El uso irregular del software de interceptación telefónica Guardián por parte de policías dio varios dolores de cabeza a las autoridades del Ministerio del Interior. Tan complicado ha sido que el director de Investigaciones de la Policía Nacional (DIPN), Juan Rodríguez Reina, dijo en una reunión de oficiales que el Parlamento no podía saber que los policías compartían claves de acceso al software porque los “mataban”. La versión pública de lo que pasaba en Inteligencia con el Guardian debía ser otra, transmitió el jerarca a su equipo, según declaró un oficial de confianza en un sumario.
Dos policías usaron la clave de acceso al Guardián, el sistema de interceptaciones telefónicas del Ministerio del Interior, de su jefe y escucharon audios captados en el marco de la Operación Navarino, en la que se investiga el homicidio de Cecilia Fontana, madre de Heber, en 1978, cuando tomó de una botella con vino envenenado repartido a varios dirigentes políticos.
El ministerio abrió un sumario sobre el jefe del Departamento Antiterrorismo y Enlace Exterior, John Giménez, quien había compartido por WhatsApp la clave con sus subalternos, el oficial Silcar Lara y el ayudante Walter Amorín. Lara, hijo de un exdirector de Inteligencia, escuchó en una tarde 13 audios de la Operación Navarino y Amorín escuchó dos audios. Ninguno de los eran parte de esa investigación.
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Guillermo Maciel en la antesala del Senado del Palacio Legislativo en Montevideo
Javier Calvelo / adhocFOTOS
Los policías en cuestión “fueron separados del cargo y están sometidos a sumario y seguramente les caiga la mayor sanción, porque es gravísimo lo que hicieron: prestar la clave, por un lado, y, por otro, acceder a información a la que no debían acceder”, declaró el entonces viceministro del Interior, Guillermo Maciel en rueda de prensa.
En el marco del sumario, Giménez argumentó que le compartió la clave a Lara porque necesitaba que revisara algunos audios de otra operación. Lara tenía su usuario bloqueado. A Amorín se la había dado antes para trabajar en otra causa.
Giménez aseguró que era una práctica habitual. Contó cómo “diferentes superiores” le compartieron claves de “distintos sistemas para poder cumplir con alguna tarea”. Puso como ejemplo que el entonces subdirector de Inteligencia, Álvaro Trinidad, hoy titular de esa dirección, le prestó su clave para acceder al sistema de Clearing.
Giménez presentó los intercambios de WhatsApp en los que Trinidad le pasó la clave de ese sistema. “Si bien este sistema puede no ser considerado como un sistema policial, dicho acceso lo tenemos debido a un convenio entre el Ministerio del Interior y la empresa”, dijo. Explicó que gracias a ese sistema tienen acceso a información de “domicilios, números de abonado, deudas en diferentes entidades, como la información de afiliación a diferentes supermercados”, y también puede haber datos que permitan establecer relaciones de “parentesco o concubinato”. Consideró al Clearing como un sistema “igual de relevante e incluso pudiendo llegar a ser más relevante” que el Guardián, sostuvo.
Giménez dio otro ejemplo de claves compartidas por oficiales. Relató que antes en Inteligencia accedían a las cámaras de videovigilancia pertenecientes al Centro de Comando Unificado con su usuario, que estaba cargado en una notebook. Cuando el uso de las cámaras pasó a otra dependencia del ministerio, la computadora fue trasladada a esa dependencia, pero el usuario y la contraseña para acceder a ellas siguieron siendo los que estaban en el aparato: los del propio Giménez.
“No quiero con esto endilgar ninguna responsabilidad o animosidad de nadie, sino dejar claro que el compartir las claves en determinadas circunstancias no es un capricho ni mucho menos una irresponsabilidad”, aseguró.
En el sumario, Giménez declaró que el 18 de octubre, días después de que el problema de las escuchas de la Operación Navarino estallara, lo convocaron a una reunión en la Dirección de Inteligencia. Estaba Rodríguez, el director de Investigaciones; la directora de Inteligencia, Marina Moura; su subdirector, Trinidad; el coordinador de Inteligencia, Hugo Pino, y el oficial principal Jorge Leguizamón.
“Al momento de mi llegada se estaba hablando sobre la habitualidad del uso compartido de claves de los diferentes sistemas de información”, relató, según el acta con su declaración, a la que accedió Búsqueda. “El comisario Pino en alguna oportunidad le indicó al director de la DIPN (Rodríguez) que eso sucedía habitualmente en procura de resolver diferentes obstáculos que se dan en la fase operativa. Se siguió hablando sobre el tema y entendiendo los allí presentes tales extremos a lo que se recibió como respuesta y como orden por parte del director de DIPN de que ese no podía ser el relato que salía de nosotros, que se debía decir que había sido un hecho puntual, que se había dado en Inteligencia y que lo había hecho John, en referencia a mi persona”.
Giménez, catalogado como un oficial de confianza por las autoridades, añadió que Rodríguez hizo una advertencia: “En esos días debía concurrir a la interpelación del ministro por diferentes cuestiones, entre ellas, el caso del exsenador Penadés y que la oposición les iba a pegar con las irregularidades que se habían hecho públicas respecto del Guardián y en procura de no ser castigados políticamente debía defenderse el relato que estaba planteando. Textualmente dijo: ‘Por que, si no nos van a matar’”.
El encargado del área Antiterrorismo concluyó su declaración diciendo que esa “respuesta armada” por Rodríguez, a su entender “no desconocía la realidad de lo que sucede en cuanto al uso de las claves”, sino que “lo que se intentaba era defender la imagen institucional al no exponerlo de esa manera”.
El oficial sumariante incorporó parte de esas declaraciones en su informe final, fechado en diciembre de 2023, y que tiene como destinatario al propio Rodríguez.
También citó a Pino, quien aseguró en su declaración que no le pareció nada fuera de lo normal lo que hicieron los tres policías.
Recomendación de no sancionar por falta de "dolo"
El dictamen concluye que los tres oficiales sumariados “han incurrido en una falta disciplinaria”: Giménez, por compartir su clave del Guardián, mientras que Lara y Amorín, por ingresar con un usuario y contraseña “que no era el suyo”.
Sostiene, no obstante, que los tres involucrados tienen un legajo limpio, que “no existió premeditación o dolo”, porque considera que pueden haber ingresado por error a las escuchas, y que no había evidencia de que el contenido de las escuchas de la Operación Navarino hayan sido divulgadas o filtradas, por lo que “no se produjo un perjuicio a la investigación”.
Su recomendación final fue que restituyeran a los funcionarios en sus cargos y que en el futuro se haga firmar un “acuerdo de confidencialidad” con los policías que reciben usuario y contraseña para el Guardián.
El director de Investigaciones todavía no tomó una decisión final a partir de ese dictamen. Mientras tanto, la Fiscalía mantiene abierta la indagatoria sobre el uso irregular del software, dijeron a Búsqueda fuentes del Ministerio Público.
No es el único caso en investigación. El periodista Eduardo Preve informó ayer en M24 que hay otra causa similar. En ella, un policía detalló que arman grupos de WhatsApp para cada operación con los funcionarios involucrados en el caso y allí comparten audios del Guardián que consideren de relevancia, lo que implica no seguir el protocolo.