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    La SAD en Rampla Juniors avanza mientras su principal inversor levanta sospechas en Argentina

    Tres clubes del fútbol argentino esperan pagos millonarios del empresario estadounidense Foster Gillett, que en enero acordó gestionar Rampla por 30 años

    Rampla Juniors es uno de los clubes más tradicionales del fútbol uruguayo. Campeón de Primera División en 1927, vivió sus mejores momentos en la primera mitad del siglo XX, lo que le permitió forjar una identidad particular y una conexión muy profunda con el barrio del Cerro. Su rica historia inicial y el sentimiento de su hinchada fueron claves para que un empresario estadounidense decidiera comprar el club y transformarlo en una sociedad anónima deportiva (SAD).

    Se trata de Foster Gillett, que forma parte de una familia multimillonaria con experiencia en la gestión de instituciones deportivas. Su padre, George, forjó una carrera en la industria del marketing, los medios de comunicación y el entretenimiento y en la década del 2000 llevó adelante una polémica gestión en el Liverpool F.C. de Inglaterra. Gillett hijo formó parte de aquella aventura, que pese a la controversia despertó su interés por la administración deportiva: fundó un grupo inversor bajo su propio nombre con el objetivo de adquirir clubes deportivos.

    El 13 de enero, el Grupo Foster Gillett oficializó la gestión durante 30 años del fútbol de Rampla Juniors. La administración supone hacerse cargo del plantel profesional del club y de las categorías séptima, sexta, quinta, cuarta y tercera de sus divisiones inferiores. Desde entonces el inversor entregó US$ 1 millón para que el club contrate nuevos gerentes, entrenadores y refuerzos, la mayoría argentinos, con el objetivo de ascender a Primera División tras el descenso en la temporada 2024.

    A medida que el equipo se prepara para el comienzo del torneo —juega este sábado 8 ante Colón por la primera fecha— en Argentina se suman reclamos sobre Gillett, acusándolo de no cumplir con pagos millonarios a los que se comprometió. En Uruguay, los integrantes locales del grupo inversor están al tanto de estos problemas, pero señalan que no afectan el proceso de la nueva SAD que se constituyó en Rampla Juniors.

    “Son dos inversiones distintas, y acá el nivel de inversión es bastante menor al nivel de inversión que ha planteado el grupo en Argentina”, dijo a Búsqueda Gastón Tealdi, presidente de la sociedad anónima deportiva. “En Rampla no había nada, ni pelotas ni conos para entrenar ni para pagarles el sueldo a los funcionarios. Se comenzó prácticamente de los escombros. La inyección de US$ 1 millón ya es suficiente para la preparación y el comienzo de la temporada”, añadió.

    Tealdi fue vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) entre 2019 y 2023 como parte de un consejo ejecutivo que promovió la llegada de fondos privados para administrar clubes profesionales en Uruguay. En ese cargo conoció a Guillermo Tofoni, empresario argentino que es agente oficial de la FIFA, puesto desde el cual organizó varios partidos amistosos para la selección uruguaya. Tofoni es también el representante de Gillett en la región. En noviembre, durante la final de la Copa Libertadores de 2024 en Buenos Aires, le presentó a Gillett a Tealdi. Para ese entonces el estadounidense ya tenía decidido invertir en Uruguay y buscaba un club con cierta historia y arraigo popular.

    “Lo que quería era una institución con pertenencia, con identidad geográfica, con una hinchada que fuera importante. La opción que le pareció más indicada era Rampla Juniors”, afirmó Tealdi, quien se encargó de adquirir una SAD ya existente pero inactiva —Soriano Fútbol Club— para utilizarla en la compra de Rampla Juniors. En diciembre en la asamblea general del club se aceptó la propuesta y el 13 de enero la directiva oficializó que la sociedad anónima gestionará el activo del fútbol del club durante 30 años. La parte social y el resto de las disciplinas continúan en control de la asociación civil Rampla Juniors.

    “Reiteramos nuestro compromiso con la transparencia y el cumplimiento de los procedimientos administrativos requeridos para garantizar el éxito de esta cesión”, informó la comisión directiva en un comunicado de prensa. El acuerdo establece que Gillett saldará un pasivo de US$ 7 millones que incluye deudas con la AUF, cuerpos técnicos y futbolistas y se encargará a partir de 2025 de toda la estructura futbolística del club. El grupo prevé además construir un centro de alto rendimiento —que quedará bajo su propiedad— y buscará adquirir el predio donde se ubica el Estadio Olímpico para realizar algunas reformas y dejarlo luego a nombre del club.

