La partida de Capillera, para apoyar la precandidatura de Andrés Ojeda (Partido Colorado) y la de Monzillo, para sumarse al Espacio 40 que encabeza el ministro de Defensa Javier García (Partido Nacional), profundizan la crisis en Cabildo, afectado por la seguidilla de bajas y por las encuestas, en su mayoría, desfavorables.
El goteo comenzó hace un año, cuando abandonó las filas cabildantes el diputado Eduardo Lust y creó el Partido Constitucional Ambientalista, como anticipó Búsqueda. Luego se sumaron las bajas del director de la intendencia de Rocha, Martín Rodríguez, quien, peleado con Manini Ríos, se sumó al Partido Nacional en respaldo a la precandidata Laura Raffo; y la del exdirector de ANCAP José Luis Alonso, quien tras criticar la actuación de Irene Moreira como ministra de Vivienda, abandonó Cabildo y en diciembre se incorporó al sector del precandidato colorado Robert Silva.
No obstante, varios dirigentes advierten “señales de alerta” y “alarmas” en estas últimas renuncias. “No hay duda de eso, por más que digamos que la gente entra y sale, como en cualquier otro partido, evidentemente estas cosas son señales de alerta, son alarmas que hay que atender, que no podemos minimizar”, dijo a Búsqueda un dirigente cabildante de primera línea, abocado a contener lo que consideró como un riesgo de “principio de vaciamiento”.
De la niñez a la adolescencia
La negativa de Capillera a continuar en Cabildo Abierto retrata muchas de las cosas que han cambiado en el partido alrededor de la última convocatoria electoral. Esta diputada saliente fue la más votada del partido de Manini Ríos en Montevideo —con unas 23.000 adhesiones—, aupada por Eduardo Radaelli, su “padrino” político y titular del Espacio de los Pueblos Libres, sector que integraba la excabildante junto con su grupo Purificación.
En paralelo, la incorporación del empresario Francisco Giménez a Cabildo, anunciada el miércoles 7 por Manini Ríos en Punta del Este, también generó ruido en la interna partidaria por antecedentes de este exfuncionario de la Intendencia fernandina ligado al Partido Nacional durante muchos años y que se alejó luego de varias denuncias por corrupción que no pudieron comprobarse. Algunos dirigentes cabildantes consideraron en privado que esta “no es una buena señal” y dijeron no entender los motivos que llevaron al líder a sumar a este empresario a sus filas.
“Manini es dueño de su partido y sabrá con quién rodearse”, se limitó a decir a El Observador el diputado Cal, uno de los más críticos con la línea política partidaria. El legislador —que fue candidato a intendente en Maldonado— reprochó ya en 2020 al excomandante en Jefe del Ejército por la cantidad de militares retirados que ocupan cargos de gobierno designados por esa colectividad política. Y en mayo de 2023 llegó a poner su renuncia a disposición de Manini Ríos por cuestionar públicamente a la ministra Moreira —hoy senadora y esposa del líder— debido a la entrega de una vivienda en forma directa, que calificó de “tremenda injusticia”. Pero entonces el senador desactivó la renuncia de Cal considerando la postura de este diputado como “un infantilismo”.
Desde el cerno cabildante, sin embargo, intentan despejar balones, justificando que estos movimientos obedecen a “problemas de crecimiento” que la prensa sobredimensiona. “El partido está pasando de la niñez a la adolescencia (política), con todo lo que eso implica; una etapa vital en la que todo es efervescencia, pulsiones, cambios intensos, hacia la madurez”, suele repetir Radaelli al ensayar una explicación sobre los recambios que alborotan la interna partidaria.
Por más que varios dirigentes cabildantes preanunciaban las salidas y minimizaron su impacto político, el ambiente interno quedó enrarecido. En ello contribuyó la forma en que el presidente del partido, Guillermo Domenech, reaccionó ante las renuncias de las representantes y reclamó la devolución de sus bancas parlamentarias. “Nos falta cintura y los micrófonos nos nublan”, concedió un dirigente.
“Es indiscutible que sin la figura de Manini ninguno de nosotros sería legislador, pero debemos tener presente que sin la militancia y el esfuerzo de quienes se postulan para el Parlamento, peleando voto a voto, tampoco serían posibles los objetivos electorales”, escribió en un grupo de bancada de WhatsApp el diputado Carlos Testa, en defensa de la renunciante Monzillo, suplente suya. “Me es imposible considerar a Monzillo como una oportunista escaladora por haber tomado la decisión de abandonar a Cabildo para ir donde se sintiera más a gusto o donde fuera. Ejerció su derecho a elegir libremente donde militar, cosa que nosotros mismos les pedimos a los blancos, colorados y frentistas que hicieran cuando en la campaña les dijimos que somos un partido de brazos abiertos”, expresó Testa en su escrito al que accedió Búsqueda.
