—Eso evolucionó muy bien, ahora es una plataforma web donde se registran los dueños de los proyectos de inversión —que son empresas que están buscando financiamiento, o empresas con problemas económicos, o proyectos greenfield— por un lado, y por el otro, se registran los inversores, fondos o privados. Entonces, pueden hacer el matching; el que quiere tener información puede entrar a la plataforma para ofrecer o buscar financiamiento y los privados tienen confidencialidad.
Tenemos unos 70 proyectos de diversos sectores: tecnología, servicios, agronegocios, industria, bien variado. Y esa cantidad estuvo en los últimos años entre los 50 y 70, porque es un registro muy vivo.
—En este período de transición de gobierno, ¿percibe de parte de inversores alguna señal de incertidumbre por posibles cambios en la política económica o laboral que esté afectando?
—No hemos recibido consultas concretas por el cambio de gobierno. Uruguay históricamente se ha mantenido en esta estabilidad que nosotros promovemos, que vendemos y es real. Sí puede haber algunas preguntas puntuales, pero en lo macro no estamos olfateando nervios. Quizás algún comentario sobre si el relacionamiento con el futuro gobierno va a ser igual, más que nada por ese lado…
—¿Hay algún proyecto de inversión que pueda llegar a anunciarse en lo que resta del período?
—El forestal ha sido durante todos estos años, junto con los servicios y la tecnología, del que más se ha movido. Una empresa española tiene un proyecto en concreto para transformación mecánica de la madera, o sea, no aplicado a celulosa. Allí estamos viendo inversiones argentinas, brasileras, americanas, canadienses, europeas. Diría que hay varios proyectos en carpeta de transformación de la madera. Hace poco tuvimos algún anuncio y tenemos algún otro más que todavía no se ha anunciado, que está ahí, en las gateras.
—A nivel institucional, en este período Uruguay XXI se reestructuró, lo que implicó que trabajara con menos recursos. Durante la campaña electoral, incluido el ahora gobierno electo, plantearon fortalecerlo. ¿Qué cosas debió relegar?
—Estoy muy contento con el trabajo que hicimos. Cuando ingresé ya tenía el presupuesto asignado. El plan de actividades y el ritmo año a año es similar. Y la opinión que he recibido de los privados es que estamos en muchas cosas. Nos faltó participar de eventos o actividades promocionales del país en este tiempo, por temas presupuestales. La diferencia con el anterior (período) es que un programa de ayuda a las pequeñas y medianas empresas para participar en planes de internacionalización o actividades afuera no está más. Ha sido el reclamo de las pymes en ese rubro en particular. Iniciamos un programa nuevo, Más Comercio, para llevar el instituto al interior del país, donde no estábamos llegando.
—¿Cuántas empresas asistieron por año?
—Los números más o menos se mantienen año a año, entre unas 500 o 600 empresas pasan por acá, considerando también las de servicios. Las pymes exportadoras de bienes en total son unas 1.000 por año y una de cada tres pasan por Uruguay XXI.
Hasta setiembre, hemos asistido a 522 empresas nuevas. En todo el 2023 fueron 561. Siempre hay para crecer, pero son números interesantes y dentro de la media de las agencias de promoción de exportaciones mundiales. En materia de inversiones, más o menos la mitad de los proyectos que se terminan anunciando pasan por aquí. Los informes sectoriales que hacemos tienen 35.000 descargas. Es un número impresionante.
—¿Qué opina sobre el planteo de fortalecer el instituto?
—Como parte interesada, estoy feliz, porque valoran el lugar en el que está el instituto, que es una herramienta fundamental para el país. Quizás hay cuestiones que no son presupuestales, sino normativas. Por ejemplo, InvestChile tiene una normativa donde si un proyecto de inversión lo certifica la agencia, porque interesa, porque supera un monto determinado, va a pasar por distintas etapas de aprobación —ambiental o lo que fuere— en primer lugar. Sería una herramienta interesante y que le daría una importancia extra a la institución.
—¿Tuvo menos independencia el instituto según los lineamientos que Cancillería definió en el inicio de este gobierno? ¿Hace falta la participación de los privados?
—Fue un trabajo muy coordinado con los ministerios, embajadas y consulados. Tenemos muy buena relación con toda la directiva del Consejo de Dirección, que está presidido por Cancillería. Seguimos los lineamientos y se trabajó con mucha libertad.
Cuando asumí, ya no estaba el sector privado dentro del Consejo de Dirección; sé que ha sido un reclamo. Cuanta más gente opine sobre el trabajo del instituto, más reforzado y respaldado estará. Si bien estamos muy cerca del sector privado, no me parecería mal que volvieran al directorio.
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Daniel Rodríguez, adHOC/FOTOS
—La inversión extranjera directa (IED) cayó 31% en 2023 en comparación con 2022, según recordó un reciente informe de Uruguay XXI. ¿A qué lo atribuye y qué evolución espera?
