—Es el desafío más grande. Karina Milei es un personaje de interés periodístico. Y aunque su hermano diga todo el tiempo “hablalo con Kari”, hablar con Kari es una tarea bastante difícil. Entonces, lejos de frustrarme, eso la verdad que me entusiasmaba más porque hay como un enigma. Lo primero que hice fue buscar horas y horas de YouTube donde alguien hiciera referencia a Karina Milei, buscar esas poquitísimas apariciones que ella hizo en televisión, siempre un poco como por asalto, ¿viste? Y después hablar con muchas personas que hayan estado muy cerca de Karina o estén hoy en funciones cerca de Karina Milei. Yo tenía un dato que se fue armando a lo largo del año, que es que La Libertad Avanza es un gobierno récord en cuanto a despido de funcionarios. Entonces yo ahí estaba como en una encerrona porque no quiero que nadie pierda el trabajo. Y por otro lado, traté de gestionar una entrevista con el sujeto de mi libro, que es la secretaria general de la Presidencia. No lo logré, hubo varios intentos por vías formales e informales. Su “no” aparece por ausencia, es decir, nunca aparece ese “no”. Di por sentado que era así y en un punto fue bueno para el trabajo, porque al no tener su voz, no tenía condicionamientos. Lo que pude hacer es armar un retrato coral entre muchas personas que la conocen o la conocieron en distintas épocas de su vida. Es un perfil periodístico, hay un punto de vista, hay un recorte y también hay una motivación que corre en paralelo a la de contar un personaje, que es para mí contar un momento de nuestro país.
—Es que el libro no es solo el retrato de Karina, sino que es el retrato de cómo surge una fuerza política y también de un momento y una generación muy particular.
—Acá hay un cambio cultural grande con la llegada de La Libertad Avanza, por momentos es muy confuso y difícil de entender, por lo cual Karina termina siendo en varios tramos del libro una excusa para contar este presente.
—El texto tiene tu voz. Vos te cuestionás, dudás, narrás el proceso. ¿Qué aprendiste en el transcurso de la escritura?
—A mí me parecía importante contar el back de la producción del libro y por momentos usar el “yo periodístico”, que no es un “yo literario”, no es un “yo personal”. Me parecía que era vital contar el detrás de escena porque es una manera de explicarle al lector también cómo es nuestro trabajo. Porque la verdad es que en periodismo es mucho más fácil fracasar que lograr el éxito. Entonces me interesaba que el lector supiera cómo hice para acceder a las fuentes o cuál fue mi trabajo previo sobre La Libertad Avanza. Me parecía que estaba bueno para entender un poco más de qué se trata este cambio de ciclo. Entonces, yo sirvo —en términos utilitarios— en la historia de Karina Milei, un poco para contarla a ella y un poco para contar cómo es el oficio periodístico, cómo es escribir. Y después otra cosa que me ocupé de hacer es dar cuenta de la falta. De la falta, de la falla. No solo en este movimiento político, no solo en esta gestión del gobierno, también en mí. Hay lugares a donde no puedo llegar, y en un punto me parece que está bien que el perfil periodístico no pueda contar todo. De hecho se llama perfil, o sea, hay una parte de la cara que no ves.
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El segundo libro de Victoria De Masi fue publicado por la editorial Sudamericana, uno de los sellos pertenecientes al grupo Random House
—¿Cómo es hacer periodismo sobre un entorno que en realidad desprecia a los periodistas, que no los respeta y también los ataca?
—Mirá, yo trabajaba en Clarín cuando fue la “ley de medios” y cuando quien fue jefe de gabinete en ese momento —me refiero a Jorge Capitanich— en una conferencia de prensa rompió un diario en vivo. Yo trabajaba en Clarín cuando había una disputa muy grande entre la empresa periodística y el gobierno de ese momento. El periodismo está bajo sospecha desde hace mucho tiempo, antecede a la gestión de Javier Milei. Hacer investigación periodística es caro, lleva tiempo. La máquina informativa no tiene ni plata ni tiempo. Entonces, ¿cómo se hace esto en medio de una afrenta permanente con los trabajadores de prensa? —porque Javier Milei nunca nombra a un empresario de un medio, ¿viste?, siempre son ataques directos y en manada contra determinados periodistas—. Se hace haciendo periodismo. Se hace no respondiendo ni cayendo en la trampa de la violencia de redes sociales. Y se hace también en medio del pluriempleo y la precarización periodística, porque de eso tampoco hablamos mucho. O sea, hablamos de una afrenta que tiene esta gestión del gobierno para con los trabajadores de prensa, pero los trabajadores de prensa estamos en unas condiciones laborales muy endebles. Yo creo que la salida es una, que es responder con periodismo. A la violencia se responde con nuestro trabajo.
