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    La inequidad es “la gran asignatura pendiente” de la educación y el objetivo de Ceibal es “disminuir la brecha”

    Uruguay fue “el país que menos pérdida de aprendizaje tuvo” en la pandemia “porque tenía a Ceibal”, dice Leandro Folgar, su presidente saliente

    En Uruguay, la relación entre tecnología e innovación educativa trasciende a los gobiernos de turno. Pasaron 17 años, cuatro cambios de gobierno y un cambio de coalición de partidos y el trabajo de Ceibal siguió su curso en una misma dirección: manteniendo intacto el vínculo de autonomía entre lo técnico y lo político, que se inauguró cuando Tabaré Vázquez designó a Miguel Brechner al frente.

    Hoy Ceibal es “genuinamente” un centro de innovación con tecnologías digitales al servicio de la educación, asegura a Búsqueda con orgullo Leandro Folgar, presidente de la agencia desde el 2 de marzo de 2020, a la que renunciará oficialmente este viernes 6.

    Destaca que en esta administración el escenario pandémico “reposicionó a Ceibal” en el “ecosistema” de instituciones asociadas a la enseñanza y el aprendizaje, junto con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed). La crisis provocada por el coronavirus alteró de forma notoria la presencialidad escolar, uno de los pilares esenciales del vínculo educativo, y entonces el trabajo de este centro de innvación resultó ser un “catalizador” para mantener a través de sus tecnologías y plataformas el vínculo entre docentes y estudiantes y garantizar así la continuidad de los estudios.

    Ceibal no es solo aquella organización que “enchufaba los cables y proveía las computadoras” a los alumnos, “hoy es más que una política de Estado” dirigida a disminuir “la brecha tecnológica” y de aprendizajes, sostiene Folgar, quien reconoce en las inequidades del sistema la “gran asignatura pendiente”.

    Con una maestría en Innovación, Tecnología y Educación por la Universidad de Harvard y vocación de emprendedor, Folgar integró la lista de egresados y docentes de la Universidad Católica (UCU) que tras la victoria de Luis Lacalle Pou desembarcó en el gobierno saliente. El lunes 9 asumirá como vicerrector de Innovación de la UCU, mientras al frente de Ceibal estará en forma provisoria el director de Educación del MEC, Gonzalo Baroni, hasta marzo.

    Lo que sigue es el resumen de una entrevista de Folgar con Búsqueda.

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    Leandro Folgar en las oficinas de Ceibal en Montevideo

    Leandro Folgar en las oficinas de Ceibal en Montevideo

    —Ceibal fue un buque insignia de los gobiernos del Frente Amplio con continuidad en el de Lacalle Pou y ahora en el de Yamandú Orsi. Usted tomó la posta de Brechner. ¿Cuál es su balance de gestión?

    —Ya son 17 años de acción sostenida de Ceibal, son cinco gobiernos, y esto es más que una política de Estado y una estrategia concreta de transformación digital. Nunca viví un proceso de gestión como el de aquí. Y estuvo dividido entre las expectativas de lo que se quería y lo que requirió la pandemia. Son como dos gestiones en una. Mi mayor objetivo era transformar a Ceibal de un plan tecnológico a un centro de innovación con tecnologías al servicio de las políticas educativas: que la tecnología no fuera un fin en sí misma sino un medio para lograr la mejora de calidad de aprendizajes, con más inclusión. Y ese es el mayor motivo de orgullo: poder transformar a Ceibal genuinamente en un centro de innovación con tecnologías al servicio de las políticas educativas.

    —Decía que la pandemia “partió en dos” la gestión. ¿Pero en qué medida la emergencia potenció a Ceibal como política pública?

    —Ese es un gran motivo de orgullo. La respuesta a la pandemia (se hizo) con una clara orientación a la inclusión. Esto fue la transformación de una infraestructura que estaba disponible en un medio para lograr el contacto con todo el sistema educativo. Así alcanzamos el 100% de las escuelas con conectividad de banda ancha y potenciamos el nivel de acceso de los estudiantes a CREA (plataforma de Contenidos y Recursos para la Educación y el Aprendizaje). Durante la pandemia llegamos al 99% y en pospandemia nunca bajamos del 70% de estudiantes y docentes utilizando las plataformas Ceibal. En 2024 la cobertura de CREA llegó a 479.000 estudiantes.

    —Usted dice que aquello que empezó como un proyecto de entrega de una computadora por niño mutó en una agencia innovadora para la educación. ¿Cuál es el siguiente paso?

    —Exacto, el Ceibal de hoy, comparado con el de 2019, es un animal diferente, pero no podía haber evolucionado si no hubiera pasado lo que hubo antes, sin duda. Ceibal empieza de una manera y evoluciona con lógicas muy diferentes. Hoy busca ser un promotor de la equidad tanto para la igualdad de acceso a dispositivos y a Internet como a recursos y programas, con el objetivo de disminuir la brecha de acceso a la tecnología y a los aprendizajes.

    —En Uruguay, no es usual el peso de la autonomía de lo técnico en su relación con la política no partidaria como sucede en Ceibal. ¿Puede que sea la política de Estado más consolidada en lo que va del siglo?

    —Es que Ceibal es más que una política de Estado ya. Pero el paso más importante que dio fue pasar de ser una organización más centrada en la oferta —en acercar las tecnologías que se necesitaban— a centrarse en la demanda, entender cuáles eran los problemas y cómo se podían atender con tecnologías. Así hallamos por ejemplo los problemas de inasistencia escolar luego de la pandemia. Ceibal era muy potente, muy bueno, muy lindo todo. Pero el tema era cómo estábamos logrando acelerar la innovación en el sistema educativo público, y dimos un giro copernicano de la concepción de Ceibal como centro de innovación.