—Estamos viendo un movimiento interesante de inversiones. Las empresas siguen apostando al país, la estabilidad sigue atrayendo.
Hasta el tercer trimestre del 2024 se llevan 77 consultas, que llamamos “oportunidades de inversión”, y de esas, 35 fueron efectivamente asistidas por el instituto. En todo el 2023, participamos en 30. O sea que venimos mejor este año.
Lo otro interesante son las reinversiones, que son flujos también constantes en Uruguay.
Hemos visto que Brasil creció en el último año como origen de inversión. Creo que en Brasil están descubriendo Uruguay. En rubros de servicios y tecnología hemos visto mucho interés en usar Uruguay como hub, porque en Brasil es más complicado exportar. Allá, desde el mindset hasta la legislación está hecha para el mercado local. Entonces vienen acá y se dan cuenta de que Uruguay está hecho para exportar.
El 85% de las inversiones que recibimos usan Uruguay como plataforma para salir, ya sea bienes o servicios. Lo otro es que se les va a venir una reforma fiscal en Brasil y ya están viendo oportunidades afuera. Los regímenes de puerto y aeropuerto libre, las zonas francas, la promoción de inversiones son condiciones que ofrecemos hace mucho, pero vas y las comentás en San Pablo y abren los ojos. Les interesa que no necesitan un socio local, que si se presentan a una licitación, van a ser tratados como locales, que pueden emitir una factura en reales, dólares o euros, la libre repatriación de capitales. Cuestiones obvias para nosotros, que en otros países no lo son.
—¿Cómo incide en atraer la IED los acuerdos como el de la Unión Europea (UE) y el Mercosur, que se haya aprobado el PCT (Tratado de Coorperación en materia de Patentes, por su sigla en inglés), o que Uruguay aspire a integrar el Transpacífico?
—Con el acuerdo con la UE esperamos más inversión europea, si bien Europa ya es el principal origen de inversión en Uruguay. Lo mismo con el Transpacífico. Todo lo que sean acuerdos comerciales nos tiene que servir. Pagamos por año más o menos unos US$ 400 millones de aranceles por ingresar nuestros bienes; un promedio del 4% de lo que exportamos son aranceles. Por eso a veces llegamos más caros, con un producto similar o un poco mejor, pero más caro. Y estamos más lejos. Cuando hacemos las presentaciones país, por supuesto presentamos los acuerdos que ya tenemos suscritos y en vigor. Pero después, en las charlas hablamos de que este es un país que está abierto a negociar con todo el mundo. De la famosa flexibilización del Mercosur, como una política de Estado, porque todos los partidos quieren negociar con todo el mundo.
—En este período, los exportadores acusaron falta de competitividad por el “atraso cambiario”. Ahora Brasil se abarató. La cifra de exportaciones a noviembre, que acumula un 14% de crecimiento respecto al 2023 —afectado por la sequía—, ¿podría haber sido mayor con un tipo de cambio más competitivo?
—Estamos hablando prácticamente de un año récord. Si no es récord, es el segundo después del 2022; son años excepcionalmente buenos en materia de exportaciones de bienes y de servicios. El tema de la competitividad y si con eso lograríamos exportar más ya es un análisis mucho más profundo. Porque si estamos exportando todo lo que estamos produciendo… Tenemos alguna empresa en particular que nos ha venido a hablar de que si pudieran bajar un poco los costos, podría exportar un poco más. Esa conversación la tenemos y la trasladamos a las autoridades competentes. Somos un nexo. Son casos muy puntuales.
Uruguay tiene mucho para seguir haciendo y creciendo. Se tiene que focalizar en dos cosas bien fundamentales: el mundo precisa energías renovables y alimentos de calidad y producidos de manera sustentable. En esas dos cuestiones Uruguay arranca esta carrera mundial de la mejor manera. En servicios lo mismo, por algo Estados Unidos es nuestro primer cliente. Busca servicios de tecnología de primer nivel y acá se los damos.
—¿Qué proyección hacen para las exportaciones en 2025, en un mundo posiblemente más proteccionista con las políticas que puede aplicar la nueva administración de Donald Trump en Estados Unidos?
—Todavía es muy temprano, pero parece que va a ser más moderado el crecimiento. En lo que es producción, Uruguay va a ser muy similar; si no tenemos ninguna sequía, podría haber un crecimiento pero no va a ser muy significativo. Puede aparecer alguna política proteccionista; el crecimiento de China, la devaluación del real, son cuestiones a analizar…
—¿En esa proyección puede incidir la política económica del próximo gobierno?, ¿qué escenario evalúa?
—Se depende de varios factores: de los precios internacionales, del clima, etcétera. Hace unos años se hablaba de cuándo íbamos a pasar la barrera de los US$ 10.000 millones de exportación; ya la pasamos un 30%. Si estos proyectos de hidrógeno verde, que son más a largo plazo se terminan concretando, puede haber un crecimiento seguro. No me siento quién para estar opinando sobre la política económica del próximo gobierno.