Cabildo Abierto inició su andadura esta legislatura parlamentaria con tres senadores y 11 diputados y ahora queda con nueve representantes en la Cámara baja: Albernaz (diputado por Salto), Cal (Maldonado), Nazmi Camargo (Rivera), Wilman Caballero (Cerro Largo), Rafael Menéndez (Tacuarembó), Álvaro Perrone y Testa (Canelones), Silvana Pérez Bonavita y Martín Sodano (Montevideo). Ninguno de los legisladores salientes renunció a sus bancas.
La inocencia en política se paga “muy cara”
A las 14:30 del jueves 8, Capillera, acompañada por tres de sus colaboradores, recibió en su despacho a Radaelli y le contó su decisión de marcharse de filas cabildantes para enrolarse en las coloradas. La diputada, de pasado nacionalista, dijo que dejaba el partido de Manini Ríos para apoyar a Ojeda, como informó El País ese día. Radaelli tomó la marcha voluntaria de Capillera como “un golpe duro” que lo deja sin uno de sus principales apoyos en su espacio.
Minutos después la diputada presentó su renuncia ante Manini Ríos, que reaccionó con sorpresa, en presencia de Radaelli y los colaboradores de Capillera. En la reunión, el líder partidario procuró que la diputada se tomará tiempo para calibrar mejor su decisión. Pero este pedido no fue atendido.
Capillera entiende que Cabildo se vio impedido de dejar huella en esta administración como socio de gobierno. La formación de Manini Ríos no pudo influir ni hacer pesar sus propuestas, perdiendo la posibilidad de mostrarse como un partido capaz de hacer realidad sus promesas, explicó la diputada.
Muy crítica con su antiguo partido, Capillera también dijo que se apartó por reiteradas “desavenencias” con la conducción del partido, algunas de ellas públicas. La diputada había marcado un perfil diferente a sus colegas, cuestionando la gestión de Daniel Salinas —hoy retirado de la política— en Salud Pública y la de Moreira en Vivienda.
También tuvo varios idas y vueltas en el espacio de su “mentor”, Radaelli, y tras el primer acto público se abrió por sentirse “ninguneada”. En un mensaje por WhatsApp a los suyos anticipó su salida del nuevo grupo y de Cabildo. “Acá estamos destruyendo al partido, yo no quiero ser parte de esto”, escribió Capillera, luego de también haber fracasado en su intento de formar una agrupación nacional propia y de sentirse relegada por la figura de Rosanna de Olivera, promovida por Radaelli.
“Ya no nos sentíamos representados, no teníamos un ámbito de diálogo con cabeza de partido político, iba cada uno por su lado, sin coordinación”, abundó Capillera el lunes 13 en el programa Doble Click de la radio Del Sol. Y en respuesta a Domenech, quien minimizó su partida, aseguró: “Mi llegada (al partido) le aportó 23.000 votos, cuando todos los demás diputados llegaron a los 15.000. Al ‘fenómeno Manini’ lo entiendo hasta los 15.000”. El resto, dijo, es suyo. “Yo creo que esto puede ser un buen tirón de orejas para ellos y para la gente que todavía sigue ahí”, añadió esta referente social de Casavalle que en 2021 llegó a ser vicepresidenta de la Cámara baja.
Durante 10 años Capillera militó en el Espacio 40 del Partido Nacional, pero en 2018 se fue molesta con Javier García por el rol que le daban y, captada por Radaelli, pasó a trabajar para Manini Ríos.
La sorpresa entre los dirigentes cabildantes no es solo por la decisión de irse, que estimaron “impulsiva”, sino por el destino elegido. “Claramente esto fue un manijazo por vaya a saber qué promesa (de Ojeda). Pero irse al Partido Colorado no lo entiendo”, dijo a Búsqueda el diputado Albernaz, para quien el argumento que dieron sus excorreligionarias al explicar sus salidas fue “muy infantil”. “Entiendo sus frustraciones, pero no cómo las canalizaron”, dijo y advirtió que “la inocencia en política se paga muy cara”.
“Lo que no entiendo en el caso de Elsa es irse ahora al Partido Colorado. ¿Piensa que las cosas van a ser mejores ahí? ¿Ahora va a levantar la bandera del aborto y de la eutanasia?”, dijo Albernaz en alusión al ferviente “catolicismo provida” que profesa Capillera. “Que alguien me explique cómo si ella quiere cambiar las cosas se termina sumando a un partido histórico que viene en caída libre”.