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Con el texto “casi cerrado”, persiste incertidumbre sobre el acuerdo Mercosur-UE
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, viajó a Uruguay con la intención de firmar el tratado, mientras que Argentina sugirió que acompañará si Brasil acepta flexibilizar el bloque
Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen
El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur lleva casi 30 años en discusiones. El proceso ha sido tan complicado que su desenlace no estaba del todo claro ni siquiera cuando la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, se subió al avión para viajar a Montevideo con una misión principal: estampar su firma en el texto final, dijeron a Búsqueda varias fuentes diplomáticas.
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La incertidumbre era tal en la tarde del miércoles que hasta ambientó un error de la comunicación presidencial. “A CONFIRMAR Lacalle Pou recibirá a la presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen”, titulaba un comunicado oficial con el anuncio del posible encuentro, el jueves 5, entre la autoridad europea y el mandatario uruguayo. La idea de las autoridades era, de hecho, anunciar la reunión a la mañana de ese día.
La visita de Von der Leyen coincide con la Cumbre del Mercosur que se celebra en Uruguay. Sudamericanos y europeos habían puesto como meta aprovechar esa instancia, en la que se reúnen los presidentes del Mercosur, para firmar el acuerdo.
Tras superar algunas trabas levantadas por Paraguay, el texto estaba “casi cerrado” el miércoles, explicaron los informantes. Sin embargo, el gobierno argentino planteó de manera informal que firmaría el acuerdo solo si Brasil se comprometía a flexibilizar el Mercosur para que sus miembros puedan negociar acuerdos de manera individual, según las fuentes.
El gobierno paraguayo había presentado reparos en las últimas semanas respecto a la reglamentación sobre deforestación de la Unión Europea. Esa normativa dificulta la exportación de productos enviados desde zonas donde hubo “degradación forestal causada por la expansión de las tierras agrícolas”, según documentos oficiales europeos. La postergación de entrada en vigencia de esa regla para el 2025 no logró despejar del todo los cuestionamientos de Paraguay.
El presidente de ese país, Santiago Peña, ha sido uno de los más pesimistas con el futuro del acuerdo en los últimos meses, pese a que las negociaciones parecían moverse luego de un impasse. “No soy optimista. En Mercosur hemos mostrado interés en llevar adelante un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Tenemos la vocación de integrarnos al mundo y eso está demostrado. Pero no encontramos esa misma sintonía en Europa”, dijo a El País de Madrid el 18 de octubre.
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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Los dos bloques habían cerrado un acuerdo en 2019, pero el proceso quedó encajonado. Los europeos plantearon sumar una adenda para fortalecer las reglas medioambientales, en negociaciones que retomaron impulso tras la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil en 2023.
Los negociadores intentaron acordar la redacción de varias adendas al documento de 2019 antes de finales del año pasado, pero fracasaron. Las discusiones fueron más allá del tema ambiental, a pedido de Brasil y del gobierno argentino entonces liderado por Alberto Fernández.
El cambio de inquilino en la Casa Rosada hizo que Argentina virara hacia una posición mucho menos proteccionista. En los países de la región, sin embargo, existía temor de que el presidente Javier Milei trancara las negociaciones con los europeos por su posición crítica al cambio climático o la agenda de género, temas incluidos en el texto.
Representantes argentinos transmitieron que su gobierno firmará, pero quiere el compromiso de Brasil de flexibilizar, algo que la administración de Lula no se mostró dispuesta a aceptar, dijeron diplomáticos al tanto de las conversaciones. Este jueves se retomarán los intercambios para ver hasta qué punto se pueden reconciliar esas posiciones.
El gobierno uruguayo tiene una postura de apoyo al acuerdo, aunque ha tratado de transmitir cautela sobre la cercanía de sellar el acuerdo. “Estamos en un momento de negociación que puede terminar bien, pero ya estamos viendo cómo en Europa se empiezan a soliviantar los ánimos al respecto”, había dicho el canciller Omar Paganini a Búsquedadurante una entrevista publicada el 14 de noviembre.
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“Mercosur es no”, reza un cartel exhibido durante una protesta de agricultores franceses en Estrasburgo, noreste de Francia, el 18 de noviembre de 2024.
El tratado Unión Europea-Mercosur despierta resistencias en algunos países del norte. El gobierno de Francia ha sido uno de los más activos opositores en esta etapa de las negociaciones, en parte debido a los reclamos de su sector agropecuario. El presidente Emmanuel Macron dijo en varias ocasiones que no firmará el acuerdo cuando llegue a la discusión del Consejo Europeo, integrado por los mandatarios de los países miembros.
Francia había intentado conseguir el apoyo de otros países para bloquear la firma de Von der Leyen, según los informantes. Pero el gobierno de Macron enfrenta sus propios problemas internos en estos días, lo que agrega ruido al proceso. El miércoles 4 el Parlamento francés aprobó una moción de censura al primer ministro Michel Barnier, que había sido elegido por Macron para formar gobierno.