    Por el momento Gillett depositó US$ 1 millón, que habilitó la compra de insumos deportivos y la conformación de un plantel con figuras de relieve para Rampla Juniors y la Segunda División. El nuevo entrenador es el argentino Leandro Somoza, quien fue ayudante de campo de Miguel Ángel Russo entre 2019 y 2021 y quien en su país dirigió a Rosario Central; el fichaje más resonante es el de otro argentino, Julio Buffarrini, un lateral de 39 años con pasado en Boca Juniors, Independiente de Avellaneda y San Lorenzo de Almagro.

    ¿Cuál es la situación de Gillett en el fútbol argentino?

    El Grupo Foster Gillett desembarcó en el Río de la Plata con el propósito principal de abrir la entrada de privados en el fútbol de Argentina. Como la legislación de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) aún prohíbe el establecimiento de sociedades anónimas deportivas, Gillett también ancló una parte de su negocio en Uruguay, donde el sistema y la legislación para las SAD funcionan desde hace más de 24 años.

    Al igual que otros grupos inversores, el mayor interés del empresario estadounidense radica en la formación de futbolistas propios en Rampla Juniors, que luego puedan ser vendidos al extranjero y le reporten ingresos a su sociedad anónima. “Si se hace el análisis del valor económico de los jugadores en relación con la población, Uruguay está primero en el mundo”, argumentó Tealdi. En agosto, entrevistado por La Nación, Gillett explicó su motivación para aterrizar en Argentina: “El mundo tiene acceso a jugadores argentinos demasiado jóvenes a un precio demasiado bajo. El hecho de que los europeos compren a un joven argentino y luego lo vendan por dos o tres veces el dinero que el club argentino obtuvo es una calamidad para el club formador en múltiples frentes”.

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    Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes de La Plata, al presentar como refuerzo a Cristian Medina, futbolista que compró Foster Gillett

    Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes de La Plata, al presentar como refuerzo a Cristian Medina, futbolista que compró Foster Gillett

    Meses después, Gillett, de 50 años, cerró un acuerdo con Estudiantes de La Plata para avalar el ingreso de fondos privados al club sin infringir las normas de la AFA. Actualmente, en Argentina el gobierno de Javier Milei elaboró un decreto que habilita a las SAD, pero la AFA presentó un amparo y el decreto presidencial quedó suspendido a la espera de una decisión final de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

    Con el presidente de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón, el Grupo Foster Gillett pactó una inversión por 30 años para distintos rubros: incorporación de jugadores al plantel principal, desarrollo de las divisiones inferiores, infraestructura y fortalecimiento de otras disciplinas deportivas. El contrato no afecta al estatuto del club ni compromete patrimonios como el estadio, el colegio y el country de entrenamiento y concentración, que continúan como propiedad de Estudiantes de La Plata.

    Se trata de un preacuerdo que, para oficializarse, debe ser aprobado en una asamblea extraordinaria programada para este mes. El acuerdo establece una inversión base de US$ 160 millones. Aunque ese monto no tenía un plazo de tiempo definido para desembolsarse, Estudiantes de La Plata esperaba un préstamo inicial de US$ 9,6 millones por parte de Gillett para comenzar la temporada 2025. El dinero aún no se pagó y en medios de comunicación de Argentina comenzaron a reportarse sospechas de maniobras irregulares del grupo inversor.

    Los antecedentes de la familia Gillett en el fútbol no son exitosos. En 2007 su padre, George, junto con un socio compraron el Liverpool F.C. de Inglaterra. Gillett hijo ocupó distintos roles ejecutivos dentro de la institución, pero la administración duró apenas hasta 2010, cuando los propietarios vendieron su participación en el club asediados ante críticas por endeudamiento, escasa inversión, promesas incumplidas en la renovación del estadio, falta de interés en la opinión de los hinchas y desconocimiento de la historia y la cultura de la institución.

    Frente a rumores de estafa por parte del Grupo Foster Gillett, Tofoni aclaró las causas del préstamo impago a Estudiantes de La Plata. “Parte de la prensa mal informa. Estudiantes demoró la asamblea extraordinaria. Al no haber asamblea, Foster tenía cero obligación de invertir en Estudiantes”, indicó en una entrevista con el medio Beo Sports. Sostuvo además que el estadounidense sí respaldó económicamente al club, de manera indirecta, al ingresarle activos por alrededor de US$ 20 millones como gesto de buena voluntad. “Esta construcción de confianza está generada por hechos, señales, por gestos para decir ‘vamos en serio’”, apuntó.

    Tofoni se refiere a las incorporaciones en Estudiantes de La Plata de dos futbolistas de peso: Facundo Farías y Cristian Medina.

    Farías es un atacante de 22 años formado en Colón de Santa Fe y transferido en 2023 al Inter Miami C.F. de Estados Unidos. En enero, Gillett compró el 70% de su pase a cambio de US$ 4,5 millones.

