Su vínculo con la astronomía se remonta a su infancia. A su padre, obrero frigorífico con interés en la historia, también le atraía el espacio. Su madre, peluquera en el Cerro, tenía un marcado interés por el arte. Recuerda, de forma nebulosa, una visita al planetario cuando tenía cuatro años. Por su fascinación, Méndez hizo “temblar el presupuesto familiar comprando algunos libros” sobre el tema. Aún hoy conserva algunos ejemplares.
Al frente del planetario durante dos décadas, describió su gestión en tres etapas principales. La primera, que se extendió hasta diciembre de 2017, se centró en formar un equipo y mejorar la calidad de las propuestas al público, además de operar el instrumento original de 1955: el Spitz modelo B. Este proyector analógico es el más antiguo del mundo en funcionamiento y fue el primero de su tipo en Iberoamérica. Méndez lo describió como un “instrumento supernoble” de una “vetusta tecnología”.
Hoy el Spitz se conserva en la sala, con adaptaciones para no generar sombra sobre el sistema digital, y se usa ocasionalmente. “De vez en cuando lo hacemos entrar a la cancha por el respeto que le tenemos. Lo usamos una vez al año, en el Día del Patrimonio o alguna otra fecha similar. Lo subimos a altura de proyección, lo usamos 10-15 minutos y después continuamos con el sistema digital en una función híbrida. Es un retiro digno”, describió.
Óscar Méndez, director del Planetario de Montevideo
Óscar Méndez, director del Planetario de Montevideo
Mauricio Zina / adhocFOTOS
La segunda etapa en su gestión fue ese proceso de 13 años con el objetivo de convencer a las sucesivas administraciones de invertir en la transformación digital. El impulso en Méndez surgió en 2004, durante su visita al Planetario del Museo de la Ciencia de Valladolid, donde descubrió las posibilidades de un sistema con videocúpula a color, superior al proyector analógico uruguayo. La experiencia lo motivó a promover el cambio, presentando el proyecto ante distintas gestiones municipales pese a los desafíos económicos.
La tarea no fue sencilla y llevó tiempo. Pasaron distintos gobiernos y, aunque al principio no se logró la gran inversión, administraciones como la de Ana Olivera destinaron unos US$ 150.000 para reparar problemas edilicios graves, como filtraciones en la sala principal. Méndez recordó haber presentado el proyecto a “todos los candidatos y candidatas a intendente” durante la campaña electoral de 2015.
Finalmente, bajo la administración de Daniel Martínez se aprobó, en mayo de 2017, el proyecto de digitalización, estimado en US$ 2.000.000. La implementación fue un período de trabajo intenso durante casi año y medio y un desafío que Méndez asumió sin experiencia previa en dirección de obra. El sistema digital se instaló, y el primer día de verdadera tranquilidad llegó con la inauguración del planetario ya digitalizado, el 21 de diciembre de 2019.
El corazón de este sistema no solo permite proyectar películas (con shows ya finalizados, algunos obtenidos de organizaciones como el Observatorio Europeo Austral), sino también trabajar en vivo, donde el conductor tiene “libre albedrío” para guiar al público y adaptar la experiencia según la audiencia.
De acuerdo a Méndez, la propuesta actual ofrece una inmersión potente que, al simular el acercamiento a elementos como los anillos de Saturno, la gente “realmente esquiva” las partículas simuladas. Aunque los niños disfrutan del carrusel de sensaciones, algunos adultos parecen marearse y optan por cerrar los ojos, apuntó.
Con la nueva tecnología en funcionamiento, el planetario descubrió potencial para explorar y crear sus propias historias, dado que el sistema también permite la producción de contenidos propios, desde animaciones hasta largometrajes.
Desde el planetario se desarrolló un modelo de producción autosuficiente para generar nuevos contenidos. Su equipo técnico y creativo, que incluye desde la bibliotecóloga hasta el director, asume internamente todas las etapas: guionización, animación y locución. Un ejemplo reciente fue la creación íntegra de un espectáculo conmemorativo por el 70° aniversario, producido sin recurrir a contrataciones externas.