—¿Por qué decidiste contar sobre Karina?
—Porque Karina Milei estaba presente todo el tiempo en el discurso de su hermano. Es una mujer que se empeña en estar al costado de las cosas. Por otro lado, yo percibía que había mucha subestimación de parte de ese entorno político nuevo que se iba armando alrededor del todavía candidato Javier Milei hacia Karina. El 19 de noviembre, cuando Milei resulta presidente electo, quien lo anuncia públicamente en su búnker es su hermana. Y ahí faltaba alguien, o sea, su compañera de fórmula apenas salió a saludar a un pequeño escenario que armaron afuera y no habló. La vicepresidenta no estaba en un lugar protagónico, que es lo que corresponde a las compañeras de fórmula. Ese lugar era ocupado por Karina Milei. Y después, el momento de la jura, el 10 de diciembre, en el que Milei se quiebra cuando le toma juramento. Bueno, a partir de ahí, Karina empezó a tomar mucho protagonismo, y una de las cuestiones que hace al periodismo y por lo que tiene sentido es para mirar al poder. Y Karina había pegado un volantazo. Pasó de ciudadana común a este rol preponderante.
—¿Por qué Karina no habla?
—Karina Milei no habla porque de esa manera refuerza su propia leyenda. Ella tiene mucha facilidad para clavarte el visto o dejar correr un rumor o, bueno, retirarte la palabra. Te hace saber de alguna manera que no te quiere ahí. Su manera de manejar el poder es bastante silvestre, muy barrial.
—En las páginas del libro hay quienes desde dentro de la fuerza política hablan de Karina como la secretaria, una persona con la profundidad de “un charco”. También hay quienes la definen como atenta, amable. Vos la describís como “el perímetro del poder” y “la llave” para llegar al presidente. El propio Javier Milei admite que es la estratega. Cuando los argentinos y las argentinas, que no la conocen, piensan en Karina, ¿en qué piensan? ¿A quién ven?
—Lo primero que te dice alguien, si parás a alguien en la calle, es “la hermana de”. Todavía es “la hermana de”. Después hay una serie de estadísticas que se hicieron este año donde Karina aparece como un personaje menor. Ahora debe ser distinto porque ella se está exponiendo mucho, ¿no? Pero las consultoras arman nubes de palabras y destacan una o varias de acuerdo a la cantidad de personas que eligieron esa palabra para describir a alguien. Cuando se pregunta por Karina Milei aparece la palabra hermana primero, después aparece mala y después aparece El jefe. Uno es un nombre propio o un apodo, otra es una condición de la vida y la otra es un atributo personal, una característica: mala. ¿De dónde sale? Yo creo que es de la construcción mediática que se ha hecho de Karina. Creo que las personas nunca somos una sola cosa y que a la hora de definir a alguien hay que patear la pelota en varios frentes. Yo me encontraba con una Karina en el relato de otros con muchas texturas, con muchos pliegues y me parece que eso es… Eso también hace a un perfil, nadie es una sola cosa.
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Javier Milei festeja junto a su hermana, Karina, tras conocer los resultados de las elecciones y convertirse en presidente de Argentina
LUIS ROBAYO/AFP
—Escribís partiendo del concepto de que este gobierno es “el gobierno de los comunes”. En tu newsletter Gracias por venir, en una entrega en la que contás cómo fue cubrir La Libertad Avanza, decís que para Javier Milei ser gobierno también es la revancha. Es su venganza contra cualquiera que un día le dijo “no”. ¿Qué es para Karina, hoy secretaria de la Presidencia, ser gobierno?
