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    Estados Unidos quiere “fortalecer” la estrategia de seguridad de Uruguay, ante el crecimiento del crimen organizado en la región

    El gobierno de Lacalle Pou debe “estar atento” en sus negociaciones con China, “particularmente cuando se habla de participación o inversiones en áreas que involucran la seguridad del Estado”, dice la embajadora Heide Fulton

    Antes de asumir como embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Heide Fulton era responsable de los programas del Departamento de Estado vinculados al combate al crimen organizado y el narcotráfico en el Hemisferio Occidental. Ese “background”, dice, le da una perspectiva “única” para comprender la importancia y dificultad de contrarrestar el avance criminal. Esa será, sostiene, una de las prioridades de su trabajo en Montevideo.

    Con las posibilidades de negociar un tratado de libre comercio bilateral fuera del horizonte cercano, la diplomática cree que los dos países deben trabajar para “armonizar” sus políticas comerciales, lo que a la larga facilitará la llegada de inversiones de empresas de Estados Unidos a Uruguay. Las aspiraciones de la administración de Luis Lacalle Pou de conseguir rebajas tarifarias o aumento de cuotas para productos, aclara, no está sobre la mesa.

    Consultada sobre la intención del gobierno de firmar un acuerdo con China, con quien Estados Unidos está en una etapa de tensión, Fulton dice que Uruguay es un país soberano y toma sus propias decisiones. No obstante, señala que la participación de compañías chinas en sectores tecnológicos locales puede tener impacto en la cooperación de Estados Unidos en temas de seguridad.

    A continuación, un resumen de la entrevista que Fulton, quien presentó sus cartas credenciales el 22 de marzo, mantuvo con Búsqueda.

    —¿Cuáles son las prioridades para el período en que estará al frente de la embajada?

    —Estoy encantada de estar aquí. Pasó mucho tiempo para que pudiera venir, hubo un gap sin embajador, pero estoy contenta de que las estrellas se hayan alineado, puedo estar aquí y retomar, junto con mi equipo, el muy buen trabajo que viene desarrollando la embajada en Uruguay. Tenemos una relación muy fuerte con el gobierno uruguayo y estamos muy enfocados en profundizar y ampliar nuestra relación económica, en mejorar la cooperación en materia de seguridad y en enfocarnos en modos para mejorar el sistema educativo, en particular considerando el crecimiento dinámico del negocio en el sector IT.

    —Usted mencionaba el tema de la cooperación en seguridad. Algunos especulan que, dados sus antecedentes en el área, su designación es una señal de que Estados Unidos está preocupado por el renacimiento del crimen organizado en Uruguay y la región. ¿Es así?

    —Creo que mi background me da una perspectiva única para entender las amenazas y los desafíos que representan los narcotraficantes, la droga y la criminalidad que fluye con ellos; por lo tanto, estoy muy deseosa de capitalizar las herramientas que tenemos. Esas herramientas, en algún sentido, son limitadas, pero creo que podemos hacer mucho en un número importante de áreas. El desafío con los narcotraficantes y con los elementos criminales es que tienen muchos recursos y son muy creativos, y puede ser desafiante para los gobiernos hacerles frente. Pero sé que hay mucha voluntad en Uruguay para hacerlo. Nosotros estamos muy enfocados en una cantidad de iniciativas para construir capacidades en temas como control de fronteras, seguridad portuaria y de contenedores, en el cibercrimen y todo lo que tiene que ver con el ciberespacio, y el combate al lavado de activos. Porque el mejor enfoque en esta área es perseguir a las redes criminales, hablando en términos amplios. Obviamente, queremos detener los actos criminales individuales, pero la mejor aproximación es encarar el tema con un enfoque holístico, de atacar a las redes criminales a mayor escala y alcance. Espero continuar fortaleciendo la cooperación y las herramientas que ya venimos desarrollando.

    El 22 de marzo, Fulton presentó sus cartas credenciales a Lacalle Pou. Foto: @usembassyMVD

    —¿Ve un crecimiento de las redes de crimen organizado en Uruguay y la región?