El espectáculo, titulado 70 años para las estrellas, es una producción íntegra del equipo del planetario. Con una duración exacta de 30 minutos, incluyendo los créditos, el contenido se estructura en dos relatos paralelos: uno astronómico, que recrea cómo se veía el cielo el 11 de febrero de 1955, fecha de la primera función del planetario, y otro histórico y social, que describe lo que sucedía en Uruguay y el mundo en ese momento. Luego, narra cómo se creó el planetario y destaca a los tres actores principales de su fundación: Germán Barbato, Félix Cernuschi (astrofísico uruguayo que fundó la Cátedra de Astronomía) y la Asociación de Aficionados a la Astronomía, formada en 1952.
La producción incluyó animaciones astronómicas creadas con el sistema digital propio, efectos especiales y rodaje con cámara 360. El trabajo llevó entre seis y siete meses y, aunque fue un desafío por ser su primer “largometraje”, Méndez quedó “gratamente sorprendido” con el resultado. Está programado para todo el ciclo de otoño de 2025.
El audiovisual ejemplifica el enfoque de Méndez y su equipo, que ha expandido el tradicional rol divulgativo del planetario para incorporar narrativas inmersivas con valor cultural e histórico. Los buscan ahora establecer diálogos entre la astronomía, la memoria colectiva y la identidad local.
“En definitiva, un planetario no es solamente un centro de divulgación astronómica, ni siquiera un centro de divulgación científica —que lo es, y fundamentalmente—, sino también un lugar para espectáculos y propuestas audiovisuales que recojan la memoria de la sociedad en la que uno está”.
El espectáculo del cantautor se transformaría en un formato animado para planetario digital, con una duración estimada de 16 minutos, igual que el original. La intención es similar a adaptaciones internacionales de obras discográficas emblemáticas. Para lograrlo, el planetario busca recursos a través de fondos concursables, colaborando con una productora de animación, la Fundación Zitarrosa y el Archivo Zitarrosa.
Otro proyecto significativo es un documental sobre la Marcha del Silencio, que aprovechará el sistema inmersivo del planetario para recrear la experiencia de esa multitud en silencio. Ya se rodó con cámaras 360 y sonido en la marcha de 2024, contratando un productor externo. La propuesta incluirá reportajes y conversaciones con madres y familiares, con quienes Méndez dialogó para obtener permiso y colaboración. El objetivo es estrenarla en mayo de 2026.
“Creo que es importante para toda la sociedad uruguaya: el ‘Nunca más’, el no olvidar, mantener una memoria activa de ese período nefasto. El sistema de proyección del planetario, al ser inmersivo, permite experimentar eso, como si estuvieras ahí”, señaló. También mencionó que otros planetarios, como los de Buenos Aires (con un espectáculo sobre Madres de Plaza de Mayo) y Bogotá (dedicando constelaciones a desaparecidos), realizaron proyectos similares de memoria social.
El planetario recibe más de 150.000 visitantes al año; en 2023 llegó a casi 160.000. Las inscripciones para las funciones del público general, que se abren los martes a las 18 horas, suelen agotarse en tan solo 45 minutos con una capacidad de 156 lugares por función.
Uno de los desafíos institucionales más inmediatos es la transición en la dirección. Méndez planea jubilarse el próximo año y, antes de retirarse, busca negociar con la nueva administración la mejor forma de proveer el cargo, idealmente mediante un concurso con características distintas a las de su propio puesto.
Además, explicó que se necesita reforzar el equipo en varias áreas: más docentes de Astronomía, personal de recepción y mantenimiento eléctrico y edilicio. Otros objetivos clave son el mantenimiento de la infraestructura tecnológica y el desarrollo de nuevas producciones. Estos desafíos definen el momento que vive el planetario: mantener su esencia como faro científico mientras consolida su nuevo rol como espacio cultural.