—Yo creo que para Karina Milei también es una revancha. Es una manera de decirle a su pasado: “Mirá a quién subestimaste. Mirá de quién te reíste”. A mí me parece que Karina, en este rol nuevo que tiene en la vida, encuentra una manera de ser. Es una persona mandona y está en un lugar de mando. Entonces, para los dos —para mí— es una revancha personal. Me parece que Javier Milei, al ser presidente, alimenta algo que él estaba buscando, que es la validación del mundo. Para Karina, asistirlo —digo sin ponerla en un rol de subordinada— es el acto de servicio más grande que puede hacer por su hermano. Ella no está atrás de Javier Milei. Si no está adelante, está al costado. Entonces me parece que, para Karina, estas circunstancias que le presentó la vida son una chance de ser, ¿y a quién se le puede negar eso? A nadie.
—No deja de ser una mujer que llegó al poder. Quizás no es la mujer que los feminismos se imaginaban o tampoco es la mujer más amiga de los feminismos, pero conquistó ese lugar.
—Eso es lo que a mí me interesó contar en el perfil. Cuál fue el camino de Karina, qué pasos dio para llegar al lugar donde está. Y es cierto, es una mujer inesperada para los feminismos, sobre todo para los feminismos que esperaban que a esos lugares de acción lleguen mujeres feministas. Cuando Karina Milei pone la voz en ese spot publicitario, oficial, cerrando el Salón de las Mujeres, renombrándolo como Salón de los Próceres, y entre los próceres no hay ninguna mujer… Yo soy una ciudadana feminista. No puedo negar que los feminismos han hecho un trabajo, para toda la sociedad, enorme. Y me parece un poco injusto que hoy se le carguen las tintas al movimiento feminista de la última década en relación al triunfo de La Libertad Avanza. Me parece muy injusto. Ahora, algo pasó, porque han llegado al poder mujeres que no se definen como feministas e incluso que ponen en duda los feminismos y que creen que dar oportunidades a una mujer es una forma de discriminarla. Yo pensé que habíamos logrado desarmar ese discurso, poniéndolo en datos, poniéndolo en testimonios, pero hoy la mujer más importante en la estructura de gobierno cree que dar más oportunidades a las mujeres es una forma de discriminar.
—Recibiste muchas negativas de Karina a la hora de escribir. ¿Sabés cómo fue recibido el libro desde la Casa Rosada o desde La Libertad Avanza y su entorno?
—Mirá, la tapa del libro se filtró. A fines de noviembre estaba ya puesta en Internet, escondida para preparar el lanzamiento. Alguien, yo calculo que buscando en Google, encontró la tapa, le hizo captura y empezó a circular en varios grupos de WhatsApp. Yo estaba en uno y avisé en la editorial. Y decidí tuitearla desde mi cuenta personal porque quería tener el control del libro. Y ese mismo día a la noche alguien de Vocería me pregunta: “¿Qué onda esto?”. Y me pidieron un rato después hablar por teléfono. Y ahí entre las felicitaciones y su curiosidad yo le dije: “¿Tú te acordás de que me despachaste de la oficina cuando yo te fui a contar en qué estaba trabajando?”. Ellos me dijeron: “A Karina Milei no le importa lo que tengas para escribir sobre ella”. Mi sensación es que ellos pensaron que como a Karina yo no la iba a tener ese libro no iba a salir. Me preguntaron de qué iba, porque Karina había preguntado y no tenían qué decirle. Nunca se interesaron tampoco en saber. Y a los 10 días más o menos, jocosamente me preguntan si les iba a mandar el PDF. Y yo resuelvo con la editorial que manden unos ejemplares, PDF no. Sé que llegó el libro a Rosada, y lo que me dijeron desde Vocería es que Karina ya tenía el suyo, que me agradecía y me mandaba un beso. Saludos que devolví y siempre diciendo que yo estoy a disposición para conversar en términos profesionales. Escribí un libro sobre ella, pero me encantaría entrevistarla. Nunca cierro esa puerta, porque me parece un personaje muy interesante.
—Si tuvieras que ponerle un epígrafe al libro, ¿qué le pondrías?
—Hay una cita que está en la Biblia. Está en el Apocalipsis, capítulo 21, versículo 5 y la frase exacta es: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. Yo soy una lectora de la Biblia, me gusta, me divierte, a veces la abro al azar. Y, buscando algo, di con esa frase, y creo que la tuve presente durante la escritura. O sea, Karina Milei trabaja con algo que está hecho y lo hace nuevo. De un arquero hizo un cantante de rock. De un cantante de rock hizo un economista. De un economista, un panelista. De un panelista, un candidato. De un candidato, un diputado. De un diputado, un presidente. Karina Milei es la persona que hace nuevas todas las cosas.