    —Tristemente, están muy bien dotados de recursos y continúan creciendo y creativamente encuentran métodos para ir delante de nuestras herramientas. Nuestra preocupación es mantenernos ágiles y dinámicos para combatirlos.

    —Las autoridades uruguayas han dicho más de una vez que quieren que la DEA reabra su oficina en Montevideo. ¿Está analizando esa posibilidad?

    —Por supuesto que voy a analizar esa solicitud. Pero más allá de si se reabre la oficina o no, hay una gran cooperación con la DEA. Sus representantes en Buenos Aires vienen seguido a Montevideo y están en contacto directo con el Ministerio del Interior y otras entidades de seguridad uruguaya. La cooperación y el trabajo están sucediendo, y creo que algunas incautaciones recientes han sido resultado de esa colaboración. Obviamente que quiero que se hagan más cosas y que logremos incrementar la colaboración para que podamos perseguir a los elementos criminales.

    —A partir de su experiencia en Honduras y otras regiones, ¿hay señales a tener en cuenta para evitar que el Estado pierda control sobre la seguridad?

    —Bueno, creo que podrían mirar otros ejemplos y ver las luchas que están enfrentando los gobiernos. Ecuador es un ejemplo muy claro, tiene muchos desafíos. Por eso es importante que una estrategia de seguridad debe estar enfocada en diversos elementos: obviamente necesita buena policía, buena capacidad investigativa para enjuiciar a los criminales, una capacidad judicial sólida para que los casos avancen y los criminales terminen presos y un sistema penitenciario que pueda tener a las personas en cárceles de manera humanitaria y que no sean una universidad del delito. Son muchas políticas a coordinar. Nuestra meta es continuar trabajando con las autoridades uruguayas para fortalecer ese blindaje general del país.

    Sí me preocupa el crecimiento potencial de las drogas sintéticas, mirando el continente en su conjunto. Esa es la siguiente fase, la siguiente ola del mundo del narcotráfico y es muy difícil de combatir porque son envases pequeños, fáciles de mover y absolutamente mortales. Cuando piensas en una política antinarcóticos, un elemento crítico es la reducción de la demanda: educando a nuestras juventudes, previniendo que se vuelvan usuarios y luego tratando usuarios cuando están en procesos de recuperación. Tenemos algunas herramientas, no en una cantidad demasiado amplia que podamos traer para asistir en esto, pero estamos trabajando para encontrar cómo proveer el mayor valor agregado posible para continuar fortaleciendo la capacidad del gobierno de enfrentar elementos criminales.

    —¿Qué incluye esa colaboración? ¿Inteligencia, armas, know-how?

    —Nuestra colaboración está concentrada en áreas de construir capacidades vinculadas al combate al lavado de activos, la ciberseguridad, a través del programa de control de puertos con la Unodc (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito); tenemos una cantidad de programas en curso y esperamos mejorarlos y refinarlos.

    —Dado que la posibilidad de negociar un acuerdo de libre comercio no está en la agenda, ¿cómo puede servir el TIFA para incrementar el intercambio bilateral?

    —En este momento, las circunstancias políticas en Estados Unidos no se están moviendo hacia un acuerdo de libre comercio. Soy una optimista y espero que algún día esas circunstancias cambien, pero no estoy aquí para hablar en términos hipotéticos. El propósito de algo como el TIFA es tratar de asegurarnos de que estamos en armonía y alineados en términos de política comercial. Eso, por ejemplo, les da a las empresas norteamericanas una idea clara de que el terreno de juego está nivelado, les da más confianza y seguridad a la hora de hacer negocios, saben que habrá un marco regulatorio para definir controversias que surjan, las reglas de juego están claras. Nuestro esfuerzo por perseguir cosas como el TIFA es un esfuerzo por armonizar estas prácticas regulatorias para atraer inversión adicional. Y eso lo estamos viendo. Uruguay tiene características únicas, tiene una fuerza laboral bien preparada, un ambiente emprendedor, relativa facilidad para establecer negocios y cierto grado de certezas; las barreras para que las empresas vengan, hagan inversiones e inicien nuevos negocios están relativamente bajas. Nuestra meta, mi misión personal, es decirles a las empresas americanas: “vengan, hay buenas condiciones aquí y hay muchas oportunidades”. Los Estados Unidos operamos distinto que otros países, en el sentido de que no tenemos agencias de gobierno que ordenen a las compañías a que vayan a determinados lugares y hagan determinadas cosas, determinadas inversiones. Nuestro trabajo es atraer empresas e intentar abrirles las puertas. Un ejemplo reciente es la inversión millonaria de PepsiCo, están aquí porque ven oportunidades, un ambiente regulatorio bueno y que vale la pena hacer negocios.