    Medina, de 22 años, es un volante surgido en Boca Juniors con convocatorias a selecciones argentinas juveniles. En un contexto normal, Boca Juniors, donde era titular, lo hubiera transferido a un club económicamente más poderoso. Sin embargo, en enero recayó en Estudiantes de La Plata luego de que Gillett cancelara la cláusula de rescisión con Boca Juniors al comprar su ficha por US$ 15 millones. La operación fue polémica: originalmente Boca Juniors devolvió a Gillett los US$ 15 millones, ya que fueron transferidos desde una cuenta bancaria personal, lo que, según el club, infringía el artículo 18 del Reglamento de la FIFA sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores. Ese artículo prohíbe que terceros intervengan en la adquisición de los derechos de un futbolista profesional al ordenar que “ningún club o jugador podrá firmar un contrato con un tercero que le otorgue el derecho de participar, total o parcialmente, en el valor de un futuro traspaso de un jugador, ni otorgar derechos relacionados con futuros fichajes o el valor de estos”.

    Más allá del préstamo para Estudiantes de La Plata y de la diferencia normativa que tuvo con Boca Juniors, Gillett entró en conflicto con otras dos instituciones de peso en Argentina. A mediados de 2024, River Plate adquirió al volante Rodrigo Villagra de Talleres de Córdoba por US$ 10 millones. A inicios de año, Villagra, de 24 años, presentó a River Plate una carta que incluía la intensión de compra de su ficha por parte del Grupo Foster Gillett, manifestaba su decisión de abandonar el club y solicitaba un permiso para entrenarse por su cuenta mientras la operación se concretaba y Gillett definía la institución donde iba a jugar la temporada 2025.

    Sin embargo, los US$ 11,5 millones que el estadounidense se comprometió a pagar por Villagra nunca llegaron a River Plate. El futbolista pasó casi dos meses sin realizar la pretemporada con el club ni jugar oficialmente. Esta semana River Plate informó que canceló el compromiso con Gillett y avanzó en la venta de Villagra —de club a club— al CSKA Moscú, de Rusia, por US$ 4 millones por el 50% del pase. “Quedamos en una situación atípica, injusta y rara. No fue una buena carta de presentación de Gillett. Es poco presentable el manejo que han hecho. Las cuestiones están a la vista y exceden a River. Evaluaremos los pasos a seguir”, afirmó Stefano Di Carlo, secretario general de River Plate, el domingo en TNT Sports.

    Una situación casi idéntica se dio con Valentín Gómez, defensor de 21 años de Vélez Sarsfield y miembro de selecciones juveniles argentinas. Gómez fue una de las estrellas del último torneo argentino de Primera División, obtenido por Vélez Sarsfield en diciembre. En enero alcanzó un acuerdo con el club por el cual Gillett iba a depositar US$ 8,5 millones para ejecutar su cláusula de rescisión, quedarse con su ficha y transferirlo al Udinese de Italia. Como con River Plate, el dinero nunca llegó. Tras entrenarse por su cuenta durante semanas, Gómez volvió esta semana a Vélez Sarsfield para integrarse de nuevo al primer equipo.

    “Se estableció como fecha tope para que se realice el pago el 28 de enero, caso contrario los acuerdos perderían vigencia. En virtud de que no fue realizado en esa fecha, el límite se fue extendiendo, deseo expreso del jugador y su entorno, bajo la promesa de que se obtendrían los fondos a la brevedad y que los pagos se harían. Durante este período el club realizó contactos y gestiones con el Grupo Gillett, a pedido del jugador, para lograr que la operación pudiera concretarse y se cumplieran los compromisos asumidos. Luego de sucesivas prórrogas sin haber recibido el pago, el club dio por caída y finalizada la operación. Se le comunicó al jugador que regrese al país para ponerse a las órdenes del cuerpo técnico del primer equipo conforme su contrato laboral vigente”, informó Vélez Sarsfield en un comunicado de prensa.

    A raíz de la situación, un grupo de hinchas de Vélez Sarsfield colgó un pasacalle con la leyenda “Foster Gillett = SAD. Vélez es de los socios” enfrente a la cancha del club, el Estadio José Amalfitani, en el barrio Liniers de Buenos Aires.

    En su entrevista con Beo Sports, Tofoni argumentó que las frustradas compras de Villagra y Gómez, así como el préstamo pendiente con Estudiantes de La Plata, se deben a trabas administrativas que impiden al Grupo Foster Gillett agilidad en sus movimientos financieros. “¿Qué es lo que pasó? Foster se manda dinero desde Estados Unidos a Inglaterra para dedicar todo ese dinero al área fútbol. Pero le piden una due diligence que le está llevando más tiempo de lo habitual, por eso está demorando. Eso es todo, no hay otra cosa. No hay mala intención”.