Ni bien pisa la vereda, Ojeda —vaqueros, camisa, termo y mate como extensión de su cuerpo; el chaleco, a resguardo en el auto— comienza la ceremonia de selfies. Como el presidente Luis Lacalle Pou, él mismo toma los celulares y las saca. La escasa ebullición electoral en el país parece concentrarse ahí: se le acercan militantes, militantes con hijos y algo más parecido a fans. Una perra shar pei llamada Amelia capta particularmente su atención. Lo espera el equipo de la 25, un grupo que se formó “de apuro” para las internas y las terminó ganando liderado por Jorge Giménez y Daniel Chirico. El sitio escogido para la presentación, una improvisada sala de conferencias en el hotel, está lleno, sobre todo de dirigentes del departamento.
Un candidato en campaña se parece a una banda en gira. Siempre hay un telonero, que en este caso son los dirigentes locales. Giménez es quien encabezará la lista “a la diputación” (posiblemente, el término electoral más repetido en todo el interior) en Rocha y tiene totalmente asimilado el discurso de su líder: dice que la lucha actual es “lo nuevo sobre lo viejo y no la izquierda sobre la derecha”, que se montó “un equipo” —sentado junto a él y Ojeda— para representar al departamento en la Cámara de Representantes y “no solo un diputado”, y se deshace en elogios sobre el plan de salud mental del programa del Partido Colorado, que “será bueno para muchos políticos”.
Acá la cosa se pone picante: “Hay un senador (sic) que se autopercibe candidato a la presidencia. Yo sé que a Andrés no le gustará este comentario… Hay que reconocer los liderazgos, tener respeto y empatía”, dice el primer candidato “a la diputación”. No nombra a Pedro Bordaberry, líder de Vamos Uruguay y la lista 10, el otro sublema colorado, en ningún momento. Tampoco hace falta. Los asistentes aplauden y asienten. Ojeda toma mate. Dirigentes de la 25 local le habían dicho a Búsqueda que el Partido Colorado había sido minado en Rocha por “victorias pírricas” del pasado reciente, en alusión a las intendencias de Adauto Puñales y “las diputaciones” de su hija, Yeanneth Puñales, que justamente respalda a Bordaberry. Chirico mencionó que en “otros sectores colorados”, los de Bordaberry y de Robert Silva (este en el mismo sublema que Ojeda, Unir para Ganar), “hay un preacuerdo” con el último intendente electo, el blanco Alejo Umpiérrez, para las departamentales de 2025.
Por eso de pueblo chico… en el interior las internas tienen otra temperatura.
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Romina Torres (Comunicación Ojeda)
Luego del telonero, sube a escena quien todos vinieron a ver. Como en una gira, el setlist suele ser el mismo y el repertorio tiene que incluir los hits. Ojeda ya tiene varios: énfasis en la “renovación” y la “unión”, que la gente saluda que llegue a la política “alguien joven, nuevo y sin mochila”, que no hay que hablar para el “micromundo intelectual” ni dar “un examen de perfección”, que lo nuevo a veces es resistido, que en un día sacó dos spots, uno de los cuales fue viralizado (el del gimnasio) y el otro (más político) no, que hay un prejuicio de que “si un candidato no es pelado y gordo es superficial”, que hay que hacer que la gente entienda la política, que si de 10 alumnos nueve pierden el examen la culpa es del profesor, que las encuestas lo ubican “a ocho o nueve puntos del Partido Nacional”, que hay un “objetivo de mínima”, que es “asegurar otro gobierno de coalición”, y que el de máxima es “liderar la coalición contra el Frente en noviembre”, el bienestar animal, la familia multiespecie, o evitar que la trilogía Carrera-Layera-Leal vuelva a pisar el Ministerio del Interior.
Esto último fue lo más aplaudido de un discurso de 45 minutos salpicado por el ruido de los altoparlantes móviles, aún el medio de publicidad más efectivo en el interior. Nueva sesión de selfies, otro mimo a Amelia, la shar pei, filmación de un saludo en croma y almuerzo en el hotel con los dirigentes de la 25. Mientras un tinglado se desarma se está armando otro, nuevamente, como en una gira.
Concentración en Treinta y Tres
De Rocha a Treinta y Tres hay unos 170 kilómetros a través de las rutas 15, 14 y 8. Hay un tramo en la 14 cuyo estado, saben bien los lugareños y los políticos de Montevideo se desayunan durante las campañas, es digno de turismo aventura. Los accesos a la capital olimareña también están en obra, así como la plaza principal. “Es año electoral”, ironiza un dirigente de Renovación Batllista, la 25 local, también ganadora en la interna del 30 de junio.
