La ultraderecha ha ido ganado terreno en América Latina, y Uruguay parece no ser ajeno al fenómeno. En 2019 la llamada “partidocracia de consenso”, integrada por frentistas, blancos y colorados, fue “desafiada” con la irrupción de una cuarta fuerza política del país, representada por Cabildo Abierto y su líder, Guido Manini Ríos. Esta colectividad adoptó posiciones políticas “más radicales” que los partidos tradicionales, que lo ubican como una expresión de “ultraderecha uruguaya”, concluye una reciente investigación de la fundación Friedrich Ebert-Stiftung Uruguay (FES), del Partido Socialdemócrata de Alemania.
El informe uruguayo está a cargo de la politóloga Talita São Thiago Tanscheit, quien ubica a Cabildo Abierto como ejemplo de ultraderecha en el país. “La ultraderecha en Uruguay está representada por el partido Cabildo Abierto”, señala el informe. La autora describe algunos “elementos de autoritarismo y populismo” que caracterizan a la formación de Manini y entiende que “tensionan los componentes pluralistas de la democracia liberal”.
Tanto en sus primeros comicios, de 2019, como en el actual proceso electoral, el programa de Cabildo Abierto se enfoca “especialmente” en temas vinculados a “la seguridad pública” y “el conservadurismo moral”. En el programa se destaca la defensa de la “familia tradicional” en oposición a la “ideología de género”, lo cual constituye “un eje central” en las ideas y los discursos de Manini, dijo a Búsqueda São Thiago Tanscheit.
La formación de Manini suele enfatizar en “la dimensión sociocultural” de la desigualdad, con un fuerte discurso de “restauración de la autoridad”, siguió la investigadora. Observó que Cabildo Abierto contrapone la recuperación de ciertos “valores” que considera que se han perdido en los últimos años —como los de la familia y el orden— a la convergencia ideológica de todo el arco partidario en políticas de igualdad de género y derechos LGBT aprobados durante administraciones frenteamplistas. Ejemplo de esa “convergencia” son la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (2012), la Ley de Matrimonio Igualitario (2013) y la Ley Integral para Personas Trans (2018).
Por otra parte, Cabildo “también ejerce presión sobre el régimen político democrático por sus vínculos con los militares” y por “el ataque a la actuación del Estado en los juicios a los militares condenados por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura (1973-1985)”, destaca el documento titulado La ultraderecha en Uruguay: Guido Manini Ríos y Cabildo Abierto. Al cuestionar el rol del Poder Judicial en estas investigaciones, “Manini Ríos y Cabildo Abierto desafían la separación de poderes y del Estado de derecho”, dice.
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De acuerdo al informe, “el rescate del nacionalismo y el tradicionalismo que sitúan la cuestión del orden en el centro de sus ideas y discursos se alía con los elementos ideológicos de la ultraderecha”. Principalmente por esta dimensión sociocultural y política, Cabildo Abierto “presenta actitudes ambiguas respecto a la democracia, propias de la ultraderecha regional”, indicó la autora.
Académica y politóloga brasileña, São Thiago Tanscheit es profesora del Departamento de Política y Gobierno de la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile e investigadora asociada en el Laboratorio para el Estudio de la Ultraderecha (Ultra-Lab) con sede en la Universidad Católica de Chile. El objetivo del trabajo sobre Uruguay es “comprender el ascenso de la ultraderecha uruguaya a través de las ideas y los discursos” de Manini y de su partido. La investigadora trabaja ahora en la ampliación del estudio, ahondando en la dimensión socioeconómica del partido de Manini.
Manini Ríos y la “ultraderecha”
“Sensibilidad por los más frágiles y rebeldía cuando nos quieren gobernar desde afuera”. Esa es “la esencia” de la “ideología” de Cabildo Abierto, dijo semanas atrás en una entrevista con Búsqueda su conductor. Manini busca librar así a su partido de “etiquetas ideológicas”, como entiende que pretenden hacer sus críticos.
“Si quieren, como parece que hoy la derecha tiene que ir siempre con un adjetivo, (somos) extrema derecha; díganlo, igual. Porque somos radicalmente defensores de la restauración de la autoridad en este país, que es la única forma de que se vuelvan a respetar las normas de convivencia”, añadió, “como quería Artigas”.
Según explicó la autora del informe, “no importa lo que dicen los partidos o sus líderes sino lo que demuestra la evidencia empírica”, las acciones y las posturas políticas. “Nadie se va a decir de derecha radical, porque todos quieren convocar a mayorías nacionales, y si uno se dice que es de ultraderecha disminuye mucho su capacidad de convocatoria en términos políticos y electorales”, dijo, para concluir: “Cabildo Abierto es de ultraderecha; claro que dentro del contexto uruguayo, en que todo es amortiguado, atenuado”.
