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    Amor con barreras: así es “Maestro”, el último drama de Netflix

    Bradley Cooper reconstruye las pasiones del compositor y director de orquesta Leonard Bernstein

    Cuando a Alexander Bernstein, uno de los tres hijos del compositor, pianista, director de orquesta, y educador musical Leonard Bernstein (Massachusetts, 1918-Nueva York, 1990), le preguntaron su opinión sobre Maestro, película recientemente estrenada en Netflix que dramatiza la vida de su padre, él respondió: “No sé si viendo la película aprendí más sobre nuestra familia o sobre Lenny Bernstein. Pero lo que sí sé es que aprendí mucho sobre Bradley Cooper”.

    La declaración a The Hollywood Reporter resume muy bien la sensación que la película produce: una falta de entendimiento sobre el verdadero legado del compositor, uno de los primeros directores de orquesta estadounidense en obtener reconocimiento mundial, celebrado por acercar la música clásica a un público popular. Por otro lado, la película sí ofrece una comprensión más clara de la clase de artista que Cooper es como director, productor, guionista y protagonista: una estrella dispuesta a todo por algo de reconocimiento.

    Desde que la huelga de guionistas y actores que paralizó Hollywood durante más de cuatro meses llegó a su fin, a principios de noviembre, Cooper se ha empeñado en liderar una de las campañas de promoción en busca de un premio Oscar más notorias de los últimos años. Para ello, no ha escatimado en esfuerzos, y basta con entrar en YouTube para verlo hablar de Maestro, su segunda película tras Nace una estrella, con cineastas de peso. Spike Lee, Alfonso Cuarón y Steven Spielberg (productor de la película, junto con Martin Scorsese) se han sentado frente a Cooper para elogiar su obra e indagar en el proceso de su creación.

    Cualquier conversación con esos cineastas parece, en última instancia, más enriquecedora que Maestro, una biografía dramática con numerosas escenas y actuaciones memorables, pero que, en conjunto, deja entrever una película en constante lucha consigo misma y sus intenciones.

    El origen se remonta unos años atrás, cuando Spielberg y Scorsese consideraron la posibilidad de hacer una película sobre la vida de Bernstein. Ambos cineastas eran admiradores del director de orquesta. Josh Singer, guionista premiado por su trabajo en En primera plana, fue contratado para escribir el libreto. Luego de que Scorsese optó por centrarse en la producción de su El irlandés, Spielberg también declinó supervisar la película y decidió, tras ver un adelanto de Nace una estrella de la mano de su director novel y protagonista, asignarle la tarea a Cooper.

    La unión era coherente. Tanto Bernstein, un ícono cultural estadounidense, cuya música y personalidad carismática lo convirtieron en una figura popular de la música académica y del teatro musical (escribió la música original de Amor sin barreras, por ejemplo), como Cooper, están acostumbrados a la atención sin fin. Para el actor, la fama llegó bastante más tarde que la de Bernstein, quien a sus 25 años dirigió su primera actuación de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, el 14 de noviembre de 1943, cuando su maestro Arturo Toscanini se enfermó y tuvieron que buscar un reemplazo.

    En el caso de Cooper, su construcción como actor principal fue más paulatina, pero igualmente exitosa. Comenzó su carrera en televisión en la década de 1990, en series como Sex and the City y Alias. Sin embargo, fue la exitosa trilogía de comedia ¿Qué pasó ayer?, estrenada entre 2009 y 2013, la que le valió un reconocimiento internacional. A partir de allí, el actor logró papeles de prestigio que le valieron nominaciones al Oscar, como sucedió con sus trabajos en El lado luminoso de la vida, Escándalo americano y Francotirador.

    Con Nace una estrella, una atractiva y sentida reversión del clásico de 1954 protagonizado por Judy Garland, Cooper estableció un nuevo rumbo en su carrera, esta vez como un director en búsqueda de una voz autoral, el reconocimiento de sus cineastas idolatrados y, en particular, de esa estatuilla dorada que año a año la Academia entrega en Los Ángeles.

    Una vez involucrado en la producción de Maestro, y con el visto bueno de Spielberg, Cooper empezó a moldear el proyecto a su voluntad y quiso cargarse a sus espaldas la labor de interpretar la vida de Bernstein a lo largo de varias décadas.

    Cooper se reunió con Singer para discutir el guion y hacer algunos cambios. Quería que la película “se centrara más en la humanidad de Bernstein, tanto sus éxitos como sus fracasos”, y que fuera más accesible para el público general, no solo para los fanáticos de la música clásica. Y así es como Maestro se convirtió en una biografía hollywoodense que a todas luces parece seguir varias de las convenciones que a la industria suelen gustarle, pero cuya ejecución resulta fallida.

    No es solo la visión que Cooper concibió sobre la vida personal y profesional del legendario director de orquesta, sino una historia de amor que narra la relación de toda la vida entre él y su esposa, la actriz Felicia Montealegre Cohn Bernstein, interpretada con vigor por Carey Mulligan.

    La escena inicial así lo establece. Con Cooper bajo capas de un muy efectivo maquillaje, se muestra a un avejentado Bernstein tocando el piano (toda la película será musicalizada con diferentes composiciones del músico) para un programa de televisión, con cámaras y técnicos invadiendo su living. Luego de su interpretación, Lenny recuerda a un amor perdido, Felicia, quien ha muerto de un cáncer de pulmón y a quien todavía puede ver merodeando por su casa.

    Técnicamente, la película se luce en su fotografía, puesta en escena, diseño de arte y, en especial, en el trabajo de envejecimiento que Cooper atraviesa. El personaje pasa de ser un joven talentoso con dilemas personales debido a una bisexualidad oculta, a un ícono venerado por cualquiera que se encuentre a centímetros de su figura encantadora y del constante humo de su cigarrillo.

    Por su guion y montaje, que saltan erráticamente por la vida de Bernstein y su esposa, la película comienza a sonar desafinada. Sobre el final, una vuelta de tuerca revela el significado del título de la película y el hecho de que Carey Mulligan figure como la primera estrella del afiche. Maestro intenta explicar cómo Felicia soportó el ascenso meteórico de su marido, toleró sus aventuras amorosas (muchas veces públicas) y luchó, sin éxito, con la enfermedad que la terminó matando. Pero por fuera de dos o tres escenas entre la pareja, en Felicia no se ve un arco de personaje que responda a una pregunta esencial: ¿por qué se mantuvo al lado de Bernstein hasta el final de sus días?

    Y hablando de preguntas, la película comienza con una cita del propio Bernstein que también resulta contraproducente para esta película: “Una obra de arte no responde preguntas, las provoca; y su significado esencial radica en la tensión entre las respuestas contradictorias”. En el caso de Maestro, la principal interrogante que surge cuando se termina es una: ¿qué otra cosa hay para ver?

    Vida Cultural
    2023-12-27T23:44:00