El de Hugo Lima, líder del —otra vez— “equipo” de la 25 en Treinta y Tres, es un club político con todas las letras. Es un pequeño local donde se mezclan sillas de plástico o cármica, bancos de madera y sillones; fotos de Fructuoso Rivera, José Batlle y Ordóñez y Julio María Sanguinetti; gauchos, un DJ, puesto de tortas fritas y el payaso Perico. Una heterogénea concurrencia, en edades y vestimentas, desborda el lugar. El público es más joven y más femenino que en Rocha.
En Treinta y Tres no hay siquiera ediles colorados. Lima lamenta que “por 24 votos” no logró en 2020 un escaño departamental. Como en todos lados, los dirigentes (y el payaso Perico) aseguran que con Ojeda se vive una resurrección. Que el Frente no está pisando fuerte. Que “los Manini”, que tienen campo en Treinta y Tres, están perdiendo gente con ellos. Que los blancos también. De hecho, la exedil nacionalista Claudia Ortiz, presente en el lugar, dice a Búsqueda que ella también cruzó “el mismo puente” que la exfiscal Gabriela Fossati, también por el mismo motivo: “El desencadenante fue la elección de la vice (Valeria Ripoll)”. Asegura que hay muchos como ella.
Ojeda llega a las 16.33, media hora más tarde de lo previsto, lo que obligará a que toda la actividad —selfies, conferencia de prensa, discurso de Lima y el propio— se concentre. La amplificación adentro deja que desear. La solución es atender a la prensa primero y dar los discursos después, afuera, ante casi un centenar de personas.
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Andrés Ojeda en Treinta y Tres
Romina Torres (Comunicación Ojeda)
Lima habla de conseguir las “dos bancas (asignadas a Treinta y Tres) para la coalición de gobierno” y no de “recuperar una banca para el Partido Colorado”. A Ojeda, coalicionista embanderado, le gusta tanto ese concepto que lo hace suyo. A su turno, el presidenciable resalta que “por primera vez en mucho tiempo los colorados copan la calle” en esa ciudad. Apremiado por el tiempo, vuelve a apelar a lo mejor de su repertorio: dice que Treinta y Tres merece sentirse “más querido” (un bienvenido guiño a la audiencia local), defiende su idea del Ministerio de Justicia, repite que no quiere un “diputado del interior encandilado por las luces de Montevideo”, muestra la papeleta amarilla del referéndum sobre allanamientos nocturnos y pide que la voten, enfatiza que sus prioridades son salud mental, bienestar animal y seguridad, que hay una “deuda con el pueblo en materia de seguridad”, que él quiere ser considerado “el presidente de la seguridad”, que tiene un programa de “256 páginas y 28 capítulos, elaborado por 200 técnicos”, que “casi nadie (y apunta sobre todo a los periodistas) leyó”, critica al Frente Amplio, vuelve a resaltar la identidad coalicionista (y una mujer mayor con una medalla de Luis Alberto de Herrera se acerca a saludarlo), que la lista 25 es “la única renovación posible” y que “todo lo demás” —enfatizando el todo— es “más de lo mismo”, que tiene fe y se tiene mucha fe.
Tirios y troyanos reconocen su facilidad para la retórica y un dominio de los tonos, gestos y silencios que solo pueden dar años de cámara y de abogacía. Quince minutos, ovación, más selfies y poner primera rumbo a Melo, a 110 kilómetros.
Final en Cerro Largo
Por varios motivos, el de Melo, el último del día, parece resultar el acto estrella de la jornada. Hay corresponsales de los canales privados de Montevideo prestos para salir en los informativos centrales; está el periodista Rody Silva, otrora estrella de Canal 4; está el exministro de Ganadería Carlos María Uriarte. Es en un lugar grande: un salón de fiestas con rincón infantil, globos y la gigantografía de cuerpo entero de Ojeda que —según aseguran en su entorno— ha sido pedida para cumpleaños de 15 y despedidas de soltera.
“Lo hicimos acá porque si era en mi local la otra lista se ofendía”, explica a Búsqueda Gustavo Silveira, quien encabezará “la diputación” por la 25. “La otra lista” es la 225, que también lleva a Ojeda al Senado, pero que tiene al joven Diego Varela, de 25 años, en el primer lugar de diputados. “Pensamos en meter tres filas de sillas, ¡y ahora nos quedó chico!”, dice Silveira. Hay más de 10 hileras y más de 100 personas. “Nunca vi tanta gente del Partido Nacional contenta con un colorado. Hay gente que se está dando cuenta de que hay que pensar en clave de coalición”, agrega Silveira, muy compenetrado con la causa. Eso, en Cerro Largo —el mismo departamento de El Cordobés, Arbolito y Tupambaé— es todo un mérito, subraya.