São Thiago Tanscheit sostuvo que el fenómeno de la ultraderecha también tiene “contornos” de acuerdo a los contextos nacionales. “Entonces lo que es de ultraderecha en Uruguay quizás no lo sea en Brasil, Argentina o Chile”, comentó a este semanario la también doctora en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
La politóloga explicó que la derecha se divide en dos familias en términos conceptuales o de definiciones teóricas. “Está la extrema derecha, que se posiciona declaradamente en contra de la democracia, y después está la derecha radical o populista radical —que surge en los (años) 80 y que hoy tiene mucha fuerza en Europa— y que se define nominalmente como defensora de la democracia, pero a la hora de defender sus ideales y en su programa político, o cuando llega al gobierno, termina por tensionar los componentes liberales de las democracias”.
“El problema de América Latina es que se habla de ultraderecha y se piensa en Jair Bolsonaro o en Javier Milei. Pero la verdad es que esta familia es numerosa y diversa”, contó, y en el caso de Cabildo Abierto observó que “radicaliza posturas tradicionales de derecha”.
La académica destacó “lo particular del caso uruguayo” cuando se lo compara con países vecinos. “Es el primer caso en América Latina en que la ultraderecha participa oficialmente en un gobierno liderado por la derecha tradicional”, indicó. El partido de Manini ocupa los ministerios de Salud y Vivienda y decenas de puestos gubernamentales y presume de ser “un garante de la gobernabilidad” de la gestión de Luis Lacalle Pou.
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“Lacalle Pou fue muy inteligente al incorporar a Cabildo en su gobierno: primero para vencer al Frente Amplio, y después invitándolo a participar de un gobierno de coalición, lo que de alguna manera le impidió diferenciarse frente al electorado en los últimos años, neutralizando su acción”, comentó la especialista en política comparada. En general los partidos de ultraderecha surgen y se quedan en la oposición, dijo.
De esta manera, Cabildo Abierto también es el primer caso de la región de un partido de ultraderecha responsable del “realineamiento” del sistema de partidos —que aún no se sabe si es provisional o no— en dos grandes coaliciones o bloques, evaluó la politóloga.
Otro aspecto señalado en el informe es que tanto en 2019 como en el actual proceso eleccionario, Cabildo Abierto se opuso “firmemente” a lo que llama “ideología de género” y a la “nueva” agenda de derechos, “sosteniendo sus vínculos con la Iglesia católica y la evangélica”, hoy representada por Lorena Quintana, compañera de fórmula de Manini en el cartel electoral. Y al igual que otros líderes y partidos de “ultraderecha” en el continente, como Bolsonaro en Brasil, la defensa de la política de “mano dura” en seguridad pública ocupa el mayor espacio en el programa de gobierno de esta fuerza.
El documento concluye que “Cabildo Abierto es un ejemplo de partido de ultraderecha en América Latina que ha llevado adelante un importante proceso de construcción de una marca partidaria”. Y en este sentido el partido de Manini se distancia de la experiencia brasileña, “aproximándose a la experiencia chilena del Partido Republicano”, representado por José Antonio Kast.
En este contexto, en el partido de Manini coexisten “elementos populistas” con un “neopatriotismo”, articulados discursivamente a través de la recuperación de la figura del prócer y en la reivindicación de los “valores fundacionales”, dice el informe. Y esta “retórica populista” entronca, asimismo, en “el posicionamiento antiestablisment, en la revalorización de la patria y del Ejército y en el cuestionamiento al sistema político”.
Así es que Cabildo Abierto se posiciona como “defensor de la autonomía de los pueblos frente a las élites transnacionales” enemigas de la tradición y de “los verdaderos intereses” del país.
A eso la autora añade la idea de la “familia”, ya sea “militar” o “uruguaya”, que es fundamental en la expresión electoral de Cabildo Abierto y lo acerca tanto al voto militar como al religioso. “Es en esa relación con las Fuerzas Armadas y con las iglesias católica y evangélica que se presenta como un partido de ultraderecha en Uruguay”, dijo.
Según sintetizó la politóloga en diálogo con Búsqueda, las elecciones de 2024 serán “claves para el futuro de la ultraderecha”, en un contexto de baja puntuación del partido de Manini en las encuestas de opinión pública. En su opinión, “el futuro de la derecha radical es aún incierto en un país poco acostumbrado a grandes cambios” en su sistema político.