de 1,3 cultivos por año, como tiene actualmente Uruguay, genera mucho más producto bruto y margen que la cría”, indicó Varalla.

    “Todo esto responde a una lógica económica de mayor ingreso”, dijo. Y agregó que “lo otro que hay que preguntarse es si Uruguay tiene potencial para seguir creciendo”.

    Analizó que el país tiene 3,5 millones de hectáreas de prioridad forestal, que a una eficiencia de uso del 50% o 60% serían 1,6 millones o 1,8 millones de hectáreas forestales. Por lo tanto, queda espacio para que la forestación siga creciendo y esa es una amenaza para la cría”, advirtió.

    También señaló que Uruguay “tiene la posibilidad de mejorar 10% o 12% en uso del suelo en agricultura y pasturas, y eso significa que es posible que en el correr del tiempo siga pasando área de campo natural a agricultura y a pasturas”.

    Señaló que el noreste “tiene un potencial agroecológico muy grande para hacer agricultura y pasturas” y que actualmente no se hace por infraestructura y distancia de los puertos, “pero dentro de 50 años eso va a estar solucionado”, consideró.

    Concluyó que si se preñara el 80% de todo el rodeo de cría de Uruguay, de manera estructural, se podrían producir 3 millones de terneros. Y si se exportaran 300.000 animales en pie, quedarían 2,7 millones para faena, y eso es más que los 2,3 millones que estamos faenando.

    Creo que las herramientas para poder preñar 80% de manera estructural en Uruguay las tenemos. Si seguimos adoptando tecnología al ritmo que venimos, vamos a producir más terneros.