Ojeda, ahora sí con el chaleco puesto, llega 19.20. El baño de pueblo es más numeroso, con un promedio de edad más bajo y más porcentaje de mujeres aún que en las anteriores escalas. Como en Treinta y Tres, el candidato primero atiende a la prensa. Sus dardos hacia el Frente Amplio han sido fuertes y claros en todas estas semanas; los lanzados contra su rival nacionalista Álvaro Delgado, por más solapados y “amistosos” que sean, tampoco han sido escasos.
“La del Partido Colorado es la única opción con crecimiento sostenido, representamos la renovación”, dice. “La pregunta para los coalicionistas es quién es el mejor candidato para noviembre”, agrega. “El día del partido (de Uruguay) con Venezuela, él (Lacalle Pou) me contó que iba a hacer una conferencia sobre el proyecto (de la seguridad social) y me pareció perfecto”, desliza, sacando chapa de cercanía con el presidente. También pone pie en la realidad local, hablando de mercados arroceros en Centroamérica y de la realidad agropecuaria. “El petróleo nuestro es el campo, como decía (Ernesto) Talvi”, su antecesor como candidato colorado, alguien que muchos en esa colectividad preferirían olvidar. “Yo hago mucho pie en él”, lanza para la interna. Finalmente, es hora del acto.
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Andrés Ojeda en rueda de prensa en Melo
Romina Torres (Comunicación Ojeda)
“Estamos todos locos de contentos con este candidato. Principalmente las mujeres, no sé por qué será”, arranca por todo lo alto Clever Piñeyro, de la 25. Varela, más nervioso, se presenta como un embanderado de “la barra joven”. Silveira, más campechano, es un auténtico caudillo del interior, con todo lo que el folklore indica: sobre el (otra vez) “equipo de la diputación” dice que una colaboradora “no amerita presentación”, pretendido elogio que no suena bien; que Ojeda representa a la coalición de gobierno lo mismo que “un balde de agua fresca” para un “caballo cansado”; apela a historias familiares propias y de otros miembros del equipo para elogiar los planes de salud mental y adicciones propuestos por el candidato; y dice que la periodista Valeria Coronel, ahora también parte de la 25, “quedó enamorada de las ideas de Andrés”, lo que provoca hilaridad en los asistentes. Coronel, algo así como Blanca Rodríguez pero rubia, arachana y coalicionista, fue la comunicadora amenazada e insultada en julio por el alcalde blanco de Cerro de las Cuentas, Humberto Allende.
En una gira musical, los últimos recitales, cuando la banda está más aceitada, pueden ser mejores que los primeros. Pese al cansancio de Ojeda, esto también se cumple acá, donde el público parece más proclive a aplaudir todos los hits, como la deuda en la seguridad, la participación público-privada en las cárceles y el no hablar “en difícil” para caerle en gracia “al micromundo intelectual”. “Un día se me ocurrió contarles que soy de capricornio y se pudrió todo”. Risas. “Uno tiene que ilusionarse, emocionarse y pensarse hacia el futuro. Eso a los colorados nos cuesta porque somos muy racionales…, algo muy de capricornio”. Más risas. “Nuestro desafío es poder demostrar las emociones y una campaña electoral es una bomba de emociones”. Aplausos. “Estamos profundamente convencidos de que nosotros sí le ganamos a Yamandú Orsi en noviembre”, poniendo especial énfasis en el “sí”. Aplausos y ovación, por el desafío explícito y el implícito. “Me muero de ganas de tener ese debate con Orsi, a ver si banca”. Aplausos, risas y burlas. “Para bien o para mal, ¡acá adelante está lo nuevo!”. Ovación final.
“Yo estoy supercontento, se nota en el ambiente el crecimiento”, reflexiona Ojeda en diálogo con Búsqueda, a tono con lo que habla el entorno. “Desde Jorge Batlle que no nos ilusionamos así”, aventura, en medio de un nuevo baño de pueblo, de soy-blanco-pero-te-voy-a-votar, pedidos de selfies y videos en Melo. Además de nacionalistas, se le acercan cabildantes y (algo destacado por él, en Melo y en Treinta y Tres) militantes de la lista 600, la de Robert Silva, su compañero de fórmula. En ninguno de los tres lugares se arrimó gente de la 10.
Tampoco Ojeda estuvo en el lanzamiento de la lista 10, el miércoles 25, ya en Montevideo. Su equipo alegó "compromisos asumidos con anterioridad" en la B'nai B'rith y el Comité Central Israelita del Uruguay.