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    Leandro Folgar, Yamandú Orsi y Carolina Cosse durante una recorrida en la sede de Ceibal en noviembre

    Leandro Folgar, Yamandú Orsi y Carolina Cosse durante una recorrida en la sede de Ceibal en noviembre

    —Haber acortado la brecha de acceso a Internet y a los dispositivos no es garantía de mayores habilidades digitales de los estudiantes uruguayos, según muestran evaluaciones internacionales. ¿Cree que a partir de los cambios curriculares introducidos por la ANEP habrá mejores resultados en estas áreas?

    —Ojalá. Esa es mi esperanza. Ahora tenemos el espacio curricular dedicado a esas áreas. Antes eso no existía. Aún así, el espacio curricular es condición necesaria, pero no suficiente. Hoy el 85% de las escuelas urbanas del país tienen pensamiento computacional, eso es realmente un número gigante. Pero tenemos que darle continuidad en (educación) media y ver qué pasa cuando vuelvan a medir a los estudiantes de octavo, en 2026 o 2027, para cambiar la foto actual.

    —¿Están mejor preparados los docentes para ello?

    —Más del 55% de la comunidad educativa completó las propuestas formativas de Ceibal a lo largo del quinquenio 2020-2024. En una comunidad integrada por unos 72.000 docentes, 40.000 participaron, realizando en promedio tres formaciones por persona. Pero falta…

    —Hay quienes se preguntan cómo en “el país de Ceibal” no mejoran los resultados de aprendizajes en pruebas locales e internacionales. ¿Qué responde?

    —Está claro que entregar computadoras y hacer Internet disponible a los estudiantes no necesariamente cambia el comportamiento del aprendizaje ni del docente hacia las tecnologías. Pero son dos caras de una misma moneda. Hay un paso previo cultural vinculado a la idea de “nativo digital”. Pero que un estudiante esté muy expuesto a las tecnologías digitales no implica que sepa utilizarlas a su favor. Por otro lado, revierto ese razonamiento de “el país de Ceibal”. Porque es a partir de Ceibal que Uruguay puede participar en estudios comparados con países desarrollados, y así es que se dan las posibilidades de mejora. Si no tuviéramos Ceibal, no podríamos ver estos resultados y las inequidades que hay dentro del sistema. Verlos ya es un paso hacia la equidad.

    —Pero es válido pensar que, con Ceibal, podría estar mejor posicionado y, sin embargo, parece “estancado”, según las evaluaciones externas.

    —Otra lectura es que Uruguay no cayó en esas pruebas, como también podría preverse con la pandemia. Y que la crisis no aumentó las inequidades, como pasó en otras partes del mundo. Uruguay fue el país que menos pérdida de aprendizaje tuvo porque tenía a Ceibal. Porque cambiamos la estrategia de entrega de dispositivos y de conectividad, aumentamos la capacidad de videoconferencia a números increíbles, reparamos los dispositivos a velocidades inusitadas y creamos contenidos específicos para que pudieran ser transmitidos a través de las plataformas. Todo eso permitió que Uruguay fuera de los países que antes abrió los centros educativos.

    —Sin embargo, las inequidades de los resultados de aprendizaje en el sistema educativo se mantienen. ¿Qué lectura hace de eso?

    —Es un gran debe que tenemos y es un sentimiento agridulce. Es la gran asignatura pendiente quizás ya no tanto de Ceibal, sino de todo el sistema educativo. La brecha no solo se da en el ámbito escolar, y la disparidad del hogar no la vamos a controlar desde la escuela. Ahora, por ejemplo, con inteligencia artificial las familias pueden acceder a un tutor para acompañar mejor a sus hijos en la acción educativa. Y ahí Ceibal puede brindar un servicio a las familias. No en vano, la plataforma CREA es la cuarta red social más utilizada por los adolescentes de Uruguay. Y esa es una gran oportunidad, porque dice que nuestros estudiantes pasan mucho tiempo en una red social en la que hay educadores. Eso puede ser muy valioso.

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    Luis Lacalle Pou y Leandro Folgar en el acto de 15 aniversario de Ceibal en el Auditorio del Sodre, en 2022

    Luis Lacalle Pou y Leandro Folgar en el acto de 15 aniversario de Ceibal en el Auditorio del Sodre, en 2022

    —¿En qué medida ha cambiado la interacción de Ceibal con el ecosistema educativo?

    —En este quinquenio logramos un mayor acercamiento entre la ANEP, el MEC y Ceibal. Hay un ecosistema educativo en el que Ceibal está involucrado que es más grande que la escuela, el liceo, la UTU… Pero falta. Ceibal incidió en la transformación curricular; por primera vez en su historia fue consultado como un actor pedagógico, cuando era la organización que enchufaba los cables y proveía las computadoras. Sin embargo, seguimos sin tener una estructura espejo dentro de la ANEP.

    —¿Qué quiere decir? ¿Sugiere crear una estructura de innovación dentro de la ANEP?

    —Exacto. La ANEP debería tener a uno de los integrantes del Consejo (Directivo Central, Codicen) dedicado a la innovación y a mirar qué es lo que se viene y cómo va a impactar en la educación. Si hoy Ceibal es la agencia de innovación del sistema educativo, tiene sentido que el actor fundamental en la vida cotidiana, en la acción educativa de enseñanza en las aulas, que es la ANEP, disponga de una estructura concreta que aproveche todo eso.