    Me gustaría añadir que estoy muy impresionada con el liderazgo de Uruguay en el área de energías renovables. Creo que yo y otros tenemos mucho que aprender de eso. Además, es un sector en el que podrían fortalecerse las inversiones de Estados Unidos, un área en la cual podemos incrementar mucho el intercambio comercial.

    Embajada de Estados Unidos en Montevideo. Foto: @usembassyMVD

    —Usted decía que el gobierno de Estados Unidos no direcciona empresas, pero sí define tarifas o cuotas de mercado sobre productos que Uruguay querría exportar a su país. ¿La posibilidad de bajar tarifas o ampliar cuotas para productos uruguayos, como querría el gobierno de Lacalle Pou, existe?

    —Eso no está en el foco del TIFA y como no estamos teniendo una conversación sobre un acuerdo de libre comercio bilateral, eso no está en la discusión.

    —A diferencia de los bienes, el sector IT no tiene tarifas…

    —Exacto. Esa es una de las razones por las cuales está creciendo mucho.

    —Cuando este artículo esté publicado, el canciller Francisco Bustillo estará en viaje a Beijing para reunirse con autoridades chinas. ¿En estos momentos de fricción internacional, es posible acercarse a Estados Unidos y a la vez intentar firmar un acuerdo de libre comercio con China?

    —Uruguay es una nación soberana y va a perseguir relaciones con quienes quiera. Creo, sin embargo, que Uruguay y Estados Unidos comparten un conjunto sólido de valores y creencias: respeto por el imperio de la ley, respeto por buenas prácticas de negocios y regulatorias. Confío en que las estructuras establecidas en Uruguay continuarán promoviendo eso. Alentamos cualquier tipo de inversión o compromiso en el que las partes sean claras y comprendan las inversiones y los compromisos en los que se están embarcando. Hemos visto las historias en otros entornos donde los préstamos abusivos han sido un problema con ciertas entidades chinas. No he visto que eso sea un gran problema aquí en Uruguay, pero creo que es importante estar atento, particularmente cuando se habla de participación o inversiones en áreas que involucran la seguridad del Estado.

    —Usted dice que las empresas de Estados Unidos saben que en Uruguay las reglas son claras. ¿Podría cambiar si, por ejemplo, una compañía china se expande en sectores claves como el tecnológico?

    —Sí… Obviamente, a medida que continuamos creciendo y mejorando nuestra cooperación, particularmente en el sector de la seguridad, si hay áreas en las que... Queremos asegurarnos de saber y ser claros con nuestros socios sobre lo que están haciendo. Si existe un acuerdo con una empresa de interés, por ejemplo, eso podría limitar parte de nuestros compromisos. Cuando se trata de tecnología y seguridad, creo que es importante conocer a tus socios y ser conscientes… es como eso de “buyer beware” (originalmente del latín caveat emptor: “el individuo compra a su propio riesgo”); tienes que saber con quién estás tratando. Y dada la historia de Uruguay y EE.UU. y la fuerza de nuestra relación, confío en que continuaremos encontrando formas de hacer crecer y fortalecer aún más nuestra alianza.

    —Uruguay está por tomar una decisión clave sobre el despliegue de 5G y el gobierno ha dicho que no limitará ninguna tecnología, sea china o de otro origen. ¿El uso de tecnología china en esa área puede ser un problema para las empresas norteamericanas?

    —Podría ser. Sé que hay mucho trabajo en este momento para redactar una licitación clara y completa, siempre que las empresas puedan responder a eso y se seleccionen en función de satisfacer las necesidades del Estado uruguayo y las empresas. Seguimos el tema con interés.

    Contratapa
    2023-04-13T00:39:00